PENSANDO EN LORENA
—Que no, no digas incoherencias Gabo, a mí no me gusta Lorena. ¿Estás loco? — le dije escandalizada a mi amigo.
—¡Ay! Vamos Indira, sería muy interesante, es más hasta se ven lindas juntas— me dijo Gabo
—Deja de ver situaciones donde no las hay. Además, ella está como un coleto llorando por los rincones porque terminó con ese imbécil de su ex novio— dije —Mira, esto es como si te dijera que, no sé, Alberto te dijera, "Gabriel, me fascinas y me excita imaginarte enseñándome las nalgas"—
—Pero amiga, eso es totalmente diferente— risas, —No es lo mismo—
—¡Ajá! No es lo mismo. Ya déjame en paz.
—Entonces no te vayas con ella... —
Esta es unas de esas conversaciones con mi amigo, Gabriel, ese hermano que la vida me ha regalado. Desde hace mucho tiempo estoy enamorada de mí mejor amiga, Lorena, y es que a Lore no la conozco desde hace un mes, tres meses o cinco años, no, nos conocemos desde primer grado de primaria, pero ero mis fantasías sexuales empezaron en una clase de matemáticas de octavo grado de secundaria, cuando Lorena se agachó hacia adelante con las nalgas levantadas para recoger su morral y a mí me encantó verla así todavía recuerdo hasta el color de los calzones que ella traía puesto. Entonces siiii, Gabo tenía razón en joderme la existencia con ese tema, ¡Él sabe cosas!
Nuestra amistad se ha afianzado con el tiempo, y mi amor hacía a ella se ha mantenido en total silencio, guardado en mi corazón y bajo llave, pero el destinó o las circunstancias, qué sé yo, me llevaron a trabajar y estudiar en New York, a especializarme en el área de administración de recursos humanos y adivinen ¿Quién se vino conmigo? Pues sí, Lorena. Ella quería salir de viaje, despejarse y comenzar de nuevo según ella, sus padres nunca les habían permitido salir sola de viaje, ella fue criada de un modo un poco reprimida en muchas cosas, Lorena siempre fue una niña de su casa, excelente alumna, tenía buenas costumbres, muy educada, tenía un porte elegante y fino, se parecía mucho a su mamá, ella convenció a sus padres y un día me dijo feliz que quería irse conmigo a NY y como sus padres me conocían desde pequeñas rápido accedieron.
De esto han pasado seis meses desde que llegamos a NY, aquí me he concentrado en mis estudios y trabajo mientras que Lorena se ha dedicado a vivir la vida, vistiendo a la última moda, conociendo a toda la gente de "sociedad", cuidando su figura y todos estos lujos pagados por su papito. Lorena y yo estamos entre las edades de 23 a 26 años, siendo yo mayor tres años, en experiencias de la vida le llevaba una morena y ella en Lifestyle y Fashion, me llevaba otra. Nuestra vida ha sido un tanto diferente, pero nos complementamos. A mí ella me parecía una mujer hermosa y nunca me pareció tonta, como otras niñas de la clase, nos llevábamos bien y nos acoplamos perfectamente a la nueva vida en NY.
Yo cuidaba el departamento, hacía de comer, ella conocía gente y conseguía invitaciones a las fiestas de los chicos más populares, muchas veces la acompañaba a estas fiestas, pero me parecían aburridas, prefería a la gente de otro tipo, los escritores, los músicos, la gente de conversaciones de café, libros, cigarros y buen vino. Aprendí a fumar desde los 14 años y a tomar desde los 15 y con mi novio tenía sexo increíble, casi el completo opuesto al ex de Lorena, pero nos llevábamos bien.
