Capítulo 2
—¿Y qué te dijo el profesor Kim, papá? — preguntó de manera desinteresada Jimin después de un rato.
—Nada para que merezcas un castigo —contestó divertido.
El preadolescente pudo suspirar tranquilo con el alma volviendo al cuerpo, su travesura seguía bien escondida. No es como si alguno de sus padres lo castigará realmente, pero las largas e incontables charlas que recibía sí que eran agotadoras. Miró por la ventana sin tener reales ánimos de conversar solo respondiendo con frases cortas a todas las preguntas que el mayor le hacía.
—¿Tuviste muchos pacientes o se te alargo alguna cirugía? —soltó sin querer ser grosero, solo estaba cansado. Pero no estaba seguro de haberlo logrado al ver de reojo como Taehyung relamía sus labios y golpeaba con la punta de los dedos el volante, gesto propio de él cuando estaba nervioso —¿Todo bien? ¿Uhmm?
—Sí, sí. Tuve que atender una cirugía que se complicó, pero todo bien, perdón por demorar —sonrió en modo de disculpas.
Jimin también sonrió débilmente antes de volver a ver a la carretera. Un silencio un poco incómodo los embargó en todo el camino a casa, cada uno en su propio mundo. A veces a Jimin se le complicaba tener temas de conversa con sus padres, ya que cada uno tenía pensamientos diferentes sobre cada tema que hasta ponía en duda el hecho de que alguna vez ambos hubieran estado casados.
Hoseok era un respetado arquitecto por su profesionalismo y perfeccionismo a la hora de trabajar, que dejaba de lado esa faceta cada vez que se trata de su hijo con el que es un hombre alegre y mimoso; Taehyung, en cambio, es un reconocido médico especializado en cirugía general que trabaja en el hospital de Seúl, serio y responsable, pero que llegaba a ser un poco torpe y hasta cierto punto inocente cuando estaba fuera de su vida laboral.
Y en menos de lo que pensaba ya estaban en su destino, pasaron por la casetas de los vigilantes y saludó al señor Yang, un hombre que trabajaba como guardia de la ciudadela privada y que lo había conocido cuando la pareja lo había adoptado, era una persona agradable, conversar con él y escuchar las historias vergonzosas que sus padres se guardaban.
—Es bueno verte de nuevo por aquí, pequeño Jimin —le sonrió el señor Yang, marcando las arrugas que comenzaban a aparecer en su rostro.
—También me alegra verlo, señor Yang. Mi padre le envía saludos —respondió el preadolescente desde su lugar de copiloto.
—Oh, el joven Jung siempre tan considerado. A veces se lo extraña por estos lares —dijo con cierto tinte de nostalgia el hombre.
—Sí, bueno, su joven considerado dijo que le dijera que deje de darle tantos caramelos a Jimin, después le duele el estómago —intervinó Taehyung con falso enojo, recibiendo una sonrisa culpable por parte del hombre.
—No se preocupe, joven Kim. Prometo ya no darle más chucherías al pequeño Jimin —prometió, guiñandole un ojo al castaño, claramente, ninguno de los dos cumpliría su promesa.
Como era una costumbre ya, Jimin se encargaba de ayudar a llevar las bolsas de comida mientras daba saltitos impacientes para poder llegar lo más pronto posible al departamento.
Apenas abrió la puerta una pequeña bola de pelos negra corrió a sus pies tan rápido como sus cortas patitas le permitían, moviendo la cola de un lado a otro.
—¡Yeontan! Ven acá, pequeño travieso. Te extrañe mucho, mucho, mucho —alzando al cachorro del suelo lo tomó entre sus brazos y le empezó a repartir besitos por todo el rostro haciendo a este estornudar.
Taehyung veía la escena recogiendo las fundas que Jimin había dejado tiradas en el suelo, sonriendo al ver a su pequeña familia ahí que quizás pronto se agrandaría.
—También te extraño mucho ese revoltoso, pero al menos ya no llora cuando te vas —dijo el mayor pasando al lado del par para dirigirse a la cocina, escuchando vagamente a su hijo decir "ese es mi perrito valiente". Inconscientemente su sonrisa se agrandó, a veces era muy solitario aquel departamento que tenía sus paredes bañadas de recuerdos —Por cierto, no creas que no me di cuenta del guiño del señor Yang, eh —gritó desde la cocina.
Y Jimin solo pudo desaparecer "sigilosamente" con el perro, si no fuera porque esté se enredó entre sus pies y lo hizo caer de boca, pero un "¡Estoy bien" fue suficiente para que el mayor pudiera seguir con su labor.
El olor a comida invadía cada rincón de aquella casa haciendo el estómago del pequeño Kim gruñir de hambre, pero aquella sensación desapareció y se convirtió en una mueca de asco al ver lo que había servido en la mesa.
Taehyung comía tranquilamente en silencio lo que había preparado con anterioridad, mientras Jimin jugaba con sus dedos sobre el cristal de la mesa, dubitativo entre tomar o no los palillos.
—¿Pasa algo? —preguntó el mayor al notar el comportamiento extraño de su hijo, dejando de lado su plato un rato.
—¿Eh? Ah... No, nada. Estoy bien... Solo que no tengo hambre, eso es todo —dijo, mirando a todas partes menos a los ojos de la persona que tenía en frente.
—Jimin, —suspiró —¿Qué hablamos con respecto a no comer? ¿Uhmm? Estás en pleno desarrollo, necesitas alimentarte. Hice tu comida favorita.
—No, papá, no es eso, solo es que...
Taehyung alzó una ceja inquisitivo ante el aparente nerviosismo del menor.
—Si no es eso, qué es entonces, ¿eh?
—Bueno... Yo, hace un mes me volví vegano. Mi papá Hoseok me llevó al nutriólogo y armamos una nueva dieta mientras mi organismo se acostumbraba a no consumir carnes. Entonces...
Y ahí fue cuando a Taehyung le cayó el veinte. Miro lo que había servido en la mesa y se quizo tirar por la ventana por ser tan estúpido y preparar carne de ternera.
—Ya veo. Lo siento, no sabía, Hoseok no me dijo nada al respecto.
—De hecho, yo te llamé y él también te llamó más tarde un par de veces, pero no contestaste. Supongo que estabas ocupado o en alguna cirugía... Pero ya no importa.
Un silencio incómodo y casi sepulcral se extendió en la mesa, Taehyung se sentía fatal al recordar aquel día en el que decidió no contestar el teléfono por estar "ocupado".
—Bueno, tengo hambre —Jimin carraspeo y tomó los palillos para llevarse una porción a la boca, pero esta acción se vio interrumpida por Taehyung.
—No, no hagas eso... Yo, Ah... De verdad, lo siento, déjame recompensarte. Te tuve que haber preguntado antes.
—Papá, déjalo, ya no importa, la comida se enfría.
—Para algo existe el microondas —respondió con obviedad, sonriendo levemente —¿Sabes qué? Párate, vamos a comprar cosas para preparte un platillo especial.
—Está bien así, no es necesario...
—Quizá digas que no lo sea, pero sabes que sí lo es. Vamos —levantándose de su asiento se acercó a un incómodo Jimin hasta alzarlo como saco de papa sobre su hombre y encaminarse derecho a la puerta.
—¡Papá, bajame! —gritó abochornado, tratando de zafarse del agarre del mayor con pataletas, pero siendo imposible.
—No, señorito, vamos a comprar lo que a tu padre cabeza hueca se le olvidó traer.
Y, bueno, a Jimin más le valía resignarse más temprano que tarde.
—Está bien —masculló entre dientes —¡Pero! Tenemos que llevar a Yeontan.
Y ahí iba el padre luchon y sus dos criaturas, en camino a una rápida aventura al centro comercial.
...
Algo que Jimin siempre amaba de regresar al departamento de Taehyung eran los recuerdos —aparte del revoltoso Yeontan— ya que, aunque sean escasos, eran muy preciados para él.
Un golpe de nostalgia lo invadió mientras jugaba en la consola, si bien era divertido compartir tiempo con uno de sus padres, aún guardaba el anhelo de volver a jugar los 3 juntos.
El ringtone de un teléfono se hizo escuchar en medio del alto volumen del juego.
Era el teléfono de Taehyung.
—Dame un momento, Jimnie, ya vuelvo.
El padre se paró rápidamente y se dirigió al baño para contestar, una sonrisa tenue se colo en sus labios al ver quién era.
—Hola, Jinnie, ¿qué tal vas en tu ronda nocturna?
—Muy bien, doctor Kim, gracias por preguntar —se escuchó del otro lado en un tono juguetón —Aunque, siendo sincero, se siente mucho su ausencia esta noche.
—Prometo compensarte apenas tenga la oportunidad.
Una risilla fue la respuesta.
—Y dime, ¿qué tal la estás pasando con Jimin-ah?
—Bien, nos estamos divirtiendo, aunque paso algo no muy agradable en la hora de la comida —el sentimiento de culpa aún no dejaba su consciencia tranquila —,pero ya lo solucionamos y estamos jugando ahora.
—Oh, ya veo, espero no haber interrumpido el momento. Quería saber si ya le contaste a Jimin sobre mi, podríamos ir el fin de semana a la piscina o a un salón de juegos.
La emoción de su voz hizo que otro bloque de culpa cayera sobre los hombros de Taehyung, quién no tenía hasta el momento ningún ápice de interés de contarle a su hijo sobre su pareja, pero ya le haba hecho una promesa a Seokjin, así que no podía simplemente echarse para atrás.
—Sí.. es buena la idea, pero aún no he tenido la oportunidad de hablar con él. Sin embargo, te prometo antes de que llegue el fin de semana.
—Hmmm, más te vale, eh. En fin, te dejo debo seguir con mi ronda. Ten bonito día, te amo.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
OK, lo acepto, tirenme piedras, DOS AÑOS SIN ACTUALIZAAAR, NOPUEDESEEEEER
En fin, a ver si me pongo manos a la obra con esta historia, espero no la hayan olvidado
Chau¡!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro