UNA CONSULTA PARTICULAR 🏳️🌈
Soy una mujer casada hace más de seis años, abogada y tengo 35 años de edad. Desde hace unos meses me he sentido muy rara con mi marido, ya no tengo ese deseo que antes tenía cuando él me tocaba, (¿Acaso alguna vez lo tuve?) ya no tenías ganas de estar con él para ser más clara... Creo que he estado reprimiendo mis gustos durante mucho tiempo y ahora están queriendo salir.
No creo en la heterosexualidad al 100% y eso es justamente lo que ha estado afectando mi vida con Williams, mi marido.
Nunca he estado con una mujer en el plano íntimo, pero últimamente he tenido esa fantasía repetidamente, hasta que una tarde esa fantasía se convirtió en realidad, reunida con una cliente del bufete en un café para una asesoría sobre temas legales familiares, y después de un rato de estar conversando con Tatiana, mi clienta, se desvío un poco para caer en la homosexualidad específicamente en los derechos que tienen de formar una familia, —Pues a mí me parece muy bien que disfruten sin complejos sus inclinaciones sexuales, cada persona es libre de hacer lo que quiera con su vida— conteste —Además no veo porque el Estado tenga que impedir que formen pareja y familia libremente— finalizando mi postura, mi clienta me miraba fijamente a los ojos y eso me llegaba a tensar un poco, sobretodo mi entrepierna estaba empezando a hacerse sentir.
Aprovechando que ella había iniciado el tema y ya conociendo mi postura, quise seguir indagando sobre ella y el tema, pero de una forma más directa.
—Una pregunta Tatiana, ¿Admitirías una relación con otra chica? — dejé la pregunta en el aire y sin quitarle la vista de su cara y mientras tomaba un sobró de café, noté una leve sonrisa, permaneció unos segundos callada y pensé, "¡Mierda! Daniela creo que fuiste lejos... " Para mi asombro ella contestó, —Abogada si a mí me gustará una chica o más específico, si a mí gustará una mujer como tú, no me lo pensaría dos veces— su respuesta fue muy tajantemente, —Nunca me ha importado que piensan los demás.
Su respuesta la recibí con asombro, pero a la vez con beneplácito, evidentemente no sabía cómo reaccionar, mis deseos se podrían hacer realidad y con una chica como Tatiana, tan bella y tan femenina. ¿Qué podía salir mal con esta mujer? En ese instante ella se acerca más a mí y con tono de complicidad y susurrando me preguntó.
— ¿Daniela, por qué me preguntas eso?, ¿Acaso te gustan las chicas? — se apartó con una sonrisa y yo casi me derrito, no sabía qué hacer, ni que decir, hasta que un impulso me llevó esta vez a acercarme, de frente y mirando esos bellos ojos color azul celeste, —Las chicas no, tú— Sin apartar su vista me respondió, —Entonces, qué estamos esperando para probar.
Y antes de que pudiera reaccionar porque estábamos en un sitio público, Tatiana me estaba besando, por mi parte estaba totalmente entregada a ese beso tan cálido y profundo, de inmediato pude sentir y calor excitante en mi vagina, experimentando las mil y una sensaciones con esta mujer.
Su lengua jugaba en mi boca en una danza maravillosa, volví a sentir aquello tan bello y fuerte que hacía un tiempo atrás había sentido con otra persona... Luego de ese interminable beso, mi clienta, se separó un poco de mí y me susurro al oído, —¡Oh Dios! Estaba esperando este momento desde el primer día en que te vi Daniela— y yo me moría por decirle que no era la única, —¡Escucha! ¿Qué te parece si nos vamos a un lugar más cómodo, sin tanta gente alrededor y nos conocemos un poquito mejor? — y con un suspiro y completamente sumisa a sus deseos le respondí.
— A donde quieras— ella acariciaba de forma sutil mi brazo, — Ok, vamos a mi apartamento, recuerda que vivo sola, ahí podemos estar sin molestias, ¿Te parece? — me dio otro beso corto y nos levantamos, pagamos la cuenta y nos fuimos. Durante todo el viaje, ella acarició mi pierna, mientras tratábamos de conocernos un poco más, llegamos a su apartamento y en cuanto cerró la puerta, la pasión y el deseo se apoderó de nuestro cuerpo sus besos me encendían, estaba perdiendo el control, luego
empezamos a desvestirnos una a la otra, su cuerpo era maravilloso, sus ojos brillaban.
