Polvo
Las almas en pena no abandonan el reino terrenal, se consumen y siguen vagando por el mundo en el cuerpo que tuvieron como recipiente, ardiendo en culpa por acciones que en vida cometieron.
Una en especifico yacía sentada a cercanías de un pequeño rio, tomando entre sus manos con cuidado las piedras que ahí se encontraban, dos enviados por la iglesia lo reportaron como el alma yaciente más pacifica que habían visto.
Ambos con cuidado se acercaron y se sentaron uno a cada lado, el cuerpo sin rostro definido solo siendo una llama amarilla miro en ambas direcciones antes de volver su vista al agua. Ambos sacaron dos cartas, cartas redactadas por dos personas que pueden ser la solución para que, el alma a su lado encuentre descanso.
-Carta de la primera esposa- la mujer tomo palabra
Izuku. Mi querido y amado esposo,
Escribo estas palabras con un corazón lleno de emociones que a veces son difíciles de contener. Quiero hablarte de todo lo que siento, de lo mucho que te extraño, de lo inmenso que fue el amor que compartimos y de cómo tu presencia en mi vida fue un regalo del que siempre estaré profundamente agradecida.
A veces me siento abrumada por los recuerdos. Cada día trae consigo una imagen de ti: tu sonrisa al amanecer, la manera en que me tomabas de la mano cuando sentías que necesitaba apoyo, tu risa que llenaba de alegría cada rincón de la casa. Nunca olvidaré esos pequeños detalles que, con el tiempo, se convirtieron en la esencia de nuestro amor. Todo lo que hiciste por mí, por nosotras, es algo que llevaré en mi corazón hasta el último de mis días.
Cuando llegaste a mi vida, estaba en un lugar oscuro, sumida en una tristeza que parecía no tener fin. Mis experiencias pasadas me habían dejado con un sentimiento profundo de inseguridad, con dudas sobre mi propio valor y mi capacidad de ser amada de verdad. Pero tú, con esa calma y esa bondad que siempre te caracterizaron, llegaste a mi vida como un faro de luz, guiándome hacia un lugar donde podía sentirme segura, amada y, sobre todo, aceptada por quien soy.
Recuerdo cómo en esos primeros momentos te preocupabas por mí de una manera que jamás había experimentado. No intentaste cambiarme ni apresurar mi proceso de sanación. Simplemente estuviste ahí, a mi lado, caminando conmigo paso a paso, permitiéndome sanar a mi propio ritmo. Y es precisamente eso lo que te hizo tan especial para mí. Tu paciencia, tu comprensión, tu amor incondicional... me diste algo que jamás había tenido antes: un espacio seguro donde podía ser yo misma, sin miedo, sin reservas.
Me ayudaste a dejar atrás tantas cosas que pensé que me perseguirían para siempre. Las cicatrices de mi pasado, los miedos que me acechaban... todo fue desapareciendo poco a poco gracias a tu presencia constante y amorosa. Me diste la fuerza que necesitaba para enfrentar mis demonios, para mirar hacia adelante con esperanza. Recuerdo que, en los momentos más difíciles, siempre me recordabas que no estaba sola, que no tenía que cargar con todo el peso por mi cuenta. Y eso, amor mío, fue lo que me permitió avanzar, lo que me permitió empezar de nuevo.
Sé que en muchas ocasiones te preguntaste si estabas haciendo lo correcto al compartir tu vida con ambas. Pude verlo en tus ojos, esa pequeña sombra de duda que a veces se asomaba cuando creías que una de nosotras podría sentirse desplazada o menos importante. Pero quiero que te quede claro, con todo mi corazón: nunca, ni por un segundo, me sentí menos amada. Al contrario, me sentí increíblemente afortunada de tenerte a mi lado, de poder compartir mi vida contigo de una manera tan única y especial.
Lo que teníamos era hermoso porque no era una competencia ni una lucha por tu amor. Nos diste a ambas algo tan auténtico y profundo que no había lugar para los celos o las inseguridades. Sentí en cada momento que me amabas de una manera completa y sincera, y eso es algo que jamás olvidaré. Fuiste capaz de amar a dos mujeres sin dividirte, sin restar amor a ninguna de las dos. Tu corazón, grande y generoso, tenía espacio para ambas, y por eso, nunca me sentí desplazada.
Hubo muchos momentos en que me mirabas y, sin decir una palabra, me dabas fuerzas para seguir adelante. Me enseñaste el valor del perdón, no solo hacia los demás, sino hacia mí misma. Aprendí contigo que los errores del pasado no definían mi futuro, y que siempre hay oportunidad de empezar de nuevo, de ser mejor. Por eso, siempre te estaré agradecida. Porque no solo me diste amor, también me diste una nueva vida, una nueva perspectiva sobre mí misma y sobre lo que podía alcanzar.