Mi novio (¡Sí! Novio) me llamaba todas las noches. Yo me encerraba en mi habitación para hablar con él. La mayoría de las veces terminamos con sexo telefónico, excitándonos con las palabras y la imaginación. Una noche en particular, fin de semana, Lorena irrumpió en mi cuarto sin tocar siquiera y me encontró tirada en la cama, sosteniendo el teléfono con una mano y con la otra en mi entrepierna a punto de provocarme un orgasmo delicioso. Se quedó parada en la puerta un instante, imaginó mientras acomodaba sus ideas, yo estaba casi desnuda y sólo me quedé mirándola mientras me despedía por el teléfono, mi amiga salió asombrada y cerró la puerta. "Mierda", pensé. Me paré, me coloqué un bata, salí y entré en la cocina, ella me siguió.
—Disculpa, no pensé que ¿Te estabas masturbando? — dijo asombrada. A mí me molestó ese tono de reproche con mezcla de asombró con que lo dijo, y le contesté bruscamente.
—Sí, y ¿Cuál es el problema? Deberías intentarlo a ver si se te quita lo pendeja—
Después de esa respuesta, obvio me quitó el habla por una semana. Sé que no fue una respuesta correcta para ella y más para ELLA. Lorena veía el sexo de una forma diferente a la mía, su único novio la dejo por otra chica, duraron más de 6 años y nunca tuvieron una relación sexual, no pasaron de unos besos, ella era virgen y se guardaba para el matrimonio o alguien que considerara digno de ella; es decir, Lorena era especial.
El siguiente viernes me invitaron a una fiesta un grupo de amigos míos de la Universidad, yo me moría por hacer las paces con Lorena, así que la invité a venir, pero le advertí que esta no sería una fiesta como ella acostumbraba, era algo más tranqui. Ella contestó emocionada que iría, que quería aprender cosas nuevas y ver gente diferente, yo me sentí como un espécimen raro cuando dijo eso y me volví a enojar, ya en la fiesta decidí dejarla sola, al fin y al cabo, ella era excelente haciendo amistades.
Recuerdo que nuestra aportación a la fiesta fueron dos botellas de excelente tequila alegremente aceptadas por la concurrencia en general. El alcohol fluyó como en las mejores fiestas y Lorena por no quedarse atrás empezó a tomar, "Esta se va a poner en pedo", pensé, pero no me le acercaba solo no la perdía de vista, tanto por miedo a que se le subieran las copas como porque me moría de risa escuchando cómo se escandalizaba por expresiones que en nuestro país no se usan con tanta naturalidad como aquí. Alrededor de las dos de la mañana perdí a Lore de vista...Mi cabeza era como un trompo de lo que giraba sin éxito de encontrarla. Fue entonces que unas de las muchachas que estaba en el lugar me dijo, —La vi que se fue hacia los lados del baño porque se sentía mal— dijo.
Y efectivamente, estaba en el baño con un tipo que le amasaba los pechos como si pensara que eran naranjas a las que había que exprimir. Lorena estaba completamente ebria y el hombre también así que no me fue tan difícil quitárselo de encima.
—¡Ey! Ey!, suéltala... no ves que no está haciendo nada— el tipo solo balbuceaba, sus movimientos eran torpes, así que no fue un problema, afortunadamente. Por otra parte, Lorena me miró y dijo con su voz pesada, —Mi superhéroe me vino a salvar— traté de tomarla entre brazos hasta que la saqué del baño y entre una amiga y yo la llevamos al apartamento, la metimos a la regadera y Alexandra (así se llamaba la chica que me acompañó) se marchó.
Yo me sentía culpable por haberla dejado sola en la fiesta y entre reproches que me hacía a mí misma no me daba cuenta que había comenzado a quitarle la ropa para meterla al agua. La apoyé contra la pared de espaldas a mí para comenzar a desabrochar su blusa y quitar sus pantalones, los zapatos los había dejado en la entrada. Abrí la llave de la ducha mientras metía mi mano entre sus pantalones y su blusa para empezar a quitarla. Lore, tendía a usar la ropa extremadamente apretada, cosa que en este momento me hervía la sangre, porque no podía quitarle los pantalones, comencé a reírme al darme cuenta que estaba en la ducha con la mujer que me excitaba, que me fascinaba y empecé a ponerme nerviosa... Pues no tenía otra alternativa que mojarme yo también para quitarle el resto de su ropa.
