🍓EXTRA 1/2🍓
Taehyung no se consideraba una persona de discordias. Solía siempre buscar el lado bueno o positivo de las situaciones con una paciencia tan desbordante que a veces terminaba cruzando la raya de lo ingenuo. Las personas llegaban aprovecharse de eso y usarlo en su contra, lo sabía, pero aun así era bastante sensato para ponerlos en margen, demostrando que entendía como poner el límite sin ser un neandertal bruto que lanzaba golpes a lo pendejo contra cualquier cosa que medio lo molestase u ofendiera.
Entonces, ¿por qué ahora se encontraba en la oficina del decano con más de un golpe reluciendo con burla en su rostro, gruñendo como perro rabioso ante el hombre en frente de él y el idiota a su lado?, y ¿por qué no se arrepentía?
—¿Son conscientes que esto traerá consecuencias nada favorecedoras para su expediente estudiantil? —El hombre canoso que dirigía la institución les recordó, y sí, Taehyung era consciente, solo que le importaba muy poco los dichosos futuros castigos.
Sin embargo, conocía el aprecio que el hombre mayor y de mirada cansada le tenía, así que ser un hijo de puta no estaba en sus planes.
—Si señor —contesto junto al rubio sentado a su lado. Bufó al escucharlo. Era su maldita culpa estar ahí. Cruzando sus brazos, desvió la mirada como instinto para no lanzarse de nuevo encima del chico.
—¿Qué paso? —El decano, sentado en un escritorio de madera pulida, los miro con altivez, atento a las razones del comportamiento de ambos.
—Estaba acosando a mi novio —Las palabras se golpearon en sus dientes tensos de la genuina ira al recordar los sucesos que lo traía ahí.
De solo recordar la carita incómoda de su novio al ser jalado y pegado al pecho del chico, le hacía hervir la sangre con tanta intensidad que juraba podía ver el humo de esta. Ni siquiera recordaba su maldito nombre, estaba enterado que era un compañero de clases de su pareja y, de alguna manera, le molestaba saber qué pasaban gran parte de las clases juntos, sin embargo, jamás había sido tan relevante como en ese momento.
—¿Qué? ¡Yo no hice eso! —Se defendió el descarado pálido de ojos grandes. De lejos parecía un inocente hiperactivo joven, lo había visto brincar de un lado a otro, a veces gritando, a veces riendo o haciendo las dos al tiempo y hasta cierto punto entendía que esa era su personalidad. Nunca pensó que con esa excusa el idiota se atreviera a sobrepasarse con su bebé.
—¡Intentaste besarlo! —Su grito le saco un gruñido al contrario. La cara del chico estaba tan moreteada como lo suya. Todavía maldecía a los profesores por separarlos antes de poder moler mejor su rostro de niño bueno.
—Eres un dramático llorón—Le sonrió cínico, divertido por su enojo, encantado por ver como sus dientes parecían querer romperse de la tensión en su mandíbula.
Necesitaba borrarle la mofa.
—Maldito imbécil —Amenazó con levantarse de su asiento en dirección al rubiecito. Lástima que un golpe en el escritorio estanco cualquier impulso.
—¡Kim Taehyung! —La mirada afilada que recibió consiguió apaciguarlo. Solo un poco. Muy poco—. Ni se le ocurra ser tan descarado de iniciar otra pelea en mi oficina. Le recuerdo que tiene un gran promedio, no lo arruine consiguiendo manchas en su expediente o incluso una expulsión.
Taehyung maldijo por lo bajo. El decano tenía razón, era de los mejores estudiantes de ingeniería, su promedio rayaba el sobresaliente cerrado, no era conveniente que terminara con sanciones o, peor aún, que todo su esfuerzo se vaya al carajo por una expulsión. Era solo que eso ahora no estaba siendo su prioridad cuando tenía al lado al idiota ese.
—Pero él... —trató de justificarse, pero volvió a ser callado.
