—La verdad, no entiendo porqué me pediste que te acompañara si ibas a estar en estas —se quejó Mika viendo a Lacus llorar en el baño.

—¡Es que...! —sollozó cual niño pequeño.

—Eres bien masoquista —rodó los ojos y se cruzó de brazos.

El pelipúrpura había visto —por enésima vez en la noche— como Rene y Yoichi se besaban y se toqueteaban descaradamente, esta vez bailando, y simplemente no pudo soportarlo más, por lo que arrastró a su mejor amigo al baño y ahí se echó a llorar como un infante que se raspó las rodillas al caerse.

—Era obvio que esto iba a pasar si venías —suspiró el ojizafiro abrazando por los hombros a su amigo—. Quiero decir, ellos son novios y él rechazó su matrimonio contigo, así que es normal —dijo—. Sabías que iba a pasar, ¿por qué insistes tanto en hacerte daño?

—Tú no entiendes, Mikaela —murmuró separándose del contacto para enjuagarse la cara—. Nunca te has enamorado, así que no sabes lo difícil que es necesitar ver a quien quieres, aún si el verlo implica tener que ver cómo es feliz con otro.

—Palabras profundas de Lacus Eusford —expresó sonriendo; el aludido le dio un golpecito en el pecho—. Bueno, podemos irnos si quieres.

—No —sentenció rápidamente el ojirubí, limpiando sus ojos—. No nos iremos hasta que bailes con ese mesero y obtengas su número de teléfono.

Un infantil sonrojo se apoderó del rostro de Mika al verse descubierto por su amigo, simplemente soltó un suspiro resignado y descruzó sus brazos.

—Por más que le he coqueteado cuando está sirviendo, no me presta atención —mencionó el rubio.

—Tú déjalo en mis manos, baby —rió el pelipúrpura tras haberse secado la cara.

Finalmente, ambos salieron del baño y regresaron a la mesa; Narumi les servía y era acompañado por Yuu, el cual era devorado por la mirada de Mika, quien no se molestaba en disimular que quería hablarle.

—Perdone, ¿podría dejar de mirar así a mi amigo? —interrogó el castaño; el ojizafiro clavó sus ojos en él—. Lo pone nervioso.

—¡N-No me pone nervioso! —se defendió el ojiesmeralda, sonrojado.

—¿Lo ve? —sonrió el ojicastaño.

—¿Lo hago? —preguntó el rubio con una sonrisa divertida; el moreno suspiró pudoroso.

—Lo hace —afirmó Narumi mirando de reojo a su amigo a modo de burla.

Yuu se retiró junto al castaño, quien recibió algunos golpes por hacer tremenda babosada; Kimizuki se burló de él también, pero le recomendó que si quería bailar con el desconocido, lo hiciera, porque Ferid no estaba y no habría alguien que lo regañara, a menos, claro, de que alguien le informase, y bueno, ellos no lo harían.

Entonces, decidido, pero queriendo hacerse de rogar, el ojiesmeralda le pidió al dj que pusiese una canción movida pero que pudiera ser sexy para bailar; y luego, llevó los tragos a la mesa siete, en donde la mirada color zafiro de ese chico le esperaba.

—Hey, ¿quieres bailar? —interogó Mika en cuanto el moreno estaba por irse; el rubio se puso de pie rápidamente y jaló al azabache a la pista de baile tras hacer que dejara su charola en una mesa cualquiera.

—No le dije que sí —espetó Yuu tratando de verse ofendido cuando ya estaban en medio de la pista de baile.

—Pero tampoco dijiste que no —contraatacó el de tez pálida—. ¿Y sabes qué otra cosa no me has dicho? Tu nombre.

Una sonrisa coqueta se instaló en el rostro de Yuu, un gesto que no pasó desapercibido para el más alto, quien lo tomó como un permiso y agarró de la cadera al más bajo; el azabache miró al rubio intensamente tras haber pensado si era buena idea decirle su nombre.

—Yuu —expresó el moreno—. Soy Yuu.

—Yuu-chan —repitió apodándolo de inmediato—. Es un lindo nombre —elogió; las mejillas ajenas se pusieron levemente rojas—. Soy Mikaela.

—Es un placer —le guiñó—. ¿Sabe? Usted no parece del tipo que viene a lugares como este.

—Tú tampoco lo pareces —le sonrió—. Pero no pensemos en eso; solo tenemos unos minutos, ¿verdad?

—Exacto, debo regresar a mi trabajo.

—Entonces aprovechémoslos —sentenció el más alto.

Siendo sinceros, Yuu olvidó que estaba trabajando y solo se dedicó a bailar con Mika, las canciones movidas y las lentas, bailó durante casi toda la noche con el rubio y sus miradas no dejaban de encontrarse mientras sus cuerpos se movían juntos en la pista de baile; y no fue hasta que Kimizuki le hizo una señal al azabache de que ya se iba para llevarle a su casa, cuando este reaccionó y se separó rápidamente del ojizafiro.

—¿Qué pasa? —preguntó el de tez pálida viendo a su acompañante sacarse los zapatos y cargarlos en sus manos.

—Tengo que irme, fue agradable bailar con usted —expresó sonriéndole.

Yuu caminó rápidamente hasta su mejor amigo, pero Mika le detuvo sosteniéndole del brazos y pidiéndole su número, sin embargo, el ojiesmeralda se negó y se soltó bruscamente para luego entrar al cuarto de descanso siendo perseguido por el rubio, quien incluso iba a entrar en la habitación de los empleados, claro, si Kimizuki no se hubiese parado frente a ella, interponiéndose en el camino.

—Él ya dijo que no quería darle su número —gruñó el pelirrosa con el ceño fruncido y los brazos cruzados—. Por favor regrese a su mesa, no queremos alborotos aquí.

Enojado y totalmente frustrado, Mika chasqueó la lengua y regresó con Lacus, el cual le miró emocionado y esperando a que le contara todo lo ocurrido; sin embargo, solo obtuvo al rubio molesto y gruñendo que se fueran.

Ambos se despidieron y se fueron en el auto del pelipúrpura con él mismo conduciendo, y mirando preocupado a su amigo.

—¿Qué pasó con el chico, Mikaela? —inquirió.

—No me dio su teléfono y se fue —suspiró—. Aunque me dijo su nombre; se llama Yuu.

—De hecho, solo es un apodo —acopló el ojirubí—. Él podría llamarse de muchas formas; Yuuki, Yuuri, Yuumei, Yuuzuru...

—Gracias por los ánimos —musitó sarcástico e interrumpiéndole.

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El primer acercamiento real :'3

Espero les haya gustado :3

Bye!