PIDE LO QUE QUIERAS. 5/5
—Alex. ¿Te sueles acostar con todos tus clientes, para cerrar un trato?
Ella se queda asombrada con mi pregunta y la verdad es que yo también quedé en shock preguntado eso, pero algo en mi estaba cambiando desde que estaba con ella. Ciertas sensaciones estaban aflorando cómo las inseguridades, la lujuria, la posesión y nada de eso me gustaba, pero no sabía cómo detenerlo... ¿O si sabía cómo hacerlo y no queria?
—¿Por qué me preguntas eso? — se incorporó en la cama. —¿Qué clase de pregunta es esa? Si lo preguntas es porque lo crees. ¿Lo crees, Amanda? —su voz subía de tono, estaba exaltada.
—Pues desde que estoy contigo ya he visto cómo te has acostado con uno de ellos o una, quiero decir... Y por lo que pasó hoy, no es de dudar que te hayas acostado con ese imbécil.
—No es de dudar, Amanda— se terminó de parar e ir por su ropa. —Es decir, que soy tan predecible que das por hecho que me acosté con el hijo de mi cliente. ¿Por quién me tomas, Amanda? Además, ¿Qué carajo te pasa? ¿Estás celosa?
—¿Yo? Por favor. Celosa de una mujer cómo tú. Qué se acuesta con sus empleados— Cerré mis ojos, metiste la pata hasta el fondo.
—No, no, ya esto es suficiente. Te has pasado... Mira niña —se acercó a la cama en el lado donde estaba terminando de calzar sus zapatos de tacón. —En primer lugar, nunca te obligue a acostarte conmigo y esto, esto— nos señalaba a las dos. —Fue de mutuo acuerdo. Todo fue producto de un calentón. Y lo que pasó con mi amiga, el trío que hicimos fue también de mutuo acuerdo. Imbécil.
Estaba sentada en la cama mientras veía pasar a Alexandra de un lado para el otro, hablando molesta. Mi rabia afloró también y le empecé a reclamar hasta que decidió irse azotando la puerta del cuarto para volver a abrirla.
—No te debería de dar ninguna explicación, pero para ti información, no soy puta cómo piensas... Y no, no me acosté con Camilo, porque no puede hacerlo porque te tengo clava en mis pensamientos, Amanda. Ya no me veo acostándome ni siquiera con mi marido, porque con la única con quien quiero estar, es contigo... No te quiero volver a ver.
Han pasado cinco meses desde que mi jefa y yo tuvimos ese altercado y desde entonces nuestra relación se ha limitado a lo laboral, después de tanto desearlo me ascendieron de puesto y estoy un poco más cerca de Alex, pero en lo laboral porque en lo personal prácticamente no me pasa palabra a menos que sea algo relacionado con el trabajo. Es irónico algunas veces hemos coincidido en el elevador y no nos hablamos, pero en realidad no hace falta porque me doy cuenta que nuestros cuerpos si lo hacen, la tensión entre nosotras es evidente y cuesta mucho mantenerme en calma.
Como me gustaría tomarla de esa cintura y pegar su cuerpo contra el mío, cómo me gustaría tomarla por el cuello y decirle, eres mía, cómo me gustaría besar esos carnosos y sensuales labios. Es las 10 de la noche y me sigo quedando a trabajar hasta altas horas de la noche, cuando veo que hasta los de limpieza se han ido, decido hacer lo mismo, no pierdo la costumbre de apagar algunas luces de oficinas, no sé porque no ponen luces con sensores. Llegó a la Oficina de ella, sin darme cuenta para apagar la luz y desde el archivo escuchó una voz, -No la apagues, estoy aquí- viene ella caminando a paso firme y contoneándose con una minifalda beige y una camisa blanca ajustada. —No pierdes la costumbre, Amanda.
—¿La costumbre de qué? —le preguntó en un tono atento, era la primera vez que me dirigía la palabra, "Fuera de lo laboral".
—La costumbre de apagar la luz sin revisar si esta tu jefa trabajando— una leve sonrisa aparece.
—Bueno, costumbre que veo que tampoco a ti se te ha quitado, sigues quedándote hasta tarde en la Oficina.
—Ves, esta es una empresa de costumbres. Pasión por el trabajo— se ríe.
Estaba tan linda, cansada, pero linda en ese escritorio que me quedé callada observando embelesada detallando su belleza y pensé en ofrecerle un café, pero no, era mejor mantener distancia.
—Bueno, ya es tarde. Me voy, así no te quito tiempo. Buenas noches —al darme la vuelta para salir de su Oficina, ella me llamó.
—Amanda, espera —me volteé y esperé que hablará.
—¿Te puedo pedir algo?
—Pide lo que quieras —respondí.
—Ofréceme un café.
FIN DEL RELATO
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Nota de Autor.
PIDE LO QUE QUIERAS (NOVELA) , YA ESTÁ DISPONIBLE EN MI PERFIL. 💋
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