ꕤ「capítulo 34」
La pérdida de un ser querido es totalmente devastadora, pero cuando tu madre y tu padre, las personas que más amas y que más te aman son las que dejan este mundo dejándote solo y a tu suerte; es mil veces peor.
Taehyung perdió a sus padres en un accidente automovilístico, la noticia lo devastó de tal manera que todos sus sueños de derrumbaron en segundos.
―Lo sentimos tanto, Tae. No volverás a verlos...
Taehyung sintió que le arrancaban el corazón, que le faltaba aire, que el suelo bajo sus pies se hundía y él no podía hacer nada.
Aún no terminaba la escuela, le faltaba un año para poder tener su graduación y así postular a la universidad. Pero sus sueños se vieron destruidos aquella noche, porque ya no tenía a su familia a su lado que lo apoye con su futuro.
Ya no habrían más abrazos en los días malos.
―Me dejaron solo...
Puede que sus padres siempre estuvieran en constantes discusiones, que no se amaran, que se alejaran del otro; pero eran excelente padres que trabajan hasta dobles turnos para poder dalre una educación y techo dignos a su único hijo.
Puede que su familia no fuera perfecta, que quizás no tuvo el mejor ejemplo de un matrimonio y que no terminara de conocer el significado de una familia por completo al ser arrebatado de la suya siendo tan joven.
Pero él sabía que sus padres lo cuidaban desde donde quiera que estén.
―Tú debes ser Taehyung, somos los del trabajo social.
Lástima que haya sido obligado a cortarse sus propias alas.
Lástima porque sus sueños eran grandes, era abrir su propia tienda de ropa y hacerse conocido. Taehyung tenía el talento necesario, sus padres le hubieran costeado la mejor universidad para que tuviera mejores conocimientos en el tema de la moda... Pero no se pudo.
―Tendrás que entrar al programa de padres temporales hasta que te encontremos una familia.
Al principio se negó. No quería nuevos padres, no quería quedarse con extraños.
―¡No quiero a nadie más, quiero a mis padres!
―Taehyung, solo será un tiempo, dentro de dos años serás mayor de edad.
Trató de ser positivo mientras recogía con manos temblorosas las fotografías de su hogar junto a las piezas de su alma hecha trizas.
Trató de repararse pero era imposible no llorar noche tras noche sintiendo que te ahogas en tus propias lagrimas.
Empezó a fingir que lo estaba superando.
Pero inevitablemente sus ánimos de seguir viviendo se agotaban poco a poco, hasta que cometió un intento de suicidio dos meses después de la muerte de sus padres.
Hasta ahora siente las gotas rubí deslizarse por sus muñecas hasta chocar con el suelo.
El sistema intervino rápidamente en su caso por ese hecho, lo sacaron de aquella casa para huérfanos y lo llevaron con sus primeros padres temporales.
Seamos positivos, Taehyung se decía al espejo.
Quiso ser positivo y creer que si aquellos padres temporales lo adoptaban podría seguir con su vida. Lo pensó, hasta que pisó la casa de aquellas mujeres.
―Hola, soy Taehyung.
Una mujer alta y otra más baja, ellas al comienzo fueron atentas y amorosas, su hogar era grande y espacioso. Aquellas mujeres tenían otros dos hijos adoptivos, un chico alto y de hoyuelos llamado NamJoon y otro chico menor llamado Dohyuk. Ambos lo recibieron con cariño desde el primer día.
―Pequeño, ¿sigues teniendo pesadillas? puedes dormir conmigo si deseas.
―¿E-enserio...?
―Claro, sé que para ti debe ser difícil superar la pérdida de tus padres, pero no estás solo, estoy contigo.
NamJoon le transmitía la confianza suficiente como para acercarse siempre que el mayor no estuviera ocupado con exámenes de la universidad. Siempre quiso un hermano mayor que cuide de él, y NamJoon era esa figura que él buscaba, ya que las mujeres con el pasar de los días dejaron de estar en casa y trabajar prácticamente todo el día en su empresa.
Y el otro chico, Dohyuk, realmente no podía tenerle el mismo cariño que a NamJoon le tenía.
Al mayor lo veía como su hermano, y a este chico... era complicado.
―¿Tienes algo que decir?
―Yo también estuve triste por la muerte de mi mamá. ¿Necesitas un abrazo?
