─ Tu seguirás cocinando para mí, siempre irá el coche de la empresa a traerte, tu esposo quiere que tengas autonomía absoluta y eso es lo que estás haciendo, ahora... ─ extendió su mano ahora que estaba detrás del escritorio ─ este es el pago por ser mi proveedora ─ expresó entregando aquel cheque.

─ No es necesario, tampoco quiero que se sienta obligado, si usted hizo esto para que yo pudiera estar cerca es mejor dejarlo aquí, de ese modo nos evitamos problemas ─ tomó el cheque y luego vio la suma ─ ¡aquí debe haber un error, esto es mucho dinero! ─ exclamó sorprendida.

─ No me importa lo que tengas que decir Kenta, acabo de tomar una decisión y eso no se discute, así que por favor, toma tu cheque, surte tu alacena, ayuda a tu esposo y trabaja para mí. ¡Ahh! y no recibo negativas, señora Park, eso es todo lo que quería decir ahora pasemos al comedor ejecutivo porque tu esposo y mi mejor amigo nos deben estar esperando ─ habló fuerte y claro para luego ponerse en pie, rodeo el escritorio y dio llegó de nuevo hasta ella pero sin tocarla, se detuvo ahí.

─ Gracias por su generosidad señor, mi esposo y yo le estamos muy agradecidos ─ replicó ella y salió de la oficina, ahora sabía que tenía que comer con ellos, por eso los dos platos adicionales, no le molestaba compartir aquel tiempo con Huyngsik pero estando frente a Taehyung las cosas cambiaban.

Así los cuatro degustaron de la comida que la señora Park había preparado, no era mentira, para Taehyung esa comida con sabor a hogar era algo exquisito, nunca antes había tenido quién cocinara de ese modo como lo hacían las madres de sus amigos y ahora sus esposas. Siempre había estado rodeado de gente profesional para hacerlo, la cocina de su casa tenía al alguien que había estudiado gastronomía en los lugares más importantes de ese rubro y todo era mecanizado y sin tacto, cocinaban para sus clientes aunque lo hacían bien no era ese el punto, lo que buscaba era ese trato familiar y personalizado que en un hogar se da. Era que Taehyung siempre estuvo muy solo, las únicas que pasaban con él eran sus niñeras y a ellas les pagaban por cuidarlo, tenía todo pero nada de eso podía cubrir esa soledad que hasta el sol de hoy no había podido cubrir, el único que había estado ahí era Jimin. El almuerzo pasó pero Taehyung seguía muy serio, había hablado poco y ahora estaba en su oficina, tenía la cabeza recostada sobre el respaldo de su asiento, de nuevo vacío, solo y desorientado, su vida profesional era un éxito pero su vida personal era un desastre, pronto la puerta se abrió.

─ ¿Qué haces aquí? ─ preguntó con evidente molestia en su rostro.

La mujer que acaba de entrar lo veía con una sonrisa burlona en el rostro, su rostro muy parecido al de él, traía un vestido negro ajustado a su figura, tacones negros al igual que su bolso. Su maquillaje muy profundo con un labial rojo y atenuado en el resto de su rostro, su cabello largo atado en una cola alta y una silueta envidiable a pesar de ser una mujer de edad media, ahora estaba ahí frente al joven que la veía con desprecio y sin ánimo.─ Bueno pues tengo que venir cada 28 de mes, ¿acaso lo olvidas? ─ respondió acercándose al bar con esa actitud arrogante ante la mirada de Taehyung.

─ Te lo preguntaba porque no deberían dejar entrar pordioseros a mi empresa ─ dijo Taehyung luego de respirar profundo y buscando su chequera.

─ Es así porque tú lo decidiste, eres un mal hijo, me dejaste en la calle cuando debiste cuidar de mi luego de enviudar ─ respondió con una risa burlona, se sirvió una copa y le sirvió otra a su hijo, llevándosela con esa expresión de burla.

─ Jamás has sido madre, siempre te has tenido como prioridad y nadie más cabe en tu mundo... no quieras ahora hacer de víctima ¿o ya has olvidado cuando me mandas al parque con las niñeras porque estabas cansada de mí? ─ Ahora quién tenía burla en su rostro era el menor que tomaba la copa.

─ Hay bueno, es que necesitaba tiempo para mí, además a las niñeras se les pagaba por hacer su trabajo y tenían que devengar su salario, las vida no es justa querido hijo ─ replicó la señora Kim, madre de Taehyung.

─ Tiempo para revolcarse con los hombres que trabajan en la casa, el hijo del jardinero, el de mantenimiento... ¿Quién más? ─ bebió ─ ¿ese era el tiempo que necesitabas? ─ terminó Taehyung con una sonrisa cargada de ironía.

─ Era una mujer joven, tu padre un anciano que se la pasaba metido en esta maldita oficina y no me brindaba la atención que yo necesitaba, ¿qué esperabas?, además hablas con tanta propiedad refiriéndote a esta empresa como tuya cuando ni siquiera yo misma estoy segura de que Saeyoon haya sido tu padre ─ termino soltando una risa para luego beber mientras tomaba asiento en el sillón de visita cruzando las piernas.

─ ¿De verdad me crees tan estúpido como para no haberlo pensado? ─ soltó una sonora carcajada frente a aquella mujer ─ afortunadamente para mí y para aclaración tuya, la prueba de ADN comprueba que sí lo soy, soy legítimo, querida madre ─ Espetó lo último con desprecio.

La mujer arqueó una ceja, en el fondo se sintió ofendida de pensar que su único hijo dudará de su origen, la broma de mal gusto que pensaba hacerle a Taehyung resultó ser para ella, dañó su ego y le demostró que aquel joven no confiaba en absoluto en ella. ─ No puedo creer que hayas hecho algo así, ¡Por supuesto que lo eres! ─ se puso en pie para llegar hasta el escritorio odiando la expresión de diversión de su hijo mientras esté sacaba unos papeles ─ ¡No iba ser tan tonta, Taehyung! ¡Tu padre podía haber hecho lo mismo! ─ habló molesta poniendo ambas manos sobre el escritorio.

─ Por si acaso te quedaba duda, aquí tienes madre... ─ colocó los resultados análisis de sangre que guardaba, significaba que los había hecho cuando su padre aún vivía.

La mujer los vio enfurecida, había una dirección, teléfono, fecha, hora, todo para comprobar que era legítima, sentía que su hijo le hacía rabiar cada vez más, exigió su cheque y ya no dijo más, salió azotando la puerta dejando a Taehyung más agobiado, este colocó sus dedos sobre el puente de sus nariz y se quedó ahí hasta el final de la tarde. Esa era la vida personal del joven millonario.