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STAY BY MY SIDE (2/2)

Llegaron a la Zona Verde Lounge, restaurante-gay más famoso VIP de la ciudad, aún no atardecía del todo, y por ser día de semana, no había mucha gente, se abrieron paso, se sentaron en una mesa que estaba al rincón, cerca de la pista de baile, y ordenaron los tragos. Comenzaron a hablar de cosas triviales y de trabajo, en un principio Natasha se veía relajada y calmada como de costumbre, pero con una mirada triste, Cris estaba inquieta, no aguantaba el momento de saber que tenía que decirle.

—Bueno, pero no me has traído aquí para hablar de lo de siempre. Anda ¿Qué es lo que tienes que hablar conmigo?

—Luego te lo diré, pero primero quiero que bailes esta canción conmigo, —¿Me concedería esta pieza de baile hermosa señorita?

Cris la miró con incertidumbre, intuía que era algo serio y estaba haciendo tiempo para enfrentarlo. —¡Ah! Claro, si...con mucho gusto.

En la pista, Cris colocó sus manos en la cintura de Natasha y ella rodeó con sus brazos su cuello, La canción que bailaban era ''One more Try'' de George Michael, ¿Habrá sido casualidad? mientras bailaban una extraña sensación invadía el cuerpo de Cris, sentía un leve dolor en su corazón, una mezcla de emoción y tristeza, sentía ganas de llorar sin saber por qué, y fue entonces cuando se lanzó al cuerpo de la joven, apoyó su cabeza en el hombro de su amiga, sintió el aroma de su perfume, el calor de su cuerpo y su cabello en su mejilla, pensaba en cuánto amaba a esa mujer.

Natasha empezó a llorar y Cris se desprendió un poco de ella y al mirar sus ojos llenos de lágrimas, suspirando le levanta la barbilla con suavidad con sus dedos y le dice:

—Bebé. ¿Qué tienes?, ¿Por qué estas llorando?

—Nada, nada. No me hagas caso— contesta Natasha. 

—Pero como qué no te haga caso. Si estás llorando...bueno, sé que bailo pésimo, pero no es para tanto tampoco.

Natasha sonríe y le toma la mano y la lleva a sentarse. —Vamos a hablar.

Se abrieron paso tomadas de la mano entre la poca gente que había, y volvieron a su mesa. Entre sollozos Natasha le dijo que lo que tenía que decirle con tanta urgencia, era que al morir su padre hace unos meses atrás, su madre le pidió que volviera a México, su país natal, ya que se sentía muy sola y sufría de cáncer, ya llevaba 7 años viviendo en Venezuela y ya era hora de volver, su madre le dijo que no le sería difícil terminar su carrera como ingeniera en México ya que había hablado con un amigo que seguramente le ofrecería trabajo y la opción de terminar la carrera allá... La joven ya tenía listos el pasaje y se iría en una semana más.

La noticia a Cris le cayó como balde de agua fría, no podía creer, se quedó de piedra, mirándose las manos, sentía el cuerpo frío, el corazón le latía violentamente y temblaba, era incapaz de pronunciar palabra. Natasha al verla así tomó sus manos, pero Cris en un acto reflejo la soltó.

—¡Suéltame! — le dijo con una mezcla de rabia y tristeza.

—Pero Cris. Por Dios— trato de volver a agarrar a Cris.

—Que te dije que me saltarás. ¿Por qué no me lo dijiste antes?, ¿Hace cuánto que lo sabes?

—Desde hace un mes y algo— le contestó desconcertada.

—Y en todo este puto tiempo no me dijiste nada?, ¿Por qué?

—Pero mi amor, no te pongas así. ¿Tú crees que para mí es fácil? Si no te lo dije antes fue porque no me sentía lista aun para decirte algo así, entiéndeme.

—Tú lo que eres es una cobarde. ¡Siempre lo has sido!

—No hablemos de cobardías porque tú saldrás mal parada, Cris

La morena no puedo decir nada ante esa acusación y prefirió irse. — Me quiero ir a mi casa. Anda, por favor llévame o si no yo tomó un taxi.

—Pero Cris, por favor...

—Por favor, nada...

