05
Hyungsik despertó en la sala de estar de su hogar, ese que con tanto esfuerzo había estado pagando y que ahora con la promesa del señor Kim sería suyo, pero le dolía la cabeza, era muy temprano todavía pues los rayos del sol aún no calentaba, buscó en su reloj de mano y vio que no eran ni las seis de la mañana. El dolor de cabeza y resaca lo estaban matando, se puso en pie y subió a la habitación, con esa sensación de mareo que no se iba, pero tenía un trabajo que cumplir y no iba a desatenderlo. Al llegar a la recámara vio a Kenta que aún dormía, se veía tan bella y sensual con ese pequeño camisón que apenas cubría sus magníficos glúteos, le tentó tanto acercarse pero él estaba sucio y no debía acercarse a ella en ese estado tan deplorable además no sabía cómo había llegado a casa.
Seguramente su esposa tenía muchos reclamos que hacerle y él debía aceptarlos porque nunca antes había llegado en esas condiciones a la casa pero se había divertido también, algo que tampoco hacía en mucho tiempo, al menos no de ese modo porque con su esposa las historias es diferente. Se metió a bañar pero mientras esto sucedía, Kenta se iba despertando, vio la hora y escuchó a su esposo en el baño, esa era su señal para bajar y preparar el desayuno y un remedio para la resaca, no estaba molesta con él pero si sentía un poco de decepción por dejarse llevar. Trato de no pensar tanto mientras cocinaba, ella tenía en su cabeza la idea de que Taehyung había llegado para poner a prueba su amor, ya que nunca antes ella sintió tanta molestia e incomodidad como la que sentía hoy, esa mezcla de emociones se las que lo único que reconocía era el miedo.
Pero las cosas siempre tienen un porqué en la vida de las personas, ella había sido buena para la vida de Hyungsik y ahora tenía que demostrar que no sólo en los momentos de paz era así, tenía que ser fuerte. ─Buenos días, amor ─ dijo Hyungsik bajando en un elegante traje de color gris, ese hombre era muy atractivo y lo demostraba cada mañana, no era poderoso como Taehyung pero no tenía mucho que envidiarle, lo había visto ser tan dulce cada mañana, no tenía que demostrarle nada a nadie
─ Buenos días, ¿lograste descansar? ─ preguntó Kenta llegando acercándose para besarlo dulcemente.
─Sí, creo que sí, pero la cabeza me está matando ─ respondió y correspondió el beso ─ por favor perdóname por lo que sea que hayas visto cuando llegué, no me medí y hay mucho que no recuerdo... por favor perdóname ─ suplicó sabiendo que había cometido un error.
─Traías lápiz labial en el rostro, cuello y camisa pero sé que estás muy borracho y ni siquiera tenías consciencia de lo que hacías... no te preocupes, no te culpo ─respondió Kenta.
─Dios, no recuerdo nada, pero dime ¿cómo llegue a casa? ─preguntó viendo el rostro preocupado de Kenta, apenado por sus acciones, quizá en algún punto su cordura debió decirle que tenía que parar pero no fue así y solo se dejó llevar por la diversión del momento.
─Taehyung te trajo, con su chófer, estabas dormido pero ya no pienses en eso, mejor come que se te hace tarde para el trabajo... ─continuó ella, después de dicho eso volvió a la cocina a servirle el desayuno, con la sonrisa amable de siempre, no iba a caer un juego así de fácil. Después del desayuno, Hyungsik salió y bajó a su vehículo, sentía pena con su esposa porque ella podría pensar que la había traicionado pero no era así, otra cosa era que no solía aparecer así en ese estado y a esas horas de la madrugada. Dejó aquellos pensamientos y se marchó, traería flores para recompensar a Kenta, ella las merecía porque era buena con él, aunque le pareció extraño que ella ya no quisiera llevar su almuerzo al trabajo, pero comprendía que las cosas ahora debían cambiar pues comprar su comida del medio día era de esos lujos que alcanzaba a darse. Durante la mañana de trabajo el señor Kim no había llegado, fue hasta casi el mediodía que aquel imponente hombre llegó, pasó de largo solo saludando y se metió a su oficina solo gruñendo el nombre de Hyungsik para que lo siguiera a su oficina.
─Hyungsik, ¿cómo hiciste para venir tan temprano?, ¿acaso no tienes resaca? ─cuestionó Taehyung mientras se frotaba los ojos después de retirar sus gafas de sol, las que lo habían protegido durante el viaje a su trabajo, lucía un rostro cansado por el desvelo pero siempre autoritario.
─Mi esposa preparó un remedio casero para la cruda, eso me ayudó mucho, pero estaba muy mal cuándo desperté... ─explicó Hyungsik viéndose muy repuesto y muy bien, no había más que sólo un poco de sed por lo cual traía consigo un recipiente para bebidas frías con agua de coco.
─Tu esposa... ¿a qué hora viene ella a dejar tus alimentos? ─ preguntó mientras deslizaba su dedo índice por su labio inferior perdiendo la mirada en un punto cualquiera en la pared frente a él, recordando el tacto de los labios de Kenta sobre los suyos.
─No vendrá, ella dejará de traerme la comida ahora que voy a ganar más, podré dejar que ella descanse en ese aspecto, tendré que ir a una cafetería en mi hora libre ─informó el empleado mientras preparaba los documentos que debía entregar a su jefe para que revisará y firmará.
─ ¡Mm! No vendrá ¿eh?... ─esa noticia lo tomó por sorpresa pero debía disimular ─ ¿A ti no te gustaria comer con ella? ─preguntó el señor Kim con una nueva idea en su mente.
De nuevo Taehyung sacaría una carta maestra para estar cerca de Kenta, para verla.
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