Capítulo 14
El repiqueteo de mis tacones negros hacía eco por el pasillo que conducía al ascensor del edificio donde vivía Camilo. Era mi amigo pero sabía que me devoraba con la vista cada vez que tenía oportunidad. No sabía bien si Raúl se había dado cuenta o no, pero de ser cierto, se lo había guardado muy bien.
Camilo era el tipo de hombre que queda mejor como amigo, al menos para mí. Podía pasar tiempo con él y conversar de diversos temas sin embargo, no me atraía nada su físico, cosa fundamental para mí. Su piel morena era muy linda pero no me sentía atraída en lo absoluto. Lo que no entra por los ojos, no entra por ninguna otra parte.
Sonreí al recordar que él ya me había visto tantas veces que estaba segura que había perdido el interés en mí y ya se le había pasado la novedad. Él conocía partes de mí que ni yo misma había logrado ver. Solté una risita al aire mientras el ascensor me dejaba en el piso cuatro. Salí y caminé hasta su puerta, sabía que él iba a estar aquí, lo llamé temprano en la mañana y quedamos pero estaba un poco nerviosa, iba a sonsacarle todo lo posible, más por curiosidad que por ayudar a Raúl. Esto era incómodo para mí pero sabía que había algo muy podrido y eso era lo que necesitaba saber, después vería cómo arreglarlo con Raúl.
Acomodé mi vestido ajustado y respiré profundo. Toqué levemente la puerta y cinco segundos más tarde Camilo me abrió y me miró con ojos, lascivos, quizás. No estaba segura de nada así que internamente me recordé a lo que venía y el papel que debía interpretar. Debía seducirlo sin llegar a más, así lograría mi objetivo. Sonreí ampliamente y él me siguió.
-Te estaba esperando. –Su voz era más aguda que la de Raúl, pero aun así era muy bonita.
-Claro. Con lo rápido que abriste en seguida supe que estabas detrás de la puerta vigilándome por la mirilla. –Sonreí enarcando una ceja.
Ese gesto era señal de desespero y no me gustan los hombres desesperados. Otro punto en contra para él.
-E-esto, no quise parecer ansioso, solo que sabía que estabas por llegar y no quería hacerte esperar. –Se sentía avergonzado.
Sí como no, por favor terminemos con esto.
-¿Me dejarás pasar o seguirás siendo un mal anfitrión y me dejarás parada en la puerta? -Su cara de asombro me hizo reír.
Estaba algo nervioso, bingo, eso era lo que quería. En un rato estaría contándome todo lo que yo quería saber.
Se apartó de la puerta dejándola abierta y con una mano indicó que pasara. Su apartamento era bastante bonito y acogedor, la decoración era simple pero muy bien distribuida y equilibrada, me sorprendía la capacidad de orden que este hombre tenía, normalmente ni yo era así.
En la pared frente a la puerta estaba colgando su título médico y al lado una foto grupal de cuando nos graduamos de medicina. Me acerqué en silencio y la nostalgia me invadió.
Definitivamente esos fueron los mejores años de mi vida y quería volver a esa época donde solo me importaba estudiar y salir de fiesta, sin tantas preocupaciones como ahora.
Camilo puso su mano en mi hombro y volví al presente. No me gustaba que me tocaran sin mi permiso pero tampoco quería que se ofendiera. Así que pensé en lo mejor que pude para librarme.
-¿Me brindas café? –Dije apartándome un poco.
-Claro. –Su sonrisa era genuina.
Ambos fuimos hasta la cocina y me senté en una silla del comedor. Tenía que buscar la manera de sacarle la información pero no quería ser tan obvia.
-¿Cómo vas con las inyecciones? –Me preguntó y lo agradecí internamente. Ya había tela por donde cortar así que debía ser inteligente.
-Bueno, hasta ahora me va muy bien y no he tenido problemas con mi período. De hecho no he tenido problemas en general -hice una breve pausa y al ver que él seguía ocupado preparando el café continué- Una amiga me preguntó si era mejor las inyecciones y yo le dije que sí, luego me comentó que había quedado embarazada con un DIU puesto. Entonces se convenció totalmente de cambiar el método anticonceptivo. Tal como yo hice.
-Sí, tuve una paciente así hace un par de semanas más o menos.
Aplaudí internamente, ya había picado el anzuelo que le lancé. Solo debía adentrarme un poco más en el tema para poder preguntarle por Melissa.
-Supongo que es un procedimiento bastante rápido, ¿no?-
-¿Qué, quitar el DIU? –Colocó una enorme taza de café frente a mí. Él se sentó en otra silla con una taza igual.
-Sí, quitar el DIU y mantener el embarazo. Digo, supongo que eso fue lo que hizo tu paciente-
-Sé lo que buscas, y te lo diré porque te conozco. Tú no actúas a la ligera y serás capaz de mantener esto al margen de tu amistad con Raúl. –Su voz tan tranquila me desarmó totalmente.