—Tatiana me vuelves loca— le dije en un susurró mientras quitaba mi camisa.
—Y todavía no hemos empezado— me respondió con una mirada encendida en lujuria.
Lentamente entramos a la habitación, besándonos y dejando a cada paso algo de nuestra ropa, me acostó en su cama y después ella se acostó sobre mí, me beso por cada parte de mi cuerpo, beso mis orejas, pasando por mis hombros, besos húmedos en mi cuello, —¡Oh! Si. Qué rico— con su mano acariciaba por encima de mis bragas mi sexo, —Así me gusta Abogada, ya está húmeda— me dijo muy suavemente cerca de mi oreja. Mi cuerpo reaccionaba con cada caricia, cada beso y todo el placer que ella causaba en mí. Luego coloqué mi mano en su entrepierna y sentí como palpitaba su intimidad, —Usted tampoco se queda atrás, ¿Estás excitada? — le pregunté, —¡Uff! Si. Mira como me tienes Daniela— Su lengua se fundía en la mía, su mano acariciaba mis pechos, mis pezones estaban duros como roca, ella podía sentir el placer que me estaba dando tenerla entre mis brazos, entre mis piernas, era sublime.
Después de bajar por todo mi cuerpo Tatiana llegó a mi sexo, beso sobre mis bragas y luego las fue quitando lentamente, —Siiii, dale que necesito sentirte Tatiana— ella miraba mi gran desesperación sentía mi vagina vibrar, pronto abrió mis labios vaginales y empezó a acariciar mi clítoris. Sentí que explotaba de placer, puso su boca en mi sexo y sentí una corriente en todo mi cuerpo su lengua se agitaba lentamente, hasta que la metió profundamente, no pude contenerme y escuchó mi exclamación de placer, —Sigue, sigue por favor, quiero que bebas hasta la última gota de mí, siénteme, gózalo— Y por fin llegue al clímax en un intenso y fuerte orgasmo, ¡Uff! Tan fuerte y verdadero que se notó que lo estaba disfrutando—
Después que pude estabilizar mi respiración, me incorporé y cambiamos posiciones, me recosté sobre ella, la besé y tomé de la cintura diciéndole, —Ahora te toca a ti— ella sonrió y me respondió de una forma sexy —Hazme tuya Daniela.
Pase mi lengua por sus labios, por su cuello, pezones, bese su entrepierna, para luego posicionar nuestras vaginas y haciendo fricción puede sentir todo el deseo acumulado, comencé a mover mis caderas en un vaivén al principio suave, Tatiana me miraba fijamente a los ojos y eso me excitaba más, después noté cómo aumentaba el deseo en ella porque me clavaba sus uñas en mis glúteos y me apretaba más a ella. Nuestros movimientos estaban en perfecta sincronía, quería devolverle todo el placer que ella me había dado hace un momento, —Vamos Tatiana córrete para mí— el movimiento se hacía cada vez más rápido, más y más desenfrenado, —Así, así, Daniela dale más duro... cógeme más duro— esa petición hizo que aumentara mis embestidas sentía que en cualquier momento me venía, pero quería esperarla, el placer era tan fuerte y profundo que podía sentir como me mojaba y como ella disfrutaba hasta que ambas nos corrimos en un orgasmos largo e interminable, como nunca había tenido.
Me fui acostando sobre ella, estábamos visiblemente agitadas, me besó, sentía sus pechos contra los míos, nos besamos y nos acariciamos durante mucho tiempo. El placer estaba instalado y no se iba, las horas pasaron, porque una y otra vez volvíamos a empezar.
Pasados los meses desde el primer encuentro y aquí estoy contando las horas para ver a Tatiana, porque en ella he encontrado todo aquello que he buscado en una persona y que mi marido no me proporciona. La vida siempre nos da una revancha, solo está en ti si la tomas o la dejas ir.
***FIN DEL RELATO***
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