SOLO PARA ELLA
¿Qué es lo que te hace bajar aplicaciones para compartir con personas desconocidas? Después de un par de meses de haber descargado un App y sin obtener ni una sola conversación que llamara mi atención, recibo una notificación «Hola» miré con calma la foto de la persona que lo enviaba y me quedo aún más sorprendido, parece guapa.
No soy un hombre que tenga unos atributos físicos de infarto, ni nada parecido, soy un hombre normal, ni guapo ni feo, ni alto ni bajo, así que mi primera reacción fue dudar y responder.
—¡Hola! ¿Seguro qué quieres hablar conmigo?
—¿Por qué dices eso?
—Es que te veo tan linda en tu foto que pensé que te habías equivocado. ¿Realmente eres tú la de la foto?
— Si, te hablo a ti —risas— y si yo soy la de la foto. ¿Sabes? Lo que pasa que mi intuición me dice que puedo hablar contigo.
Hablamos durante un rato y después fueron días... días en los que tocamos muchos temas, en ningún momento hablamos de sexo porque la verdad yo no lo esperaba y ni ese, era mi intención. Transcurridas un par de semanas y tras esas charlas surgió la oportunidad de coincidir y vernos, quedamos una tarde después de cumplir con compromisos laborales.
Paso a recogerme en mi casa, bajé y allí estaba ella. Indira, es como se llamaba la mujer. Era una chica de 1,60 de altura, tendría unos 34 o 35 años, sin decir que tenía un cuerpo de 10 podría decir que todo lo tenía en su lugar. ¡Me encantaba! Un cabello rizado recogido completamente y una gran sonrisa.
Durante esa tarde y otras más nos contamos nuestras vidas y miserias respectivamente; ella estaba casada, con un hijo y una vida totalmente estable y no quería cambiarla. Me contó que su marido pasaba de ella, la trataba secamente y sin ningún tipo de respeto, aparte de exigirle como si fuera una esclava. También me confesó que se casó con su marido sin amor y ahora mantiene «la farsa» como ella dijo por su hijo.
Fuimos tomando confianza y amistad, nos confesamos mutuamente que estamos muy a gusto charlando y que nos atraemos. —Nunca le he sido infiel a mi marido—me confesó —Pero deseo sentirme deseada, deseo sentir pasión y cariño en mi cuerpo.
Como me sentía tan atraído por ella me lancé a hacerle una propuesta. —Regálame una noche, Indira. Te prometo hacerte sentir todo eso que deseas. Será inolvidable para los dos—Ella se quedó sorprendida, pero al dejar pasar unos días nos comunicamos por chat y me colocaba, «Aceptó»
Un viernes en la noche, le dijo a su marido que tenía una cena de compañeros de trabajo. Quedamos en un bar para luego ir a cenar y luego seguir lo que nuestros cuerpos nos pidieran envuelto en deseos.
Entre al sitio que había pautado y cuando la vi, no lo podía creer, nunca la había visto tan arreglada, estaba realmente hermosa. Su melena rizada al viento me fascinó, un cabello precioso, un vestido negro con escote, ceñido y justo por encima de la rodilla y una cremallera trasera muy sugerente, unas medias y tacones a juego; muy elegante, muy atractiva. Tomamos la primera copa de vino y le dije -La cena es en mi casa. La he preparado solo para nosotros dos.
Era la noche de Indira, estaba concentrado en ella, quería que se sintiera especial, porque realmente lo es, y que disfrutará como nunca antes lo había hecho. La cena transcurrió con calma, charlando sobre muchísimas cosas de la vida y de las injusticias e incongruencias de la vida, conversaciones divertidas y profundas que nos hicieron pasar una cena muy agradable y nada tensa. Una vez qué terminamos nos sentamos en el sofá a tomar una copa, comenzamos a besarnos despacio, yo acariciaba su cabello, su cuello, mis manos recorrían su silueta con calma. Nos levantamos y empecé a bajar su cremallera despacio mientras iba recorriendo a la vez su espalda, fue increíble cuando su vestido cayó al suelo y pude observar con detenimiento, un conjunto de lencería negro, unas medias negras, «Qué sexy se ve» —pensé— sus tacones aún puestos; ni en mis mejores sueños me hubiera esperado algo tan sensual y erótico.
Acto seguido, la tomé de la mano y la llevé hasta mi habitación, la senté en el borde de la cama, seguía tocando su espalda con mis manos, mientras que me desvisto como puedo para evitar que esos tiempos muertos la hagan sentirse incómoda. Después le quité casi todo excepto sus medias, la tumbé en la cama con extrema suavidad y nos seguimos besando muy despacio, no tenía ninguna prisa quiero dedicarle todo el tiempo del mundo...Solo para ella. Quería que disfrutará.
Le fui acariciando los pechos, deje de besarla y me dedique a recorrer todo su cuerpo con mis manos, toque su parte íntima y note que estaba totalmente húmeda y excitada, la sigo acariciando con mucha suavidad voy bajando por sus pechos con mi boca, pasando por su abdomen hasta llegar a su preciosa intimidad dedicándole todo mi cariño y paciencia, empieza a moverse, la oigo gemir, retorcerse de placer, desear que no pare, soltar unos pequeños gritos descontrolados, jugar con su clítoris era todo un placer.
Al final se corrió escandalosamente, un grito de placer se escuchó en la habitación se había corrido tan fuerte que humedeció una parte de mi cama. Ella trató de estabilizar su respiración mientras me abrazó fuertemente -Tranquila- le susurre al oído. Disfruté su cuerpo y su orgasmo sin prisa, esperé que se recuperará mientras seguía acariciándola.
Pasaron unos minutos y volvimos a besarnos, otra vez con calma, poco a poco para ambos volver a entrar en una excitación, le chupo sus pezones estaba encima de ella, pasando mi miembro por su sexo para excitarla al máximo hasta que pare un segundo y tomé un condón de la mesa de noche. Rápidamente me lo coloqué y al parecer la espera la estaba desesperando.
—Ya... Mételo, por favor. No aguanto.
—No tan rápido... Esta noche eres mía, Indira.
Después de jugar con su intimidad decidí acabar con su agonía, empecé a penetrarla despacio, solo con la punta, invitando a que se desespera en deseo, la quería volver loca de placer... ¡No tenía prisa! Me encanta sentir mi miembro en su cálida vagina. Fui aumentando el ritmo, cada vez más fuerte, de repente grita con fuerza y su cuerpo temblaba.
—Sí, sigue, sigue... me voy a correr- gritaba con fuerza.
—Córrete para mi bebé.
Hasta que lo hizo y vi cómo se desmayaba, en un momento me asusté. Le di su momento y espacio para que volviera en sí, para después abrazarla y llenarla de besos con delicadeza esperando a que su cuerpo se recupere. La sigo abrazando y siento cómo se duerme.
Tras unos 30 minutos dormida mientras el abrazo se despierta con una cara que antes nunca había visto, mezcla de relajación, felicidad y desconexión del mundo. De repente mira el reloj que tengo en mi mesa de noche y su cara cambió por completo, se tiene que ir a casa porque la esperaba su marido espera hijo. Se viste rápidamente mientras yo la observo como lo hace y sale corriendo, camino a su casa.
Es cierto, esa noche no me corrí... estando con ella. Pero valió la pena, solo por ver como ella disfrutó, ya me recompensó con otros días donde tuvimos sexo más fuerte y diferente. Lo mejor de todo es que, aunque ha pasado el tiempo y ya no nos acostamos, seguimos siendo amigos, y quedamos en algunas ocasiones para tomar un café y contarnos nuestras alegrías y miserias.
MRJ
NOTA: Practica sexo seguro. Recuerda que sin globo no hay fiesta. 💋
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