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Único.

Luhan se miró en el espejo por última vez y suspiró. Desde que empezó a alistarse algo en su corazón estaba intranquilo, tal vez la presión de la plática que tuvo con sus papás aquel día lo tenía así. Ellos insistieron con que ya era hora de casarse, que su compromiso estaba durando más de lo que debería y que no veían próxima la boda. Él no quería comprometerse, él no quería tenerla de novia, él no quería irse de Corea, él no quería dejarlo…

Subió al auto que lo esperaba en la entrada del edificio donde vivía y entró a Weibo. La fiesta de Jackson era un gran acontecimiento; asistían estrellas de todos lados y, sobre todo, embajadores de grandes marcas de moda. El motivo de la fiesta era la pequeña presentación de la línea Team Wang y no podía faltar, toda la élite de China estaría allí. Le sorprendió recibir la invitación, porque hace mucho que no tenía comunicación con su compatriota, pero asistirá porque Jackson siempre fue muy amable. Además, dicen que en sus fiestas pasan cosas que no cualquiera tiene la dicha de vivir.

Llegó al hotel y bajó de manera elegante del automóvil. Como fue de esperarse, un montón de reporteros estuvieron afuera queriendo retratar a cada una de las estrellas que llegaban y él no fue la excepción.

Una persona lo guió hasta el salón donde la fiesta se celebraba y, al escanear su invitación, la puerta que dejaba ver aquel sitio se abrió, mostrando a la gente disfrutando del lugar. El espacio lucía caro y ostentoso, la gente se veía elegante y concentrada en lo que hacía. Le ofrecieron una copa de champagne y él se mezcló cuando vio a ciertas personas conocidas. Pasó una hora desde que intercambió palabras con otros embajadores de Gucci cuando la gente produjo un silencio algo extraño, algunos hablaron bajo y lo miraron mientras otros voltearon a otro lado sin decir nada.

—Creo que sé lo que sucede —el hombre con el que platicaba le dijo casi al oído.

Luhan no entendió, pero volteó a ver en dirección a donde todos tenían la mirada y su corazón se olvidó de cómo palpitar lento.

Lo vio entrar con la cabeza en alto y un precioso traje gris, caminó como si flotara y todo se apreció más lento a su alrededor. Recordó esa fotografía donde el camarógrafo prefirió capturar su rostros que seguir el desfile de modas porque, según aquel hombre, la belleza del coreano era sumamente abrumadora. Él sabía eso y todo lo que tenía que ver con su ex amor. Las fotos en Italia no le hacían justicia. ¿Hace cuánto dejó de verlo? ¿Siete años? No recordaba, perdió la noción del tiempo hace mucho. No se veían a escondidas como los rumores corrían en Weibo, ojalá fuera así.

Por un momento quiso desaparecer, no estaba dispuesto a enfrentarlo. Así que se disculpó y se alejó de la multitud porque no quería ser visto por él. Cuando le llegó la invitación estuvo seguro de que se lo encontraría y por dentro quería que sucediera, pero no contó con que se sentiría de esa manera al volver a verlo. Se sintió patético, no pudo creer que después de tantos años seguía poniéndolo así de nervioso. Además, por lo que había visto, Luhan hace mucho dejó de ser su hyung favorito. Estaba consciente de que el otro siempre tuvo una conexión muy fuerte con Junmyeon y tal vez por eso era un poco posesivo al momento de los viajes juntos, pero él no quería que esa conexión terminara por completarse, cosa que hizo cuando él se fue. Todo el tiempo veía de ellos, escuchaba de ellos y eso dolía. 

—Dame, por favor, lo más fuerte que tengas —pidió Luhan al cantinero.

Vio que le ofrecieron un shot de tequila y se lo tomó como si fuera agua, pidió otro y esperó que esos dos tragos le quitaran los nervios, pero no fue así. No pidió otro porque no quería estar borracho, quería mirarlo en todo su esplendor.

—Luhan. —El nombrado volteó para encontrarse con el anfitrión—. Hermano, no te ví llegar.

—Tengo como una hora aquí. Todo es excelente.

—Comprenderás que tengo mucho que hacer, pero espero que te la pases bien. Bebe y diviértete. Recuerda que lo que sucede aquí, se queda aquí. —Jackson le guiñó el ojo y Luhan se sintió algo mareado con el tono con lo que dijo lo último.

Trató de seguir el ritmo de la fiesta, mezclándose entre todos e incluso aceptó bailar con una amiga actriz y eso lo ayudó a relajarse. Todo estuvo bien hasta que lo vio, justo de frente, tomando una copa y sin apartar la mirada de él. Tal vez fue el alcohol que empezó a efervescer en su cuerpo, pero no dejó de moverse mientras su amiga se pegaba un poco más a él y, aunque temblaba, no dejó de verlo ni un solo momento.