Te extraño cada día de mi vida. No pasa un solo momento en que no desee volver a verte, escuchar tu voz, sentir tus manos entre las mías. Hay días en que el dolor de tu ausencia es casi insoportable, pero al mismo tiempo, me reconforta saber que te tuve, que fui bendecida con tu amor y tu compañía. Y aunque ya no estés físicamente aquí, sé que siempre estarás conmigo, en cada rincón de mi corazón, en cada recuerdo que guardo de ti.
Por favor, no te sientas mal por lo que compartimos. Fuiste un hombre increíble, un compañero excepcional. Nos diste tanto a ambas, y eso es algo que nunca podrá ser reemplazado. Vivimos una vida llena de amor, de momentos inolvidables, y eso es lo que importa. Siempre te llevaré en mi corazón, y siempre te amaré, sin importar el tiempo ni la distancia.
Con todo mi amor y gratitud eterna,
Midoriya Ochako.
-Carta de la segunda esposa- el hombre le siguió viendo como el alma estaba quieta
Amor mío,
Mientras me siento a escribirte, me doy cuenta de lo inmenso que es el vacío que dejaste en mi vida. Quisiera que pudieras leer estas palabras y sentir todo el amor y agradecimiento que tengo hacia ti. Aún después de todo este tiempo, no pasa un solo día en el que no piense en ti, en lo que significaste para mí y en cómo cambiaste mi vida para siempre.
Desde que te conocí, supe que eras diferente. Había algo en ti, una serenidad, una sabiduría, una forma de ver la vida que me atrapó desde el principio. Llegaste a mí en un momento en el que me sentía rota, perdida, sin rumbo. Mi pasado había sido un cúmulo de decepciones y miedos, y no creía que pudiera encontrar a alguien que me ayudara a dejar todo eso atrás. Pero tú, con tu amor y tu paciencia, lo lograste. Me diste un lugar en el mundo, un lugar donde podía ser yo misma, sin pretensiones, sin máscaras.
Recuerdo cómo, al principio, tenía tanto miedo de abrirme, de mostrarte mis vulnerabilidades. Temía que, al ver mis cicatrices, te alejarías. Pero nunca lo hiciste. En lugar de juzgarme, me abrazaste más fuerte. Me diste la confianza para abrirme completamente, para dejar salir todo lo que había guardado durante tanto tiempo. Contigo, aprendí lo que era el amor verdadero, ese amor que no juzga, que no pide más de lo que uno puede dar, que simplemente está ahí, incondicional, dispuesto a acompañar en cada paso del camino.
Tu bondad era algo que admiraba profundamente. Siempre estabas dispuesto a escuchar, a ayudar, a ser esa roca firme en la que podía apoyarme cuando sentía que el mundo se desmoronaba a mi alrededor. No importa cuán difícil fuera la situación, siempre encontrabas la manera de hacerme sentir segura, de recordarme que no estaba sola. Gracias a ti, pude dejar atrás muchos de los miedos que me habían acompañado durante tanto tiempo. Me enseñaste a creer en mí misma, a confiar en que podía superar cualquier obstáculo. Y por eso, te estaré eternamente agradecida.
Sé que te preocupaba cómo manejábamos nuestra relación. Sé que te preguntabas si alguna de nosotras se sentía desplazada, si habíamos encontrado la paz en esta vida que compartimos contigo. Pero quiero que sepas que nunca me sentí menos amada. Lo que compartimos fue hermoso, profundo y verdadero. Sentí en cada momento que había un lugar especial para mí en tu corazón, y que ese lugar estaba lleno de amor, de respeto y de cariño.
Tu capacidad para amar era algo que siempre me sorprendió. Amabas de una manera que no conozco en otra persona, de una forma que nunca pedía más de lo que se podía dar. Nos diste lo mejor de ti, y por eso nunca tuve dudas sobre lo que significaba para ti. Me hiciste sentir valorada, querida y profundamente amada, y eso es algo que llevaré conmigo siempre.
Te extraño tanto que a veces duele respirar. Pero también sé que me dejaste con una vida llena de recuerdos hermosos, de enseñanzas que me acompañarán siempre. Por favor, nunca te sientas culpable por lo que compartimos. Fuiste el mejor compañero que pude haber pedido, y siempre estaré agradecida por el tiempo que pasamos juntos.
Con todo mi amor y gratitud,
Midoriya Itsuka.
-...- las flamas de la criatura se apagaban, dando paso a la oscuridad -Gra[#]#]cias[#][#]- la llama se apagó y el cuerpo sin vida cayó al suelo mientras el hombre y mujer lo miraban con felicidad.
-Polvo somos y polvo seremos-
-Amén-
La mujer y el hombre tomaron en brazos el cuerpo, lo llevaron a su tumba no muy lejos de donde estaba reposando. Cerraron el ataúd y fue enterrado de nuevo.
Los hombres del pueblo cercano agradecieron la ayuda con el cuerpo y los dos misioneros de la iglesia agradecieron su ayuda al enterrarlo. Los hombres se fueron y los misioneros fueron a la casa de la familia.
-Les informamos que su esposo ya esta descansando- el hombre miraba como las dos mujeres ahora parecían más tranquilas, con sonrisas de paz en sus rostros mientras les servían té.
-Eso reconforta nuestro corazón, Izuku-kun merece eso- la castaña menciono mirando con una tenue luz de melancolía al cuadro en el altar.
-Igual el mío, no quisiera que el sufriera por cosas ahora que su alma ya debió partir-
-...- los misioneros se vieron el uno al otro, asintiendo y tomando la palabra.
-Disculpe señoras Midoriya-
-¿Si? / ¿Aja? -
-Con todo respeto, junto a mi compañera queríamos saber... ¿Cómo llegaron a la relación que mantuvieron con el señor Midoriya?-
-Oh, entiendo / Jeje siempre lo preguntan-
-Disculpen el atrevimiento claro- la mujer peliverde se apresuro a disculparse, mientras el hombre peliblanco asentía.
-¡No no! esta bien- la castaña sacudió los brazos para atraer la atención de ambos pertenecientes de la iglesia.
-Si, con gusto les diremos-
-Empezare yo- la castaña se aclaro la voz -Verán, nosotros fuimos parte de un matrimonio arreglado, por nuestros padres con el beneficio de unificar los vienes de las familias, los terrenos pertenecientes a los Midoriya, el aserradero de la mía y el transporte de tren de la familia de Itsuka, sin temor a equivocarme, tanto Itsuka como yo estábamos rehacías a aceptar eso, pero por el beneficio que eso podía ser para todas las familias aceptamos- la castaña rememoro aquellos días y su negatividad -Cuando paso la ceremonia y se nos fue entregada la finca en la que actualmente estamos, Izuku se arrodillo y pidió perdón, dijo que ambas no nos sintiéramos obligadas a verlo como un cónyuge, de que incluso si llegáramos a querer retirarnos del matrimonio, el prepararía la documentación formal, no solo para el divorcio si no para mantener las relaciones entre las familias- la peli naranja suspiro.
-Ese acto innecesario, ese algo hizo que involuntariamente nos hizo querer quedarnos, quizas, para ayudarlo en la finca y a él, trabajaba mucho para que todos estuvieran bien- la pelinaranja sonrió -Esa era su especialidad. Ese gusto por ayudar a todos nunca esperando nada, es una cualidad que hacía resaltar a nuestro Izuku -Toco su anillo - También estaba el hecho de que... el fue un pilar para nosotras- cerro los ojos con la intensión de no derramar lagrimas.
La castaña toco el hombro de la otra mujer y esta asintió, le extendió un pañuelo y ella continuo con la historia.