—Pero nada —levantándose de su asiento, se reclinó en la pared que sostenía la única ventana del lugar—. Ambos tendrán su respectiva sanción.
—¡Pero fue él quien empezó esto! —el carita inocente se atrevió a hablar, sacándole un jadeo burlón. Su mirada cayó de nuevo en este, su ceja se alzó y su lengua recorrió su dentadura inferior.
De verdad debía agradecer que estaban delante de la mayor autoridad de la universidad.
—¡Silencio ya! —El hombre volvió a reclamar su atención, cosa que le dio, replicando su pose de brazos cruzados y mirada desviada—. Sea cierto o no, le invito, joven Lee, que no se entrometa en situaciones sentimentales que no le corresponden.
Su pecho se alzó victorioso ante el reproche al contrario, pero decayó cuando se dirigió a él.
—Y usted, Kim, no se comporte como una animal defendiendo un pedazo de carne —Él también conocía quién era Jeon Jungkook y le tenía especial aprecio a su fresita por ser de los mejores en la carrera que el hombre se jactaba de haber cursado y ejercido antes de su puesto actual—. Jeon se encuentra afuera llorando por culpa de ustedes dos. Tengan consideración con el muchacho.
Solo basto eso para que Taehyung volviera intentar levantarse e ir en busca del chico, siendo detenido otra vez.
—Quieto ahí —demandó, despegándose del muro y volviendo a su asiento junto al gran computador, empezando a teclear con empeño.
—Pero yo... —intento excusarse.
De tanto caos pasó de largo que Jungkook jamás había presenciado una pelea real de su parte y que seguramente estaría preocupado por los castigos ganados y por su salud física.
—La institución no es un circo, y yo tampoco tengo por qué hacer terapia de pareja —Se separó un momento de la pantalla para mirarlos, continuando con lo suyo segundos después—. No saldrán de aquí hasta que hayan firmado el papeleo que les compete a cada uno y en conjunto. Agradezcan que no los hago darse la mano y darse palabras de afirmación, pero no me tienten.
Y vaya que se tardaron, estuvo alrededor de dos horas ahí dando explicaciones, recibiendo regaños, escuchando los pasos de cómo se lavaba un baño y organizando el horario de dicha actividad para que no se cruzara con sus clases regulares. Por suerte, el tal Lee había recibido un castigo igual o peor, pues limpiar las canales de agua obstruidas de basura de toda la universidad —que están lejos de ser pocas—, era tan horroroso como lo que él tenía que hacer.
Nomás el hombre le extendió el papel, lo recibió y salió zancadas del lugar. No alcanzó ni a salir del todo de la oficina cuando un cuerpo se lanzó a su encuentro.
—Fresita~ —Devolvió el abrazo, observando detrás de él como su bolso y el del chico descansaban en el suelo junto a un libro de historia de la comunicación que su chico llevaba semanas leyendo para un parcial de bastante importancia en su semestre.
Su pecho dolió en culpa, su bebé había preferido quedarse a estudiar ahí solo por esperar su salida.
—Taehyungie —Alzando su rostro, Jungkook le dedico su miradita de ojos cansados—. ¡Oh por dios!, tu rostro.
El tacto suave ardió un poco, pero era nada comparado con la calidez que sintió al ser acariciado con preocupación y cuidado.
—Estaré bien —Le sonrió suave para calmarlo, no le gustaba verlo así, menos si era por él.
—¡Idiota! —La meloseria quedó en el olvido cuando Jungkook impacto su puño en su adolorido pecho —¡Me tenías preocupado!
Quiso quejarse, pero se abstuvo al ver como el menor seguía inspeccionando su piel. Sin duda era alguien muy afortunado, su chico era demasiado paciente y cuidaba cada estupidez que hacía, a veces no lograba entender cómo seguía aguantándolo, siendo que era un conjunto de distracción y torpeza. Desde jóvenes habían sido eso; un Jungkook atento contra un Taehyung olvidadizo que vivía para hacerlo molestar y que buscaba su atención a toda costa.