Cuando la música se puso lenta, Luhan sonrió a su amiga y se disculpó diciendo que necesitaba un trago. Agarró otra copa de champagne y salió al balcón del salón porque estaba temblando. ¿De dónde sacó el valor?

—Eres un idiota, Han —se dijo a sí mismo después de tomar el trago de un solo golpe.

—Siempre te gustó provocarme y marcar territorio. —La voz salió desde lo más oscuro del balcón, pero no necesitó ver su rostro para saber que era él—. Hola, Luhan.

—Hola, Sehun.

El hombre se acercó a él y Luhan casi dejó de respirar. Era obvio que ya no parecía aquel chiquillo que dejó; se veía más maduro, más hombre… más hermoso.

—¿Cómo has estado, Hannie? —Hace mucho que no le decían así y no pudo evitar sonreír.

—Bien, Sehun. ¿Y tú?

—Igual, muy bien. —Sehun sonrió y el mundo de Luhan se detuvo—. Luces muy lindo.

—Gracias. Luzco igual que siempre, pero tú…

—¿Yo qué, Luhan? —dijo aquello en su oído y se estremeció al sentir su aliento cerca.

—Luces aún más hermoso.

Sehun sonrió y se dio media vuelta, dejando a Luhan en el balcón con el corazón palpitando rápidamente y anhelando un poco más. Miró hacia el cielo y suspiró; tenía que ser fuerte.

Entró al salón nuevamente y vio que Sehun se mezcló con normalidad. Él tenía que hacer lo mismo, era mayor y debería ser maduro. Tenía que serlo.

—Hey, por fin puedo descansar un rato. —Jackson se acercó a él y Luhan sonrió—. ¿Te diviertes?

—Sí, todo es excelente. Gracias por invitarme.

—Tengo que ser sincero. —Luhan lo miró—. No estabas inicialmente en la lista, ya sabes, por Gucci, no quería problemas.

—¿Entonces por qué me invitaste?

—Digamos que el embajador global de Dior estaba muy interesado en verte aquí. —Jackson lo miró, alzó y subió las cejas de manera sugerente—. Aquí nadie los va a juzgar si deciden escapar y hablar. Se dice que hay algo en mis fiestas que las vuelve tan legendarias y el reencuentro de ustedes, tal vez, sea lo de esta.

—Apenas y hemos hablado.

—¿Sabes? —Jackson lo miró y sonrió de manera adorable—. Puedo entender lo que pasaste y vas a pasar, pero hay veces dónde debes olvidar quien eres y vivir como un hombre común y corriente.

—Todo el mundo aquí puede contarle a la prensa —dice Luhan con la mirada baja.

—Todo el mundo aquí no tiene celulares y firmó un contrato de confidencialidad.

—Yo no.

—Porque no creo que tú o él cuenten lo que sucedió entre ustedes. —Jackson le entregó una copa y la chocó con la de él—. Por cierto —dijo mientras le daba una tarjeta—, tu habitación es la 520, por si quieres descansar. Dentro del salón hay un elevador exclusivo para las habitaciones, no tienes porque exponerte más si no te sientes cómodo.

El anfitrión se alejó, dejando a Luhan con una expresión confundida, pero vio la tarjeta y decidió irse. Se sintió abrumado por las emociones y ver a Sehun hacía estragos en su mente, pero, sobre todo, en su corazón.

Entró a la habitación y se dejó caer en la cama mientras recordaba ciertas cosas que sucedieron los últimos años. Las lágrimas cayeron por los lados y se lamentó por irse una vez más, pero no quería decepcionar a sus padres, no siendo un "desviado". La puerta sonó y pensó que tal vez podría ser el servicio a la habitación que Jackson ordenó, pero dejó de respirar por un momento al verlo.

—Traje bubble tea… ¿Puedo pasar? —Luhan se hizo a un lado y Sehun pasó. El contrario miró la habitación que era pequeña y le recordó aquellas que llegaron a compartir cuando eran más jóvenes—. Esto me trae buenos recuerdos.

—¿Como cuando no querías dormir solo y te colabas en mi habitación?

—Tú no te quejabas.

Ambos sonrieron y se sentaron en la mesa que estaba a un lado de la ventana. Tenían una vista hermosa y ninguno dijo nada mientras tomaban la bebida que llevó Sehun.

—¿Cómo te va con Junmyeon? —soltó la imprudente boca de Luhan.

—Él es maravilloso, ¿sabes? Pero es complicado.

—¿Su relación no va bien?

