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Tony dejo que el agua recorriera su cuerpo. Se había asegurado de quedar completamente limpio. Totalmente.

Había tardado casi una hora en la ducha. Sus manos comenzaban a ponerse como graciosas pasas. Apostaba que los dedos de sus pies también.

Suspiro nervioso.

—Bien, Tony. Hora de terminar lo que iniciaste. —Se dijo escuchando como sus palabras rebotaban en las paredes.

No iba a mentir, su cuerpo estaba lleno de una creciente ansiedad. Estaba emocionado y excitado.

Tony quería esto, quería pasar el celo con su pareja. Era su Omega, no podía simplemente dejarlo y ya.

Se puso la toalla al rededor de su cintura y salió de la ducha.

No alcanzó a salir del baño cuando un pecho caliente y musculoso se interpuso en su camino.

—¿Steve? —Su cuerpo fue apresado por unos largos brazos.

—Hueles delicioso. —Steve enterró su naris en el cuello de su Omega—. Exquisito.

Tony sintió los manos del Alpha explorar su cintura y cadera. La toalla cayó a sus pies.

—¿Steve? —Tony jadeo al oler la testosterona pesada del Alpha.

Steve había entrado en celo.

—Oh, Tony... —El soldado se separó del cuerpo del genio para verlo completamente desnudo—. Eres hermosamente perfecto.

Anthony sintió un deje de vergüenza ante la mirada hambrienta de su pareja. Steve después de observarlo por largos segundos, se sacó la playera, se abrió los pantalones y su grande mano sacó su polla.

Comenzo a tocarse mientras miraba morbosamente al genio.

—Quiero follarte... —Steve gimió—, quiero follarte duro.

Tony comenzó a excitarse. Su pene comenzaba a despertar y con ello su aroma a intensificarse.

Steve soltó a un más testosterona mojando al Omega. La poca racionalidad que tenía estaba por irse al carajo.

Imponente, camino hasta el castaño y lo tomó de la cintura. Olisqueo sus cabellos y su cuello. Aún debajo de todo el perfume a jabon estaba el aroma de su pareja.

—Mi Omega... —Rogers apretó sus dedos contra la piel. Sentía que el calor comenzaba a subir.

Cuando su boca encontró la de Tony, se encargo de devorar todos los jadeos del castaño; su lengua entraba con violencia a la boca del genio, sus dientes tiraban de los labios y sorbio la lengua del Omega como si esta fuera el mejor aperitivo.

—Steve... —Tony jadeo cuando la boca de Steve se pasó a su oreja derecha. Lo sintió lamer y morder.

Las manos de Steve separaron las nalgas del castaño, dejando expuesta la entrada del genio. Steve gruñó cuando esta palpito entre sus dedos.

—Este lugar pide por mí, Tony. —Steve miró fijamente los ojos del castaño.

Sus dedos se introducieron. Los movió de dentro hacia fuera dejando al Omega temblando. Los dedos de Steve eran gruesos, duros y hábiles.

—Steve, por favor... —Anthony sabía que su Omega estaba respondiendo a las estimulación en el aire. Tony estaba entrando en celo por su Alpha.

El rubio sacó sus dedos, volteo al castaño y lo pego a la pared para después penetrarlo sin cuidado.

Estaba en su límite.

—¡Ah! —Tony sintió la pelvis del rubio pegado a sus nalgas. Lo había metido por completo.

—Eres maravilloso, Tony. —Steve gruñó al dar la primera estocada—. Y completamente mío.

Steve hizo que Tony se inclinaría, quedando con la cara pegada a la pared y las caderas a su disposición. Tomó la cintura del Omega y la sujeto con fuerza mientras empezaba con los duros empujes.

—¡Steve! ¡Ah!

Rogers apretó la carne entre sus manos, dejando sus dedos marcados. Se sentía exquisito dentro de su Omega.

—¡Mgh! —Tony sintió que su cuerpo era manipulado como el de una simple muñeca. Una de sus piernas fue elevada y con ello las embestidas se sintieron mucho más profundas.

—Me encanta tu culo. —Steve sonrió sucio mientras veía como Tony se tragaba su polla.

—¡Steve...! —Tony jadeo al sentir la testosterona del Alpha rodeandolo.

🔹🔹🔹

Tony se dejó caer para después tomar impulso en sus piernas y volver a subir.

El pene de Steve se perdía conforme Tony subía y bajaba.

Steve, por su parte, disfrutaba del espectáculo. Tony, de espaldas a él, sentado en su pelvis, autopenetrandose, era una maravillosa visión.

Soltó una fuerte nalgada en el glúteo izquierdo.

Tony lloriqueo del placer.

—Dios, Tony... —Steve paseo sus manos por la cintura y cadera, hasta finalmente bajar a los glúteos y amazarlos.

—¡Joder! —Tony contrajo su entrada arrancandole un gruñido a su Alpha— ¡Más!

Steve plantó los pies en la cama y alzó la cadera tomando el control de las embestidas. Sus caderas chocaban violentamente contra las nalgas del castaño.

Steve lo escuchaba jadear y gemir; pero no era suficiente.

🔹🔹🔹

Tony estaba perdido entre los besos que Steve repartía en su cuerpo. Su lengua caliente recorría su piel como el más exquisito manjar. Los dientes de Steve mordian entre besos y succiones. Llegó a la pelvis y por un largo rato ignoro el pene ansioso de Anthony.

—¡Steve! —El castaño tomó entre sus manos los cabellos del Alpha. Lo vio sonreír sucio para después besar lo más cerca de su polla— ¡Ah! ¡Steve, necesito..!

Rogers rozó con la punta de su nariz el largo del pene. Tony tembló.

Steve se trago la polla de Tony sin miramientos.

El Omega arqueo su espalda al sentir como su glande tocaba el inicio de la garganta de Steve. Las vibraciones de los gruñidos del rubio lo recorrían por completo. Tony estaba volviéndose loco.

Steve saco todo el pene para repetir la acción. Sus labios se apretaban por todo el largo, su lengua se paseaba por la piel. Succiono el glande con presemen encima. Escucho los gritos y jadeos del castaño.

—¡Sí! —Tony jalo de los cabellos claros— ¡Más! ¡Steve!

El soldado uso sus manos para acompañar la estimulación. Masajeo el tronco tomándolo con los puños y haciendo círculos con ellos, todo mientras su boca se ocupaba de la cabeza.

El Omega estaba por venirse.

—¡Rogers, maldita sea! —Se quejo el genio cuando el Alpha se separó de su pene.

Lo vio sonreír sin culpabilidad alguna.

El capitán subió a darle un beso para después voltear el cuerpo del castaño sin aviso alguno.

—¡Ah! —Tony salto en su lugar al sentir como Rogers agarraba su nalgas y las separaba para después lamer su entrada ya mojada.

Se aferro a las cobijas y dejó que su cara se tallara entre ellas. Sentía la boca floja, incapaz de cerrarla.

Steve le estaba comiendo el culo.

—¡AH! —Grito cuando lo sintió morder su glúteo derecho.

Rogers se paseo en la separación por un largo tiempo, pasando por la entrada anal una y otra vez.

Tony se deshacía entre jadeos y gemidos llenos de placer. Su vientre se tensaba a cada momento, un cosquilleo en todo el cuerpo lo hacía retorcerse y las ganas de ser penetrado de nuevo aumentaban.

—Mi amor... —Tony sabía que sus ojos estaban llorosos—, metelo.

Pero Steve no obedecio; se introdujo al agujero. Penetro una y otra vez con su lengua, separando lo más que podía los carnosos glúteos.

—¡Mierda! —Tony se corrió en la cama y vientre. Su pene seguía palpitando ante el intenso orgasmo.

—Sabes exquisito. —Cuando menos lo pensó, tenía la boca de Steve pegada a su oreja—. Estabas tan apretado...

Tony lloriqueo ansioso por más.

Steve lo penetro sin aviso alguno; tomo los cabellos del castaño y lo hizo alzar el rostro. El soldado se maravillo ante la mueca perdida del Omega.

—Eres jodidamente delicioso. —Beso lo que alcanzo del rostro, se paso a su cuello y aumentó la fuerza en sus caderas. Su cuerpo rebotaba en el de Tony.

—¡Steve! —El castaño cerró los ojos con fuerza  al sentir como su piel era rasgada por los dientes del rubio.

Rogers bajó a su espalda, besándola y mordiendo con fuerza.

Asombrosamente, Tony se excito por la acción.

Rogers se enderezó para observar como su pene se adueñaba del cuerpo del genio. Gruñó satisfecho.

—¡Joder! —Tony enterró su cara en las cobijas. Algo crecía en su interior.

La polla de Steve se hinchaba dentro de él.

El soldado por instinto, lo sostuvo del cuello para después darle una mordida más. Buscaba dominar al Omega en espera de que aceptará el nudo.

—Steve. —Tony se quedó quieto—. Duele.

Pero Rogers no contestó. Seguía besando sus hombros y su espalda; buscaba entretenerlo.

Ciertamente funcionaba. El capitán en ningún momento se movió. Su instinto le dictaba no hacerlo; su pareja tenía que acostumbrarse a la invasión.

—Te amo. —Susurro en su oreja con voz ronca—. Te amo, Tony.

Eso fue lo último coherente que dijo Steve.

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