Natasha la miró un momento con los ojos rojos por las lágrimas, desconcertada, sentía algo de rabia por la incomprensión y egoísmo de Cris, sin más pidió la cuenta, tomó las llaves del jeep y se fueron. En todo el camino no pronunciaron palabra, de vez en cuando se casaban miradas. Natasha sólo conducía, no entendía la reacción de su amiga. Cuando llegaron a la casa.

—Dime al menos, ¿por qué te comportas así? dime algo, ¿por qué te enojas así conmigo? ¡Es injusto!

Cris no respondió, sin mirarla se bajó del jeep y le dijo —Adiós.

Pasaron los días, y Natasha llamaba a la morena, pero ella no le respondía o colgaba, sentía un dolor inmenso, no podía creer que la mujer de su vida se iría, no podía aceptarlo, tantos años amándola en silencio, se sentía culpable por no haber estado con ella años atrás, de no haberla elegido, lloraba de impotencia, de rabia, desconsoladamente sentía que perdía al amor de su vida para siempre. Cris, sentía rabia porque el destino por segunda vez se encargaba de separarlas.

El último día de Natasha en Venezuela, sus amigos más cercanos le prepararon una reunión de despedida en casa de un amigo. Pasaban las horas y Cris no llegaba y la joven estaba muy impaciente porque tenía la esperanza de que al menos fuera a la reunión. Pasaron las horas y ya no quedaba casi nadie, todos se despidieron muy afectuosamente de Natasha. Cuando no quedaba nadie, Natasha se despidió del amigo que prestó la casa para la despedida y se subió a su jeep.

Mientras conducía lloraba de rabia, cuán inmadura, infantil y egoísta podría ser Cris —Estúpida, estúpida— decía la joven susurrando.

Un diluvio caía esa noche en la ciudad de Valencia, la chica terminaba de empacar las últimas cosas. Mientras guardaba unos libros en una caja, sonó el timbre de su apartamento, preguntándose quién sería a esas horas abrió la puerta, y ahí estaba ella, Cris, toda empapada por la lluvia, y con los ojos cubiertos en lágrimas.

—Cris, por favor pasa— la tomó de la mano haciéndola pasas —Te vas a refriar.

Cris sin mediar palabra se abalanzó a los brazos de su Natasha abrazándola muy fuerte, murmuraba algo entre sollozos, —Perdóname, perdóname.

Natasha la abrazó también, y luego se separó diciéndole que iría por unas toallas y ropa seca, pero la morena, la tomó de la cintura y la estrechó fuertemente contra su cuerpo besándola desenfrenadamente. Unieron sus bocas y se tocaban desesperadamente gemían sin dejar de besarse. Rápidamente, Natasha desabotonó la blusa de su amante, dejando ver esos dos grandes y hermosos senos que soñaban con volver a ver y besar; le quitó el sostén casi con brusquedad, mientras Cris por su parte se bajaba el jeans, quedando solo con ropa interior.

Natasha se la devoraba a besos, besaba su cuello, lo lamía hasta llegar a su oreja, la mordía suavemente mientras con una mano le agarraba el trasero, Cris gemía de excitación, y se entregaba sin más a aquella mujer a quién deseaba hace tantos años, por fin ahora era la oportunidad de hacerla suya.

Natasha recostó a Cris en su cama, y comenzó a desvestirse, pero la morena no la dejo, era ella quién quería quitarle la ropa, le levantó la falda y con una mano recorrió sus piernas, llegando a su vagina, estaba húmeda y tibia, y comenzó a besarla, Natasha se acostó en la cama y Cris arriba de ella, le quitó la blusa, el sostén, mientras seguía besándola lujuriosamente, ahí estaban, completamente desnudas, Cris encima de Natasha, a quién le introdujo una pierna entre su intimidad a la que ella comenzó a frotarse con desespero, —Hazme tuya mi amor— le dijo Cris con la respiración entrecortada.

 Pronto, Natasha quitó su pierna y le introdujo tres dedos de golpe a la húmeda vagina de su amante, que soltó un gritó de dolor y placer, y comenzó un rápido y hábil balanceo de cadera, comenzando a temblar sintiendo el orgasmo muy cerca, Natasha percibió y apresuró el ritmo de sus dedos y Cris en un temblor soltó un gemido de placer ya había llegado el orgasmo.

