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Un regalo especial

Era la noche anterior a su cumpleaños número veintiuno...

Mañana habría un gran agasajo con todos sus amigos en su departamento en Francia, pero... esta noche sería especial... y Camus quería compartirla con alguien especial...

Milo había llegado un día antes, adelantándose a la gran fiesta... deseaba tanto volver a estar junto a Camus, poder celebrar su cumpleaños como antes de que fueran famosos y los tiempos y distancias los separaran en fechas importantes...

Milo se había sorprendido cuando Camus le envió una invitación para salir juntos la noche anterior a su cumpleaños...

Creía que Camus lo pasaría junto a su novia pero, desde que hacía mucho que no se veían y le encantaba pasar momentos con el francés, no se preocupó en preguntar...

Camus había elegido un restaurante muy tranquilo y bastante alejado de la ciudad.

Se encontraban sentados en su mesa, riendo y compartiendo divertidos momentos pasados en los últimos tiempos sin verse...

Milo le contaba que había estado como invitado en el Festival Internacional de Toronto y que había tenido noticias suyas a través de algunos colegas...

Camus le contó de su nueva película, próxima a estrenar y la cual ya contaba con muy buena aceptación...

-Ah, por cierto Cam... tuve por fin, la oportunidad de ver tu película "Mejor que el sexo"...muy buena película, Verseau!

Dijo Milo sonriendo maliciosamente.

Camus sólo se sonrojó

-Gracias...- murmuró

-Debo decir que la escena en la bañera fue muy convincente! realmente eres un actor fino y muy bueno, Verseau!

Agregó Milo, sonriendo aún más cuando vio que Camus se sonrojaba a más no poder... el chico era demasiado hermoso, aún más cuando lo ponían en una situación embarazosa.

Camus sabía perfectamente a qué escena Milo se refería

-Fue bastante fácil!- aseguró, tratando de que se fuera su sonrojo

-Y yo que creía que sólo las mujeres podían fingir un orgasmo! O es que no fingiste el orgasmo... lo hiciste?

Milo preguntó divertido pero con curiosidad

La conversación se interrumpió cuando el mesero les trajo el plato de entrada. No era precisamente un tema a tratar y que otros oyeran...

Comenzaron a comer en cómodo silencio. Milo ya casi había olvidado el tema que trataban cuando de repente escuchó un gemido de los labios del galo.

-¿Estás bien, Cam?

Preguntó el griego preocupado

No obtuvo respuesta y levantó su mirada del plato, sólo para ver a Camus con los ojos cerrados, su rostro sofocado en una expresión de éxtasis total...

Justo en ese momento otro gemido salió de los labios del francés y vio cómo comenzaba a jadear...

-Wow... tu comida sí que debe estar buena!

Intentó bromear el griego... Milo simplemente miraba shockeado como el menor se retorcía en su asiento, su aliento entrecortado y pesado, sus labios ligeramente partidos y sus gemidos haciéndose más fuertes y audibles...

Algunos otros clientes del restaurante ya los estaban observando con curiosidad.

-Cam... está bien... suficiente... te creo...- lo llamó despacio

Pero Camus no se detenía. No encontraría mejor oportunidad de poner incómodo y luego burlarse de Milo sin piedad...

Pestañeó apenas y espió para corroborar si tenía la completa atención de su amigo y lo que vio le encantó: las turquesas de Milo ya estaban dilatadas en deseo y lujuria.

Pasando su lengua por sus labios, lamiéndolos sensualmente, dando vuelta los ojos, sus gemidos enlazados con pequeños "así" o "no pares"... todo su cuerpo era una foto del éxtasis total!

Ya no le importaba si el resto del restaurante lo estaba mirando... su acto tenía un solo espectador.

Con un último movimiento de sus caderas contra la silla, su cuerpo se puso rígido y ahogando un grito de placer, se dejó caer límpido en su asiento.

Por unos momentos, ninguno de los dos pronunció una palabra...

-¿Viste? eso fue demasiado fácil!

Dijo Camus con una risilla infantil y siguió con su comida como si nada hubiese pasado.

Milo sólo gruñó... observó cómo varios clientes murmuraban; por el rabillo del ojo pudo ver que unas mujeres de edad, llamaban al mesero y le pedían explicaciones, hacían ademanes señalando a Camus...