A todas estas Lorena, no daba indicios de querer despertar por más helada que estuviera el agua, la senté en el piso y comencé a sacar sus pantalones como mejor pude. La piel de sus piernas era mil veces más suave y yo quedé jadeando sólo de imaginar aquellos pechos deliciosos, puse mis manos en sus caderas y ella se apoyó en la pared, metí mis dedos entre su piel y comencé a deslizarla, de nuevo tocando su suave, blanca y yo imaginando lo que habría.
Después de quitarle todo, le coloqué la bata sobre sus hombros y la envolví, le dije al oído, —Ven, vamos para que te acuestes— ella se terminó de tapar y se dejó caer en la cama con movimientos torpes. Luego de dejarla, me dirigía al baño a terminar de ducharme cuando escuché que me dijo, —Gracias Indi— esa frase me dejó con una sonrisa boba y pensando en ella, burlándome de mí misma por haberme excitado así, estaba mojada, y no por el agua que caía en mi cuerpo. Salí de la regadera, me vestí y fui a leer un rato a la sala, no tenía mucho sueño, dos horas después entré a ver si Lorena necesitaba algo, me quedé clavada en la puerta, sin poder moverme.
"!Woaw! Qué linda está", pensé. Estaba dormida, boca arriba, se había estado moviendo y su bata se había abierto dejando fuera uno de sus pechos. La luz de luna que entraba por la ventana iluminaba no sólo la habitación, sino sus senos, su rostro blanco, sus labios y parte de su muslo que también había quedado afuera. Suspiré, tenía ganas de acariciarla, de sentir su piel suave en la palma de mis manos, en los dedos, en mis labios, apretar esas piernas suaves, chupar suavemente esos pezones, Me acerqué lentamente en silencio, tratando de no despertarla para seguir admirándola y es que parecía una obra de arte, me hinqué a lado de la cama, exhausta, colocando mi cabeza a lado de su mano, besé su palma y...— ¿Indira? — preguntó en un susurro muy débil.
—Sí, ¿Te sientes mejor Lore? — Le pregunté.
Ella volteó la cara hacia mí, y llamó mi atención que no hubiera intentado tapar su cuerpo, nos miramos en silencio por unos minutos hasta que ella habló.
—Quiero pedirte algo, pero me da pena— dijo para volver a quedar en silencio, yo no me atrevía a hablar porque no quería dañar el momento, además quería saber que me iba a pedir y no se atrevía.
—Te acuerdas esa noche cuando te vi... te vi, sabes... — no podía terminar la frase.
—Me viste tocándome Lorena, eso estaba haciendo— le contesté sin dejar de mirarla.
—Ok. Bueno, enséñame a tocarme como lo hacías esa noche, cuando estabas desnuda en tu cama, quiero sentir algo así— Yo no pude contener una risa nerviosa.
—¡Ay! Dios. Estas borracha todavía mami— dije mientras me levante de la cama con miras de salir de la habitación.
—Puede ser qué todavía esté un poco tomada, no borracha, pero es que de otra manera no me hubiera atrevido a pedírtelo, por favor, enséñame— Tomó mi mano y me jaló hacia ella, llevando mi mano hacia su entrepierna; yo la quité rápidamente y me senté en la cama. Estaba muy nerviosa, pero creo que tenía que ser honesta con ella.
—Lore, tengo que decirte algo... Tú me gustas, me atraes como mujer, me atraes sexualmente me... me... me excitas, me fascina verte en este momento, desnuda y créeme que me encantaría tocarte, pero no así, no como tú quieres— estaba apenada, casi no le podía sostener la mirada, pero en unos de esos momentos fugaces, noté una pequeña sonrisa.