Por un momento estuvieron tiradas en la cama mirándose a los ojos, después Cris empezó a besar a la joven dulcemente en la boca, mientras acariciaba el rostro de su amiga, la abrazó y le dijo al oído —Ahora me toca mí, mi amor.

Se puso encima de ella, beso su cuello con suavidad y ternura, lentamente descendió hasta llegar a sus senos, los besó y lamió en forma circular, los apretó con sus dientes, y con una mano acariciaba la vagina, estuvo un buen rato perdida ahí, entre esos senos redondos y perfectamente moldeados, ¡Cuantos los deseaba! bajó a su vientre, lo lamió, y beso, provocando un leve sobresalto de placer a Natasha, sentía como se estremecía de placer, bajó a su vagina y la lamió con calma, casi con dulzura, mientras metía tres de sus dedos en ella, los metía y sacaba, se colocó encima de Natasha sin dejar de hacer el movimiento, mordía su oreja y le decía: —Cuánto te amo, Nati— la joven estaba fuera de sí, sentía un inmenso placer por todo su cuerpo, quería más y más — Quiero más Cris, meteme otro— le suplicaba, y luego aumentó otro dedo y comenzó a penetrarla, el ritmo aumentó y Natasha gritaba de placer, suspiraba y gemía, sentía el orgasmo cerca y finalmente sintió su cuerpo temblar y una onda de placer la recorría entera.

Se recostaron un rato, jadeando en silencio. Finalmente, Natasha abrazó a Cris y le acarició el cabello, la miraba dulcemente a los ojos, besó su frente y sus labios una vez más.

—Te amo, Cris. Siempre te he amado y nunca he dejado de hacerlo, siempre te soñé así, desnuda entre mis brazos, acariciándote y besándote.

—Te amo también mi bebé. Esperé tantos años para tenerte así. Por fin te hice mía y fui tuya— besos— No quiero separarme de ti, quiero estar junto a ti el resto de mi vida, estos días he pensado y decidí, que, si tú te vas, yo quiero irme contigo, no podría soportar tu ausencia, no me imagino la vida sin ti...no te librarás de mí, no quiero que te vayas, quédate a mí lado siempre, no nos separemos más.

—Yo tampoco quiero eso, Cris; además, no es necesario que vengas conmigo, apenas llegue a México le diré a mi mamá que vengamos a Venezuela a continuar su tratamiento, acá hay buenos médicos y todo eso...tampoco quiero separarme de ti, ahora, ahora menos que nunca.

 Se besaron dulcemente un rato,y fue con esos besos que Cris se dio cuenta que no podría besar otros labios que no fueran los de su Nati. Pronto Cris no tardó en quedarse dormida. Natasha la observaba mientras su amada se dormía, le decía cosas dulces mientras Cris cerraba los ojos y esbozaba una sonrisa. Luego ambas disfrutaron de un sueño profundo y reparador.

A la mañana siguiente, se ducharon y volvieron a hacer el amor, almorzaron juntas y Cris no fue a trabajar, se quedó con Natasha hasta el último minuto, la fue a dejar al aeropuerto mientras ella le prometía que volvería a más tardar en un mes. Se abrazaron y lloraron juntas en el aeropuerto y sin importarles nada, se besaron prolongadamente ante la sorprendida mirada de todos.

Los días en que Natasha estuvo lejos, se escribían a diario, se llamaba por videollamada, mensajes de voz, toda forma de comunicación fue agotada. La joven le dijo que habia hablado con su mamá y que se la llevaría a vivir con ella, le explicó que en Venezuela había conocido el amor de su vida y que no quería separarse de ella, su madre que siempre aceptó sin problemas la orientación sexual de su hija, lo comprendió y decidió mudarse a Venezuela.

Al regresar Natasha, las tres se mudaron juntas y así comenzaron a vivir sin miedos ni problemas, el amor que nació hace 7 años atrás, aquel por el cual esperaron, lloraron y callaron. Las cosas eran tal cual como le dijo Natasha a Cris años atrás, «Que llegaría el día en que las dos estarían libres, y que volverían a estar juntas, pero esta vez, sería para siempre''.

MRJ

Nota de autor: Sé que este relato no es tan erótico como lo que suelo escribir, pero este en especial tiene partes de ficción y otras reales. La historia existió, es real, solo que fue modificada. Si te gusto solo házmelo saber.

Para: Fanny. ❤

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