Podía dar de ejemplo su primer beso, cuando por culpa de su descuido había olvidado un trabajo importante en su casa y Jungkook, sin que él se lo pidiera, se había escapado de sus clases para ir a casa de sus padres y traerle la carpeta. Casi llora de emoción cuando vio al chico azabache en la puerta de su salón, agitado y con el objeto en sus manos. Su impulso no se limitó en correr a él, recibir el trabajo y abrazarlo, no, se encontraba tan sorprendido y agradecido que solo pudo demostrarlo con besitos en todo el rostro, terminando en los labios.
Todavía no sabe por qué hizo eso, sobre todo delante de toda su clase, bien pudo solo recompensarle haciendo sus trabajos de matemática por un mes —Cosa que hizo con demasiado gusto al ver los ojitos grandes del chico atento a cada solución de los ejercicios y luego la sonrisa gigante por la buena nota—, pero no, prefirió juntar sus labios por primera vez.
Está de menos mencionar que no se arrepiente de eso; aunque después les trajo su primera discusión amorosa, ya que ni ellos entendían que sentían, lo bueno es que termino en mimos, tonterías y con sus pechos cálidos por un sentimiento no identificado pero correspondido.
El recuerdo le trajo demasiado confort.
Sus manos apresaron la cinturita del pálido de, ahora, puntas púrpuras y melena larga, acercando sus labios a los ajenos que se entre abrieron esperando el suave impacto. Jungkook se enredó en su cuello, cerrando sus ojos y suavizando su respiración antes agitada. Ambos esperaban ese besito, algo acogedor que les trajera tranquilidad y paz. Y sin duda se habrían besado de no ser por la salida del segundo implicado en la pelea que logró sobresaltar a su pareja que no espero el ruido.
—Nos vemos después Kookie, cuídate —El rubiecito guiño sus ojos antes de reverenciarse y caminar en dirección opuesta a la que estaban.
Sus deseos de volver a golpearlo reaparecieron. Maldito sin vergüenza.
—Hijo de... —Su cuerpo se movió como reflejo a él, pero fue estancado por las manos de Jungkook que cambiaron de posición a sus hombros.
—¡Taehyung!, ¡Cálmate!, tú no eres así —fue reprendido. La mirada molesta del contrario le advirtió que se metería en problemas si continuaba por donde iba— ¿Qué te pasa?
Pero no podía evitar sentir picar su cuerpo en enojo. Ese ser tan descarado merecía tener el otro ojo morado a ver si de esa manera podría volver a guiñarle a su bebé.
—¿Cómo que qué? —admitía que se sentía algo ofendido por lo obvia que era la respuesta— ¡Está coqueteando contigo!
—¿Y? —soltándolo, Jungkook se cruzó de brazos y alzó una ceja.
—¿Cómo que «y»? —jadeo indignado.
—Nunca le di pase libre, estoy aquí contigo y no con él, además fui bastante claro con Félix —Jungkook estaba perdiendo la paciencia, lo sabía y le daba la razón del porqué, ¿pero cómo podía tranquilizarse cuando el idiota había invadido el espacio personal de su pareja sin su consentimiento?, ¿y que si no llegaba antes y el tipo lo besaba a la fuerza?
—¡Te quería besar! —rasco su cuero cabelludo con fuerza, no, no podía ni imaginar esa escena; de haber pasado seguramente ahora se encontraría en manos de la policía.
Taehyung era alguien tranquilo hasta que se metían con su fresita.
—¡Deja de gritar, por dios! —El pie del pálido golpeo la baldosa, se encontraba harto. Taehyung lo estaba tratando como una criatura indefensa, él solito se podía defender y él mismo iba a mandar al carajo a su compañero—. Sabes que jamás le hubiera permitido eso, ¿qué acaso no me conoces?
Conocía a Lee desde el ciclo escolar pasado y era un buen chico, solo que de vez en cuando hacía cosas fuera de lugar y muy estúpidas, como por ejemplo haber estado hablando de uno de los tantos k-dramas que veía y haber querido replicar la escena con él sin darle tiempo de, claramente, negarse. Tal vez el chico nunca se hubiera atrevido a besarlo, pero si tan solo lo hubiera intentado habría tenido el puño de Jungkook en sus dientes. No juzgaba a Taehyung por su enojo, después de todo el rubio se había excedido, pero sin duda le costaba asimilar la reacción violenta de un chico tan ameno y con filosofía de paz como lo era su novio.
Además, no quería revivir inconvenientes de desconfianza y celos como hacía meses atrás, suponía que ese tipo de malestares ya habían quedado en el olvido y nada similar ocurriría.
Al parecer se equivocó.
—Taehyung, creí que con lo de Seojoon nos había bastado para confiar más en el otro —Su enojo se había trasformado en cansancio, de verdad no le apetecía volver a eso.
—¡Sí, pero yo me alejé de él luego de eso! —Se justificó, no deseando escuchar ese maldito nombre. También había sido culpa de este su reacción; si tan solo minutos antes no se le hubiera vuelto a insinuar en el baño y fastidiado al punto de ganarse un golpe de su parte, no hubiera llegado tan reactivo a la cafetería y drenado más de su ira con el tonto ese.
¿Cuántas más personas tratarían de meterse en medio de él y su bebé? Ya no lo soportaba, en serio que no. Puede que en un principio no haya prestado atención suficiente a ese tipo de temas, pero en ese momento era muy susceptible a cualquier tercero que tratara de llegar a su pareja o a él.
—¡Pero sabes que yo no puedo hacer eso! —Jungkook ya le había hablado de las razones de porque permanecía con este y aunque siempre se vio un poco incómodo por la situación, no podía creer que quisiera comparar una cosa con la otra. Respiro profundo en busca de calma antes de continuar—. El profesor puso los grupos al azar, sin oportunidad de cambio. Este trabajo es muy importante, equivale un cincuenta por ciento de la nota final.
Hacer un reportaje de una problemática social era muy complicado y llevaba mucho tiempo, debían no solo hacer una minuciosa investigación, también debían entrevistar, sacar conclusiones, hacer el dichoso reportaje y luego exponerlo en medio de su semestre y otros de menor grado. Era un trabajo tedioso para solo dos personas y que se devoraba el tiempo de ambos; Taehyung no podía recriminarle eso, siendo que muchas veces no llegaba a casa por quedarse toda la noche en alguna biblioteca resolviendo ejercicios y problemas que podrían acabar un cuaderno completo o pasaba casi todos los fines de semana con sus amigos haciendo las transmisiones del juego ese que aún no soportaba.
—¡Pero, Jungkook!, ¡él se quiere aprovechar de eso!
Siguió reprochando el ahora castaño, llevándolo al límite, tenía cosas más importantes que hacer que seguir en esa discusión.
—Hablaremos cuando dejes de gritarme y te calmes. Vas a reventar mis tímpanos con tus gruñidos —Desenredando sus brazos, fue directo a sus pertenencias aún abandonadas en el suelo, tomándolas y mirando de reojo como su pareja parecía pedirle que se quedara con su mirada de cachorro—. Tengo clase y por esto ya perdí dos. Nos vemos en casa.
Por suerte logro ignorar con éxito esa expresión afligida y llevar sus pasos a la dirección contraria a donde estaba su chico y de donde se había ido Félix, si se lo cruzaba reaccionaria mal y ya no quería pasar otra discordia.
—Ah, y ve a enfermería, no quiero tener que cuidarte heridas infectadas por un descuido —Hablo lo más desinteresado que pudo apenas sus pasos los separaron un poco, sintiéndose un poco culpable al querer ser él mismo quien tratara las heridas una a una, pero con la suficiente certeza que el moreno se merecía tal castigo.
