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ꕤ「recuerdos | parte 3」

"Let me listen your heart, let me listen your pain"

Miércoles, 2 de marzo del 2015

―Hola Taehyung.

El menor levanta el rostro y sonríe apesar de estar bebiendo una tasa de agua con manzanilla caliente.

―Hola, ¿Que tal? Hace un tiempo no te veo por aquí.―Dejó la tasa en su regazo.

Era verdad, Jungkook dejó de ir desde su última conversación.

Tomó asiento a su lado. Tae lo miró curioso al notar dos cosas.

La primera; su colonia estaba impecable.

Segundo; sus ojeras dejaron de ser tan visibles.

Sonrió al notar los cambios, no pudo evitarlo.

―¿Y tus cigarrillos? Me es extraño verte sin ellos.―Le dió otro sorbo a la tasa entre sus manos.

―Es mejor así...

Taehyung dejó de sonreír y lo analizó un momento.―Tú... ¿Estás dejando de fumar, verdad?―Concluyó.

Jungkook asintió.―Sí, lo estoy dejando. Es por eso que ya no vengo por acá, este lugar era mi escape para fumar. Y como lo estoy dejando...

―Wow, ¿Enserio? Eso es muy bueno, Jungkook.―Posó una mano en su hombro y sonrió levemente.

El mayor lo miró y le sonrió un poco, luego sus ojos cayeron a sus propias manos entrelazadas en el espacio entre sus piernas. Con el ceño ligeramente fruncido.

―Desde que JiEun murió, hace dos años. Solo... empecé a buscar un escape de ese hecho en los cigarrillos. Pero creo que ya no son necesarios.

Otra confesión íntima más para el chico a su lado.

―¿Y como decidiste dejarlo?

―No me agrada verte toser por mi culpa.

Tae negó rápidamente.―¿Quién te ha dicho que tengo tos por eso?

―Nam me lo dijo, Hyuna también lo confirma. Sé que es por estar a mi lado mientras fumo tres cigarrillos en una hora... Ninguno de mis amigos se ha quedado conmigo cuando prendo el primer cigarrillo. Tú eres el único loco.

Ambos rieron por la broma, hasta que cayeron en un pequeño silencio.

Taehyung apretó lo labios y bajó la cabeza.―Y...―Jungkook alzó la cabeza y lo miró.― ¿Tanto te preocupa?

―Claro, eres mi amigo.

Taehyung ladeó la cabeza y sonrió.―Entonces gracias. Por cierto, imagino que no es nada fácil para ti.

El mayor suspira.―Lo es, por eso tengo estos.―De su bolsillo sacó un chupetín de cereza y le quitó la envoltura para llevarlo a su boca.―Aunque será solo temporal para dejar los cigarrillos.―Sonrió.

Taehyung asintió.―Me sorprendes, lo estás llevando muy bien.

Jungkook le sonrió levemente por el comentario. Sus miradas se encontraron un instante, que se hace extrañamente eterno.

Entonces se hacen conscientes del viento que golpea suavemente contra sus rostros y se filtra en sus ropas.

Sienten la tensión florecer. Sus miradas inspeccionan el rostro del otro hasta parar en sus labios.

No acercan sus cuerpos, pero desean hacerlo.

―¡Taehyung al fin te encuentro!

Ambos se alejan por la impresión de la tercera voz, y sus ojos acabaron en la silueta de la mujer embarazada.

―Hyuna.―Dijo levantándose.―¿Qué ocurre? Te dije que no te levantes de tu escritorio, te puedes cansar por el bebé.―Quedó frente suyo y colocó sus manos en sus propias caderas, tratando de regañar a la mujer.

Jungkook vió la escena con una sonrisa divertida ¿Tae trataba de regañar a Hyuna? ¡Pero si él era una ternura!

Ella suspiró y colocó sus manos en su crecida barriga.―Lo sé, pero Nam te necesita, dice que ocurrió un error en el horario de la junta de las 6. Está desesperado.

Taehyung asiente.―Bien, voy enseguida, adelantate.

Ella asiente y cierra la puerta. Tae gira en su sitio y camina hasta Jungkook aún sentado en las escaleras.

―Ya debo entrar, ¿Te quedarás un rato más?―Señaló el lugar.

―Creo que sí.

Taehyung asintió y se dió la vuelta con intenciones de volver a su trabajo, pero Jungkook lo llamó.

