★ Novio
Cuando Yuu salió de la ducha, se secó tranquilamente y decidió solo usar su bóxer mientras esperaba; luego se dedicó a buscar el antifaz que debía ponerse antes de que Mika llegara.
Pero no lo encontraba por ningún lado, volteó el cuarto patas arriba y no lo halló, se estaba poniendo nervioso con cada minuto transcurrido porque el rubio iba a llegar en cualquier momento y no debía verlo sin su máscara; aún no era el momento adecuado para ello y no se sentía preparado.
De repente, la puerta fue tocada dos veces, y sin más opciones —además de con el corazón latiendo presuroso—, se abalanzó contra el interruptor de luz para apagarlo; la luz del pasillo iluminó tenuemente la habitación, y seguido, el Geagles entró cargando una bolsa de papel de tamaño mediano.
—¡No la enciendas! —jadeó Yuu apenas vio el movimiento del más alto al llevar su mano a la pared.
—¿Por qué? —preguntó fingiendo ignorancia.
—P-Por favor no lo hagas, Mika —le pidió sintiéndose totalmente vulnerable.
Mika se arrepintió de su acción inmediatamente, odiaba ser tan impulsivo a veces, pero ya no había vuelta atrás, aunque debió respetar lo que había decidido antes sobre la identidad ajena; entonces cerró la puerta y tanteando con una de sus manos, puso la bolsa en la mesa de noche.
—¿Te molesta que no me haya duchado o...? —intentó preguntar el ojizafiro un poco inseguro.
—E-Está bien... —murmuró incómodo—. S-Siento pedirte esto, pero realmente no quiero que enciendas las luces —le condicionó.
—¿No quieres mostrarme tu rostro? —dijo un poco decepcionado el más alto—. Estoy seguro de que eres perfecto, Yuu-chan.
—N-No es eso... —renegó sentándose en la cama junto al Geagles—. Yo... —suspiró—. No me siento cómodo mostrándote mi cara...
—¿Por qué?
—Mika, ¿podemos no hablar de esto ahora? —se quejó—. Me gusta estar contigo, pero prefiero tocar el tema cuando no estemos frente a frente, si no te molesta.
—Está bien, lo siento —musitó y volvió a sonreír para recobrar el ambiente—. ¿Qué tal si volvemos a lo que dejamos?
Riendo, Yuu tanteó sobre la cobija hasta tocar la mano del rubio y la entrelazó con la propia, al tiempo que se acercaban mutuamente para besarse profundamente; sus labios chocaron suavemente, juntándose en una danza lenta y profunda de la que no querían separarse.
Despacio, sin ninguna prisa, Mika fue subiendo su mano desocupada por uno de los brazos del moreno, sintiendo la suavidad de su piel, la cual era como una porcelana nueva que deseaba nunca dejar de tocar; el azabache se erizó inmediatamente al tener una de las extremidades ajenas recorriendo su piel, aunque era extraño sentirse tan excitado cuando solo eran sus hombros, una parte no muy erógena en su cuerpo.
Aquello solo lo llevaba a la conclusión de que ese rubio tan importante y de estrato social alto, se convirtió en alguien especial en poco tiempo; ni siquiera recordaba como eran las sensaciones del sexo que llegó a tener mucho antes de él, porque se sentía tan embriagado —pese a no haber bebido nada de alcohol— que no pensaba correctamente.
—Mika... —jadeó al separarse del beso y tratando de recuperar aire.
El aludido sintió un corrientazo pasar desde la punta de sus pies hasta su cabeza, casi que lo paralizó por unos segundos; se sentía extrañamente extasiado y ni siquiera habían empezado como tal el acto.
Eso solo lo hacía preguntarse: ¿qué tanto estaba dispuesto a esperar por ese ojiesmeralda para poder tenerlo como su pareja y poder experimentar esas sensaciones cuantas veces quisiera? ¿realmente iba a detener su carrera en el amor hasta que él decidiera aceptar su corazón y mostrarle su rostro? Al besarlo, lo tenía muy en claro, y la respuesta era sí, mil veces sí.
—A-Ah... Rene... —gimió Lacus mientras brincaba suavemente sobre la anaconda del aludido.
Después de dejar a Mika en la discoteca, una cosa llegó a la otra y ahora ellos estaban teniendo sexo en el auto del ojeroso; simplemente sucedió y no le dio tiempo al pelipúrpura de meditar si quería hacerlo o no —aunque obviamente no iba a desaprovechar la oportunidad—, solo pasó.
El azabache sonreía de lado viéndolo sonrojado y saltando a un rito acelerado, se había dado cuenta que Lacus no era ese chico de porcelana, inocente, gentil, tímido y con mal sentido del humor que le habían presentado; era todo lo contrario: extrovertido, elegante, algo misterioso, sensual, pervertido y también muy, pero muy provocadoramente sexy.
Llegados a ese punto, se arrepentía un poco por haber roto el compromiso esa vez, quizá debió darle una oportunidad, pues realmente sentía que el ojirubí más bajo le gustaba bastante; y obviamente el sentimiento era más que recíproco.
—¡A-Ah...! —jadeó Lacus alcanzando el clímax y sintiendo su serpiente dejar salir su veneno casi al mismo tiempo que la anaconda ajena llenaba su cueva.
—¿Estás bien? —sonrió Rene tomando un pañuelo que había en la cabina del auto y limpiando tranquilamente la serpiente del más bajo con cuidado.
—S-Sí, gracias —rió recuperando el aire—. Fue genial, Rene.
—¿Ah, sí? —murmuró acercándose a los labios ajenos—. ¿Sabes qué sería más genial?
—¿Qué?
—Que te hicieras mi novio —susurró contra la boca ajena.
El Eusford abrió los ojos de par en par con total sorpresa, aquello no lo esperaba, al menos no tan pronto, puesto que habían pasado pocas semanas desde el rompimiento del ojeroso con Yoichi; sonriendo, Lacus le dio un beso a Rene, el cual lo recibió gustoso y lo interpretó como un sí.
El pelipúrpura sintió una ligera molestia únicamente porque le hubiese gustado darse el lujo de rechazarlo; pero la felicidad de finalmente consolidar algo con su crush le ganaba a cualquier otro sentimiento.
No se enojen, tendremos más de Mika y Yuu en el siguiente cap, pero es importante desarrollar las demás parejas ;3
Además, el ReCus es de mis parejas secundarias favoritas uwu
Espero les haya gustado este cap
Bye!
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