Lo peor era que el pequeño "show" de Camus, había afectado a Milo mucho más de lo que él hubiese deseado y desesperadamente, trataba de ocultar la prominente erección que cargaba y se notaba demasiado en su pantalón...

Siguieron con la comida y hablando de cualquier cosa y el griego agradeció un poco la distracción a su "problemita".

Llegó el plato principal, acompañado de un excelente vino tinto... Milo aún seguía un poco molesto por la provocación de Camus y necesitaba una manera de tomar represalias con el francés.

Examinó el mantel... era largo, casi llegando al piso... el mejor aliado para encubrir su siguiente movimiento.

Charlando animadamente con Camus, liberó su pie derecho del calzado y, tentativamente, lo movió hacia el menor.

En el preciso instante en que el francés ponía comida en su boca, Milo subió su pie sobre la falda del galo y con sus dedos, presionó su entrepierna, rozándola, acariciando esa zona a propósito...

Camus casi se atragantó con la comida. Miró a Milo sin poder creer lo que hacía y abrió la boca para enfrentarlo, pero debió cerrarla cuando el heleno comenzó a masajear su miembro.

Otro gemido escapó de los labios del menor, uno mucho más intenso y genuino que los anteriores.

- Awww... aún actuando, Cam?

Preguntó Milo inocentemente, pero las reacciones corporales empezaban a afectarlo también, ya que podía sentir como el miembro del galo cobraba vida bajo sus atenciones.

"¿Quién lo hubiera dicho? El hermoso y sensual Camus Verseau, deseado por muchas mujeres del mundo, reaccionando al toque de un hombre!".

Sus cavilaciones acabaron al ver el rostro totalmente sonrojado del menor y su mirada desconcertada.

Antes de que ambos perdieran la compostura, Milo quitó el pie y se sentó derecho... al menos ya no era el único que debía lidiar con una erección.

Con miedo de romper el hechizo que los envolvía, ninguno de los dos dijo nada más durante la comida.

El postre fue servido, frutillas con crema chantilli...

Camus tomó una cucharada de crema y con su lengua la fue saboreado hasta que no dejó nada en el utensillo...

Milo observaba como la traviesa y rosada punta de la lengua lamía la cuchara una y otra vez, dejándolo sin aliento.

Luego tomó una frutilla y la puso en su boca sin morderla, sólo la chupaba y pasaba sus dientes por la parte más carnosa pero sin rasgar la piel.

Todo ésto ya estaba siendo demasiado para Milo en verdad... dejando unos billetes sobre la mesa para pagar la cuenta, tomó a Camus de un brazo y simplemente lo arrastró fuera del restaurante.

-A tu casa! Ahora!- gruñó.

Habiendo llegado a casa del galo, sin mayores preámbulos, se excusó y pasó al baño... necesitaba enfriarse...

Ya encerrado, se acercó al lavabo y puso agua fría en sus muñecas y su acalorado rostro.

"Cuidado Milo... se trata de Camus... tu pequeño Cam... nunca ha estado con un hombre antes..."

El joven griego se retaba a sí mismo.

Salió del baño y volvió al living, Camus no estaba... seguramente lo había espantado con su actitud.

-Cam...- lo llamó, pero no obtuvo respuesta.

Se dirigió al pasillo y vio que había luz en uno de los cuartos. Abriendo la puerta, Milo jadeó...

Obviamente era la habitación de Camus, había velas encendidas por todos lados, dándole al lugar un aspecto único, irreal...

Había champagne en una hielera y dos copas sobre una mesita de noche al lado de la cama, música suave se escuchaba de fondo...

En el centro de la habitación, en la inmensa cama, estaba Camus, desnudo, sus ojos cerrados y su cuerpo que brillaba a la tenue luz de las velas.

Tomó de toda la fuerza de voluntad de Milo para no lanzarse de una sobre el cuerpo del otro chico.

Era un escenario hermoso, muy tentador... pero algo estaba mal, raro... era como si alguien ya hubiese tenido todo dispuesto por una razón, desde antes...

-Cam...

Lo volvió a llamar... su voz calma y baja pero sin embargo con un toque de irritación.

Los ojos azul violáceos del menor se abrieron, capturando los suyos, casi hipnotizándolo...

-Milo... acércate...

Rogó, sonriéndole

El griego corrió hacia la cama, mirando preocupado al otro chico... jamás se habían tocado...ni siquiera se habían dado un beso inocente... y ahora estaba allí, acostado, ofreciéndole su cuerpo.

Justo en ese momento vio los condones y el lubricante en la otra mesa de noche... era obvio que todo había sido preparado con anticipación.

-¿Qué es lo que quieres, Cam?

Susurró Milo

Camus cerró sus ojos nuevamente y suspiró

-A tí... dentro mío...- así de sencillo...

-¿Por qué, Cam? ¿Por qué ahora? ¿De qué se trata todo esto?

Camus abrió sus ojos en asombro

-¿No me quieres, Milo?

El griego comenzó a acariciar el níveo y totalmente lampiño pecho del galo...

-¡Por supuesto que te quiero y deseo, Cam! te ves tan tentador y hermoso así! pero me recuerdas a una ansiosa colegiala, que no quiere otra cosa que perder su virginidad...

Camus lo miró nervioso

-Yo... yo...- solo balbuceaba

-¿Acaso quieres experimentar esto antes de los veintiuno? ¿O es que quieres ser penetrado por un hombre antes de casarte con tu novia y vivir en la mentira de que eres el niño perfecto?

Milo espetó sin pensar, sintiéndose muy enojado.

-Ella me dejó...- Camus murmuró

-Lo siento mucho, Cam... no lo sabía... ¿aún la amas?

-No estoy seguro que la haya amado alguna vez...

Hace unos años me enamoré de un hombre, un buen amigo, casi tan cercano como un hermano...

Camus añadió tímidamente

-y desde entonces, ya nada fue igual...

Milo quedó boquiabierto... jamás hubiera esperado esto...

Al ver que no había reacción en Milo, que no le decía nada, Camus se dio vuelta, listo para levantarse y vestirse nuevamente.

-Probablemente fue una mala idea, Milo... lo lamento mucho...

-No te vayas, Cam...

Milo lo detuvo...

-Realmente aprecio lo que me estás ofreciendo... demonios, ¿quién no lo haría?

Pero necesitamos hacer las cosas apropiadamente, debes saber lo que quieres realmente... no necesitamos apresurar las cosas, tenemos todo el tiempo del mundo.

Milo se acercó al francés y lo tomó entre sus brazos, previniendo que se fuera de la habitación, de la cama...

El corazón de Camus latía alocado... después de tanto tiempo aquí estaba él...

Había pensado que todo sería más fácil, sólo seducir a Milo para que lo poseyera, obtener lo que tanto quería y luego seguir con su vida...

Nada más que el acto sexual, sin involucrar los sentires, porque él sabía perfectamente que no podría manejar la situación, cuando Milo rechazara sus sentimientos.

-Yo...yo no sé qué hacer...

Dijo al borde de las lágrimas, apoyado en el pecho del heleno.

Milo lo miró directamente a los ojos

-¿Qué te parece un primer beso?

Movió su cabeza como esperando una respuesta... no la esperó demasiado, se inclinó un poco y capturó los labios del menor en un beso suave y tierno.

Luego se separó de él, pero Camus siguió su movimiento y le abrazó con fuerza, ansioso por probar más de los labios del hombre que había amado desde hacía tanto tiempo.

Cuando Milo vio los labios partidos del galo, ya no pudo reprimirse y metió su lengua en el interior de esa tibia cavidad que lo cobijaba... pronto ambos estaban jadeando, tratando de recuperar el aliento...

El beso de Milo era demandante, fogoso, masculino... nada parecido a lo poco que el francés había experimentado antes, pero él esperaba que así fuera, no lo había decepcionado en lo absoluto... rompiendo el beso, miró fijo al griego y le dijo:

-Por favor... enséñame todo...

Le rogó y comenzó a quitar las ropas de Milo. La camisa voló rápidamente, perdiendo algunos botones en el proceso

-¿Estamos impacientes, no?

Milo sonrió pícaro, pero se levantó y terminó de quitarse todo, incluso su ropa interior.

-¿Te gusta lo que ves?

Preguntó

Camus relamió sus labios, mirando fijo el enhiesto miembro del heleno

-hmmm...

Milo gateó sobre la cama y se colocó completamente encima del galo, pecho contra pecho, miembro contra miembro, sus piernas enredadas

-¿Esto es lo que quieres?