―Por cierto...

El menor giró su cabeza para verlo, con una mano en la manija de la puerta.

―Gracias, Taehyung.

Gracias por hacerme compañía estos meses. Gracias por alentarme a dejar de una buena vez los cigarrillos.

El chico sonrió, sus mejillas se tiñieron de rosa.―Está bien, Jungkook.

Gracias a ti por hacer mis días menos aburridos, y hacerme olvidar un instante mi terrible ansiedad.

―Eh, Kook... ¿Podrías darme tu número?

―Por supuesto.

Desde ahí las charlas telefónicas no hacían falta.

Se llevaban tan bien que por momentos asustaba a Jungkook y confundía a Taehyung.

Desde ahí empezó una necesidad por acercarse más y más. Porque mientras más charlaban con el otro, más cercanos se hacían.

Más sentimiento florecía.

Viernes, 5 de agosto del 2015

Jungkook no sabía porque seguía en aquellas escaleras del octavo piso, si ya hace meses había dejado de fumar.

Pero ahora estaba. Con un chupetín de cereza en la boca mientras movía con aburrimiento su pie.

―Hola Jungkook.

El mayor giró su rostro hacia él y el chupetín que tenía en la boca casi se le cae por abrir la boca con sorpresa.

Todo gracias a Tae.

―Taehyung, tu cabello...

―¿Qué tal? Quise hacerme un cambio de look, y decidí pintarlo rubio.―Sonrió coqueto mientras tomaba asiento a su lado.

―Te ves... Lindo.―Confesó.

Taehyung se sonrojó y pasó su mano por sus cabellos ahora rubios, con una timidez poco usual en él.―Gracias.

Jungkook inspeccionó su cabello.

Se veía natural, suave y bonito con las puntas encurvadas. El color combinaba a la perfección con sus mejillas rosas y sus ojos marrones. Además encajaba con su personalidad coqueta y amable.

―Oye, ¿Porqué te me quedas viendo, eh?―Bromeó arrugando la nariz.

―Nada...

―Eres raro. Pero no importa, igual me caes bien.―Le sonrió.

Sus ojos se hicieron dos finas líneas de pestañas risadas, sus pómulos sonrojados se elevarln suavemente y relucía un diente chuequito el frente de su dentadura blanca.

Tae era, sin duda alguna, muy lindo.

―Entonces cuéntame, ¿Qué tal la pasaron en el cumpleaños de Somi? Hice lo que pude.

―Estuvo bien, me gustan las fiestas infantiles.―Bajó la cabeza para ver sus zapatos.―Hyun el hijo de Hyuna, se llevó bien con los gemelos, ya sabes... cosas de bebés.

―Sí, sí, y Lili no paraba de perseguir a JuWon.

Charlaron y bromearom hasta que tuvieron que volver a sus puestos de trabajo.

Cada día sus corazones se hacían más cercanos, por ende, más se llenaban de dudas y sentimientos encontrados.

Martes, 9 noviembre del 2015

NamJoon le había pedido que buscara a Jungkook para poder ir a la reunión acordada a las cuatro, ya que Jeon no aparecía desde hacía media hora.

Llamó a su celular unas cinco veces, revisó recepción, preguntó a empleados e inspeccionó las oficinas, pero nada.

Sin éxito en su búsqueda se dirigía al baño de hombres para refrescar su rostro un momento.

Últimamente Jungkook estaba más reservado e iba menos a encontrarse con el en aquellas escaleras.

Y Taehyung sabía porqué.

Abrió el caño y tomó el agua para lavar su rostro. Secó sus manos en su pantalón y alzó la mirada para verse al espejo. Empezó a arreglar sus mechones rubios.

Todo estaba muy tranquilo hasta que la puerta de uno de los cubículos del baño se abrió, y a través del espejo vió aquella conocida figura masculina.

Jungkook.

Giró sobre su mismo lugar para enfrentarlo.―¿Dónde estabas?

Caminó hacia él con la intención de regañarlo, pero esa intención se esfumó cuando de cerca notó los ojos lagrimosos y su nariz rosada.

Era claro que había llorado, por lo tanto se encerró en los baños para tener más privacidad.

Tae suspiró al entender la razón, y su expresión se suavizó.

―Jungkook...―Coloca sus manos en sus anchos hombros.―¿Qué pasa? Cuéntame.

Su amistad se había hecho más que eso. Eran cercanos, se contaban sus problemas, le pedían al otro un abrazo cuando sentía todo demasiado.

Taehyung dejó de recurrir a su hermano para que calme sus ataques de ansiedad en plena jornada laboral y empezó a llamar a Jungkook.

Jungkook dejó de llorar en silencio por su familia cuando se sentía tan estresado que le dolía a montones la cabeza, empezó a recurrir a Taehyung para que lo escuche y abrace.

Ambos tenían problemas, tenían un espacio vacío en sus corazones que trataban de llenar día a día.

Empezaban a confiarle su dolor al otro, con la esperanza de sellar aquel agujero que partía sus corazones.

Que equivocados estaban, tratando de tapar el sol con un dedo...

Por ahora les funcionaba.

¿Hasta cuándo será así?

―Sabes que en estas fechas me pongo sensible.

Tae arrugó la nariz. Su colonia otra vez se había mezclado con el olor a cigarrillo, y sabía que había fumado.

―Jungkook, ya te dije que esto no te hace bien...―Frunció el ceño y su expresión se volvió una preocupada.―No debes dejar que tus emociones interfieran con tu trabajo, tenemos una reunión importante en treinta minutos.

Él asintió apenado.―No planeaba estar así hoy, yo... JuWon me llenó de preguntas esta mañana, sobre su madre porque se acerca su aniversario, y siempre se me hace díficil responderlas aunque encuentro la mejor forma, pero él se portó diferente esta vez... Él simplemente empezó a reclamarme por ella, Somi lo escuchó y ambos empezaron a llorar, yo... No sabía que hacer. Pronto será el tercer aniversario de JiEun y yo...―Tapó su rostro y sollozó.

Taehyung bajó la cabeza, apretó su agarre en los hombros contrarios, alzó el rostro momentos después para soltar sus hombros y retirar las manos del rostro contrario. Jungkook lo miró, con gruesas gotas cayendo se sus tristes ojos.

Otra vez Taehyung presenciaba esa mirada.

La mirada de un hombre desesperado y herido.

―Que patético, no sé qué hacer...―Sollozó.

Se sentia avergonzado.

Tae negó.―No, ¿Sabes qué harás? Te diré que harás. Tú eres su padre, tú vas a sentarte a hablar con tus hijos y resolver de la mejor forma posible cada una de sus dudas, porque ellos son solo niños que perdieron a su madre... Sé lo que se siente perder un padre. Tú lo sabes, sabes que eso aún me afecta, ¡Y ya soy un adulto! Imagínate a tus pobres hijos, son solo unos niños...―Lo miró con determinación, hasta que Jungkook bajó la mirada y asintió.―Hay cosas que ellos no entienden, es normal.

Sus palabras era directas, pero ciertas. Jungkook sabía que eran ciertas.

El rubio suspiró y se acercó para abrazarlo, Jungkook correspondió.―No puedo pedirte que seas fuerte, sabiendo que tú haces todo lo que puedes por trabajar todo el día aquí y volver a casa con un sonrisa aunque estés muy cansado...―Palmeó su espalda.―Eres muy valiente, Jungkook. Así que te pido que resistas un poco más, ¿Si? Te prometo que ya pasará. Tus hijos crecerán y lo entenderán, son niños estupendos... Por ahora te pido que vayas con un psicólogo, una terapia familiar sería de gran ayuda.―Se separó con una pequeña sonrisa. Se miraron.

Jeon se le quedó mirando hasta que momentos después asintió.―Sí, podría intentarlo... ¿Tú has ido con un psicólogo?

Taehyung amplió su sonrisa falsamente.―Sí, estoy yendo con uno.―Mintió.

Jungkook pareció convencido y suspiró, relajando los hombros tensos.―Te haré caso, porque yo... Esto es mucho, ellos están creciendo, se dan cuenta de las cosas, se dan cuenta de todo y hasta se hacen rebeldes, pero están en crecimiento, es normal ¿No?

―Hm-jm.―Asintió.―Pero también debes disciplinarlos, o te sacarán canas verdes.―Bromeó.

Jungkook rio limpiando con la manga de su camisa blanca, los rastros de lágrimas en sus mejillas. Tae ladeó la cabeza y sonrió un poco, sin mostrar los dientes.

