Cap I
CAPITULO I
🔱UN NUEVO SEMIDIOS🔱
*Pov's Raymond*
Caminaba sin rumbo como siempre por aquel bosque, merodeando por el límite del campamento. Conocía aquel lugar como la palma de mi mano, por lo que sabía que nada me sucedería e incluso si yo no llegaba a escuchar el peligro, los animales se encargarían de decírmelo.
Ser hijo de Artemisa nunca fue raro para mí, al principio era el niño loco que hablaba con las hormigas que aparecían en la esquina de la pared del orfanato, y ahora soy el "chico loco por los animales" o así me dicen al no interactuar mucho con otros campistas.
Pero a lo que voy, antes de saber de quién era hijo era así, un asocial, por lo que hay cosas que no cambian por más que me encuentre rodeado de gente que decía ser igual que yo...
"SEMIDIOSES"
Y esa era una de las cosas que enojaba, ¿por qué dicen entenderme solo por pertenecer a la misma categoría que ellos?, eran demasiados egocéntricos si creían poder entenderme por una razón tan estúpida.
Salí de mis pensamientos y desvíe mi mirada rápidamente cuando empecé a escuchar sonidos de lo que parecía una pelea.
Me acerqué a aquel lugar pero está vez por los árboles, no debía correr ningún riesgo.
—¿Grover?—inquirí cuando pude observar a aquel sátiro que había salido ya hace unos meses a una misión.
—¿Ray?, ¿Qué haces afuera?—exclamó confundido pero dejó cualquier pensamiento para concentrarse en la situación—ayúdame a llevarlo, acaba de desmayarse.
En ese momento fui consciente de que había alguien más allí.
—¿Qué le sucedió?—pregunté cuando baje del árbol y cargue a aquel joven en mis brazos.
—nos perseguía un minotauro, su madre... bueno ella... tú me entiendes—comentó mientras tomaba lugar al lado del joven y empezaban a adentrarse de vuelta al campamento.
—¿Entonces cómo sobrevivieron?—inquirí y rápidamente encontré mi respuesta en la mirada contraría.
—él lo mató...
—¿El?—lo miré con sorpresa y duda, aquel joven débil que tenía en mis manos, ¿había matado a un minotauro?
—Si.
—Que sorpresa—sonreí—necesito que después me cuentes los detalles.
Podría ser que haya encontrado algo interesante...
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¿Ese chico era interesante? Si.
Pero no lo suficiente para perturbar mis horas de sueño.
—Este niño no piensa levantarse—suspiré tomando asiento a su lado—todo por qué cruce ese estúpido límite.
Cuando salvé a este niño, había olvidado que me encontraba en el límite, por lo que como "castigo", por haber salido de mi casa a la noche y haber merodeado por allí, tenía que cuidar a ricitos de oro.
Aunque probablemente solo lo habían usado de excusa para joderme la vida.
—Babeas cuando duermes—exclamé con asco, espero que no haya escuchado aquello.
—Raymond—saludo Grover adentrándose a la enfermería.
—Por fin llegas—exclamé, ya estaba cansado de ser el "enfermero" de este chiquillo—me iba a morir de aburrimiento.
—¿Quieres que te traiga algo?
—¿no es hora de intercambiar turnos?—estaba seguro de que lo era.
—Annabeth se encargará de cuidarlo después de terminar con su entrenamiento, por lo que debes esperarla.
—¿Qué?—o no, yo solo quería dormir mi siesta en mi cómoda cama y putear a cualquier persona que se digne a despertarme—¿Por qué annabeth?
—ella se ofreció-—informó dejando un vaso con agua en la mesa, junto con ropa para cuando el chico se despertará.
Eso solo significaba problemas, conocía a la hija de Atenea demasiado para mi gustó, y sabía que eso no traería nada bueno.
—¿Es él?—susurré para mí mismo mientras observaba al joven en frente de mí, que parecía estar en un sueño eterno—estoy seguro de que lo es.
Sonreí, era algo inevitable, él era lo que tanto estábamos buscando e incluso si annabeth todavía buscaría pruebas, yo estaba seguro de que lo era, un sexto sentido podría decirse.
—Podría quedarme un rato más—comenté al aire, mientras lo observaba, no estaba acostumbrado a que alguna persona llamará mi atención.
Para mí era mucho más fácil hablar con centauros, sátiros, ciervos, ciprés, entre otros, que hablar con personas, capaz por que nunca nadie me había tomado en serio y ese miedo me perseguía o por qué era un asocial.
Si me preguntaban, respondería la última.
—Me gusta—susurré mientras tocaba su cabello rizado—lastima que babeas.
Está vez no me importó si escuchaba eso, mejor si lo hacía, ya tenía una razón para burlarme de él toda su vida.
—me cansé—comenté para mí mismo y volví a sentarme correctamente mientras me apoyaba para poder dormir, ni siquiera este niño me haría perder mis horas de sueño.
Si hay algo que odiaba era relacionarme con otras personas, e incluso si sonaba mal, agradecia que solo fuera yo en la cabaña de Artemisa.
Yo fui el único muchacho reclamado por Artemisa.
Al principio creí que tan solo lo hizo para utilizarme, yo sabía lo raro que era tener todas las cualidades de un dios. Por lo que pensé que me sería útil, ella consigue lo que quiere y yo recibo algo a cambio, pero todo cambió cuando la conocí.
Podía odiar a casi todo el mundo, pero ella no era una de esas personas, también en cuenta, mi padre la amaba, incluso en su último respiro.
Ella podía ser la diosa de la virginidad, pero aún así, sin importarle perder su título, ella misma me aceptó como hijo, diciendo que había amado a mi padre y que no podía negar mi existencia.
Fue la primera vez que alguien consideró mis sentimientos desde que tenía 6 años.
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Primer capítulo, me costó un poco escribirlo, pero espero que les guste.
(Que no se note que subo millones de tiktok y no había podido escribir ni el primer capítulo)
Aclaraciones:
•No se olviden que no leí los libros por lo que no se, si alguna vez se habla de hijos (semidioses) de Artemisa, pero yo adoró a esta diosa y según sus ideales, no me pareció ponerle muchos hijos por qué rompería con lo que la hace ser ella.
•Tampoco quería ponerles una mala relación por qué solo sería un problema más a futuro.
•Artemisa es la diosa de la virginidad, también, por lo que por esa razón Raymond va a ser su único hijo y a futuro sabrán como es que se dió su nacimiento, con los ideales que tiene Artemisa.
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