#127
❀ Fluff
❀ Fairy!au
❀ 869 palabras
Baekhyun miró al pequeño ser que masticaba con dulce glotonería la fresa que le había dado. Lo miraba con una mezcla de curiosidad y estupor, como aún no creyéndose que estuviera allí.
Baekhyun era un simple oficinista. Su vida no era especial ni digna de mencionar, pero a él le gustaba así. Lo más destacable de sí mismo era que siempre era positivo, optimista y alegre, contagiando esa fuerza positiva a los demás. Pero hacía un tiempo que ya no era así.
A Baekhyun lo había abandonado su ahora ex novio hacía dos meses. Llevaban juntos años, cuatro concretamente, y quizá ya por la edad que tenía, pensaba que iba a ser el definitivo. Así que no se esperaba las maletas hechas ni el triste papel a modo de excusa que le dejó encima de la mesa explicándole que la relación 'se había estancado' y que ya 'no lo quería de esa manera'.
Baekhyun entró en depresión, una que nadie pudo dejar de notar. Por más que luchara y lo intentara, no era capaz de levantarse y, aunque sólo llevaba dos meses así, sabía que no era sano y que necesitaba algo que lo animara.
Ese algo se presentó en su vida una mañana de sábado. Baekhyun se había dormido tarde dando vueltas en una cama que ahora se le hacía demasiado grande y vacía, y cuando consiguió cerrar los ojos, las pesadillas lo atacaron, haciendo que no pasaran más de dos horas hasta que abría los ojos de nuevo.
Así que aquella mañana Baekhyun se levantó cansado y agotado, con ganas de tan sólo tirarse en el sofá y, con suerte, morirse un poco. No llegó al sofá, sin embargo. En la misma mesa donde se había encontrado aquella patética nota, había un muñequito que él no había puesto ahí. Dado que vivía solo y que su madre, la única otra persona con la llave de su apartamento, estaba de viaje en Jeju; el hecho era cuando menos insólito.
Se había acercado a aquel muñeco y lo había cogido, pero para su sorpresa, el muñeco había hablado, haciendo que casi se le resbalara de entre los dedos y dejando caer el gorrito amarillo que llevaba.
- ¡Me haces daño! ¡No aprietes!
Baekhyun recuperó el gorro de la mesa y se lo tendió, el muñequito, no, más bien la personita en su mano colocándolo de nuevo sobre su cabello rojo fuego.
- ¿Qué... quién eres? -preguntó Baekhyun, inseguro de cómo tratarlo y abriendo su mano para que la personita se pusiera de pie sobre su palma.
- ¡Soy Chanyeol! -se presentó la personita, apoyando sus manitas en el pulgar de Baekhyun y sonriendo-. Soy un hada y he venido a ayudarte.
- ¿Y tus alas?
- No todas las hadas vuelan.
- ¿Las hadas no son mujeres?
- ¿Eso no es un comentario machista?
Baekhyun miró a aquella personita asombrado, no esperaba que fuera a darle lecciones de moralidad, pero realmente, ¿qué sabía él de las hadas?
- ¿Por qué vienes a ayudarme?
- Eres Baekhyun, ¿no? -Baekhyun asintió, haciendo que Chanyeol sonriera amplio y brillante en su mano-. Vine porque estás triste y voy a ayudarte.
Entonces, como si sus pensamientos hubieran estado en pausa y de repente alguien hubiera presionado de nuevo el botón de play, todo lo que había ocurrido hacía dos meses volvió a él. Chanyeol debió notarlo porque escaló por su brazo aún extendido con dificultad hasta llegar a su hombro, apoyando sus manitas en la mejilla de Baekhyun y mirándolo con ojos firmes.
- Todo irá mejor ahora -dijo con confianza, y dejó un besito en su mejilla, justo en el espacio libre de la mejilla de Baekhyun entre sus manos.
El gesto lo hizo sonreír, más cuando vio las mejillas coloradas del hada mientras lo miraba.
- ¿Quieres desayunar? -le preguntó al pequeño ser, quien asintió con ganas-. ¿Qué te apetece comer?
- ¡Fresas!
Con Chanyeol sentado en su hombro, se dirigió a la cocina, donde se preparó su desayuno occidental habitual con café y tostadas, y sacó la fresa más grande de su frigorífico y la lavó para dársela a Chanyeol. Lo posó sobre la barra americana que separaba su cocina del salón y se dispuso a desayunar, pero Chanyeol lo miraba fijamente mientras comía y eso lo ponía nervioso.
- Oye -le dijo, carraspeando-. ¿Puedes dejar de mirarme tan fijamente?
- ¿Por qué? ¿Te pone triste?
- No me pone triste, pero es incómodo.
- Si no te pone triste, no tengo que parar de hacerlo.
- ¡Oye! -se quejó, pero el hada rió de buena gana y mordió de nuevo la fresa, deleitándose tanto con el dulce sabor que cayó de espaldas de puro gusto, haciendo reír esta vez a Baekhyun.
- ¡No te rías y ayúdame! -se quejó Chanyeol, moviendo sus manitas y piececitos, atrapado bajo el tamaño de la fresa.
Aún riendo por lo bajo, Baekhyun apartó la fresa y la apoyó a un lado, mientras un muy rojo Chanyeol se incorporaba en su mesa.
- Ni una palabra a Sehun.
- ¿Quién es Sehun? -pero Chanyeol lo miraba fijamente, así que cedió-. Está bien, será nuestro secreto.
Chanyeol sonrió y atacó de nuevo la fresa, esta vez poniéndose de pie para morderla. Baekhyun lo observó acabarse la fruta con una sonrisa en su cara mientras él mismo desayunaba, sin darse cuenta de que su curación ya había empezado.
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