―Bien...―Tae se alejó, de su bolsillo sacó aquel pañuelo rosa que siempre lleva consigo y se lo entregó, como tantas veces hizo antes al verlo llorar.―Toma, limpiate y lávate la cara. Te espero afuera.

Jungkook asintió.―Taehyung... gracias.

El rubio frente suyo lo miró y el mayor le devolvió la mirada.―Está bien, Jungkook.

Sus ojos volvieron a traicionarlos, porque vagaron por el rostro del otro hasta acabar en sus labios. De lamieron los propios casi simultáneamente.

¿Si se dejan llevar por la tensión... Sería muy malo?

Sus cuerpos se acercaban, sus manos hormigueaban y su corazón rápido palpitaba.

Sus labios estaban cerca, sus respiraciones chocaban con suavidad y... Jungkook desvío sus labios a la mejilla izquierda del rubio.

Lo besó con suavidad y cariño. Se separó para mirarlo a los ojos.―Enserio, gracias por las palabras Taehyung... muchas gracias.

El rubio se sonrojó al darse cuenta del beso que fue depositado en su mejilla. Sonrió mientras mantenía el contacto visual y acomodó un mechon rubio quitandolo de su frente.

Estaban muy cerca y la sensación de los labios de Jungkook permanecía fresca en su piel.

―Eres muy bueno conmigo, Tae.―Dijo con sinceridad.

El rubio seguía sonriendo suavemente. Palmeó su rostro juguetonamente.―De nada, bebé llorón.

Ambos rieron suavemente.

―Bueno yo, eh... Te espero afuera, debemos ir a la reunión con Nam.

Jungkook asintió y Taehyung hizo lo mismo. Giró el su mismo sitio y se dirigió a la puerta. Jeon siguió con la mirada hasta que él salió del lugar. Él quedó en medio del baño, su mirada bajó al pañuelo entre sus manos y lo acarició con sus pulgares, sintiendo ls suavidad de la tela.

Terapia familiar...

Suspiró por milésima vez en el día, se acercó al lavabo y limpió su rostro.

Se miró en el espejo con las gotas de agua en su cara, sonrió cansinamente al recordar las palabras del rubio, seguido de recordar como hace pocos momentos sintió sus labios contra su mejilla.

Negó con la cabeza y una sonrisa surcó sus labios agrietados.

Taehyung era un ángel.

Mientras tanto, el rubio se quedó fuera del baño, un tanto aturdido por la anterior situación.

Llevó su mano a su mejilla izquierda, donde Jungkook lo besó con una suavidad característica. Como si temiera que se derrumbe por su toque. O con miedo de que él mismo se derrumbe por hacerlo.

Cual fuera, tenía a su corazón hecho un lío.

Jungkook movía su suelo.

¿Era correcto dadas las circunstancias?

No lo sabía.

Jueves, 5 de diciembre del 2015

Jungkook miró con curiosidad la nota dejada en su escritorio. Dejó su tasa de café a un lado.

"Escaleras, 3pm" Leyó, y supuso que era Taehyung por el tipo de letra.

Miró su reloj y se quejó cuando vio que faltaban diez para las tres. Debía aprovechar se tiempo libre e irse ahora.

―Hey, Kook, necesito aquí tu trasero.―Lo llamó NamJoon desde la puerta de su oficina.

Jungkook negó mientras se alejaba.―¡Tengo algo que hacer, te veo luego!―Trotó lejos de su mejor amigoz su jefe.

"¡Pronto te despediré, ya verás!" Escuchó a NamJoon gritar ofendido, seguido de la risa de algunos empleados.

Rio un poco, hasta que llegó a la salida de emergencia, detrás de esta estaban las escaleras donde Taehyung lo había citado.

Abrió la puerta y tal cual supuso, ahí estaba Tae, sentado esperándolo mientras el viento soplaba y movía sus cabellos rubios.

―Hola.―Sonrió un poco hacia el chico.―¿Qué pasó? ¿Porqué me citaste?

Taehyung tenía una mirada peculiar, fue lo que pasó por su mente cuando estuvo sentado a su lado.

Una de esas miradas determinadas, por haber estado pensando en algo por mucho tiempo. Como cuando pasas horas pensando en algún problema, hasta que encuentras la solución.

Algo que sin duda lo alborotaba, pero que finalmente tiene claro.

―Tengo algo que decirte, pero promete que no te volverás loco o algo.―Le pidió.

Jungkook asintió extrañado.―Prometo no volverme loco, pero ¿Qué es?

Tae desvío la mirada y apretó los labios.

¿Estaría bien decirlo ahora? ¿Confesar sus sentimientos sabiendo el pasado que ambos cargan en sus espaldas? ¿Sabiendo que aquello traería consecuencias?

Todo se respondía con un "Quizás" porque realmente no estaba seguro de lo qué pasaría. Solo sabía que debía decirlo de una vez.

Lo enfrentó mirándolo a los ojos. Su mirada determinada seguía ahí.―Jungkook... ya soy adulto, y soy consciente de lo que siento, así que no quiero alargar esta situación, porque sé que tu también has pensado lo que yo.―Calló unos segundos, mientras reunía las palabras pensadas para ese momento.―Y... Creo que me gustas.

No hubo respuesta. Solo el sonido de los carros a lo lejos acompañado de música de las tiendas cercanas. Solo era las transitadas calles de Seúl hablando por ellos.

Taehyung mordió su labio y bajó la cabeza.

¿Había sido muy espontáneo?

Jungkook tenía en ceño fruncido y la mirada fija en los edificios aledaños. Tenía una expresión pensativa en el rostro.

No había esperado aquello, pero... No le disgustaba la situación, para nada. Porque él también había pensado en que Tae le gustaba.

―¿Tú crees que te gusto?

Taehyung elevó el rostro y negó.―No lo creo, yo... Estoy seguro.―Dijo y vió a Jungkook asentir.

Sintió la ansiedad recorrer sus venasnal sentir la incertidumbre de la situacion. Porque se había imaginado y esperado los pores escenarios, pero jamás un silencio tan incómodo.

―Escucha, somos adultos. Si no sientes lo que yo siento, está bien. Sé que ambos tenemos nuestros propios problemas, que cargamos desde hace tiempo con nuestras propias pérdidas, sé que no es ni será fácil si empezamos una relación... Solo sentía que debía decirlo.―Confesó, esperando que Jungkook le devuelva la mirada, que deje de ver el suelo y lo mire a él. Se sentía vulnerable.―¿Al menos puedes mirarme? Si no vas a decir nada.

Jungkook suspiró y obedeció.―Yo también...

El rubio se abrazó a sí mismo, buscando un consuelo en sus propios brazos pues la ansiedad quería apoderarse de él.―¿Tú también qué?

Jeon colocó ambas manos en sus brazos y lo apretó un poco, obligandolo a mantener el contacto visual.―Yo también lo he estado pensado... Sé que ambos estamos en situaciones complicadas, pero no puedo evitarlo, has hecho mucho por mí, más que mis amigos con los que tengo una amistad de años y... Eres muy bueno conmigo, estoy muy agradecido contigo... Hasta creo que me gustas.―Le sonrió con sinceridad.

Tae tenía los labios separados, mirando a Jungkook mientras procesaba sus bonitas palabras y al final, sonrió haciendo sus ojos pequeñitos, con un sonrojo en las mejillas que causaron ternura en el mayor.

―¿Entonces? ¿Quieres intentarlo?

Jeon asintió con una suave sonrisa.―Sí, quiero intentarlo... Siento que a tu lado podré superar todo esto, y me aseguraré de que tú también superes todo lo que hasta hoy en día sigues cargando.

Taehyung coloca una mano suavemente sobre su mejilla, y rie un poco.―Siento lo mismo, Jungkook... Hay que intentarlo. Yo te ayudaré, en todo.

"¿A quien quieres ayudar? ¡Si tienes el corazón roto!" Le gritó una voz dentro suyo.

Era una advertencia, pero sus sentimientos lo cegarin. No quería oír a su razón.

Sus corazones empezaron a acelerarse cuando por cuenta propia Taehyung se acercó a Jungkook para robarle el aliento en un beso. Sus pechos se pegaron y las manos toscas de Jeon se aferraron a la cintura del menor.

Había algo picando dentro suyo, que lo quería doblegar a ese beso, que se relaje y que disfrute el suave contacto.

Pero también había algo que trataba de jalar su cuerpo lejos del rubio, porque gritaba con fuerza que no era correcto.

Interiormente se dijo, mientras profundizaba el beso y el viento soplaba:

"Pronto esta inquietud se irá..."

Y ese fue su primer engaño.







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