—No te martirices por esto, Mikaela —aconsejó Lacus dando dos palmadas en su hombro—. Tu mamá ya dijo que tenían problemas, esto fue solo como, no sé, ¿el impulso final?
—Gracias, me haces sentir mejor —musitó sarcástico.
—Ya en serio, no lo pienses tanto o vas a sufrir de más —le regañó—. Quisiera quedarme, pero esta no es tu casa y bueno, no quiero molestar, así que te llamo cuando llegue, ¿sí?
—Está bien —suspiró levantándose a la vez que su amigo—. Ah, Lacus, gracias por todo, ya sabes, eres un buen amigo.
—No me agradezcas, baby —sonrió guiñándole—. Si necesitas algo, me avisas, ¿sí? Nos vemos mañana.
Despidiéndose con la mano de su mejor amigo, Mika le vio irse en su auto y dudó si entrar o no a la casa; al final, optó por darle la vuelta e ir al jardín trasero a sentarse a la sombra del árbol que había ahí.
Estuvo un largo rato pensando y jugando con su teléfono en sus manos, realmente sin ganas de hablar con nadie y cuestionándose incluso el porqué de su nacimiento; honestamente, pensó que después de decirle sus verdades a su padre iba a sentirse mejor, y sí lo hizo, muy brevemente, pero ahora solo se sentía miserable y triste.
La llamada entrante en su móvil lo sobresaltó, haciendo que tirara el aparato al suelo sin querer y lo tomara apurado, sin fijarse en quién le llamaba; fue un alivio oír la dulce voz de su novio.
—¿Cómo estás, Yuu-chan? ¿qué tal tu día? —preguntó con una leve sonrisa.
—¿Cómo estás tú? —inquirió él con preocupación—. ¿Estás bien?
—Bueno, solo dejaré de vivir con mi padre, así que estoy bien —intentó reír, irónico—. Y antes de que digas que es tu culpa, te aclaro que no es así, ¿entiendes?
—¿Dónde estás ahora?
—Con mi tío, ¿lo recuerdas? Tuvo su despedida de soltero en la discoteca —explicó.
—Sí, el esposo de Lest-san —rió—. Ese no era el punto, ¿estás bien? Sabes que puedes decirme cualquier cosa, ¿no?
—Lo sé, y estoy mejor ahora que te escucho —sinceró bajando la cabeza mientras sonreía y arrancaba un poco de césped con la otra mano—. ¿Tienes algo que hacer mañana en la tarde? Quiero verte.
Yuu se sonrojó tontamente tras oír aquello y balbuceó unas cuantas frases antes de poder decir algo coherente, lo que hizo reír al rubio.
—Mañana es día de limpieza mensual —expresó—. Mis padres me dejan la casa por un día una vez cada dos meses para que yo la limpie, son quehaceres pendientes de todo el mes que ellos hacen por mí.
—¿Quieres ayuda?
El azabache se rió verdaderamente contento, ¿a quién demonios le interesaba ayudar a alguien a limpiar su casa solo para verle? Jamás le pasó algo así con sus antuguas parejas; parando lentamente de reír y escuchando una suave risita de su novio, afirmó.
—Entonces, Yuu-chan, te veré mañana, ¿sí? —se despidió—. Te amo —canturreó; obtuvo un "yo más" tembloroso y avergonzado.
Después de pasar una de las peores noches de sus vidas, tanto Krul como Mika se despertaron en la mañana cansados y con ganas de jamás levantarse de la cama, mas haciendo uns esfuerzo por el otro, se pararon, se bañaron y se encontraron en la cocina.
El rubio jamás se había fijado en las ojeras de su madre, pues cuando se despertaba, ella ya estaba perfectamente arreglada y nunca lo notó, ahora se sentía enojado consigo mismo por eso; antes de que ella le saludara, la estrechó fuertemente en un abrazo que ella correspondió de inmediato sin importarle los huevos revueltos que preparaba.
—Te amo, mamá —susurró.
Krul se echó a llorar apenas lo escuchó, necesitaba oír algo así esa mañana; después de estar en la misma posición unos cinco minutos mientras sollozaba, finalmente se separaron y ella secó sus lágrimas al tiempo que acariciaba el rostro de su hijo y le sonreía.
—Yo también te amo, cariño —le dijo.
—¡¿Qué se está quemando?! —chilló Asura bajando apresuradamente las escaleras, seguido de un tranquilo Lest.
Rápidamente, la pelirrosa se giró a ver el desayuno, notando lo negruzco que estaba y lo apagó, suspirando; se volteó con su hijo nuevamente y le sonrió, para luego reírse, contagiándole.
Cuando el pelipúrpura llegó a la cocina, madre e hijo estaban riéndose del desastre de humo que se había formado mientras ellos estaban distraídos; Lest quiso entender qué les pasaba, pero su esposo negó, como diciéndole que los dejara ser.
—Hola, Saito —saludó Urd al teléfono mientras bebía en su oficina—. Necesito que encuentres a alguien y me lo traigas —espetó dando un trago a su vaso de whisky—. Esto es totalmente confidencial, ¿entiendes? —gruñó frunciendo el ceño—. Mi hijo está saliendo con un muchacho que no conozco, localízalo y traelo conmigo antes de que acabe la semana —ordenó y luego de decirle que le pagaría una vez tuviera al desconocido enfrente suyo, colgó.
Tal vez no había podido lidiar con su hijo directamente, pero si su "amado novio" lo dejaba y lo empujaba a casarse, tendría una oportunidad de recuperarlo y con ello, tanto la posibilidad de hacer más grande su empresa principal y a su esposa; su plan no tenía fallos.
Si era sincero consigo mismo —esto hablando solo, todo gracias al alcohol— entendía que estaba siendo un asco de padre y de marido, pero cuando estuviera sobrio, estaría seguro de que estaba haciendo un gran trabajo; lo que era más, ni le preocupaba la amenaza de su esposa.
Amé mucho el momento madre e hijo que tuvieron :'3
Quiero contarles que estoy aprendiendo a coser ropa, así que eso me lleva trabajo con las manos y cuando quiero escribir están cansadas las csms ahre xD, sé que no es excusa, pero eso n.n
También, ya vamos llegando al final del libro, así que preparen sus corazones para ello :'3
Oh, y además, me estoy esforzando en hacerles capítulos más largos uwu
Espero les haya gustado el cap
Bye!
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