Capítulo Único
En ese atardecer gélido comenzó a caer granizo anunciando una nevada copiosa.
Jungkook se había demorado una vez más para llegar al hogar que compartía con su pareja. Después de muchas idas y venidas habían apostado a convivir para ver si sobrevivían a los avatares diarios. Llevaban dos años de relación pero Jungkook nunca había olvidado a su ex novia y el fantasma del pasado cohexistía allí mismo, entre ellos dos.
Jungkook pasó toda la tarde con su ex mujer por la que aún sentía pasión y eso le impedía entregarse absolutamente a su actual pareja.
Cuando atravesó el portal de su casa, arrojó las llaves sobre la mesa sin importarle que era tardísimo ni el ruido que provocó. Giró sobre sus talones y alcanzó a ver una silueta alejándose de él.
—Perdón la hora —gritó desde donde estaba, pero nadie respondió. Se acercó al cuarto que compartían, ingresó mirando a la nada y se sentó al borde de la cama para quitarse las botas.
—No te saques el calzado ni te desvistas, quiero que te vayas de mi cuarto, de esta casa y si es posible de mi vida —De forma categórica dijo Jimin, que se encontraba de pie junto a la ventana dándole la espalda a su novio.
Afuera comenzaba a nevar, primera nevada del año y él, en pocos minutos estaría solo para admirarla.
Jungkook tomó con desgano sus cosas y salió de allí. Jimin se volteó a ver si su novio también lo hacía y al menos intercambiar miradas, porque en el fondo de su alma él deseaba que Jungkook no se fuera, que lo abrazara y pidiera perdón para luego reconciliarse entre las sábanas, pero eso no pasó, Jungkook no lo hizo. Y un acongojado Jimin se sentó en el alféizar de la ventana y lloró por su corazón roto.
En algún momento Jeon Jungkook se había sentido enamorado de Jimin.
¡Cómo no!
—Si es el más lindo del mundo —Según sus propias palabras.
Ellos se habían conocido por amigos en común que lo llevaron a ver la obra donde Jimin bailaría.
Jimin era soltero y Jungkook acababa de cortar relaciones con su novia. La mujer que en el fondo era su amor, su todo, así de simple, su todo, si tan solo hubiera sido sincero consigo mismo y con su actual conquista, no hubiera provocado tanto dolor.
Pero no pudo evitarlo, se sintió atraído por el alucinante chico que momentos antes había brillado en el escenario y apostó a la viejísima idea de que un “clavo saca otro clavo”.
Esa noche se fueron juntos, a Jimin lo sedujo en el acto el bello hombre de cabellos oscuros, tenía unos simpáticos ojos redondos que jugaban en su rostro, enormes manos tatuadas y un cuerpo varonil que lo volvió loco de entrada. Esa noche tuvieron sexo desenfrenado y el hermoso bailarín se sintió fascinado.
«¿Encontré el amor?» —Se preguntó ilusionado.
La relación entre ellos avanzó. Jungkook pareció dejar atrás su antigua relación con la bella ex novia, pero era solo apariencia, a solas, él no podía abandonar lo vivido con la joven y el solo recuerdo de sus etéreas proporciones le quitaban el sueño.
Sin embargo nunca pudo ser sincero con su actual pareja, le ocultó a Jimin de todas las formas posibles su obsesión con esa mujer pero lo cierto es que libraba una guerra interna porque él, sí tenía sentimientos por Jimin. Lo admiraba como artista, le atraía físicamente de manera poderosa, cuando estaban cerca no podía dejar de besarlo, tocarlo y tener sexo rabioso.
Pero nunca, nunca pudo soltar a la ex y eso, es algo que no puede ocultarse por mucho tiempo.
Más tarde que temprano Jimin se convenció que había sido incapaz de conquistar el corazón de Jungkook. Como si eso fuera responsabilidad suya, sintió pena por sí mismo, se echó culpas, experimentó miedo y se percibió como un alma horriblemente miserable.
Llevó esta vida de mierda durante dos años, hasta aquella noche que puso fin al ciclo pesadillesco cuando echó de su casa y de su sistema a Jeon Jungkook.
A partir de allí, vislumbró que había posibilidades de dejar atrás tanto dolor y humillación.
Día tras día hizo búsquedas en la Web sobre oportunidades laborales o de intercambios culturales. Su mánager le presentó infinidad de propuestas, muchas, decenas, centenas, la mayoría provenían de países asiáticos, y decidió esperar. Medio año después cuando llegó la de París, supo que era la indicada. Más de diecisiete horas de vuelo parecía ser suficiente distancia entre él y sus fantasmas.
La propuesta incluía estudios de danza contemporánea y un contrato con una prestigiosa marca de modas de renombre mundial, él sería el rostro de la empresa por dos años, no dejaría pasar esta oportunidad.
Cuando finalmente y a distancia se firmaron acuerdos y contratos, su corazón dio un brinco y ahí se dio cuenta que, herido y todo, ese pequeño músculo aún daba pelea.