Preguntó... su rostro apenas a nada del rostro contrario. Cuando el griego se movió y sus erecciones se rozaron, Camus simplemente perdió la habilidad de hablar.

El perfume, esa esencia única del mayor prometían lujuria, deseo... las respuestas a los más secretos deseos del joven galo.

Un nuevo movimiento de las caderas de Milo, provocaron un profundo gemido de parte de Camus

-¿Te gustaría tener mi miembro enterrado bien profundo en tu cuerpo, Verseau?

Disparó planamente, pero el galo no podía responder; tener la erección de Milo rozando la suya constantemente y el lenguaje vulgar que usaba, lo estaba llevando cerca del límite demasiado rápido.

Camus se frotaba instintivamente contra Milo, su mirada perdida en nuevas sensaciones...

Milo intentó ver sus ojos y lo que encontró lo dejó sin habla... el falso orgasmo en el restaurante había sido muy bueno, lo había convencido del excelente actor que era pero, lo que veía en esos momentos, no se comparaba con nada.

El comportamiento del galo, sus gemidos, el azul violáceo de sus ojos había sido tornado al negro por la necesidad, el deseo... sus pestañas temblaban y sus labios invitaban al pecado...

Por un momento su rostro lució una expresión de pura agonía, hasta que sus músculos se relajaron, cambiando a una sonrisa que hubiese derretido a cualquiera...

Ver el rostro de Camus mientras llegaba al orgasmo, lo llevó al límite a él también, explotando ambos entre sus cuerpos extasiados y calientes.

-Wow!

Fue todo lo que el francés pudo pronunciar una vez que se pudo reponer

Milo tomó una toallas húmedas y los limpió a ambos... miraba a Camus con curiosidad, tratando de tener una idea de lo que el galo pensaba.

-Entonces... ¿aún quieres más?

Preguntó tras algunos minutos

El galo sólo afirmó, mordiéndose el labio nervioso.

Milo tomó los delicados tobillos del muchacho y separando sus piernas, las colocó a ambos lados de su cuerpo.

Lo tenía totalmente alucinado la vista vulnerable que tenía del francés... parecía demasiado frágil y pequeño para su edad...

-¿Sabes que debo prepararte para ésto, verdad?

Camus sólo asintió nuevamente. Las manos de Milo bajaron hasta el trasero del galo y, separando sus nalgas comenzó a acariciar su pequeña entrada con sus dedos.

Camus sólo gemía, moviéndose contra las manos de Milo.

-¿Te gusta eso, Cam?

-Más... por favor...- el joven rogaba

-¿Tú sabes lo que estás pidiendo, verdad?- el mayor replicó

Camus veía como Milo tomaba el lubricante y lo vertía en sus dedos, empapándolos hasta el fondo.

Trataba de relajarse, pensaba en que el griego jamás lo lastimaría...

Un dedo bien lubricado se posicionó en su entrada, probando suavemente...

El francés se tensó por un momento hasta que pudo forzar a su cuerpo a calmarse y relajarse... respirando entrecortado hasta controlar su aliento, asintió nuevamente

Fue una sensación extraña cuando el primer dedo penetró su entrada, el dolor se hizo presente... aún así, el galo abrió sus piernas aún más para dar más acceso a Milo, quién masajeaba gentilmente las paredes internas de Camus, que se fue relajando debido a los íntimos toques que le brindaban...

Camus dio un brinco y gritó en sorpresa cuando Milo rozó su próstata.

-Más, por favor! Hazlo de nuevo!- pidió sin aliento

-Se siente bien, verdad?

El mayor sonrió encantado

Una y otra vez ese punto erógeno era masajeado hasta que el francés estaba gimiendo en necesidad. Milo insertó un segundo dedo y comenzó a abrir al más joven para él.

Camus estaba demasiado ido para sentir otra cosa que no fuera placer...

-Tómame ahora!- volvió a rogar

Milo asintió. Se colocó el condón, lo lubricó bien y se arrodilló entre las piernas del francés. Levantó las piernas de su amante y las colocó sobre sus caderas.

-Abre tus ojos, Camus!- le ordenó

Los ojos de Milo nunca abandonaron los del menor, mientras alineaba su miembro con la virginal entrada.

