Naoko tomó un grupo de cerezas del pequeño huerto que cuidaba y amaba con su corazón. Los guardó para salir a trabajar. Un trabajo simple y bastante cliché en una cafetería donde los dueños la adoraban, pues era buena trabajadora y llamaba la atención de los clientes, por lo que si ella estaba solía haber más clientela. 

Llegó por la tarde, revisó las cerezas en el refrigerador. Aún permanecían algo tibias, sonrió algo cansada y entró a la habitación de su hermano. Acomodó el largo cabello de su mellizo, quien dormía plácidamente.

—Nao-chan. —murmuró. Naoko lo hizo callar, mientras tomaba los medicamentos para dárselos. Le parecía molesto escuchar los comentarios en contra de su querido hermano. No era su culpa tener un cuerpo ligeramente débil y enfermizo. 

Llegó la dulce mañana y la cara de "no te me acerques que me das asco" que traía Naoko era más potente de lo normal. Saludó a Uraraka, entrando a la clase donde la más baja pertenece.

—Todoroki —llamó con seriedad, disimulando lo emocionada que se sentía por ver su reacción ante las bellas cerezas que cosechó.

—Que ironía, no sé por qué me sorprende que persigas al hijo del héroe #2. —Se burló Agatha.

—Tú no sabes nada, hija de---

—No insultes a mis compañeros —advirtió el bicolor. Naoko tenía un rostro de tratar de entender si él había comprendido que su compañera era quien buscaba el pleito con ella. Bufó.

—Fue un error enamorarme de ti. —Y lanzó las cerezas en la cara del bicolor. Todoroki habló antes de que la Nakamura se marchara.

—No me vuelvas a molestar —exigió mientras reducía a cenizas esas cerezas que con tanto esfuerzo, amor y dedicación, vio crecer.

—Eres incluso peor que tu padre —balbuceó saliendo del lugar con los ojos llenos de lágrimas de impotencia, aceptaba gritos pero con sus cerezas, simplemente no. Naoko escuchó un "Shinee" y tras ello, una explosión.

—No vale la pena.

—Monoma... —sollozó abrazándolo. Él solo acarició su cabello, tenía otra razón en su lista para odiar esa clase.

Bakugou y Todoroki estaban amarrados por las cintas de Aizawa, pidiendo explicaciones del porqué de su pelea, donde Agatha culpó a la pelirroja de todo mientras Bakugou la defendía a sorpresa del resto.

—TÚ NO SABES UNA MIERDA DE ELLA BASTARDO MITAD-MITAD NO ERES QUIÉN PARA HACERLE ESO —gritaba con rabia.

Midoriya suspiró—. Todoroki-kun... En el recreo... ¿Podemos hablar? —preguntó luego de haberse quedado al margen de la situación que mantenía la amiga que tenia en común con Katsuki.

Él solo asintió mirando las cenizas de esas pobres cerezas que no tenían la culpa de nada, sintiéndose una basura al recordar que ella lo comparó con su padre.