Taehyung supo que le gustaban los chicos más que las chicas el mismo año que sus padres murieron, ellos estuvieron a su lado apoyándolo. Por lo que para él no era un misterio sentir esa atracción por el chico de ojos tiernos y sonrisa tímida.
Se dio cuenta que cuando pensaba en el chico por un momento el dolor de su corazón roto disminuía.
―Me gustas, Dohyuk.
―Siento lo mismo, hyung...
Las aguas profundas y agitadas de la angustia y la depresión lo hundían hasta el cuello, presionando con fuerza el nudo en su garganta cada que pensaba en sus padres y lo mucho que los extrañaba.
Aquellas aguas se hicieron fáciles de soportar cuando empezó a salir a escondidas con Dohyuk.
Se enamoró de sus ojos dulces color miel, su piel tostada tan suave y su risa tímida tan contagiosa. Era un poco más alto que él, pero fácilmente podían robarse uno que otro beso.
Taehyung experimentó su primer amor en aquella casa.
―Ahora seremos tu familia, pequeño.
Las mujeres lo adoptaron al cabo de cinco meses desde su llegada a su casa y tres meses desde que salía con aquel muchacho dulce.
Apartir de ese hecho, todo fue en picada.
―¿¡Quién dijo que podías hacer eso?!
―Solo q-quise confeccionar una bufanda para Nam, él tiene frío cuando va a sus prácticas y-
―¡No me importa, esas cosas las hace una mujer no un niño como tú! ¡Arruinas mis telas!
Esas mujeres no eran tan dulces como pretendían. Al princio lo fueron, eran atentas y podías tener una conversación con ellas, pero cuando cometias el mínimo error te ganabas un insulto y te quitaban la comida de la noche. Y cuando su empresa empezó a tener malas ventas, ellas definitivamente enseñaron su peor cara.
Taehyung no era el menor, ni el más débil, pero para las mujeres sus actitudes eran inapropiadas. Empezaron a querer controlar cada acción suya.
―Deja de confeccionar cosas inútiles.
―Deberías ser como NamJoon, él pronto terminará la universidad con méritos, ¿Y tú?
―¡Deja de lloriquear, eres patético! Una mujer llora, yo puedo llorar, no tú. Tú no eres nada.
Toda la frustración que ellas sentían por el trabajo y su propia relación lo concentraban en maltratar psicólogamente a Taehyung.
Y cuando te repiten tres o cinco veces al día que no eres suficiente, empiezas a creerlo.
Se volvió su infierno estar en esa casa cuando NamJoon tampoco estuvo ahí por su trabajo y porque las mujeres le rentaron un departamento lejos de casa.
Solo podía apoyarse en Dohyuk, su inocente y tímido novio.
―Ellas no pueden saber lo nuestro, o no sé de qué serían capaces... Hacen de todo para joderme...
―No importa hyung, por ahora estamos bien.
Dohyuk nunca lo defendía de las mujeres, porque también les tenía miedo y sin NamJoon todo era más difícil para ambos.
La situación fue difícil de llevar por unos meses. Simplemente era demasiado para él.
Y lo peor llegó.
―Embarazado... E-estoy embarazado, Dohyuk.
Su corazón se detuvo contrario a sus lágrimas que caían desconsoladas por sus mejillas cuando vio el miedo en las pupilas de su novio.
―No, Taehyung... Pero...
―S-supongo que soy un doncel, nunca lo supe, de verdad, Hyuk, nunca lo supe.
―Tranquilo, estaremos bien, estaremos bien.
Decidieron dejarlo en secreto.
Tuvo que empezar a fingir que no estaba preocupado. Una vez más, debía esconderse tras una máscara.
Empezó a tapar su cuerpo con ropas más anchas de lo normal y usando hasta dos poleras para esconder su vientre que con el paso de los meses no dejaba de crecer.
Cuando cumplió los cinco meses de embarazo fue inevitable que aquellas mujeres no notaran un cambio en él a pesar de la ropa.
Tae sabía que ellas sospechaban, y antes de que ellas pudieran confirmarlo decidió escribirle a NamJoon, le contó sobre el infierno que vivía con esas mujeres, su embarazo y la relación en secreto que tenía con Dohyuk.
Fue un balde de agua fría para su hermano. Él corrió desde su nuevo trabajo en la empresa de sus "madres" hasta la casa donde estaba Taehyung.
―Lo siento, lo siento mucho, debí decírtelo...
―No te preocupes. Volveré mañana y te llevaré conmigo, ahora que eres mayor de edad no hay quien te impida salir de esta casa.
―¿Y Dohyuk?
―No importa él ahora, importas tú.
Al día siguiente cuando volvía de la escuela, una tormenta de emociones negativas rápidamente lo rodeó. Frente a él estaban ambas mujeres de brazos cruzados y miradas asesinas. Dohyuk detrás de ellas con la mirada en el suelo.
―¿Dohyuk...?
―Lo sabemos todo, tu noviecito nos contó todo.
―¿Pensabas ocultarnos tu tremenda metida de pata? ¿Y arrastraste a Dohyuk contigo, niño imbécil?
¿Cómo podría reaccionar?
Lo único que pasó por su mente fue alejarse de esas peligrosas mujeres cuando ellas dieron un paso hacia él. Llamó a Dohyuk pero este solo cerró los ojos con la cabeza agachada.
Había sido traicionado.
―¿Porqué Hyuk...?
―Tenía miedo.
―¿Miedo...? ¡Yo soy el que debería tener miedo!
Trató de huir, esa noche trató de escabullirse de las manos de esas mujeres bajo la decepción de su corazón, porque las piezas que creyó habían sanado empezaron a desgarrarse dentro suyo.
―¡¡Vuelve aquí, te cortaré el cabello!! ¡No sabes lo furiosa que estoy!
Completamente locas y aterradoras.
Como pudo llegó al segundo piso con las mujeres siguiéndolo y gritándole en la espalda. Una verdadera escena de terror, de miedo, de completa angustia.
Sacó su teléfono y con manos temblorosas le mandó un mensaje a NamJoon pidiéndole ayuda.
Sus sollozos se escuchaban alto, pedía ayuda mientras sus manos sostenían su grande vientre. Los latidos de su corazón se sincronizaron con sus pisadas apresuradas.
Vamos a estar bien, vamos a estar bien pensaba mientras tenía los nervios de punta.
Tuvo la intención de bajar por las escaleras al otro lado de la casa cuando fue tomado del cabello. De repente la respiración le empezó a faltar y su cuerpo se sacudió.
Estaba experimentando su primer ataque de pánico.
Aquello provocó que la mujer lo soltara y a la orilla de las escaleras Taehyung cayó por estas.
Un latido...
Rodó hasta caer al suelo del primer piso en un ruido sordo, y no se movió por momentos tensos.
Dos latidos...
―¡Tae-Taehyung! ¡Taehyung, hyung!
Dohyuk quiso acercarse. Su madre se lo impidió con una voz completamente autoritaria.
―Alejate de él.
Tres latidos...
El chico abrió sus ojos con dificultad, por momentos su cabeza dio vueltas y cuando pudo procesar el hecho de que estaba al final de las escaleras, en el suelo, soltó un grito tan desgarrador que estremeció las paredes de aquella lujosa casa.
Cuatro latidos...
Sintió como su respiración se agitaba el doble al sentir un líquido en sus manos, y al ver que era sangre no oudo evitar negar con fuerza y llorar desconsoladamente.
Cinco latidos...
―¡No, no, no.. no! Mi bebé, no, no, no, mi... mi bebé.
Trata de levantarse pero un fuerte tirón en su vientre lo hace caer otra vez al suelo, sollozando quiere volver a intentarlo.
Escucha el sonido de un par de tacones bajar las escaleras hasta detenerse a su lado. Alza la mirada con miedo, sus pupilas y mandibula tiemblan.
Una carcajada limpia sale de los labios de la mujer más alta, y lo deja helado en el suelo mientras trata de sostenerse con sus manos.
Se burla de él.
El sonido de sus risas y burlas se incrustan con odio y miedo en su mente, jamás podría olvidarlo.
―¿Taehyung...? No, no, no ¡Tae! ¿¡Pero que mierda pasó aquí!?
NamJoon había llegado a su rescate, tal y como había prometido.
Mi hermano volvió, sonríe flojamente, cerrando sus ojos y perdiendo poco a poco el conocimiento. Sintió que era tomado con cuidado mientras la agitada respiración de su hermano se colocaba por sus oídos.
NamJoon moría de miedo verlo rodeado en un charco de sangre.
―¡No quiero que vuelvan a verlo jamás! ¡Me lo llevaré, no volverán a verlo o las denuncio, las hundo ¿Me oyeron?! ¡Pudranse!
Lo siguiente que recuerda es el sonido de las llantas contra la pista mojada. Los sollozos bajos de NamJoon y sus palabras reconfortantes llenas de cariño. Que estará bien, que todo se arreglará...
Un poco de cariño entre tanto dolor.
―Él se pondrá bien, su fractura sanará, no se preocupe.
―Mi hermano es un doncel, estaba embarazado... ¿Cómo está el bebé?
―El bebé no sobrevivió, fue una dura caída.
NamJoon asiente ante las palabras del doctor, limpia las lágrimas en sus mejillas y le agradece. Gira sobre su lugar hacia su hermano tendido en una camilla a tan solo metros. Tenía moretones en su cuerpo más una fractura en su muñeca.
Se le parte el corazón.
Se acerca a él y toma su mano. Sus venas pican y arden de dolor al verlo sedado sobre la camilla. Tuvieron que hacerlo cuando al recobrar la conciencia una nuevo ataque de pánico lo azotó.
―Lo siento tanto... Si hubiera llegado antes...
―Está bien, está bien.―Dice flojamente, casi arrastrando las palabras.―¿Cómo está mi bebé?
Conectan sus miradas, y el silencio hace temblar al menor. Pregunta una vez más con la voz ahogada y solo ve como su hermano baja la cabeza y niega, sujetando con más fuerza su mano.
―Ya... ya veo.
Aprieta con fuerza sus dientes, frunce el ceño y de un momento a otro suelta una carcajada sin gracia alguna. Esa risa se convierte progresivamente en un llanto desgarrador donde balbucea lo mucho que se odia y odia a esas mujeres. Con su mano tapa su rostro para amortiguar sus lamentos.
Nuevamente le habían arrebatado lo que más amaba.
NamJoon no puede evitar volver a llorar junto a su hermano. Simplemente le duele saber que aquel ser querido está sufriendo frente tuyo y no puedes hacer nada.
Esa noche ninguno de los dos pudo dormir, se quedaron agarrados de las manos hasta la mañana siguiente.
―Irás conmigo, estarás a salvo conmigo Taehyung.
―Lo sé.―Asiente mientras su hermano empuja su silla de ruedas fuera del hospital.
Tuvo meses de terapia para superar el traumático hecho y siempre contó con el apoyo de NamJoon, hasta cuando estudió en la universidad. Al año del hecho en su cumpleaños recibió a Lili, una cachorra juguetona que le dió vida a su apartamento al lado de su hermano, también NamJoon le ofreció un empleo en la empresa, como su secretario.
Él logró quedarse con la empresa de esas mujeres al ellas abrir una nueva en China, donde se llevaron a Dohyuk con ellas.
―Si lo hago bien, no habrá problemas.
Suspira mientras pasa sus dedos por su cabello.
―Solo debo...
Frente al espejo del baño empieza a ensayar sus expresiones. Una sonrisa que parezca sincera, por ejemplo.
Algo que esconda el dolor de su corazón.
Quería engañarlos a todos, quería engañar a NamJoon, que no preocupe por él. Poco a poco mejoraba con las terapias, eso era cierto, solo quería no parecer tan lamentable.
―Mirate, el color rubio te queda de maravilla, ¡Te dije que te gustaría!
―Gracias... Nammie.
Al menos ya empezaba a sonreír.
―¡Felicidades Nammie, la empresa está en la revista de moda más grande de Corea!
―Gracias, TaeTae.―NamJoon deja un beso en su mejilla y lo atrae hacia él.―Llegas a tiempo a la ceremonia, te quería presentar a alguien.
Sus ojos se abren más de lo normal hacia el hombre de pie frente a él, con una sonrisa tierna y lentes de marco negros.
―Este es mi hermano, del que siempre te hablo, se llama Taehyung.
―Un placer...―Dice atontado hacia el alto hombre.
―Jeon Jungkook, soy amigo de NamJoon.
Lo demás, ya es historia.
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