♥ Duodécimo acto: Lollipop. ♥
Naoko tomó dos paquetes de paletas sabor cereza, pagó las susodichas para caminar a su hogar luego de una larga jornada de estudios y trabajo. Yuudai se había estado sintiendo mejor, por lo que esperaban que en una semana volviera a la academia.
—¡Yuu-chan! —saludó radiante a su hermano mientras irrumpía en su habitación.
—¿Qué?
—¿Por qué me recibes siempre así? —bufó haciendo un pequeño berrinche.
—Te veo todos los días, ¿Por qué debería emocionarme?
Naoko hizo un gesto de ofendida—. Eres un pequeño monstruo —acusó.
—¿Lo dices por mi quirk o porque no me emociona verte?
—Porque no te emocionas al verme, montruito. Me encanta tu quirk, mira te traje esto. —Le entregó las paletitas, los ojos de su hermano brillaron automáticamente.
—¡Nao-chan! No deberías consentirme tanto, no estamos en esas condiciones.
—Tú solo preocúpate de tu salud, pequeño animal. —Él soltó una risita.
La joven pelirroja caminaba tarareando La vie en rose por los pasillos para buscar al medio albino. Hasta que sintió que tocaban su hombro.
—Cereza amarga, estoy aquí por si me buscabas. —Naoko frunció el ceño tratando de relajarse.
—Si sigues diciéndome amarga o amargada te voy a convertir en unicornio. —Él ladeó la cabeza confundido.
—¿Cómo?
—Cortándote el pene y cociéndolo en tu puta frente, termostato de mierda —gruñó molesta. Él quitó su mano por instinto del hombro contrario retrocediendo un paso de forma disimulada.
Sonreíste arrogante por eso—. Que mujer tan vulgar —dijo de forma venenosa Agatha, quien pasaba por ahí.
—Parece que estás demasiado centrada en lo que hago, perra. —El bicolor se hizo a un lado, incomodo.
—Te defines a ti misma, yo no soy una perra —respondió, mirándola con desdén.
—Cómprate una maldita vida y déjame en paz. Te limpias el culo con dinero, podrías comprarte 10 y sigues jodiéndome, ¿Te molesta que haga las cosas mejor que tú?
—Si eres mejor que Ishikawa ¿Por qué ella está en la clase A y tú en la B? —preguntó de forma inocente, sin intención de ofender. Agatha soltó una risita, apretó la bolsita de paletas y la estampó con tanta fuerza en la cara del bicolor que se hizo para atrás afirmando con una mano su nariz y con la otra afirmó los dulces.
—Son una mierda. Cuida tus ubres y tú cuida tus bolas —amenazó mientras caminaba, chocando el hombro de Agatha, haciéndola caer por la fuerza.
Todoroki la ayudó a levantar e iba a ir detrás de Naoko para disculparse.
—Déjala, no vale la pena. —Él frunció el ceño y entró al salón.
—HIJOS DE PUTA. —Les gritó la pelirroja, completamente molesta.
—Podrías pedirle a la otra mierda roja que se los coma —dijo Katsuki.
—Pero si lo hago tacharan a mi bebé de villano, porque seguramente, conociendo a ese engendro del demonio, se los tragara de una sola vez.
—Perdón por ser copuchenta pero ¿Cuál es el quirk de tu hermano, wn? —Naoko alzó una ceja confundida viendo a esa chica que se sentó a su lado.
—Mira Katsuki, es la loca de los piropos, ¿Katsuki?
—Se fue cuando llegué pero pico. Me llamo Aretha, me conocen como la weona de los piropos.
—Ah... —miró a la morena a su lado y sonrió—. Naoko, un gusto. —Se presentó—. ¿Sobre el quirk de Yuu-chan? Bueno... es algo complicado de explicar.
—¿Estudia aquí también?
—¿No eres su compañera?
—¿Es mi compañero?
—Es tu compañero.
—¿Es el que siempre falta porque esta enfermo?
—El mismo.
—Oh...
—...
—Perdón, ¿Cuál es su quirk? Falta tanto que no me acuerdo ni de su cara.
—Cuando venga vas a saber quién es, pregúntale tú personalmente ese día. —Naoko acarició el cabello de Aretha y se marchó.
—Oye, ojeroso de mi corazón, ¿Me puedo casar con ella? —Shinsou negó con la cabeza.
—Esta ni siquiera es tu historia.
—Chucha, verdad.
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