Y sí que fue un castigo para este, pues verlo irse sin siquiera despedirse le tenía más adolorido que las heridas siendo bañadas con alcohol y limpiadas con brusquedad. Su mente estaba tan sumida en el malestar de saber que se había ganado dicho trato, pero negándose a aceptarlo, que ni siquiera le importo que ahora se encontraba en una camilla sin camisa, mientras se evidenciaba que efectivamente la pelea había sido muy agresiva.
—¿Puedes quitar esa cara? —Gruñó quién lo limpiaba, sacándolo de sus pensamientos. Solo se dignó a fruncir su entrecejo.
—Estás siendo brusco, no puedo poner otra —Empujándolo un poco de su lado esquivo el algodón que iba en dirección a su labio.
Jimin no se quedó quieto y redirigió el pedazo blanco a su ceja.
—Entonces ve con tu novio a que te trate bonito —El impacto fue casi un golpe bañado en ese líquido que le quemaba la zona abierta—Agradéceme que te ayudo.
La mención de su novio le hizo perder cualquier dolor que causaba la tosca curación.
—Jungkook está enojado —le recordó, si este no lo estuviera su mejor amigo ni siquiera habría sido una opción—. Y no es mi culpa que hoy la enfermera se encuentre en una conferencia de salubridad.
Todo parecía quererle salir mal hoy, la mujer justo no se encontraba; era una suerte que el cuidador de las llaves de la enfermería y más salones se hubiera apiadado de su figura malherida y le hubiera prestado el lugar por un poco de tiempo.
—¿Y por qué será que Kookie estará enojado? —Jimin rodó los ojos, botando el pedazo de algodón ya rojo oscuro y sacando otro nuevo para pasar de nuevo por la misma herida.
—¿Eso fue sarcasmo? —Taehyung alzo su mirada al chico enojado por lo oído.
Mala decisión. El alcohol se escurría desde la ceja por su excesivo uso, por lo que casi resbala hasta el globo ocular.
—¡Quédate quieto hombre! —Jimin regaño al ver lo que estuvo a punto de pasar por descuidado y tomándolo de la barbilla lo devolvió a su posición anterior.
—¡Ah suelta mi cara! La dejarás peor —Taehyung chillo enfurruñado, empujándolo lejos de su pobre rostro—. Responde mi pregunta.
—Por supuesto es sarcasmo. ¡Fuiste una bestia, por dios! —Bufó el pálido.
—¡El tipo estaba muy cerca y lo tenía muy pegado a él! —Volvió a lloriquear. No era justo, buena la escena no era y el chico tampoco ayudo después.
—Si lo sé, pero el chico lo tomó por sorpresa, a todos en realidad —Le aclaro, volviendo a sus heridas, solo que esta vez a las de sus hombros—. Y Jungkook estaba poniendo distancia y separándose del chico cuando apareciste y te volviste loco.
—¿Tú estabas ahí? —La verdad es que él no había notado a nadie más que no fueran los dos chicos, si Jimin o el mismo papa hubieran estado, ni cuenta se dio.
—Media universidad estaba ahí — rodó los ojos, negando con su cabeza ante la pregunta tonta de su amigo—. Taehyung te le tiraste en plena cafetería, además ustedes no son una pareja que pase desapercibida. Se han encargado de demostrarle a todo el mundo «lo mucho que se aman»—Lo último lo mencionó con un puchero y tono meloso, fingiendo besitos babosos que molestaron la audición del moreno al haberlo hecho tan cerca de sus oídos. Volvió a ser empujado, si no que esta vez con una mirada asqueada. Jimin se encogió de hombros y continuó hablando—, sin contar que tú eres una mini celebridad local. El chisme debe estar corriendo por cada una de las sillas de las aulas
—Hey, no es tan así —Se quejó este, pero la mirada de ceja alzada de Jimin con su cara de «me estás hablando en serio» le hizo ceder en favor del más bajo—. Bueno si, si lo es.
La universidad entera sabía de su relación y su existencia en general, básicamente por sus transmisiones que lo hacía el centro de atención y claro, su meloseria o atención constante el uno con el otro no era algo que se pasaba desapercibido; tampoco las discusiones que tenían que, aunque fueran en lugares poco concurridos del campus, siempre había un par de oídos que estuvieran atentos a lo que pasaba, siendo también testigos de cómo casi siempre terminaba en besitos y palabras bonitas.
Sonrió por la imagen de dichas escenas. Dios, necesitaba ir por su bebé y arreglar las cosas.
—¿Crees que deba disculparme con Jungkook? —preguntó más por escuchar el consejo de su mejor amigo, pues era obvio que lo haría. Tenía que, Jungkookie la había pasado mal por sus acciones.
—Mira, no soy quién para meterme de consejero emocional. Tú tienes el mismo derecho que Kook a sentir celos, supongo que es normal —el pálido se encogió de hombros, tomando otro trozo de algodón y pasándolo cerca de sus costillas, ¿cómo carajos lo había raspado tanto? Parecía juguete para gato—. Sin embargo, Jungkook pasó y aguantó muchísimo más que tú con lo del imbécil de mi hermano y nunca tuvo que acudir a los golpes.
Taehyung jadeó.
—Jamás hubiera permitido que llegaran a eso —se apresuró a contestar. Ni en sus más grandes descuidos permitiría que algo así ocurriese. No, no y no.
—Tú no dejaste a Jungkook siquiera reaccionar y no permitirte llegar a eso, llegaste lanzando golpes a lo menso —refutó tirándole el algodón ya sucio en el pecho.
—No inicie golpeándolo, lo tome del cuello de su ropa y le dije que se alejara de mi novio, el idiota se puso de chistoso y no estaba de humor —Y era cierto, su plan inicial solo era alejarlo y llevarse a su pareja.
Solo que el muy idiota se puso de gracioso a retarlo y sencillamente no aguanto; oh, por Satán, el momento había quedado grabado en su cabeza y cada que lo reproducía quería buscar al imbécil ese y volver a golpearlo. Tal vez arrancarle la lengua sería buena opción.
—Ay, Kim. Mejor volvamos a clase, has perdido casi toda la tarde en este lío.
Y sin más, se puso la nueva camisa que tenía de repuesto, por si se regaba alguna bebida, o si por accidente se la tiraba a Koo, y salió de ahí.
El término del día fue horrible, su cabeza y cuerpo se negaban a cooperar, estaba cansado y con sus pensamientos en su peli púrpura y su amada cama. Por suerte ya todo había acabado y se encontraba ingresando a su casa.
La sala y cocina estaban vacías, cada una con las luces apagadas y perfectamente organizadas y no había ruido alguno, sin embargo, antes de pensar en que el contrario no se encontraba en casa, pudo ver pequeños destellos de luz que sabía provenían del cuarto. Se apresuró a subir suspirando, deseando que Jungkook ya no siguiera enojado y así poderse explicar mejor.
—Hola fresita —Sonrió grande al verlo ahí, de espaldas en el escritorio que solían compartir, leyendo el mismo libro de la tarde. Llevó primero sus cosas al puff que se encontraba en la esquina, antes de acercarse a saludar
—Hyungie~ —La voz cantarina del pálido le quito la tensión inconsciente que tenía en los hombros. Al voltear a verlo lo encontró sonriéndole con serenidad.
Ya se había bañado, lo notó por sus hebras un poco húmedas y su piel brillando en suavidad, se encontraba sin nada de sombras o detalles en sus ojos, estos eran únicamente resaltados por las destellantes pupilas y tiernas arruguitas; con sus labios pasaba igual, solo los maquillaba su natural rosado. Demasiado perfecto. La ropita que traía ya no era la que uso para salir, no, en su lugar, traía una pijama de camisa blanca de mangas rosa y con un conejo del mismo tono que las segundas, y pantalón corto de la misma gama pastel.