—No hay relación, Luhan —dijo Sehun seriamente mientras lo observaba—. Junmyeon y yo vivimos el momento hasta que queramos formalizar.

—Entiendo.

—¿Y tu compromiso? ¿Qué tal está? —¿Cómo estaba? Ni él lo sabía—. Sigo esperando algún anuncio oficial de la boda.

—No sé si llegue —contestó sin mirarlo.

—Entonces, es verdad. —Luhan lo miró con confusión—. Antes de venir tuve una plática con Yixing, él me contó algunas cosas de tu salida y tu compromiso.

—¿Qué…?

—Te obligaron, Han. Tú no me dejaste porque te querías ir.

Luhan lo miró y empezó a llorar. Aún recordaba esa fotografía donde Sehun miraba un espectacular de él en el aeropuerto y lloraba, cada vez que veía mal al menor a través de fotografías se sentía culpable. 

—Sehun, no quería irme.

—Me amabas demasiado, ¿no es así?

—Estaba dispuesto a todo por ti. Nunca me importaron las fotos, los programas o que alguien nos mirara. Siempre quise dejar en claro que eras mío.

—Como aquella vez en el aeropuerto. —Sehun sonrió al recordar—. El manager aún tiene pesadillas con ese momento.

—¿Me extrañas, Sehun?

—Todos los días —contestó el alto mirando su vaso y con una sonrisa casi dolida—, pero supongo que no tiene caso. A pesar de que dices que me querías demasiado, no creo que lucharas lo suficiente por mí.

—¿Cómo podía? —Luhan se levantó y empezó a caminar—. No sabes por lo que pasé, solo hablas de tu dolor.

—Sufrí mucho.

—¿No te pones a pensar en cuánto sufrí yo? —El chino se sintió insultado—. Estás minimizando todo mi amor.

—¿Aún me amas? —La pregunta de Sehun dejó a Luhan sin moverse, solo mirándolo—. Luhan, yo…

La puerta volvió a sonar y fue Luhan quien se acercó, vio a un trabajador del hotel con las instrucciones precisas de dejar aquello sin entrar a la habitación. Luhan vio una botella de Champagne y una nota.

"Recuerden que dónde hubo fuego, cenizas quedan" J.

Sonrió. Era el anfitrión de aquella fiesta quien mandó aquello.

—¿Quieres una copa? —preguntó Luhan a Sehun y él asintió. Entregó la copa al menor y sonrió—. Por los reencuentros.

Ambos bebieron de la copa y una pequeña gota escurrió por la barbilla de Sehun. Fue ahí cuando Luhan perdió el poco control que tenía. Se acercó a él y lo miró.

—¿Cómo es posible que no salgas de mi corazón? —Fue lo único que dijo antes de sacar la lengua y pasarla por donde la gota de su bebida cayó.

—No juegues con fuego, Hannie.

—No podemos quemarnos. Después de todo, nos volvimos cenizas.

Fue Sehun quien terminó la distancia y tomó a Luhan entre sus brazos para saborear aquella boca que tanto anhelaba. Fue increíble cómo sus cuerpos aún se recordaban. El beso fue lento y delicado, Sehun sabía cómo volver loco a su ex amante y estuvo dispuesto a aprovecharse de eso.

—No puedes olvidarme, ¿verdad? —Luhan quiso borrar esa sonrisa de superioridad en Sehun—. Soy como un tatuaje, Luhan. Podrás taparme, hacer como que no existo, pero ahí estaré siempre, recordándote que eres mío y que siempre lo serás.

Luhan aún recordaba la primera vez que se entregó a Sehun. En aquel entonces el menor estuvo muy nervioso, pero Han se encargó de mostrarle cómo hacerlo y cuando terminaron esa vez fue el mayor quien besó lentamente sus labios y le dijo "siempre serás mío".

—No sé si pueda hacer esto, Sehun. —A pesar de la negativa, el nombrado no se detuvo—. Estoy siendo infiel.

—Sabes que no es así porque, si no aprovechamos este momento, le serás infiel a tu corazón.

Fue Luhan quien empezó a besarlo ahora. No quiso detenerse, se sintió como un auto sin frenos porque, aunque quisiera detenerse, no podía hacerlo. Sehun siempre fue su debilidad, una que nunca se iría.

—Extrañaba esto —dijo el menor.

—¿Besarme?

—No, Luhan. Tenerte a mi lado.

Fue Sehun el primero en despojarse de su ropa y Luhan se deleitó con su cuerpo. Besó y adoró cada parte, porque sabía que cuando su amante tomara el control no podría hacer absolutamente nada. Siempre fue así; Luhan mandaba y Sehun obedecía hasta que se encontraban en la habitación a puertas cerradas.

