Capítulo dos
Ren Jun llega a su habitación -después de darse una ducha en el baño común de los dormitorios-, entra y se percata enseguida que no está Jae Hyun. Recuerda no haberlo visto en las duchas, lo que causa que se pregunte dónde está ese grandísimo nerd.
Pero, en realidad, no le da gran importancia. Deja sus objetos de higiene personal sobre una repisa y se recuesta en su cama con su teléfono en manos. Revisa mensajes y cosas sin gran importancia, solo para perder el tiempo, pero pasados unos minutos, su mirada cae sobre el reloj de la pared. Ya es más que tarde, el toque de queda fue hace años y Jae Hyun aún no ha llegado.
Ren Jun piensa que quizá está estudiando afuera del campus, o quizá está teniendo una noche de diversión.
¡Carajo! Pensar en ello, puso caliente a nuestra pequeña pantera.
—Buena, yo también puedo divertirme un poco —murmura para sí mismo Ren Jun.
Rápido se acomoda mejor en su cama y cierra la cortina que la cubre, pero no sin antes tomar los pañuelos de su mesita de noche y ponerlos a un lado de él. Baja su pantalón de chándal hasta la mitad de sus muslos, listo para frotar su pene.
Rápido busca su página porno favorita desde su teléfono, que una vez la tiene y pone un video, comienza con los movimientos con su mano. Frota primero la punta con su dedo pulgar, mientras con sus demás dedos da ligeros apretones en el falo. Enseguida se pone duro, cosa que le sorprende porque es más rápido de lo usual. Y no solo eso, sino que su cuerpo se siente muy caliente ahora mismo.
Sin embargo, su concentración está totalmente en el video y en las caricias que se da a sí mismo. Mueve su mano de arriba hacia abajo, de manera lenta y ayudándose con su liquido preseminal que sale de la punta. De su boca salen sofocados jadeos y un poco de saliva.
Está tan sumergido en su placer, que ya no le presta atención al video y solo aprieta su teléfono con su zurda. Otra cosa que tampoco nota es cuando sus colmillos comienzan a crecer, lo único que percibe con su cuerpo es que la temperatura de la habitación comienza a subir. No contento con ello, termina por liberarse del pantalón de chándal y con uno de sus pies abre la cortina de su cama.
Todo a su alrededor quema como el infierno.
Pero, así como Ren Jun abrió su cortina, alguien de afuera abre la ventana de la habitación. Ren Jun se pregunta qué es lo que pasa, volteando hacia aquella dirección, viendo perfectamente como Jae Hyun se asoma por ella. El león albino enseguida nota a Ren Jun en aquella vergonzosa posición de piernas abiertas, pero no dice nada y solo termina por entrar a la habitación.
Ren Jun se sonroja más por la vergüenza y se queda viendo al león, notando enseguida lo diferente que se ve de hace rato que lo vio.
—¡¿Q-qué haces a-aquí... tan tarde?! —nervioso, Ren Jun se sienta en su cama, viendo atentamente todos los movimientos de Jae Hyun.
El león se quita su camiseta, dándole la espalda a la pantera, provocando que Ren Jun enseguida notara las marcas en la espalda de Jae Hyun y una dulce esencia inundara sus fosas nasales.
—Te dije que no me hablaras —dice Jae Hyun.
—Tú... ¿Estuviste por ahí con una chica?
—No es tu asunto —contesta una vez se pone su camiseta para dormir—. Además... ¿No estás ocupado con algo?
Ren Jun jadea sorprendido y rápidamente cubre su pene con ambas manos, además de cerrar bien las piernas.
—¡Esto no es...! ¡Espera! —intenta justificarse, pero solo hace que Jae Hyun voltee a verlo para después sonreírle.
—Vamos, no te detengas por mí.
Ren Jun se levanta de un salto de la cama y toma por un hombro a Jae Hyun, enojado de cabeza a punta.
—No te atrevas a burlar-... —de pronto no puede continuar, porque el dulce aroma de nuevo lo invade y provoca que suelte al león.
Jae Hyun ríe por lo tonta que es aquella pantera y simplemente se da media vuelta para irse a su cama. Pero no nota que Ren Jun se marea y colapsa sobre sus rodillas. Jae Hyun voltea al escuchar el ruido, viendo a la pantera tomarse del pecho y jadear con fuerza.
—Oye, ¿estás bien?
Ren Jun no contesta, se queda paralizado en el suelo, tomándose aún del pecho, preguntándose qué es lo que le está pasando.
—¿Estás en celo o algo? —Jae Hyun se acerca hasta estar al frente de la pantera—. ¿Tienes tus medicinas?
—No... No lo sé —aún jadeante, toma la pierna izquierda del albino entre sus manos, sintiendo como su cabeza da vueltas—. Está muy caliente. ¡Duele! —termina por abrazarse por completo a la pierna del león, perdiendo poco a poco el control—. Ayúdame
—No me digas que es tu primera vez —se sorprende el león, sintiendo como Ren Jun comienza a frotar su pene con su pantorrilla—. ¡Basta! No soy tu pareja.
Jae Hyun toma de la cabeza a la pantera y lo intenta alejar de él, pero Ren Jun se abraza con aún más fuerza a su pierna. Un poco molesto por la bochornosa situación, Jae Hyun aprovecha que está cerca de su escritorio y saca de un cajón su frasco de supresores. Quita su mano de la cabeza de Ren Jun y abre el tarro para tomar una pastilla.
—Toma tu maldita medicina —intenta meter la píldora a la fuerza, pero la pantera le muerde un dedo—. ¡Ey! No me muerdas.
Rendido, Jae Hyun pone la pastilla entre sus dientes y toma el rostro de Ren Jun, dispuesto a que la pantera tragara de una u otra forma la medicina. Ren Jun, sorprendido, toma de los brazos al león, pero aun así Jae Hyun logra juntar sus bocas.
Jae Hyun profundiza el acto, tomando a Ren Jun de la nuca; mientras que la pantera cambia sus manos a la espalda del albino y la araña. Sus lenguas bailan y la saliva de ambos escurren por sus mentones; escuchándose solo en la habitación los jadeos del menor y el chasquido del beso.
Cuando el león cree que es suficiente, se separa y deja a Ren Jun acostado en el suelo.
—Bien —separa la boca de la pantera para ver adentro—. La tragaste. Ahora, hasta que la medicina surta efecto acuéstate y termina.
Para ese punto, el pene de Ren Jun ya está en la mano del león, masturbándolo de manera tan rápida, que ni siquiera Ren Jun puede describir con palabras coherentes lo que está pasando.
—¡Voy a venirme! —grita la pantera.
—Por supuesto que lo harás —contesta el león.
Jae Hyun lo ve desde arriba, viendo todas las expresiones faciales de la pantera, quien solo se encuentra retorciéndose baja de él, gimiendo y jadeando; solo sosteniéndose de los brazos del albino.
—Considerando lo que estoy haciendo por ti, solo apúrate y termina —el albino sigue con movimientos rápidos de arriba hacia abajo, presionando la punta una vez Ren Jun eyacula en su mano.
La pantera salpica toda su escancia sobre su abdomen, cansado por todo lo reciente, solo viendo al albino arriba suyo. Jae Hyun cree que ya todo terminó, pero vaya sorpresa que se lleva al ver de nuevo la dura entrepierna de la pantera.
—¿Estás duro de nuevo? —pregunta incrédulo el león, frunciendo un poco el ceño— ¿Qué tanto estabas guardando ahí abajo, eh?
—Cállate —por un instante cierra los ojos y calma su respiración, pero una contracción en su ano hace que de nuevo vuelva a estar agitado—. Parece que la medicina no está funcionando.
Pobre, Ren Jun, toda esta situación va a hacer que quiera esconderse bajo las piedras cuando recupere los sentidos.
—Entonces... ¿Quieres intentar venirte de una manera diferente?
Y sin previo aviso, el león mete un digito en la entrada de Ren Jun, provocando que enseguida abra los ojos y sienta otra contracción que lo hace temblar por completo.
