Maldecía a Saori, a Saori no a Athena, por llevarse a Milo para que le sirviera de guardaespaldas en un evento de la fundación Kido. Su Diosa había nacido en una familia humana, debía encargarse de esa vida también. Sin embargo ¿¡No pudo haberse llevado a otro!? O ¿¡Porque ese evento del demonio debió ser justo en estas fechas!? Cuando a su celo se le ocurría aparecer.

Necesitaba a su alfa pero este estaba a kilómetros de distancia. Para aumentar su desgracia esa convocatoria era televisada porque la jovencita iba a anunciar algo que ayudaría a muchos. Podía verlo a través de la pantalla, con ese traje negro que se le apretaba por culpa de los músculos. ¿Por qué tenia que verse tan jodidamente bien con todo lo que se pusiera?

Esa imagen de su amado griego solo hizo que aumentaran sus calores, lo necesitaba pero ya, o algo que le perteneciera, cualquier cosa. Se vistió con lo primero que encontró y bajo al templo de Escorpión, hay donde más se concentraba su olor, cuando llego a su destino se calmo un poquito pero no era suficiente. Busco su ropa, la de entrenamiento se lavaba constantemente no le servía, la demás la usa tan poco que apenas y se sentía su aroma. Iba a volver a su templo cuando ese olor que tanto conocía le llego a la nariz venia de la Armadura.

Debía ser por culpa del celo porque en su sano juicio nunca lo haría.

Cuando se dio cuenta ya estaba sobre el manto sangrado, sin nada encima y restregándose de una forma casi necesitada, el olor de su alfa estaba ahí podía sentirlo, lo invitaba a seguir y no se detendría. Tomo las pinzas del escorpión con ambas manos pasando esa fría superficie por cada centímetro de su cuerpo.

Se acostó sobre ella, las patitas le rozaban los muslos, las costillas y sus cabellos se enredaban en ellas. Cada movimiento que hacia su piel se rozaba con alguna parte del metal que tantas cosas le estaba haciendo sentir.

Pero quería más, necesitaba más sino no estaría satisfecho.

- El aguijón...

Lo miro bien, esa cosa era enorme y podría lastimarlo, era una idea muy tentadora que no desperdicio. Usando su cosmos congelo parte de la punta para darle la forma que deseaba, una vez listo se dilató lo suficiente con una de las patitas más pequeñas.

Cuando se creyó comenzó a introducirlo en su cuerpo, no espero ni un segundo su cuerpo le pedía moverse y eso hizo. Hacia un lado, hacia el otro, de arriba a abajo, rápido, lento ¡Como le naciera hacerlo! Esa cosa estaba complaciendo sus bajos instintos.

- Ah... dioses Milo... Milo.-sin importar como fuera seguiría llamando a su alfa.

Ya estaba hasta babeando, su cuerpo se sentía como si el propio Milo lo estuviera haciendo suyo. Aumento el ritmo, con sus propias manos introdujo el aguijón aún más adentro, tocando otro punto sensible, atacando una y otra vez ese lugar. Se arqueo en un ultimo movimiento. La superficie dorada había quedado manchada. Cayó rendido sobre la Armadura.

Respiraba agitado, sin poder creer por completo la locura que había hecho, una que estaba dispuesto a repetir de ser necesario. Debía ocultar lo ocurrido antes de que volviera su alfa.

~•~

Milo quería tomar a su Diosa y volver de una vez por todas al Santuario. A través del vinculo podía sentir que Camus lo necesitaba. Su celo llegaría ese día y él estaba atrapado en ese lugar que no le gustaba, en especial porque sentía más de una mirada sobre su persona.

Ni siquiera sabia porque lo escogió a él para venir, Aldebaran era una mejor opción intimida con su sola presencia. Fue la noche más larga de su vida.

Volvió al Santuario al día siguiente, y lo único que quería era encontrar a su pareja. Cruzo cada casa sin prestarle atención a nada, hasta que unos sonidos extraños lo detuvieron en Virgo, se acerco a ver que pasaba por pura curiosidad, hay fue cuando le llego un aroma dulce, supo de inmediato que pasaba, Shaka es Omega pero se había hecho pasar por Beta todos estos años y al parecer un gatito lo descubrió.

- No te distraigas.

Al fin después de una larga caminata pudo llegar a su templo, solo para encontrarse con algo que lo dejo sorprendido: al centro del lugar se encontraba su armadura como debía ser, solo que esta tenia el aroma de su Omega por todas partes.

- ¿Porque el aguijón esta congelado?

Se le pasaron un montón de ideas por la cabeza, desde la más inocente hasta la más perversa. Entro a la parte privada donde más se concentraba la dulce fragancia de su pareja. Hay confirmo sus sospechas.

Camus dormía en su cama, a su lado estaba su casco y una de las patitas de su armadura, la que también tenia algo de hielo. Tiro de la tela que cubría el cuerpo desnudo del francés hasta llegar a su espalda baja. Sin hacer el menor ruido y porque se aroma lo llamaba se subió sobre él para besarle el cuello y parte de la espalda hasta que despertó. Le susurro al oído.

- Trataste de ocultármelo pero te descubrí, no creí que fueras capas de hacerlo.

Camus se dio vuelta para mirarlo de una manera coqueta, la que solo ese griego tenia el privilegio de ver.

- Te necesitaba, y lo volvería a hacer de ser necesario.

Unos labios se apoderaron de los suyos, Milo no pudo contenerse de probarlos tanto tiempo. Bajo a su cuello para dejar la primera marca del día. Beso la mordida en su cuello.

- De seguir así traumaras a mi Armadura.

- Esperemos que Mu sea un buen psicólogo.

Milo rió en su oído logrando que una corriente eléctrica le recorriera el cuerpo, como amaba esa risa sensual.

- Quiero que sepas que me voy a vengar.- dejo en beso en la punta de su nariz- vigila a Acuario.

🍎❄

Aunque la mayoría del capitulo fue copiar y pegar, igual traje la actualización tarde 😅

¡Huye Acuario antes de que te encuentre un bichito sexy!.

ScorpioNoMilo 💕