—Ven Indi, ven, quiero esta noche ser tuya— me dijo con su mano extendida para mí. —Enséñame a sentir el verdadero placer—
La tomé de la mano fuertemente y me senté a su lado en la cama, ella sonreía, abrió su bata más y cerró sus ojos. No lo podía creer, había fantaseado tantas veces sobre este momento, ¡Oh! Por Dios, estaba en blanco, no sabía qué hacer, nunca había tocado a una mujer de esta forma, porque el hecho de que me gustará Lorena, no quería decir que me pasa con todas, no. Acerqué mi cara a su cuello, cerré mis ojos y respiré su aroma,
—Hueles tan rico— le dije en su oreja, tocaba su piel con mis labios, sus hombros, no me atrevía a tocarla con mis manos todavía. El primer beso que le di fue entre sus pechos, la besé tiernamente mientras sentía que rozaban mis mejillas y sentía como Lorena suspiraba. Me separé, con ternura tomé sus pechos entre mis manos, moviendo mis pulgares comencé a acariciarla un poco pero ya no resistía la tentación, tenía que sentir esos pezones en mi boca. Me acerqué, poniendo mis labios alrededor de su pezón derecho, quería disfrutar el momento, acerqué mi lengua lentamente y lo besé. Fue una sensación deliciosa, empecé a respirar rápidamente y tenía sus pechos en mi mano, después una de mis manos se deslizó hasta sus piernas, Lorena gimió, y yo sentí como si hubiera tenido un orgasmo, mi cuerpo tembló y me sentía excesivamente excitada.
—¿Qué vas a hacer? — me preguntó Lorena. Acariciando hacia adentro de sus piernas lentamente me acerqué y la miré fijamente a sus brillantes ojos.
—Escucha, no voy a hacer nada que tu no quieras mi amor, así que si algo no te gusta me vas a tener que decir, ¿Ok?— le di un beso en sus labios. Lorena, abrió los ojos asustada pero sonrió y dejó que me subiera en ella. Terminé de abrir sus piernas con mis caderas, bajando sobre ella y lamiendo sus pechos de nuevo, con una de mis manos empecé a acariciar sus piernas, volví a besar entre sus pechos y de ahí a bajar de nuevo. Dejé que mis pechos tocaran sus piernas, y seguí bajando hasta llegar a sus caderas para besar, la respiración de Lorena era agitada, —¿No te gusta Lorena?— Le dije con un tono de malicia y sonriendo, empecé a hacer rápidos círculos y ella empezó a gemir como una loca, de su vagina empezaron a brotar abundantes líquidos conforme yo seguía chupando, ahora usaba mis labios también, acerqué mis dedos los metí muy suavemente en su vagina moviendolos al ritmo de mi lengua en su clítoris ella arqueó su espalda retirándose de mi boca un momento y alcancé a ver cómo llevaba sus manos hacia sus pechos para acariciarse sola. —Sigue por favor, no pares– me dijo entre suspiros.
Volvi a chupar y pasé mi lengua dura desde el principio de su vagina hasta llegar a su clítoris en donde empecé a dar pequeños golpecitos con la punta de mi lengua, volví a meter mi dedo cuando la oí gemir y seguí haciendo círculos hasta que sentí su orgasmo en mi dedo, su vagina contraccionándose violentamente y Lorena jadeando. Esta noche no se trataba de mi, sino de ella, así después de su orgasmo la deje descansar hasta que se quedó dormida, yo la deje en su habitación y salí no lo podía creer mi mayor fantasía se había hecho realidad.
Estuve masturbándome ya que me había excitado y tenía que autosatisfacerme, lo hice pensando en ella, en lo que había sucedido hasta que terminó la noche pocas horas después, no sabía cómo iba a reaccionar Lore a la mañana siguiente, ya que entre la resaca del alcohol y la resaca moral que probablemente le daría era imposible vislumbrar un panorama.
Esa mañana me levanté temprano y me metí en la cocina, mientras cerraba la puerta del refrigerador sentí una mano en mi hombro, era Lorena me dio la vuelta y me besó en la boca...
***FIN DEL RELATO***
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