PIDE LO QUE QUIERAS. 4/5
Era lunes y mi despertador sonó a las 6:15 de la mañana. Me molestó y no lo niego ya que estaba teniendo un especular sueño húmedo y la alarma me ha cortado justo cuando mi jefa... si, estaba soñando con ella. Me iba a tocar mi sexo. No hay problema, tengo 10 minutitos más para estar en la cama, abro el cajón con los ojos casi cerrados, intentando que el sueño no se escape, y sacó uno de los consoladores que tengo, me tocó porque quiero aprovechar esta humedad que tengo, además, intuyo que no va a ser muy difícil correrme. Acercó el juguetito y... Suena mi celular, lo ignoro, pero no paran de llamar... pero es que uno no se puede masturbar tranquila.
Lo miro de reojo y veo que es mi jefa, mierda, desisto definitivamente de masturbarme a no ser que me llame para que lo hagamos right now.
—¡Hola! ¿Algún problema? —le respondí con toda mi mala onda. —Apenas acabo de abrir el ojo...
—¡Hola! Buenos días, Amanda. No seas maleducada. — ella hablaba con toda la ironía del mundo.
—Si. ¡Ajá! Buenos días —le respondí.
—¡Escúchame! Hoy vienen los dueños de la empresa de Noruega y había quedado en ir a recogerles al aeropuerto, pero se me hace imposible por un problema con unas de mis hijas, ¿Podrías hacerme el favor?
—¡Umm! Ok... ¿Pero tu niña está bien? —pregunté cómo si empezará a querer saber sobre su vida. Pero qué hacía yo preguntando por la estabilidad de su hija. En fin.
—¡Ah! Sí, es sólo que amaneció con fiebre, pero ya la llevó al pediatra.
Puedes llevarte la camioneta que está en el estacionamiento de la oficina, es para estos casos. Yo me reúno con ustedes en cuanto pueda.
—Ok. Está bien— intenté colgar, pero ella me llamó.
—¡Amanda!
—¡Eh!
—Mil gracias por preguntar por mi hija y seguro te lo compensaré. Las llaves de la camioneta están en mi cajón. Te veo en un rato.
Un suspiro salió desde lo más profundo de ser. Ella colgó sin darme opciones.
Así que salí de casa directo a la oficina, durante el trayecto a buscar la camioneta me envía un mensaje con los datos del vuelo. Voy bastante apurada de tiempo y pienso que podía haber llamado a otra persona para esto, pero a quién quiero engañar, si soy yo la que sea puesto a sus pies, la que quiere que la "molesten" y por un lado más perverso, más animal fantaseo con hacérselo pagar en la cama y una pequeña sonrisa se asoma tímidamente en mi labio.
Llegó al aeropuerto y recojo a los dueños. Son dos hombres. Uno de ellos bastante mayor, como de 79 años y el otro de la misma edad de mi jefa unos 36 años, supongo que son padre e hijo. Les llevó a la oficina y cuatro horas después llega mi jefa. Tan imponente, y terriblemente bella.
Me cruzo con ella y me dice que la acompañe, la seguí con un perro a su dueño, en este caso, como una perra a su dueña, Entramos en su despacho, me empuja suavemente contra la puerta y cierra.
—Esta tarde te lo compenso—Me planta un beso mientras agarra mi entrepierna firmemente. Yo la atraigo hacia mí con mi mano en su trasero, con la otra mano le agarró el cuello: —¡Umm! Más te vale, vas a tener que trabajarlo mucho porque estoy muy húmeda desde que me he despertado... ¡Adiós! — le plantó un beso profundo y sin vacilaciones. Salgo del despacho. Se lanza toda la mañana reunida con los clientes y yo en mi escritorio full de trabajo.
Salen de la sala de juntas a la hora de comer, se acercan y me dicen que si quiero ir con ellos a comer en agradecimiento por haberles recogido. Yo alucino un poco, tampoco es para tanto, pero acepto.
