|| Uno ||
| ¡¿Desde cuando los libros son baratos?! |
"Buenos días." La campanita hizo bienvenida a mi llegada. Sosteniendo un termo en una mano y en la otra un paraguas, entré por completo a la librería, resguardandome del diluvio que había afuera.
Papá apareció en mi campo visual, cargaba unos veinte libros y aún así se las arregló para darme un beso en la mejilla. Mamá estaba en recepción, haciendo el segundo pedido de unos ejemplares que llegaron hacia apenas una semana y ya todos se vendieron. La librería fue un caos total.
Dejé el paraguas cerca de la puerta y bebí un sorbo de chocolate mientras caminaba hasta mamá.
Mamá aveces me asombraba con su rostro bonito y esa forma de ser paciente con las personas. Y claro, para mi padre fue una bendición que su hija sacara los ojos de su esposa: azules e hipnotizantes. ¡Cómo los de una bebé de porcelana! Desde ese día mi padre declaro que la genética ocular debía seguir azul por generaciones. Y eso sería un problema para mis padres si me casaba con alguien de ojos cafés, pero dudo mucho que suceda eso.
"... A más tardar el jueves, de acuerdo; sí, todos los ejemplares se vendieron... ¡La venta del mes! Ja, sí, nos vemos." Cortó la llamada y se apresuró a darme un abrazo que casi me dejó sin oxígeno.
"Mamá, me quido sin iri..." aspiré una gran bocanada de oxígeno cuando me soltó.
"¡Ay! Lo siento. Hoy llegaste muy temprano" pasó a mi lado, fue a la estantería de separadores a colocar las nuevas ediciones de "El principito."
"Sí..." suspiré. Literalmente me lancé a la silla de rueditas y me senté como un padre llegando a casa después de una larga jornada laboral. "Aún no me cae la idea que en dos días regreso a clase. Debe ser insomnio por estrés."
"Las únicas veces que he tenido insomnio es por leer" dijo papá, mamá hizo un gesto de aprobación a eso y yo solo rodé los ojos.
Mis padres se conocieron en la biblioteca escolar, hace unos 19 años. (Realmentete mi padre era un idiota y mi mamá la típica chica nerd) Por arte del destino, ambos buscaban el mismo título y también por la otra parte del destino, ambos tenían como autor favorito a un tipo que escribe historias de terror y tanta cosa mortífera. Siempre tuve la idea que de lo único que los unía era el simple gusto por la lectura, pero según muchas cosas que me contó el abuelo y pequeños giros al pasado que solían platicar mis padres en las cenas familiares; era mucho mas que eso. Ellos estaban profunda e irrevocablemente enamorados. Estaban perfectamente hechos el uno para el otro. Así de simple.
De niña soñaba con una historia así. Pero mi perspectiva cambió conforme crecía. La verdad, es natural; antes prefería el rosa, ahora prefiero el amarillo pálido; antes tenía barbies en las repisas, ahora son discos de bandas juveniles y alternativos; las paredes de mi habitación estaban repletas de posters de "Hannah Montana" y ahora tienen fotografías de lo que he visto y vivido los últimos años.
Crecí a lo natural.
A excepción de que no me convertí en una fanática por los libros. Mis padres están muy orgullosos —sarcasmo— de mí.
"¡AAAAAYY DIOS MÍO, CELESTE!"
La señora que atendía y yo pegamos un salto cuando una maniática entró gritando. Con maniática me refiero a mi mejor amiga. Una chica pelirroja con ojos verdaceos, diez centímetros o quince mas alta que yo, y por supuesto; mas armónica e inquieta que Campanilla.
"Que tenga linda tarde, señora Ambers. Y disculpe el avistamiento de maniáticas por aquí." Entregué el libro y guardé el dinero en la caja. Escuché a mi amiga saludar a la señora Ambers y luego la escuché decir mi nombre varias veces mientras se acercaba a la pequeña recepción.
"Celeste, Celeste, Celeste, adivina. ¡Adivina!"
