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★ Genial

La fiesta terminó bien para todos, a excepción de Mika, que tuvo que aguantar a su padre diciéndole que hablara con las hijas de sus socios a los que había invitado especialmente para ese propósito, todo en frente de Yuu, quien no sabía en donde esconderse; ahora sentía mucho más esa diferencia de clases sociales, pero la calló durante el resto de la noche.

Sobra decir que el rubio le estuvo pidiendo que lo excusara por el comportamiento de su padre a cada rato y que ignorara el asunto, pues él no iba a casarse, contrario a lo que Urd le había dicho a todos sus socios; fue un poco incómodo por eso, pero una vez estaban solos platicando, toda incomodidad desaparecía y solo quedaba una burbuja llena de cariño y confianza.

Quizás la más dulce que el Geagles menor hizo —de todas sus acciones de la velada— fue irlo a dejar en la puerta de su casa pese a que se negó y le explicó muchas veces que Kimizuki lo llevaría; no obstante, no le quedó de otra cuando el pelirrosa desapareció de su campo visual justamente cuando ya tenía sueño, así que el de tez pálida aprovechó y conoció —al menos la fachada— su humilde hogar.

—Sé que no es como tu casa, pero es todo lo que tengo —murmuró Yuu con cierto recelo mientras su reciente novio admiraba desde el auto su hogar.

—¿Qué? Si tu casa es muy linda —renegó el ojizafiro fijando su vista en el moreno que tenía las mejillas infladas.

—Lo dices por pura cortesía, obviamente mi casa no es nada comparada a la tuya —se quejó rodando los ojos.

Mika rió ante la actitud del azabache, y en lugar de molestarse, lo abrazó y le acarició cariñosamente el cabello; ambos se sonrojaron ante la acción.

—Es cierto que mi casa es más grande, pero seguramente la tuya es más acogedora y tiene un ambiente más familiar —susurró—. No te avergüences de donde creciste, Yuu-chan.

Por primera vez desde que conocía al hijo del presidente, el ojiesmeralda se sintió feliz de ser clase media, porque gracias a las gentiles palabras del rubio, se daba cuenta que había esperado tanto tiempo en la excusa de su diferencia social para nada, pues él le hacía sentir especial pese a que sabía que los estratos eran distintos, lo que era más, aquello no parecía importarle en lo más mínimo.

En la tarde siguiente, pues Yuu había dormido hasta las dos de la tarde, el moreno despertó con su teléfono al borde de apagarse en la mano y una llamada sin colgar con el rubio; al principio le dio muchísima vergüenza, porque él no solía ser así de meloso con una persona, ya luego de unos minutos se le pasó y colgó la llamada para poner a cargar su móvil.

Aún en pijama, bajó a la cocina, en donde estaba su almuerzo servido y cubierto en la mesa junto a una nota de sus padres en la que le explicaban que habían salido en una cita; la comida todavía estaba tibia, así que simplemente buscó un cubierto y se sentó a devorarla.

El silencio del lugar fue su santuario para meditar todo lo que había ocurrido en las últimas doce horas: fue a una fiesta lujosa, le dijo a Mika quién era, tuvieron sexo, se hicieron pareja, él lo había traído a su casa, hablaron por más de cuatro hojas por medio de una llamada; wow, la noche anterior había sido de las más turbulentas en su vida.

Por su parte, el Geagles menor recién despertaba sentado en su sofá, pues se había dormido ahí, casi le dio un infarto porque apenas abrir los ojos, visualizó a su madre en frente de él bebiendo té; ella le sonrió divertida por su reacción.

—Buenas tardes, bella durmiente —le saludó burlesca.

—Hola, mamá —renegó estirándose—. ¿Por qué dormí aquí?

—No lo sé, ¿por qué no miras tu teléfono y lo descubres tú mismo? —rió.

Confundido, el menor la obedeció y encontró en la pantalla, la foto de perfil de su adoradísimo Yuu-chan y bajo ella, el tiempo de duración de una llamada que habían hecho después de que lo dejó en su casa; conque a eso se refería, mujer chismosa.

—Imagino que avanzaste mucho con ese chico —expresó la ojirubí dando un sorbo a su té—. Pero, por favor ten cuidado, al menos hasta que termines la carrera, no le digas a tu padre, ya sabes cómo está él con todo el asunto de la boda.

—No pensaba decirle... —murmuró en un suspiro.

—Dormir en la sala, con el teléfono desbloqueado y una llamada de varias horas con un chico no es precisamente guardar el secreto, ¿o sí? —recriminó ella sarcásticamente mientras levantaba una ceja.

Mika se sonrojó sutilmente ante la analogía de su madre, y avergonzado, entendió que ella tenía razón, le prometió tener más cuidado; luego, subió a su habitación y finalmente se permitió enviar un mensaje de buenos días —tardes— a su delicioso Yuu-chan.

[02:37 PM] Mikaela💤: Buenas tardes, Yuu-chan; cómo dormió, mi precioso y único novio? ( ˘ ³˘)❤

[02:37 PM] Mikaela💤: Es genial poder llamarte así por fin... (#^.^#) 

Sin querer, una sonrisa se había plasmado en su rostro y un ligero rosa se apoderó de sus mejillas; al darse cuenta de esto, se sintió idiota, pero al mismo tiempo reflexionó sobre lo mucho que sentía por el azabache, pues ninguna otra pareja le había hecho sentir de la misma forma en que él hacía con solo enviarle un mensaje cursi.

Adoro a Mika sintiéndose enamorado :'3

Espero les haya gustado

Bye!

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