Puchereó viéndolo, despabilando de la belleza de su pareja, ¿por qué estaba usando esa cosa?
—¿Traes puesta tu pijama? —La pregunta salió sin pensarla y acompañada de un ceño fruncido.
—Claro, ¿Qué otra cosa usaría si llevo más de tres horas en casa? —Jungkook levanto sus cejas, algo descolocado por lo que le... ¿Reprochaba? Sí, sin dunda, la pregunta no salía como curiosidad.
—Mi camisa, por ejemplo —Sin poderlo evitar, se cruzó de brazos, pasando su lengua por los labios y agitando su cabeza con particular dulzura.
—¿Me estás hablando en serio? —Jadeó una suave risa, Taehyung se veía tierno cada que hacía ese tipo de expresiones únicas de él. No podía tomar en serio el reclamo si lo hacía así.
—¡Siempre la usas!, tu pijama aún trae la etiqueta y te la compré hace nueve meses —camino hasta él, tomando el papelito que colgaba detrás de su cuello y se lo retiro, enseñándoselo luego de hacerlo, demostrando su punto.
—Oh, por favor, no seas tan dramático —no podía creerlo, era el quién debía estar haciendo pataleta por lo de la tarde, pero ahí estaba Tae gruñéndole cuál osezno al que su madre ignora—. No la traigo porque está sucia.
—Tengo más en el cajón —contraatacó señalando el closet compartido. Por el orden de la ropa sabia que era incluso más fácil tomar una de sus prendas que sacar esa cosa que permanecía en el fondo del último cajón donde Jungkook guardaba todo lo que no usaba.
—Taehyung... —Acomodo mejor su cuerpo, en dirección a este, sabiendo que sus horas de lectura productiva había llegado a su rotundo final.
—¿Es acaso algún tipo de castigo por lo de hoy? —Lloriqueo, casi pataleando en su lugar, porque sí, era una rabieta de chiquillo y no, no le importaba. Realmente se sentía mal por no ver al chico con su camisa y con solo su ropa interior debajo de esta, ¿cómo iba a dormir calentito si no sentía el contacto directo con las piernas del menor?
—Tal vez —se encogió de hombros. Para pesar de Jungkook no se le había ocurrido eso como castigo, tenía en mente como no darle besitos hasta verlo hacer lo que en ese momento hacía.
Después de bañarse notó que la dichosa camisa estaba bastante sucia y cuando fue por otra recordó que nunca había usado el regalo de su mayor, por lo que pensó que sería buena opción. Al parecer no fue así.
Aunque no entendía entonces por qué le había comprado esa pijama si luego no querría que la usara.
—¡Jungkookie! —Se volvió a quejar por la respuesta, casi podía decir que se iba a poner a llorar.
Jungkook, suspirando, se levantó de su asiento, recostando una de sus palmas en la madera y miró a su chico caprichoso de frente.
—Si tanto te molesta verme en pijama, porque no vienes, me la quitas y me pones una de tus camisas —Le sonrió con coquetería, observando como el puchero se borró tan rápido como sus ojos brillaron en deseo. Sus ojos subieron y bajaron en un escaneo minucioso al cuerpo de su amado moreno—. La que usas está muy bonita.
Y dicho lo último, esas grandes manos trataron de atraparlo, pero fue más escurridizo y rápido, por lo que logró huir y salir corriendo lejos de este. Los pasos del mayor estaban muy cerca suyo, pero, no queriendo hacérsela fácil, subió a la cama, siendo acorralado por este que se quedó abajo. Si subía, Jungkook bajaría por el otro lado, si trataba de rodear la cama, podría huir mientras lo hacía. Ambos estaban en jaque.
Claro que Jungkook no pensó que el mayor podría tomar el atajo de subirse por en medio de esta y no por ninguna esquina.
Se bajó creyendo que así no sería atrapado, pero Taehyung fue más rápido al detener su subida y rodear la cama hasta él, que no alcanzo ni a subir un pie de nuevo cuando ya era tomado de la cintura y volteado para encararlo. La brusquedad de los movimientos los hizo perder el equilibrio y caer en el colchón.
Jungkook se enrolló en su cuello y caderas, carcajeándose ante el pequeño jueguito que habían ejecutado; sin embargo, tuvo que detenerse cuando el contrario se quejó.
—¡Auch! —la mano de Taehyung fue a su cadera, donde por accidente el piecito de su pareja había golpeado una de las heridas que tenía.
—¿Te golpeo muy fuerte? —El pálido deshizo el agarre y llevo sus dedos a las heridas visibles en el rostro. Parecía un cachorrito golpeado. Se preocupó genuinamentepor el estado de su pareja—, ¿no sería mejor ir a que te revisen?
—Solo son un par de moretones, estoy bien —Taehyung sonrió para tranquilizarlo, buscando los labios de este y llevando sus manos al interior de la camisa fea de pijama, su objetivo eran los pezones contrarios—. Puedo soportarlo.
—¡No, no! ¡Detente! —Al ver la intensión de seguir del contrario, se sacudió y tomó ambas manos para detenerlas.
No podía negar que quería estar con su novio y que el tacto juguetón de este causaba estragos en su cuerpo, sin embargo, Taehyung ahora no estaba en condiciones, podía lastimarse más.
—No haremos nada hasta que sanes. Esos golpes no son ligeros —Dictaminó, pues no se arriesgaría a que las heridas se agravaran.
—¡¿Qué?! ¡Pero Koo! —Taehyung jadeó. Él no estaba nada de acuerdo con la decisión—. De verdad estoy bien, no es para tanto.
Sentándose en su lugar, Jungkook arrastró a un Taehyung que no soltaba su cintura y lo miraba como si le hubiera dado la peor noticia de su vida.
—Tienes heridas semiabiertas y mal limpiadas en tu ceja, pómulo y labios —algunas conservaban sangre seca en las esquinas. Tomando los bordes de la camisa del mayor, se la saco solo para confirmar que su torso no estaba mejor—. Además de varios moretones y rasguños en tu cuerpo... ¡Carajo, Taehyung!, ¡¿con qué mierda te pegó?!
Su cuerpo era todo un desastre, lleno de raspones y marcas moradas, algunas partes se veían hinchadas. Sí, definitivamente no tendría sexo con un Taehyung tan malherido.
Quitándose su propia camisa, la intercambio con la del castaño, bajando a su pareja de encima.
—El idiota tenía botas de suela ancha —Puchereó resignado, después de todo si Jungkook decía que no era no.
—Iré por algo para limpiar bien tus heridas, luego nos iremos a dormir —Jungkook trató de levantarse, pero antes de poder hacerlo, Taehyung lo detuvo y volvió a acorralarlo. Antes de poder preguntar que hacía el moreno fue más rápido al tomar su pantalón y casi arrancárselo.
—Perfecto —Le sonrió dejando un pequeño beso en sus labios y rodando lejos suyo. Jungkook solo bufó y se levantó en busca de lo que necesitaba.
Tal cual cómo dijo, limpió cada herida, una a una, a algunas les pudo poner curitas para que no se infectaran con el contacto, a las más grandes le toco solo limpiarlas y procurar que no quedara húmedas para así no causarle irritación, mientras a los moretones le aplico crema. Fue un arduo trabajo, pero finalmente pudo terminar y dejar a su chico libre de cualquier infección. Terminaron esa noche con Taehyung enrollado como koala mientras se disculpaba, lo besaba y le prometía no volver a reaccionar así ni de ninguna otra manera exagerada y fuera de lugar.
Solo esperaba que cumpliera su palabra.
Bueno, ya me había demorado demasiado en subir los extras jajajaja pero aprovechando que tuve un tiempito para corregir, lo subo de una vez, tratare de no demorar con la segunda parte :3
Espero les guste 💕
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