"¿Quién de tus imposibles cruzó la mirada contigo?" Eso sucedía un ocho de diez. En la vida.
"¡No, no es eso! ¡Es el vecino nuevo!"
Hace una semana la casa que estaba enfrente de las nuestras se decía que tendríamos vecinos nuevos. Eso sonaba interesante, pero muy anticuado para mí. ¿Vecinos nuevos? ¿Quien quiere vecinos nuevos? Si resultan ser muy escandalosos y ponen música a las cinco de la mañana, definitivamente me mudaría de allí. Pero eso sería imposible.
"¿Y qué tiene el vecino nuevo?"
"Una espalda ancha, brazos musculosos, mide promedio uno ochenta y su cabello es rubio cenizo."
"¿No le viste la cara?" negó con la cabeza. "Bueno, la cara es importante, amiga mía. ¿Recuerdas a Ashton?" asintió mientras arrugaba su expresión a asco.
"Se veía rico de espaldas, mierda."
El vecino nuevo quedó en el olvido cuando mi mamá le dijo a Ella que le pagaría si le ayudaba a acomodar unos títulos. Y así siguió por dos horas.
"Éste se ve interesante..." sostuvo un libro con pasta gruesa, no alcancé a leer el título.
"Siempre y cuando no compres la pasta gruesa es un poco más barato."
"¡¿Desde cuando los libros son baratos?!" exclamó, me miró como si me quisiese sacudirme y repetirme una y otra vez que lo libros nunca serán baratos.
"¿Desde nunca?"
"¿Oíste eso?" apretó el libro contra su pecho, miró al techo; utilizando una expresión de melancolía tan bien actuada." Fue mi corazón rompiéndose..."
La campanita dio aviso de la llegada de alguien. Me levanté y sacudí la parte trasera de mis pantalones dejando a mi amiga en su tan bien actuada agonía. Caminé a la recepción, preguntándome en donde diablos estaban mis padres.
"Buenas tardes, ¿puedo ayudarte en algo?"
El chico se giró en mi dirección. ¿Que pasó? Bueno; me examinó de pies a cabeza, me miró un instante a los ojos y luego entrecerró los suyos cuando pasé a su lado.
"Me dijeron que aquí podía recoger unos títulos que pidieron para leer este verano en el instituto..."
"Ah, claro" estuve del otro lado de la recepción, tecleando unos cuantos códigos y pasando desapercibido el hecho de que el tipo montaña me miraba. "Mira, sólo tengo disponibles los tres títulos de los cinco que pidieron, pero puedo prestarte los míos, o lee un resumen en internet.
Sonrió. "¿A caso tu hiciste eso?"?
"Nop, salí de mi zona de confort solo por este verano."
"Trabajas en una librería, ¿y sugieres leer resúmenes en internet?" hizo un gesto de desaprobación, "¿sabes cuantas personas lectores al rededor del mundo no tienen la suerte de estar en una librería?" El chico montaña estaba ofendido.
"Siiip."
"En fin, quiero esos tres títulos. Navegare por los secretos del internet para buscar esos resúmenes."
Le di los libros, pagó y salió sin despedirse. Me encogí de hombros mientras iba a por una botella de agua a mi mochila.
"¡OOOOH DIOSSS! Es él, él." La maniática surgió de las sombras y corrió pasando a mi lado pegando su rostro al cristal de la puerta.
"¿El vecino nuevo?" Me posicione a su lado, mis rostro inexpresivo se reflejaba en el vidrio.
"Sip, y mi instinto de cupido me dice que es para ti."
"Como sea."
Mis padres llegaron con pollo frito un rato mas tarde, pero mi mejor amiga y yo no evitamos notar los labios hinchados de mamá y el cabello despeinado de papá. Y creo que ellos notaron porque los veíamos tanto porque sus mejillas de ambos tomaban un tenue rosa cuando se miraban.
A veces pienso que mis padres deberían tener un libro de su historia, son dignos protagonistas de una.
Mientras tanto; seré la protagonista de la mía.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro