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Capítulo siete

CLUB DE SOCCER

( 👤 ) El entrenamiento de hoy se suspende debido a la tormenta.

( 👤 ) Entendido.

( 👤 ) ¡Okay!

( 💬 )

Jung Kook lee los mensajes y envía un: ¡Entendido!

Apaga su teléfono y ve por un instante a través de la ventana como la fuerte lluvia cae. Suspira y aparta la atención de afuera cuando el sonido de un mensaje entrando en su teléfono lo distrae. De nuevo lo enciende y se sorprende al notar que es un mensaje de su -quizá- futura novia.

Sana

¿El entrenamiento fue suspendido?

¿Podemos vernos?

¡Claro!

¡Perfecto!

Ven al salón vacío del viejo pabellón.

Te espero <3

( 💬 )

Jung Kook de nuevo apaga su teléfono y lo guarda en el bolsillo de su pantalón. Camina tranquilamente por los pasillos para llegar a su encuentro; mientras, en la tranquilidad del silencio que lo acompaña -ya que al parecer ya no se encuentra nadie en el edificio-, piensa sobre su relación con Sana, la cual está básicamente asegurada.

Aunque hay algo que lo sigue preocupando, y es el hecho que aún no puede ponerse duro cuando está con ella. ¡Ni siquiera pensando en ella se puede excitar!

Lo cual le provoca una gran frustración sexual... Aunque eso no es un gran problema, ya que se desahoga sexualmente con Yoon Gi, bajo la excusa de ayudarlo con su "tratamiento".

Justamente como lo hicieron la noche anterior -una de tantas que ya han tenido-. Jung Kook se encontraba boca abajo mientras Yoon Gi estaba atrás de él, deslizándose entre sus muslos. Yoon Gi se sostenía con ambas manos en su cadera, al mismo tiempo que lo embestía.

Jung Kook, después de acostumbrarse de tener el pene del albino frotándose contra su ano y sus testículos, aceptó que son prácticamente amigos sexuales. Pero algo nuevo, que lo sorprendió en demasía cuando lo descubrió, es cuando se dio cuenta que siempre -después de haber llegado a un orgasmo-, se pregunta cómo se sentiría tenerlo dentro de él.

La primera vez que se preguntó aquello, cayó en la negación total; pero conforme pasaban aquellos encuentros, más pasaba aquella pregunta por su mente. Hasta que al final lo aceptó, cuando ya no pudo más y se masturbó en el baño, metiéndose los dedos y gimiendo el nombre del león.

Ahora, cada vez que tiene un acercamiento con Yoon Gi, se comporta de manera tímida y siente como su corazón se agita. Y simplemente ya no puede negar lo que está comenzando a sentir.

Piensa que no debería de esconder lo que siente de esa manera -porque lo hace-. Sin embargo, no tiene otra opción, porque verdaderamente no quiere herir a Sana; ya que ella sí parece querer tener una relación con él.

¡Y Jung Kook no tiene el corazón como para terminar lo que sea que tengan!

Jung Kook sigue su camino, no notando la presencia de incierto león albino de ojos rojos a un costado de él.

—¡Oh! Jung Kook...

Yoon Gi lo llama, pero Jung Kook está tan sumergido en sus pensamientos, que no lo escucha y sigue caminando hasta el fondo del pasillo. Yoon Gi se da cuenta que se dirige al salón vacío; salón que todos utilizan para tener sexo.

Jung Kook llega al salón y abre la puerta, notando enseguida que las luces están apagadas.

—¿Sana?

Entra por completo, pero se tambalea una vez respira hondo, percatándose del fuerte aroma de feromonas, que es lo único que puede oler. De pronto escucha que alguien cierra la puerta y después siente un empujón en su espalda, provocando que se callera.

¿Qué carajos está pasando?

—Puedes olerlas, ¿no?

Jung Kook enseguida se gira y encuentra a Sana, con su blusa abierta y notablemente en celo. Sana pone el seguro de la puerta, viendo fijamente a Jung Kook mientras camina hacia él y se sienta sobre su regazo.

—Sana... —Jung Kook se tapa la nariz con su mano, viendo como Sana le desabrocha los botones de su camisa—. No tomaste tus medicamentos de nue-...

—Aprecio como quieres llevar las cosas lentamente, pero... —baja el cierre del pantalón, comenzando a frotar el pene de Jung Kook con sus manos—. Estoy lista para el próximo paso.

Jung Kook la mira sorprendido, casi sin fuerzas para moverse a causa de las feromonas. Maldice entre dientes cuando la demi-bestia de zorro comienza a frotarse contra él. Pero se da cuenta que no se está poniendo duro, sino que solo está reaccionando su entrada, palpitando y chorreando un poco de lubricante. ¡Jung Kook se quiere morir ahí mismo!

Sana se da cuenta que no está consiguiendo que Jung Kook se excite, tocando con su mano el miembro flácido. Vaya decepción.

—Oye... —se acerca al rostro de la pantera, aun con su mano sobre el miembro— ¿Acaso no te gustan las chicas o algo?

Jung Kook se sonroja por la vergüenza y quita la mano de su nariz, viendo fijamente a la chica.

—¡¿Qué?! Por supuesto que... Me gustan.

Al decir lo último, no puede evitar pensar en Yoon Gi, provocando que tiemble y su ano palpite con fuerza. Sana se aleja de él y suspira, busca en el bolsillo de su blusa su medicamento y se la pone en la boca, viendo en todo momento a la pantera.

—Lo entiendo... —se levanta del regazo de Jung Kook y traga la pastilla—. Me rindo.

—¿Qué?

Logra decir en su susurro, viendo sorprendido a Sana, quien se cierra la blusa y se acomoda su falda.

—No iré por allí diciéndole a todos que no puedes ponerte duro —camina hasta la puerta, donde antes de abrirla, lo voltea a ver una última vez—. De todas formas, eso solo me haría ver mal por haber salido contigo.

Sale del salón y deja solo a Jung Kook, cerrando la puerta atrás de ella. Jung Kook se queda en el piso, maldiciendo entre dientes y haciéndose bolita, cubriendo su rostro con sus manos. Ahora mismo se siente como un total estúpido.

Cuando salió Sana del salón, Yoon Gi lo nota, a lo que enseguida va a él, abriendo rápido la puerta, encontrando aún en el aire las feromonas del celo de la chica. Enseguida tapa su boca y nariz con una mano, al mismo tiempo que enciende el ventilador del pequeño salón. Gira sobre sus talones y lo primero que ve es a Jung Kook en el suelo. Un nudo se forma en su pecho y sin pensarlo camina hacia él, hincándose a un lado de su cabeza.

Jung Kook siente la presencia de alguien y quita las manos de su enrojecido rostro, viendo a primera instancia al león.

—Jung Kook... Soy yo —Jung Kook parpadea un par de veces, intentando enfocar su vista—. ¿Sabes quién soy?

Pasan algunos segundos para que Jung Kook lo llegue a reconocer, sorprendiéndose al hacerlo.

—Yoon Gi... ¿Qué estás haciendo aquí?

—Yo, huh... —se rasca la nuca, viendo el rostro sorprendido y sonrojado de la pantera—. Pasaba por aquí y te vi entrar en este lugar.

—Así que... —aparta la mirada, intentando sentarse y ya no estar acostado—. ¿Lo viste todo?

—Lo siento... Planeaba irme si es que te encontrabas bien.

Jung Kook aprieta los dientes y los puños, sintiendo como el enojo lo domina.

—¡Es tu culpa que esto pasara! —Yoon Gi está sorprendido, expectante a como Jung Kook lo mira enojado, rabioso—. Desde que hiciste un desastre con mi trasero, las chicas no me ponen duro.

» ¡No puedo satisfacerme como antes! —chilla Jung Kook, con su ceño fruncido y dando bufidos a cada segundo—. Incluso uso mis dedos, pero nunca llaga a ser suficiente.

Es su culpa. Yoon Gi tiene toda la culpa que no pueda vivir su vida perfecta de preparatoria. Se siente tan frustrado... Pero verlo a él y su rostro lo hace sentir aún más frustrado.

Yoon Gi aprieta sus rodillas con sus manos, no sabiendo qué decir.

—Lo sien-... —no termina la frase porque Jung Kook lo toma de su saco y lo jala hacia él.

Queda por completo encima de él, con sus rostros solo distanciados por una pulgada. Yoon Gi lo mira sorprendido, mientras que la pantera aun lo sigue viendo con su ceño fruncido, manteniendo el agarre en el saco.

—Así que haz algo al respecto.

Frota su trasero con el miembro de Yoon Gi, aprovechando la posición que se encuentran -Yoon Gi entre sus piernas-.

—No —aparta la mirada y toma la mano de Jung Kook, intentando apartarla—. Si lo hago, solo lo empeoraré.

Jung Kook bufa, más que irritado. Toma el rostro de Yoon Gi y hace que lo vea, acercándolo lo más que puede hacia su rostro.

—¡Tienes que compensarme por esto!

Yoon Gi se queda estático ante aquella mirada llorosa de Jung Kook. Se sonroja sin evitarlo y su mirada cambia por completo. Se quita sus gafas de lectura y las coloca a un lado de ellos. Aparta las manos de Jung Kook de su rostro para colocarlas arriba de su cabeza.

—¿Yoon-...? —y lo besa.

Junta sus lenguas en una danza caliente y avariciosa. Jung Kook gime y entre el beso ve a Yoon Gi, sintiendo como sus salivas se mezclan y caen juntas por su mentón.

Yoon Gi baja el beso hasta llegar al cuello de Jung Kook, chupando y lamiendo toda la extensión. La pantera gime y cierra los ojos, sintiendo perfectamente como juega con sus pezones, pasando su áspera lengua sobre ellos, mordiéndolos y succionándolos.

Por un momento, Yoon Gi detiene sus besos para separarse un poco y quitarle por completo aquellos pantalones a la pantera. Oh, por fin sentiría lo que es estar dentro de Jung Kook.

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