Ren Jun se encoje en su lugar, envolviendo su cola en el brazo de Jae Hyun, mientras que él sigue frotando contra su entrada hasta meter un segundo dedo.
—¡Ah~! ¡Tú...! ¡Idiota! —no puede ni hablar la pobre pantera, experimentado placeres que lo hacen gemir muy agudo, casi como una mujer.
En serio que no puede creer que por fin esté en celo y ese tipo -de todas las personas-, sea quien lo está haciendo venir una y otra vez. Jugando con su trasero, metiendo dos dedos hasta lo más profundo de él.
Rápido, Jae Hyun encuentra su punto de mayor placer, tocándolo con la punta de ambos dedos y torturándola con rápidos y pequeños golpes.
Ren Jun se estremece y gime más alto, escuchando el chapoteo que provocan los dedos de aquel tipo entrando y saliendo de su cuerpo. Jae Hyun sonríe, divertido, no creyendo lo que está viendo abajo de él.
—Lo sabía, Ren Jun —la pantera con dificultad abre los ojos y ve al león con atención—, tienes todo lo que se necesita para ser un buen pasivo, ¿sabes?
Ren Jun no puede contestar porque una oleada fuerte de placer hace que se estremezca y arquee la espalda. Señal suficiente para que Jae Hyun embista una última vez con sus dedos la estrecha entrada de la pantera, sintiendo como enseguida esta se contrae y aprieta sus dedos, escuchando a la vez como Ren Jun se deshace abajo de él con un gran gemido gutural.
Jae Hyun saca sus dedos, una vez Ren Jun deja de apretarlo tanto, para después levantarse para ir a su escritorio y tomar una toallita húmeda del frasco que tiene ahí, limpiándose rápidamente todos los fluidos de la pantera.
Ren Jun se queda en el piso, jadeando e intentado recuperar la respiración, aun temblando por su reciente orgasmo.
—Maldición... ¿Qué demonios acabas de hacerme?
—Fuiste tú quien me provocó. Además de que estabas a punto de violarme —contesta simple Jae Hyun, lanzándole el tarro con toallitas húmedas al menor. Ren Jun logra tomar el frasco con su cola, sonrojado hasta las orejas por lo antes dicho del león—. Limpia tu desastre... Virgen sumiso.
Lo último lo susurra, pero aun así Ren Jun logra escucharlo perfectamente, provocando que apriete con fuerza sus dientes y el tarro que tiene en su cola; molesto hasta la medula con aquel idiota.
Jae Hyun ya no dice algo, simplemente se quita los zapatos y se acuesta en su cama, cerrando la cortina. Ren Jun gruñe y se levanta con sus piernas temblorosas hacia su closet, donde saca ropa interior.
Una vez teniendo unos calzoncillos puestos, comienza a limpiar el suelo con las toallitas, pensando: Espero que ese idiota esté viendo, cuando consiga una novia ardiente y excitante, porque voy a restregárselo en la cara. ¡Tengo de donde elegir! ¡Porque un pasivo no tendría eso!
Pero, pronto sus pensamientos se conducen de nuevo al león albino, peguntándose quién podría ser su novia. Que quizá podría ser una chica de su clase avanzada. Porque, vamos, estamos hablando de ese súper nerd, así que probablemente es una chica ordinaria.
¡Oh, Ren Jun! Realmente no tienes idea de quién es esa mujer.
Y mientras Ren Jun sigue limpiando su desastre, Jae Hyun escucha como refunfuña entre dientes cosas que no entiende, provocando que le dé gracia. Aunque enseguida una notificación en su teléfono llama su atención; con cansancio lo toma y gruñe una vez ve de quien es el mensaje.
Profesora Bae.
Gracias por lo de hoy, la pasé muy bien.
Deberíamos tener una cita antes de ir al hotel la próxima vez.
—Qué molestia —no le contesta y simplemente apaga su teléfono, dispuesto a dormir.
Aunque en realidad, sus pensamientos aún inunda el recuerdo de Ren Jun, gimiendo y retorciéndose abajo de él. Que espera, sea la única vez que suceda algo por el estilo con aquella tonta pantera.
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