CAPÍTULO 39
La noche llegó y la luna se encontraba en su máximo punto tan bella y resplandeciente.
Conforme el tiempo fue transcurriendo, los invitados fueron regresando a sus hogares, despidiéndose de Harry y Louis con muchos abrazos y felicitaciones.
Gemma tenía arrullando a un Niall muy llorón en su regazo. —No alfa, mi bebé ya no será mi bebé. Ese tonto hermano tuyo me lo quitará. —paso su mano sobre su cintura.
—Omega, sabíamos que esto pasaría querido. —Gemma lo abrazó, su lindo omega estaba sufriendo a causa de las hormonas.
—Lo sé, pero es mi Louis, alfa, ahora Harry no dejará que me acerque a él. —hipó conteniendo una nueva ola de lágrimas.
—Sabes que eso no es verdad Niall. —La alfa acarició el vientre del omega.
—¿Qué sucede chicos? —Zayn llegó sentándose a un lado de la alfa.
—Zayn debemos ir con Louis, ¡SÍ!, eso debemos hacer. Él nos puede necesitar y debemos apoyarlo, los tres mosqueteros ¿recuerdas?
—Niall amigo, sabes que eso no es posible, yo sé que amas mucho a Lou, pero es hora que dejes que el pequeño gorrión que llegó lastimado extienda sus alas y se lance a volar.
—Perdón, yo sé que parezco un cachorro, solo entiéndame sí. Son estas malditas hormonas… ni te atrevas a pellizcarme alfa porque te muerdo el dedo. —regañó al notar la mano de su alfa dirigirse a sus glúteos.
La situación era esta: Gemma y Niall tendrían a cargo a Emy mientras Harry y Louis pasaban la luna de miel y el efecto de la mordida, para un alfa puro, algo como la mordida era simplemente religioso, se volvían más territoriales y sobre protectores con sus omegas.
Harry pagó unas cortas vacaciones a la pareja para que fueran a la playa mientras ellos pasaban ese tiempo en la cabaña que el alfa había comprado. Fue por petición de Louis el lugar era especial para ellos. Harry le propuso otros lugares, pero él no quería estar tanto tiempo lejos de Emy ni de Niall que podría tener a su pequeña en cualquier momento.
Emy estaba dormido en los brazos de Louis, la pareja le explicó al pequeño que él estaría con Niall y Gemma por un corto tiempo. Emy solo asintió un poco confundido, pero estuvo feliz con todo lo que la alfa dijo que harían.
—Bien chicos, es hora de irnos. —Habló Gemma tomando al pequeño en brazos.
Louis y Harry marcaron unas mantas con su olor para que estuviera cómodo mientras ellos no estaban.
Niall mordía su labio inferior haciendo unos tiernos pucheros. —Mi amigo lo logró. —mencionó abriendo sus brazos para acunarlo.
—Niall amigo, sabes que te amo.
—¿Y ahora me dices que me amas? Lou ¿tú me amas?
—Claro que si tonto, eres como un hermano y uno de mis mejores amigos, sabes que te amo.
—Solo ignora mi drama, todo es culpa de mi bebé, yo también te amo Lou y estoy muy feliz y orgulloso de ti.
—Cuida bien a mi bebé, está de más decirlo, pero…
—Como si fuera mi propio cachorro, no te preocupes Lou.
Separaron el abrazo y Niall besó la frente de Louis. —Harry es un gran alfa, lo mereces y él te merece a ti cariño.
—Gracias, Niall.
—Es momento que busques grillos Lou, disfrútalo.
—¿Grillos?
—Si Lou grillos, tú sabes, son grillos como el cuento donde la flor está esperando que llegue la abejita y vaya a dejarle polen y después viene el cuento este donde viene la cigüeña, pero claro, tú y yo sabemos que eso no es verdad.
El pobre de Louis cambió de colores, el omega se burló un poco de él susurrando cosas que solo parecían ponerlo más sonrojado.
Harry llegó abrazándolo por la espalda. —¿Listo amor?
—Listo alfa.
—Bien… es hora de marcharnos.
—Harry, alfa ingrato, escucha bien lo que diré —Niall frunció sus cejas optando una actitud de madre regañona—. Cuida bien a mi Louis... —Sus ojos se cristalizaron. —Gracias por amarlo tanto Harry—. Se acercó al alfa para abrazarlo.
—Está bien, Niall no te preocupes, no es necesario que lo digas, pero agradezco el gran amor que tienes por mi omega.
—Yo los amo lo sabes y me alegra verlos así.
—Cuida a mi cachorro y no le des tanto dulce, omega testarudo.
Niall le vio con rostro indignado. —sabes que no.
—Ni tú tampoco, Louis te dejó algunos postres en la nevera, son especiales para ti.
El omega jugó haciendo dramas para evitar que Louis se sintiera mal por dejar al cachorro.
Zayn participó fingiendo desmayarse en los brazos de su alfa para que este solo lo cargara.
Luego de unos instantes, Gemma pidió retirarse para poder tener al cachorro en su cama y bien arropado, además de llevar a casa a Niall, pues estarían con los planes de hacer un nido para recibir a su pequeña.
Louis y Harry se dirigieron al auto y sus amigos los despidieron entre aplausos, silbidos y claro llanto de parte de Niall.
En el auto Harry lo atrajo a su pecho soltando un poco de su olor para que el omega estuviera tranquilo, mentiría si dijera que no iba nervioso, su olor lo delataba y Harry empezaba a notarlo, así que el alfa posó su mano en la rodilla de su Lou para transmitirle seguridad y confianza.
—Tranquilo cuidaré de ti y te amaré con todo el amor que mereces cariño. —Harry sonrió y siguió dándole muchos besos alrededor de su rostro.
Luego de escuchar a su alfa, Louis se relajó porque sabía que Harry no le mentía.
El omega se quedó dormido en los brazos de su alfa, no se fijó que habían llegado hasta que Harry le habló con palabras dulces al oído para poder despertarlo.
—Amor, hemos llegado cariño.
Louis se removió frotando sus ojos con sus manos vueltas puño, Harry creyó morir de tanta ternura.
Lo cargó estilo nupcial y Louis aprovechó para rozar su nariz con la piel del alfa.
—¿Amor? —habló el alfa al notar que Louis no salía de su cuello.
—Cinco minutos más amor, me encanta donde estoy.
—¿Ahora vivirás en mi cuello?
—Sí, es mío. —Louis dejo una hilera de tiernos besos recorriendo hasta llegar a su mandíbula.
La risa de alfa hizo que Louis saliera de su escondite que había marcado con un enorme beso. Levantó la vista y Louis quedó sorprendido cuando vio el suelo cubierto con pétalos de rosas.
La cabaña estaba iluminada con velas por todos lados y de fondo una canción de esas románticas para bailar de mejilla con mejilla.
Louis buscó la mirada de su alfa —Es tan hermoso alfa.
—Me alegro de que te guste.
—Te amo.
—Yo también te amo cariño. —picoteó sus labios.
Harry le tendió la mano a Louis, el omega con sus mejillas sonrojadas, aceptó y sintió cómo el alfa lo acercaba a su cuerpo poco a poco, le levantó el rostro y acarició su mejilla con tanta sutileza que el omega solo pudo cerrar los ojos y ronronear por las caricias.
No fue necesario para Louis ponerse de puntitas, pues el alfa sabía el deseo de su omega, así que acercó su rostro y unió sus labios en un beso que denotaba amor y pasión.
Acunó su rostro con sus manos y talló sus facciones, Louis era simplemente hermoso.
El omega buscó de nuevo los labios de su alfa, Harry bajó sus manos desde las mejillas de Louis y recorrió toda su cintura hasta llegar a sus caderas y las dejo ahí posadas mientras seguían regalándose todo el amor posible, Louis llevó sus manos alrededor de su cuello y acarició la piel del alfa. —Omega. —fue lo único que logró decir antes de tirarse a sus labios otra vez, los labios de Louis se sentían como lluvia fresca después de tantos días de sequía.
Los ojos de Louis tenían un destello verdoso y los de alfa un azulado eléctrico. —Tus ojos... —dijeron ambos.
Sus lobos estaban destinados, su instinto relució en aquellas miradas intensas.
Lo alzó de la cintura y el omega enroscó sus piernas alrededor de su alfa, Harry lo sujetó por sus muslos.
Empezó a caminar directo a la habitación mientras el omega repartía besos por todo el rostro, cuando llegó al filo de la cama lo bajó recostándolo con tanta suavidad sobre ella.
Louis sonrió con pinceladas carmín sobre esas lindas mejillas, Harry se posó sobre de él sin poner todo su peso en el pequeño cuerpo. —Alfa... —dijo el omega en un jadeo.
—Eres hermoso. —habló contra su piel besando cada una de aquellas cicatrices ya casi invisibles—. Solo mío y yo seré tuyo.
Harry temía incomodar al omega, así que lo besó con fuego calmo esperando a que Louis estuviera seguro.
Sonrió cuando el omega empezó a moverse queriendo quitar su ropa, pero pidiendo permiso con su mirada. —Puedes hacer lo que te plazca Lou. —besó su mejilla—. ¿Quieres dormir o hablar? Solo dímelo cariño estoy a tu disposición.
Esas simples palabras fueron el incentivo para que Louis buscara sus labios, pasando sus manos por sus hombros para empezar a despojarlo de sus prendas.
Los roces de piel eran íntimos y delicados, como si se tratara de algo extremadamente frágil.
Harry besó el rostro de su omega, esas arrugas junto a sus ojos cuando sonreía sus finos pómulos, aquella conjunción de sus estrellas.
Estrellas que se convirtieron en sus favoritas, pues fueron su guía a su hogar.
Descendió por su cuello hasta llegar a donde iría la mordida, besó y succionó la piel expuesta provocando que de la boca de Louis salieran sonidos que fueron la melodía más bella para escuchar.
Los pequeños jadeos de su omega retumbaron en su oído, eso provocó que algo vibrara en su pecho, sus ojos se encontraron y el omega le concedió al alfa unirse de la manera más sublime para sus instintos.
Harry se aseguró con suma delicadeza preparar a su omega, el toque del alfa le hacía estremecer con tan un simple roce.
Lo llenó de mimos y cariño, no quería lastimarlo. Louis estaba en total seguridad y confiaba plenamente en su alfa.
Harry acunó su bello rostro entre sus manos, ladeo la cara sin dejar de repartir besos por toda su piel.
—Lou ¿estás seguro amor? —preguntó besando su cuello, su lugar favorito.
—Completamente alfa.
Sus cuerpos se unieron en el deseo, la fantasía y el amor de la dulce tentación.
La manera en que Louis decía su nombre era el alba de los delirios del alfa, porque historias de amor había muchas en libros, pero las mejores son las que se escriben en la piel.
Porque Harry lo leyó perfectamente y se sumergió en todas sus letras, devoró cada una de sus comas y se sosegó en los puntos. Recorrió cada una de sus páginas, se embelesó para ahogarse labio a labio con sus exclamaciones.
Amó la poesía que vivía en el omega, Louis amaba los besos largos y la manera en que el alfa lo leía y esa noche la luna fue testigo de los versos que el alfa escribió en su cuerpo.
Le besó donde la voz tuvo punto de quiebre, donde el lugar era perfecto porque se sentían solo uno.
El omega lo recibió dichoso, se juraron amor con cada caricia, sus lobos aullaron de gozo, pues al fin eran uno solo.
Al sentir ese cúmulo de fuegos artificiales empezar a destallar en su vientre, ladeó la cabeza exponiendo su cuello en señal de entrega, el alfa, al ver esa piel que parecía haber sido besada por el mismo sol, besó el justo lugar sintiendo cómo sus colmillos crecían en pleno éxtasis los enterró sobre la piel del omega sintiendo el sabor metálico en su boca.
Un sentimiento de calidad inundado a Louis, el sentimiento de amor y lealtad golpearon fuertemente al omega, pronto descubrió que el sentimiento no le pertenecía él, sino a su alfa, se regocijó cuando las emociones del alfa se acunaron en su corazón, fueron como una avalancha llena de felicidad, amor, y paz. Pero sobre todo el amor, tan puro, el amor que Harry sentía por él era tan grande que simplemente no se podía escribir con el lenguaje mortal, sus emociones eran solo una, sus latidos perfectamente sincronizados, eran uno solo, Alfa y omega.
Limpió la herida asegurándose que a Louis no le fuera molestia, bien dicen que todo lo que se hace con amor termina resultando hermoso y el más claro ejemplo era la mordida que ahora llevaría con orgullo en su cuello.
—Mío, mi omega, mi Louis, mi dulce y hermoso omega. —repetía Harry como si se tratase de un mantra.
—Tuyo alfa, siempre tuyo y tú eres mío. —respondió Louis en un tono posesivo, medio adormilado por la calidez que le inundaba el cuerpo.
Sus lobos gimotearon a luz de la luna acuñando aquellas palabras de promesa y pertenencia por la eternidad.
“MI OMEGA”
“MI ALFA”
Harry buscó aquel lugar que había proclamado como su lugar favorito. Enterró su rostro en el cuello de su omega, finalmente después de tanto sufrimiento, se sentía tranquilo, feliz, se sentía en casa, como siempre debió de haber sido, descubrió que este era el preciso espacio a donde pertenecía.
Harry y Louis se pertenecían.
Sus feromonas bailaron por toda la habitación funcionando como un tranquilizante les permitió dormir, así acurrucados.
Despertaba gracias a las caricias repartidas sobre sus hombros, la luz del sol calaba por la ventana, era una mañana fresca.
—Buenos días, dormilón. —El alfa picoteó sus labios viendo esas hermosas pestañas batirse para terminar de espantar el sueño.
—Harry. —Louis se recostó en su pecho buscando escuchar aquel sonido que le daba tanta paz.
—Amor. —le habló sentándolo en su regazo para tomar lo que había preparado de desayuno y alimentar a su omega.
—Gracias, cariño.
Harry no soportó más esa la vista que tenía de Louis, era tan tierno y lindo su omega que no pudo evitar sujetar sus mejillas y llenar su rostro de besos y tiernas caricias.
Luego de terminar de comer el alfa se encargó de vestir al omega y cubrirlo lo necesario con uno de sus grandes suéteres.
—Tengo un regalo para ti amor.
—¿Para mí?
—Si para mi hermoso esposo. —Le dijo con una enorme sonrisa mientras se dirigía al closet, sacó una enorme caja delgada envuelta con un moño rojo.
Puso el obsequio frente a él, esperando paciente que Louis descubriera de que se trataba.
Rasgó el papel descubriendo un enorme cuadro, sus ojos se cristalizaron y alzó la vista a alfa.
—Es hermoso Harry, yo no tengo palabras.
—No es la pintura amor, eres tú el que hace que sea hermoso.
El omega contemplaba un retrato de él mismo sonriendo pintado a lo que parecía ser carbón.
—¿Recuerdas aquella vez cuando quemaste las libretas donde desahogaste todo lo que había dentro de ti?
—Sí, me pediste el cuenco con las hojas quemadas. —sabía de qué hablaba, Harry, su hermoso alfa, hizo lo más lindo para él.
—Así es. —Se acercó para que el omega recostara su cabeza en su pecho—. Aquellas hojas quemadas donde iban tus profundos miedos y temores, donde iba todo lo peor y lo que te hizo tanto daño, se convirtió en lo que tienes en manos, tus Cenizas Louis. Todo aquello fue capaz de crear la belleza que ahora tus ojos pueden ver y lo que yo siempre vi en ti.
Harry entendía que el llanto de su omega era de felicidad y agradecimiento. Recorrió con su índice cada una de sus facciones talladas en ese papel enmarcado con un hermoso cuadro.
—Hay belleza en tus Cenizas Lou porque tu corazón ardió por aquello que amabas y el amor es extraño e inexplicablemente bello.
Louis dejó el cuadro a un lado y abrazó a su alfa con todo el amor posible, se aferró tanto a su cuerpo agradeciendo a la vida por su alfa.
Harry lo besó lento y roce a la pasión. —Eres lo más bello que mis ojos han podido ver.
—Te amo alfa.
—Y yo a ti amor, ahora ven que tienes un lugar especial. —Su alfa tomó el cuadro enlazando sus manos, lo encamino a una de las paredes de la sala, colgó la pintura viendo el enorme espacio a llenar.
—Aquí estarán las demás pinturas que contaran nuestra historia, tenemos mucho que vivir Lou.
Y Louis fue capaz de imaginar la pared tapizada con muchos cuadros de diferentes tamaños, guardando en foto los más preciados momentos de su vida.
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Hola
¿Cómo están?
Primero solo quería aclarar que en lo personal no soy muy de narrar escenas de contenido explícito, así que intenté hacerlo lo más lindo posible y de verdad espero que fuera de su agrado.
Segundo gracias a Vane y Andrea por el apoyo en este capítulo.
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