Abrí los ojos y apenas parpadeaba. Subestimé a Camilo y quedé como idiota pero ahora no podía echarme hacia atrás, debía seguir con el plan aunque se torciera un poco.
-¿Qué quieres decirme con eso? –Dije tranquilamente mientras bebía de mi café.
-Sé que tienes curiosidad por Melissa. Lo sé porque Raúl estuvo preguntándome y simplemente no le respondí. Entre mis pacientes y yo hay mucha confianza y tú eres el vivo ejemplo de eso -me tomó de la mano pero no la retiré, en su lugar me quedé mirándolo fijo. Esto no me lo esperaba- Lorena si quieres ayudarlo, ábrele los ojos. Él no es capaz de ver lo que está pasando y tú eres la única que puede ayudarlo.
-Ahora sí me dejaste preocupada. Habla lo que tengas atorado, sé que quieres decirme algo y te lo estás callando-
Él se levantó y pasó su mano por su cabello. Estaba debatiéndose entre decirme o no. Por otra parte me mantenía en la incertidumbre y yo sin saber, simplemente no me manejaba bien pero esta vez tenía que esperar, sabía que para él iba ser complicado decirme y debía darle un tiempo. Mientras tanto seguí bebiendo del café.
-Bien, te lo diré. Confío en ti y sé que actuaras de la mejor manera para ayudarlo. Así como también sé que evitarás que él sufra-
-Me estás poniendo de los nervios, ¿quieres decirme ya y dejarte de tantos rodeos? –Dije muy seria.
Él solo se volvió a sentar y sin mirarme comenzó a hablar.
-Melissa engaña a Raúl. –Estaba serio y yo entendía muy bien ese sentimiento.
-Lo sé, pude verla con su amante-
-Pero eso no es lo más importante-
-¿Ah no? ¿Y qué es lo más importante?-
-Ella es la paciente que te comenté-
Todas las piezas comenzaron a encajar en mi cabeza. Melissa con ese tipo, el embarazo y el DIU, Raúl sin saber, el reposo, Camilo al tanto del idilio de Melissa. Todo estaba relacionado y antes de formular mi teoría, Camilo siguió explicándome y sacándome de las pocas dudas que aún tenía.
-Melissa quedó embarazada con el DIU puesto, sin embargo, no era de Raúl de quien estaba embarazada, era del otro. Ella llegó prácticamente suplicándome que la ayudara y que por favor no le contara nada a Raúl. Sabes que siempre pongo mi ética y mi confidencialidad, con mis pacientes, por delante de lo que sea. Me comprometí a ayudar porque lo que pasa fuera de me consulta no es mi problema. Estoy para ayudar, no para juzgar.-
Estaba perpleja ante aquella información. Esto era más repugnante y sórdido de lo que me esperaba. No dije nada. Camilo se levantó y fue por un vaso de agua, para él y para mí. Bebimos al mismo tiempo y él sólo continuó.
-Su DIU se había movido de lugar, por lo tanto ya no era funcional por eso quedó embarazada. El problema es que ella no quería ese bebé, no era de Raúl y sería demasiado desvergonzado querer engañarlo con eso también. Así que le quité el DIU y le hice una interrupción a su embarazo.-
-Por eso necesitaba reposo, porque eso puede conllevar a un sangramiento casi como si fuese el período normal, además que el procedimiento es un poco agresivo. –Por fin pude formular una frase completa.
-Así es-
-Por eso no le dijiste a Raúl-
-Eso no me corresponde-
-¿Y por qué me lo cuentas a mí?-
-Porque sé que lo quieres, incluso, más que un simple amigo-
Fruncí el ceño, sentía curiosidad por sus palabras.
-No entiendo a qué te refieres-
-No me declaré porque sabía lo que sentías por él y yo estaba perdido frente a eso. Nunca me ibas a mirar como lo miras a él. Eras la única que no lo sabía o que simplemente no querías aceptarlo. Por eso te estoy dando toda esta información, úsala con inteligencia.-
No me quedó más por hacer que sonreír y sentirme agradecida. Por su sinceridad y por su comprensión. Me levanté y me dirigí a la puerta, él me siguió y nos miramos de nuevo.
-Gracias-
-No tienes por qué agradecer. Somos amigos después de todo. –Me sonrió de una manera tan bonita que sentí un gran alivio en mi pecho. Mi plan había funcionado mejor de lo que esperaba y para mi suerte no tuve que seducir a Camilo. Él me sorprendió en todos los sentidos.
-Es verdad. Por cierto, ¿esta noche quieres acompañarme a un bar aquí cerca? Vendrá Raúl también-
-Perfecto, luego me mandas la ubicación y la hora. Allí estaré.-
-Me parece bien. Hasta esta noche.-
Me di la vuelta y mientras caminaba hacia el ascensor para salir del edificio, caí en la cuenta de todo lo malo que había descubierto. No quería que Raúl sufriera pero la que se estaba volviendo loca era yo.
Debía pensar en algo para salir de esto.
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