Tentativamente se movió hacia adelante pero se  detuvo al instante preciso en que vio los ojos de Camus, bien abiertos en sorpresa y dolor.

Se le acercó dulcemente y le dio un beso en la frente.

-Se pondrá mejor, lo prometo... sólo aguanta un momento...

Le aseguraba mientras lo acariciaba y secaba el sudor con su propia mano

Finalmente Milo fue capaz de penetrar la estrecha entrada con la cabeza de su miembro.

Podía sentir los músculos de Camus contraerse y apretarse a su alrededor... gimió fuerte y se concentró para no acabar en ese mismo momento.

-Estás tan apretado, bebé... debes dejarme entrar...

Tratando de calmar los nervios y el dolor en el menor, comenzó a jugar con sus tetillas que estaban bien erectas.

Esa acción provocó un espasmo en el francés, que Milo aprovechó para entrar un poco más en el cuerpo debajo suyo.

Continuó así hasta que logró estar completamente dentro... se acercó al rostro hermoso de Camus y lo acarició, quitando las lágrimas que habían aparecido en medio de la penetración.

Milo entendía los esfuerzos del francés para relajarse ante el dolor y no demostrarlo...

-Lo estás haciendo muy bien!

Trató de darle coraje, recibiendo una tímida sonrisa a cambio

-Esto se siente increíble!

Dijo el francés, agitado...

-He esperado por este momento especial por tanto tiempo! Te necesito, Milo! Hazme sentir completo de nuevo!

Cuidadosamente comenzó a moverse, observando el rostro del menor en busca de rastros de dolor o arrepentimiento.

Cuando no encontró nada de eso y sí escuchó los gemidos de placer que Camus emitía, tomó sus tobillos nuevamente pero los colocó sobre sus hombros...

El cambio de posición hizo que Milo tocara en cada embestida, la próstata del francés que se deshacía en gemidos y gritos de placer; cada vez que ese manojo de nervios internos eran rozados por el griego, el galo se desarmaba, temblando y pidiendo por más.

Milo continuaba embistiendo con fuerza al galo, sosteniendo sus piernas, apretándolas a su cuerpo... Camus casi lloraba de placer y respondía con su cuerpo a cada embiste del griego.

-Tócame, por favor...- rogó

Milo tomó el miembro de su amante con su mano, masturbándolo en ritmo con sus embestidas.

-Acaba para mí, Cam... quiero ver tu rostro cuando lo hagas

Sus manos se movían con agilidad en la virilidad del muchacho.

-Milo!- gritó el francés...

Todo su cuerpo era un reflejo de los espasmos por el increíble orgasmo que acababa de tener, su semilla esparcida encima de su propio vientre.

Cuando Milo vio a su amigo en completo éxtasis, fue todo lo que necesitó para acabar él también.

-Cam...- murmuró mientras daba las últimas embestidas y se vaciaba dentro del condón.

Cuidadosamente se salió del menor y lo acomodó en la cama, aún intrigado por su apariencia...

Ninguno de los dos dijo nada cuando Milo dispuso del condón, se levantó de la cama y tras volver del baño, tomó dos copas de champagne, las llenó y entregó una al galo.

-Feliz cumpleaños, Cam!

Dijo el griego chocando su copa con la de su amante

-Gracias por tu regalo, Milo!

Contestó el menor, aún temblando en los brazos del griego por el intenso orgasmo que acababa de tener.

-De nada, Cam! por cierto... aún cuando me gustó mucho tu performance en la película y en el restaurante, la realidad es aún muchísimo mejor!

Halagó el heleno con una sonrisa

-Entonces... me ayudarás a pulir y mejorar mis técnicas luego?

Preguntó cautelosamente, una sonrisa tímida e insegura... era su mayor miedo ser rechazado por Milo luego de que intimaran...

-Luego y cada vez que quieras, hermoso mío... siempre...

Milo agregó, antes de besar dulcemente a su amigo, su amante, su cumpleañero... su Camus...

                                                                  FIN

Este pequeño homenaje en el día de su cumpleaños a mi hermoso francesito, mi Ángel amado, mi cubito bello... mi adorado Camus de Acuario!

Va con dedicación especial para Itzia-Anel, a quién quiero muchísimo y desde hace tiempo le debía un Camusxmilo. Espero que te guste amiga!😊😊💖💖💖

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