-Por parte de ambas, las dos veníamos de relaciones verdaderamente nefastas; Por mi parte vine de una relación donde el abuso verbal en mi contra era casi diario, esta persona siempre se jactaba de lo grande y poderoso que era y siempre me menospreció, me llamaba de formas humillantes "estúpida" "peso muerto" cosas de ese estilo, era repetitivo eso, por lo que yo dude de mi valor, como persona, como pareja, como mujer, llego tal punto de despreció que sin darme cuenta yo sentía una inseguridad enorme por cada acción que cometía- suspiró -Mis padres me sacaron de ahí y cuidaron de mí, luego paso lo del matrimonio y aunque ellos estaban dispuestos a cancelarlo, yo les dije que no hacía falta, que si era para un benefició de nuestra familia, yo haría lo necesario -Miro a Itsuka que seguía limpiándose los ojos -Itsuka por su parte, paso por algo peor, no solo el maltrato venía de las palabras que le dirigían, si no que también cometió abuso físico, su anterior pareja la golpeaba porque bajo sus ideales retorcidos esa era la forma de tener prosperidad en su casa- la pelinaranja tomo su mano -¿Segura?-
-Si- respondió antes de suspirar y encarar a los misioneros- tenía un látigo que siempre usaba cuando una de mis acciones no era propio de una "dama refinada" luego dependiendo de que hice se tomaba el tiempo de azotar mi espalda y brazos en respuesta, no le dije nada a nadie por miedo de que pensaran que era una exagerada con eso, mi madre vio mis heridas, le comento a mi padre y ambos aunque presionándome, supieron que paso, luego de eso, nos dirigimos a la casa de esta persona, mi padre molió a golpes a ese tipo y mi madre uso su látigo en su contra, la familia de él pidió disculpas por su horrible forma de actuar y según nos comentaron luego, fue desheredado y lo sacaron de su hogar, paso lo mismo que con Ochako, me comentaron lo del matrimonio y por el bien que eso podía significar para mi familia, acepte el compromiso- suspiró ahora visiblemente más tranquila - digo que fue un pilar para nosotras porque... se mantuvo a nuestro lado y escucho todas nuestras penas, escucho hasta el ultimo momento incluso cuando mi garganta se desgarraba por las lagrimas que esos recuerdos me traían, me abrazo hasta que caí dormida y siguió a mi lado luego de eso-
-Lo mismo hizo conmigo, no se aparto de mi lado y me escucho, tomo mis manos y dijo que dejara ir eso, él veía en mi a una persona valiente, a una pareja intrépida Izuku miraba en mi a una mujer fuerte, lo abrace muy fuerte y le dije que por favor confiare en mi y que le prometía nunca cambiar esa imagen que él tenía de mi- una tenue risa salió de sus labios -Creo que fue ahí que por fin lo vi como, lo que un esposo debía ser- miro a la pelinaraja -¿Tu igual no?-
-Correcto- sonrió tranquila tras finalmente dejar el pañuelo lejos -De eso pasaron ya 15 años, años maravillosos para las dos, donde le dijimos que lo amábamos, que no se sintiera mal por vernos a las dos y decirnos que nos amaba, años donde todos los días era bienvenido con una cena lista, años que nos permitió formar una familia-
-Entendemos, es una historia bastante bella, entendemos que puede ser visto como raro, pero no podemos negar que a veces el amor viene de formas varías, nos alegra y conmueve en el alma que alguien tan bueno llego a su vida- ambas mujeres asintieron por lo dicho por la mujer peliverde.
-Si es asi, solo como un ultimo proceso- ambas mujeres vieron al hombre frente a ellas- con todo su debido respeto quisiéramos saber ¿Cómo fue que falleció el señor Midoriya?-
-Kuroiro-san, más respeto-
-No hace falta. Sabemos que eso debe ser respondido- la castaña tomo palabra- Fue hace 3 semanas, una tormenta eléctrica provoco un incendió en una de las fincas, nuestro esposo salió para ver el estado de los trabajadores y cuando llego la finca estaba en llamas, le dijeron que había todavía algunos empleados dentro... él entro varias veces rescatando a todos los que pudo, el ultimo fue uno de los hijos de una criada que vía ahí, según lo que nos contaron cuando sacaba al niño el techo se colapso, Izuku empujo al niño fuera y lo ultimo que se vio era el techo colapsando-
-Los trabajadores luego apagando el fuego del lugar sacaron a nuestro esposo, pero como luego nos enteramos, las fracturas internas y su exposición al humo, no permitió que él se quedara con nosotros- complemento la pelo naranja -El día del funeral todos los empleados de todas las fincas, el aserradero y el tren asistieron, la criada y su hijo se disculparon con nosotras pero, no era necesario, lo que a él más le importaba era el bienestar de todos incluso si eso le costaba caro-
-Entendemos. Les damos nuestro más sentido pésame y les damos la noticia de que el ahora puede descansar tranquilo incluso me atrevo a decir que murió feliz, nos agradeció luego de leer sus cartas-
-Ese Izuku siempre tan necio... ojalá esté en un lugar mejor-
-Lo está- secundo la castaña - Está en un lugar mejor-
Los misioneros agradecieron su amabilidad y él te, se despidieron y tomaron rumbo fuera de la finca.
-La calamidad, no interesada en el bien pero tampoco influyente del mal, otra vez hace su presencia pero esta vez de forma tranquila-
-Es el alma retornada más tranquila que vimos, quizás porque así fue en vida- suspiró y miró al cielo -Pero ya descansa ese es nuestro trabajo-
-Al polvo volveremos, así será-
-Amén-
Fin
————————————————————————————————————————————————————————————————————————
Bueno aquí termina esto.
Un trío con algo más que romance un tinte de misticismo y tristeza. Equilibrado supongo.
Nada adiós.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro