「Chunnin」
【🌙】
El equipo de genins y un jōnin esperaban con paciencia a la muchacha que había prometido ir para animarlos... Aunque estaban impacientes.
— ¿Momo-chan no vendrá?.— TenTen preguntó nuevamente, preocupada por no ver a aquella mujer que tanto querían. Desde que conocieron a Momo, los tres niños se habían encariñado muchisimo con ella.
— Dijo que estaría aquí lo antes posible así que...— Gai trató de calmarlos y luego vio como su novia aparecía al final de la calle, corriendo hacia ellos con una amplia sonrisa.
— ¡Niños!.— los llamó, haciendo que los otros tres volteen y la vean, calmándose un poco y alegrándose -a excepción de Neji que seguía serio-.
— ¡Allí viene!.— exclamó Lee, feliz y dando unos pequeños saltitos.
Aquellos niños tenían el examen chuunin por dar y aunque no lo dijeran era obvio que los nervios los consumían.
La rubia llegó y los saludó con un gran abrazo.
— Hola pequeños, ¿estan emocionados?.— preguntó ni bien llegó hasta ellos, los tres asintieron, unos más emocionados que otro.
— ¡Sip!.— exclamó TenTen.
— ¡Daremos todo!.— aseguró Lee.
— Sé que será así.— ella tambien afirmó.— Pero sepan que esto solo es un examen de muchos, si su vida se ve en peligro solo cuidense, no podría aguantar saber que les ocurrió algo a nuestros pequeños.— pidió mientras Momo aún seguía abrazando a TenTen que no quería separarse de ella. Su vida era más valiosa que cualquier otra cosa.
— Momo-chan suena igual que una madre.— Lee dijo con sus ojitos brillando llenos de ilusión. Desde que conoció a la novia de su sensei la quiso muchísimo, era amable y cariñosa, todo lo que un sensei necesita y ya que entrenaban juntos solía pasar mucho tiempo con la pareja.
— Momo-san será una madre genial.— TenTen soñó despierta mientras miraba a su sensei con una sonrisa pícara, Gai se sorprendió y un leve rubor que quiso cubrir con su mano se asomó por sus mejillas.
— Ya, no digan esas cosas...— Momo también estaba avergonzada pues recibir esos halagos de los niños la hacian sentir estupenda. — A ustedes los adoro, por eso sueno así.— se excuso, pellizcando suavemente sus mejillas y haciéndolos reír. Excepto a Neji que seguía serio y sin decir ni una palabra.
— Gai-sensei, asegúrese de tener hijos con Momo-chan, no debe dejarla ir.— Lee lo alentó, las cejas del pelinegro mayor se elevaron y Momo rió por lo bajo al ver el asombro en su rostro. Gai arregló su garganta y rascó su nuca, ciertamente nervioso.
— Y-yo... n-no la dejaré ir.— dijo, tratando de sonar firme aunque bastante le costaba. Los dos niños entusiasmados y Neji miraron a Momo, esperando a que diga algo.
— Jamás dejaré de amar a Gai-kun y siempre será dueño de mi corazon, me gustaría que en un futuro seamos padres.— les aseguró. Los cuatro miembros del equipo Gai sintieron un flechazo en el corazón que los desestabilizó por unos segundos y ocultaron de distintas formas. Además de ser bellísima, era una mujer adorable.
— ¡Que romántico!.— TenTen saltaba de la alegría mientras Lee se sentía orgulloso y Neji negaba, ocultando una pequeña sonrisa. Los adultos rieron.
— Hoy estaré encargada de mantener el orden en la aldea así que no podré verlos, pero me asegurare de animarlos.— dijo Momo luego, sacando algo de su equipo ninja.— Tomen, esto es chocolate de la suerte, exclusivamente para ustedes.— la rubia le dio tres dulces a los niños que lo recibieron sin quejas.
— Gracias Momo-san.— Neji agradeció en nombre de los tres, abriendo la boca por fin. Momo les sonrió satisfecha.
— Sé que podrán lograrlo porque tienen al mejor de los senseis y ustedes tres son muy fuertes, ¡animo!.— exclamó, creyendo en aquellos tres pequeños llenos de potencial que asintieron con la cabeza, seguros de si mismos.— Lamentablemente ya debo irme...— bufo sin ánimos de marcharse y queriendo acompañarlos. Ellos bufaron y Gai también suspiró.
— Momo, no te sobreesfuerces.— él se acercó a su novia con una sonrisa y ella asintió.
— Cuidalos, Gai.— la mujer tomó la mano de su novio en gesto de cariño mientras los tres niños veían ilusionados a la pareja, esperando por un beso que no llegaría, porque ellos se sentían algo presionados por los tres pares de ojos.
— ¡Lo haré!.— aseguró Gai, dando una de sus brillantes sonrisas y alzando su pulgar, haciéndola sonreír de igual manera.
— Bien, entonces ya me iré.— aviso para despedirse de los pequeños y de Gai.— ¡Nos vemos luego!.— dijo, comenzando a irse hasta que Lee le gritó.
— ¡Momo-chan, prometo ganar!.— exclamó el niño haciéndola sonreír aún más alegremente.
— ¡Sé que así será!.— también gritó, confiando en ese equipo y desapareciendo finalmente por las calles.
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