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🥀 Capitulo 15.


"Una visita al pasado"
PARTE DOS

-¿¡Quién lo ha roto!?

Barcode no necesitaba girar para saber de quién se trataba. La dueña de tan fastidiosa voz era Shin, y para su mala suerte, siempre fue la peor entre ella y Chan.

-¡Contéstame!

-Lo siento mucho, yo...

Su corazón pareció ir un poco más rápido, bajó la cabeza ante los gritos de la mujer.

-¡Claro que lo sientes, inútil!-Exclamó la mujer, alterada.

Barcode cerró los ojos con fuerza.-Escucha, fue un accidente y-

-¡Cállate!

Él trató de calmarla pero la mujer tenía problemas de control de ira, bueno, le faltaba control en casi toda emoción, mayormente en las negativas. Eso Barcode lo sabe bien.

-Así es, fui yo, realmente lo siento, yo

-¿Sabes cuánto costó ese jarrón, eh? ¡No lo sabes! -Bufó para pisar el suelo con la suela de su tacón.-¡Usa tus manos y recoge los trozos! ¡Anda!

Barcode parpadeó sorprendido hacia la mujer, y tragó con fuerza. Los ojos de Shin eran penetrantes y transmitían terror a Barcode porque le hacían recordar todos esos desafortunados años.

Por dentro se felicitaba a sí mismo por no estar llorando ya.

-¿¡Que rayos esperas!?

-No lo haré, no es seguro y

-¡Apresúrate!

Se arrodilló por obligación y con sus manos empezó a juntar los trozos.

La mujer seguía hablando y exclamando mientras él tomaba los trozos con mucho cuidado de no cortarse. Se sentía patético.

Ella empezó a burlarse de él.

-Pero mirate, tantos años han pasado y sigues siendo tan inútil...-Lo miró desde arriba con su mirada tan fría y tenebrosa.

Las lágrimas se apoderaron de sus ojos, no le gustaba estar así, ni ser tratado de esa forma.

Quería volver a los brazos de Jeff

—¿Porqué hay tantos gritos?— Apo  apareció.

-¿Qué haces tú aquí?

-Vine a por el baño y...

Se dio cuenta de su hermano sobre sus rodillas y tratando de recoger pedazos de algo esparcidos en el suelo y se acercó hacia él olvidando sus palabras.

Con ver el jarrón a sus pies y la mujer tan molesta pudo deducir que había pasado.

-¿Me pueden explicar que es todo esto?

-¡Alguien tiene que limpiar eso!-Señaló el desastre en el suelo de madera.- Tu querido hermanito lo rompió.

La fachada amable de la mujer se le había caído, ahora mostraba su verdadero ser... ese que ellos bien conocían.

-¿Y crees que la solución es hacerlo recoger todo eso? ¡Para eso hay escoba y recogedor!

Tomó a Barcode de los hombros y ayudó a levantarlo.

-Me importa una mierda, ese jarrón era muy valioso. -Gruñó cruzándose de brazos.

-Pues si está roto ya no es tan valioso. Hizo una mueca cuando vio la cara indignada de la mujer.

Ella bufó como si fuera un toro furioso y pasó de ellos, bajando poco después las escaleras.

Ambos pudieron respirar tranquilos cuando Shin estuvo fuera de su alcance visual.

-¿Estás bien?-Con sus grandes manos cubrió las mejillas del menor y este sonrió más calmado.

-Sí, ya no está...

El mayor lo atrajo para un abrazo y besó su frente. Siempre protegía a Barcode de todo y de todos.

Aunque no compartieran sangre, él era su hermanito.

-Apo, los niños están en la habitación... -Dijo alejándose del abrazo y señalando con el mentón la puerta a unos cuantos pasos.

Ambos caminaron hasta la habitación y abrieron la puerta. Up y Win se aferraron a él ni bien la puerta fue abierta y ellos lo vieron.

Seguramente estaban asustados por los gritos pensó con una mueca, acariciando los cabellos negros de ambos.

-Ya, está bien niños, vamos a casa.- Dijo el pelinegro y Apo asintió a su lado.

Barcode tomó una mano de cada gemelo. Bajaron las escaleras y se encontraron con todos en la sala.

Jeff y los adolescentes en el sillón más grande, conversando o algo. Barcode se acercó a ellos con los gemelos, Apo por detrás.

-Jesús– Barcode suspiró cuando estuvieron junto a su familia.

- Barcode, ¿Estás bien? Te noto pálido– Jeff se levantó del sofá y se acercó a él para tocar su rostro con preocupación.

-Jeff...

Le explicaron a ellos lo que había pasado y el enojo se reflejó en todos los presentes menos en los gemelos que sólo abrazaban, ahora, a Jeff de pie frente a ellos.

Esas mujeres son unas arpías pensó Nunew molesto por lo sucedido, claro, sin darse cuenta del todo. Min  pensaba igual que él y ni qué decir de los insultos que Jeff le dedicaba a esas mujeres en su mente.

-Es mejor irnos ya, hay que ir a casa– Pidió Barcode, y Jeff sin dudarlo asintió.

Empezaron a levantarse y colocarse sus abrigos para salir de la casa.

La voz irritante de aquella señora se escuchó cerca y pronto ambas mujeres cruzaron la entrada a la sala principal. Todos giraron a verlas.

-¡Son unos insolentes quiero que se vayan!

Al lado de Shin estaba Chan escuchando todos los reclamos de su esposa con una cara de piedra. Nunca nada le importaba lo suficiente.

-Nos iremos, no te preocupes. No queremos quedarnos en esta asquerosa casa. –Retó Apo a las mujeres.

Los ojos de Chan se fijaron en él, y por un momento pudo ver un atisbo de sorpresa.

Ellos en los años de estancia en aquella casa nunca retaron a las mujeres, a pesar de tantos abusos psicológicos.

Pero ahora... Ahora ellos eran hombres, y sabían como defenderse, no se quedarían callados como antes.

-¡Insolente como siempre!

-Tú nunca cambiarás...

-¡Váyanse! ¡Váyanse! -Exclamó furiosa.

Dicho y hecho, a paso apresurado salieron de aquella casa hacia los autos. Pero no todos, Barcode y Apo se quedaron en el pórtico de la casa con la mujeres frente suyo.

Habían cosas que discutir.

-¿Porqué nos contactaron, eh? Pensé que era claro, no volveríamos a vernos jamás- Barcode las enfrentó.

-¡Pues porque-

-Pensé que ya lo sabrías.-Respondió Chan en vez de su esposa que se tragó sus palabras.

-¿Saber sobre qué?-Preguntó cauteloso.

Jeff terminó de abrochar el cinturón de seguridad a los gemelos y al ver que su esposo no estaba su lado, empezó a buscarlo con la mirada.

Lo vió en el pórtico de aquella casa con Apo y esas mujeres.

Prefirió quedarse en el auto, ya hablarían ellos en casa, no podía interrumpir la discusión.

Chan miró a Barcode y una sonrisa burlona se colocó en sus labios.

-Sobre Mike

Ese nombre retumbó en sus más oscuros secretos y pasado tormentoso.

Ese nombre que tanto significó en su vida, y que hasta ahora lo marca por un amor que nunca fue ni será.

Pensaba ya haberlo olvidado, pero años sin escuchar ese nombre en los labios de aquella mujer que tanto odió, le hacía darse cuenta que aún no lo superaba.

Seguía mintiéndose... No superaba esa casa, esas mujeres, a ese hombre ni a los recuerdos de su pasado.

-No sé de que me hablas... Él se fue hace mucho, no tengo nada que ver con él.-Negó con un sentimiento de nostalgia en su pecho.

Apo observaba todo, callado pero sorprendido al haber escuchado ese nombre luego de tanto tiempo.

-Te buscamos para hablar de él, pero sabíamos que no vendrías solo por ello, así que tomamos cono excusa el conocer a tu nuevo intento de familia.-Dijo con burla la más alta– ¿Acaso te gusta meterte con las personas y tratar de formar una mierda de familia para sentirte bien contigo mismo? Oh, Barcode pensé que ya habías superado esas cosas.

Barcode formó puños con sus manos.– Enserio de tu boca solo sale porquería.

El viento era frío pero la discusión se sentía acalorada.

Chan sólo arqueó una ceja.-En fin... Él regresó.

-¿C-como que regresó?-Su voz tembló.

—Sí, así es. Y aunque estuvo trabajando bien para nosotras, ya no nos sirve. Su trabajo es mediocre.

La ira se situó en sus venas y recorrió su cuerpo.

¿Como podían hablar así de una persona?

-Ustedes son unas-...-Se calló y suspiró con fuerza. -Él decidió quedarse con ustedes luego de sus amenazas... ¿Y ahora qué? ¿Lo dejarán en la calle?

-Por los años de servicio no lo haremos, al contrario, se lo dejaremos a ustedes, háganse cargo de él. Tú tienes una buena empresa, dale trabajo como se lo diste al cualquiera de tu hermano.-Dijo para Apo

Las palabras de esa mujer eran venenosas. Era una serpiente que trataba de injectar su veneno donde hubieran espacio vacíos en su corazón.

Las lágrimas se acumularon en los ojos de Barcode y aplanó sus labios para evitar hacer sonido alguno.

Apo intervino muy molesto por las palabras de las mujeres.

-Están locas, ¿Simplemente me lo dejarán porque sí? ¿Acaso no tienen sentimientos?

-Probablemente no.-Dijo esta vez Shin– Además si se encargan de él no me pagarán mi preciado jarrón.-Dijo con burla.

Se quedaron callados unos momentos, pero el silencio lo rompió el sollozo de Barcode, y las miró con lágrimas de cólera.

-Se pudrirán en el infierno, de eso estoy seguro.

Sin más que decir salió de ahí, Apo
detrás suyo. Nunca más volvería a esa asquerosa casa.








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