Se dirigió a la ventana de su estudio, seguía nevando, él seguía solo pero a la lejanía imaginó un futuro prometedor.
Él había rechazado cada llamado y cada intento que Jungkook hizo para reconciliarse. Había bloqueado al chico que amaba porque había decidido amarse a sí mismo.
Sabía que necesitaba distancia y tiempo. Lo que Jimin no tenía forma de saber, era que el avión que lo llevaría a París explotaría a los pocos minutos de haberse producido el despegue.
Nadie sobrevivió a la peor tragedia aérea de los últimos años.
Jimin y sus sueños quedaron truncos y convertidos en cenizas al igual que la carta que él llevaba entre sus manos.
La misma que Jungkook le había entregado en el aeropuerto antes de que abordara.
Jungkook le suplicó que no se fuera, que se quedara con él. Le entregó la carta donde le pedía perdón de mil maneras posibles, en ella le contaba que había abandonado la relación con su ex y que llevaba seis meses sin verla. En esa carta, Jungkook había dejado su corazón en carne viva y le expresaba con sangre que no quería seguir viviendo sin él.
En cuestión de segundos, la desesperación cundió en todo el aeropuerto, los familiares de las víctimas se agolparon para recibir novedades de sus seres amados.
Jungkook lloró amargamente detrás de las puertas vidriadas que lo separaban de la zona de embarque. Minutos atrás se había despedido del hombrecito que amaba y ahora solo quedaban cenizas de ese recuerdo. La seguridad del aeropuerto intentó sin éxito sacarlo de ese lugar pero él solo reaccionaba con violencia y gruñidos de dolor. Se quedó inerte, ni siquiera podía mover un músculo, solo reaccionó cuando las puertas de cristal se abrieron automáticamente y vio a Jimin, que corría hacia la salida, hacia él.
Jungkook era una bola incontrolable de nervios y de lágrimas, no le importó que los guardias le impidieran el paso, él se sacó de encima a todo el mundo y corrió desesperado al abrazo de su chico.
Lo abrazó, lo zamarreó, lo alzó, lo tocó para cerciorarse que era real…
—¡¡Jimin, Jimin!!
—No pude irme, Jungkook, no abordé el avión —casi desvanecido y con un hilo de voz, agregó— tu carta me salvó.
Quedaron abrazados por varios minutos en un silencio cómplice de emociones y sensaciones no dichas.
Jungkook tomó el rostro de Jimin con una mano y con la otra acariciaba su cabello. Lo miraba como si quisiera perderse entre esos ojos.
—Lo que dije en la carta es toda la verdad que hay en mí, Jimin, sé que fui un mal novio y que te hice sufrir, pero eso se acabó, te elijo a ti, por encima de todas las mierdas de esta vida, tú eres yo —hipaba entre palabras y palabra— El tiempo separados me hizo ver que te necesito, que no quiero un futuro sin ti en mi vida.
Secó sus lágrimas con el puño de su saco.
—¿Me crees?
Jimin no contestaba.
—¿Jimin, me crees o te lo demuestro a besos?
Jimin sonrió y se dejó besar. Fue el beso más hermoso que se hubieran dado en todo el tiempo de pareja.
—Sentí que me moría cuando el avión explotó, te juro. Te juro que no sé qué hubiera hecho si te perdía…
—Estoy aquí…
—Estás aquí y… —llevó su mano junto con la de Jimin a su corazón— y aquí, mi amor.
.
.
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Jimin tras leer la carta de Jungkook y a minutos de abordar el avión, sintió que huir no era lo correcto, sus sentimientos por Jungkook eran más fuertes que el deseo de esconderse, creyó en esas palabras, sonrió con lágrimas. Volvería por él, le daría una chance a ese amor que lo desbordaba. Se sentó en la banca frente al ventanal que daba a la pista de despegue, con la carta entre sus manos y ajeno a lo que pasaba a su alrededor, se quedó horrorizado observando cómo aquel futuro lejano en París, se hacía cenizas en el aire.
Su presente es Jungkook y allí no había cenizas, solo fuego.
FIN
Un cuentito de Caracola.
Escrito el 06 de abril de 2024.
Publicado el 14 de agosto de 2024.
¡Hola!! Les comparto este One shot que escribí en el marco de una dinámica que propuso la bella @NoralisSaraiGonzlez en el grupo Apobangpo, en el que participaba y del que me quedé con recuerdos hermosos.
La consigna era escribir el relato más triste. Lo que escribí en aquel momento era un NamJin y tenía un final trágico. Para publicarlo hoy decidí adaptarlo a mi Shipp preferido kookmin (Ya saben, soy Jikooka de ley 💪🏻) y darle un final feliz como todos los finales de mis historias.
El original NamJin está publicado en Inkitt.
Link aquí 👉🏻
¡Ojalá que les guste!
No se vayan muy lejos porque se viene otro One Shot y los capítulos de Enigma Rojo.
Síganme para más cariñitos 🙈
Las I purple U muchoooo 💜 💜 💜
Lola 🧉 / Caracola 🐌
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