Nos fuimos a un sitio muy elegante, y como no, empiezan a pedir vino. El más joven, Camilo, se llamaba, no paraba de llenarnos las copas durante la comida. Mi jefa y él parecen tener bastante complicidad, se lanzaban miradas y bromas. Sobre todo, él a ella, notó como intenta llamar su atención, claro que es normal porque ella es una auténtica obra de arte, su melena rojiza ondulada, el brillo de sus ojos, la falda ajustada marcando sus curvas prominentes, su discreto escote que hace intuir su pecho exuberante... Me tiene loca y a él también.
A mi empieza a no hacerme gracia su tonteo y las confianzas que se toma. Le retira un mechón de su cabello de la cara, le toca la mano, cuando nos levantamos le pone la mano en la cintura y la invita a sentarse con él en la barra para tomar una copa. A mí me piden que si puedo llevar al más mayor al hotel. Empiezo a molestarme y a sentirme como una niñita. Pues no me queda otra alternativa que llevarle al hotel.
—Amanda espera —me llama y rápidamente se acerca hasta donde estaba para salir del restaurante.
—En cuanto dejes al Sr. en el hotel, puedes irte a tu casa. Ok — me dice en voz baja y como si fuera un secreto. Yo asentí y me fui como alma que lleva el diablo, ¿A qué juega esta tipa?, Yo pensaba que era el momento de mi recompensa, pero ya veo que prefiere quedarse con este tipo. Me despido de mala gana.
Dejo al señor en hotel y me voy a casa. Pienso en el estúpido de Camilo, tocándole la cintura a mi jefa y mi mente va más allá, empiezo a pensar en cómo se acercará para besarla, en los dos juntos teniendo un encuentro furtivo y en él con su cabeza metida entre sus piernas comiéndose entero mi postre, en cómo le puede estar lamiendo los pezones ahora mismo...Todas estas sensaciones me están haciendo una persona dependiente de Alexandra y no puede ser, porque estoy totalmente descontrolada, no sé lo que siento por ella todo es muy confuso.
Aquí estaba de malas, entre furiosa y cachonda y ¿Triste? Imaginándola desnuda. Pasaron las horas después que la deje en ese restaurante con el mequetrefe ese.
De repente el sonido de mi celular me sacó de mis pensamientos y al darme cuenta era ella.
—¡Aló! —respondo sin ganas.
—Estoy en la puerta de tu edificio, traigo champán, ¿Me dejas subir?
Le di acceso a mi edificio y cuando abrí mi puerta, aparece con los ojos brillantes. No me da tiempo ni a decirle hola. Me agarra por el cuello y la cintura, me empieza a besar y a quitarme la ropa. Me lame los pezones, los muerde sutilmente mientras mete su mano entre mis piernas: —¡Uff! ¿Sigues húmeda desde esta mañana? —Me susurra.
Se agacha y empieza a besarme el clítoris, la agarró del pelo delicadamente, la subo hacia mí, la beso intentando atrapar su lengua con mi boca y la dirijo hacia la cama, ella me da la vuelta antes de lanzarme a la cama. Quedó tendida boca abajo y sube su mano entre mis piernas, noto como me penetra y yo mientras me rozo con la cama, estoy muy mojada. Sube encima de mí y empieza a rozarse con mi trasero, mientras yo, con la inercia de sus movimientos me rozo con la cama. Gemimos, nos corremos. Me da la vuelta, me besa, no para de besarme, me toca con su mano lentamente el clítoris, estoy súper sensible pero su sutileza hace que vuelva a correrme enseguida. No quiero que pare, mi cadera tiene convulsiones para que siga, la tocó y está mojada e hinchada, gime, -¿Qué se siente estar encima de mí? - Ella no me contesta, está muy concentrada en sus movimientos, no para de gemir, sigo un buen rato hasta que se corre.
Finalmente nos tumbamos boca arriba tratando de regular nuestra respiración. Hasta que decidí preguntar.
—Alex. ¿Te sueles acostar con todos tus clientes, para cerrar un trato?
Continua...
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