—Luhan, necesito que me digas que no te arrepentirás de esto. —Sehun lo miró y sintió que sus ojos picaban; quiso llorar—. No puedes simplemente darme una noche.

Luhan no contestó, pues, tristemente sí, era lo único que podía darle.

—Disfrutemos este momento, por favor —contestó, besándole.

Cuando Sehun se levantó para despojar a Luhan de su ropa solo lo observó detenidamente. Después besó su hombro mientras bajaba la camisa que tenía. Adoró cada parte del cuerpo del mayor, besó cada rincón y acarició la suave piel.

—Conozco cada parte de ti, de tu cuerpo, de tu alma. —Fue Sehun quien ahora estaba sobre él y lo miraba a los ojos—. Tus ojos siguen igual de hermosos, pero quisiera que solo me vieran a mí.

—Ahora lo hacen.

—Quisiera que siempre fuera así.

Ninguno de los dos pensó en las consecuencias de ese encuentro casual, en lo difícil que sería alejarse después de tenerse una vez más, pero esa noche todo valía.

Se amaron a la luz de una lámpara porque ninguno quería estar a oscuras, ambos deseaban verse y hacerse a la idea que eran ellos mismos tomándose una vez más, dejándose llevar por que su corazón lo anhela y por lo que sus cuerpos desean.

Luhan sintió que tocaba las estrellas con cada movimiento y Sehun sintió que estuvo fuera del cielo por todos esos años. 

No obstante, Sehun sabía que por más que deseara que ese momento y su relación fuera eterna, era imposible. No importaba cuanto le suplicara, cuanto deseara estar a su lado. Nada más le quedaba hacer que esa noche fuera inolvidable, que cada vez que ella lo besara Luhan los comparara y que él siempre ganara. Quería vivir en su mente todo el tiempo, aparecer en sus sueños y ser el dueño de sus fantasías.

—Nunca dejes de pensar en mí. —Las lágrimas de Luhan eran la prueba de que nunca dejaría de hacerlo. Sehun se encargó de besar sus ojos, como pidiéndole que parara—. No llores, amor. Disfruta este momento y hagámoslo eterno.

Siguieron entregándose hasta que sus cuerpos no pudieron más y, cuando las sábanas taparon los cuerpos desnudos, durmieron abrazados sin ni siquiera limpiar la esencia que estaba derramada sobre ellos. 

Sehun fue el primero en despertar con los rayos del sol que atravesó la ventana y miró a Luhan dormir. Amaba cuando, hace años, tenía la misma escena frente a él, lo despertaba a besos y tenían una ronda más, pero en ese preciso momento sabía que, si hacía eso, no podría despedirse de la persona que amaba.

—Han, ya es de día. —Acarició su cabello para despertarlo y besó su frente—. Tomaré una ducha.

El agua cayó sobre su cuerpo y empezó a llorar. Durante toda la noche fue Luhan quien dejó ver sus lágrimas, pero él nunca se permitió llorar. Bajo los chorros de agua sus lágrimas no frenaron y brincó cuando sintió unas manos en su pecho.

—¿Hicimos mal, verdad? —Luhan también lloró sobre la espalda de Sehun—. Esto lo hará aún más difícil.

Sehun se volteó y lo abrazó fuerte a su pecho mientras el agua corría. Se extrañarían aún más, se iban a anhelar con más fuerzas e incluso se amarían aún más profundamente.

Se dieron una ducha sin segundas intenciones, Luhan bañó a Sehun entre sonrisas nostálgicas y bromas como hace años. Sehun recorrió la piel de Luhan con el jabón como si fuera a romperse, lo hizo tan dulcemente porque también quiso que su mente nunca olvidara lo mucho que podría adorarlo.

Salieron de la ducha, se vistieron y posaron la mirada el uno sobre el otro.

—Fue bueno verte, Luhan. —Sehun extendió la mano y sonrió—. Espero que tengas la mejor vida que sea posible.

—Hasta pronto, Sehun.

No se dijeron adiós la primera vez ni tampoco aquella. Eso lo hizo más real.

Cada uno salió por una diferente salida y nadie pudo hablar de ese momento. Ellos lo llevarían en sus corazones. Jackson reservó esa habitación a su nombre, por eso nadie podría saber la verdad. Ambos mandaron un mensaje de agradecimiento y el anfitrión solo contestó con un emoji de guiño.

Luhan y Sehun siempre tendrían un lugar especial en su corazón para el otro, no importaba cuánto tiempo pasara. Habían amores de la vida y el amor para tu vida, ellos eran lo primero y tal vez muchos años más adelante podrían ser lo segundo.

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