Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

3

Caminaba agarrando al mayor por la muñeca.
Caminaba y cada paso era una duda más a las que ya lo abordaban.
Muéstrale.
No.
Muéstrale tu verdadero yo.
Nunca.
Entonces, enséñale lo único que tienes.
Lo único que vale la pena en ti.

Lo decidió. Él compartiría su más guardado secreto para convencerlo de que se quede a su lado, demostrarle que podía valer la pena. Que podía... valer... la pena.
Pero ni él mismo estaba seguro de ello.
Solo esperaba que su corazón hablara por él.





























Se adentraron en una calle bastante desolada. El lugar lucía deteriorado y las casas no tenían precisamente un buen aspecto.
Estaban en un vecindario ajeno a la ciudad, aunque curiosamente no se encontraba lejos, ya que solo tardaron 20 minutos en llegar. Y en el transcurso de ese tiempo, ninguno dijo palabra alguna, cada uno perdido en sus pensamientos.

Jungkook parecía divagar acerca de su propia existencia.

Tenía la mirada puesta en algo intangible a sus ojos, tal vez pensando en el desenlace de su encuentro. Rogaba a todos los dioses, si es que estaban en algún lugar, que lo ayudaran con su propósito.

Mantener a la persona que ama consigo.

Pararon frente a un local abandonado, el azabache hizo alguna maniobra con la manija y esta se abrió sin problema alguno, dejando al mayor sorprendido.

Paredes rojas como la sangre: Eso fue lo primero que llamó su atención. El rojo se extendía por todo el lugar, fundiendose con el mármol del suelo. Había un estante, en el cual reposaba un estuche de algún instrumento, pero no lograba identificarlo.

Se preguntó el porqué de su presencia en un espacio que lo hacía sentir desnudo, como si estuviera siendo observando profundamente.

Aquel lugar era el hogar de alguien, también lo pudo sentir. Tenía ese aspecto de en él habitar una persona solitaria, tal vez lastimada, incluso rota.

Y como si un ángel hubiera tocado el arpa, escuchó un sonido agudo del otro lado de la habitación. Volteó y en ese momento decidió perderse en la esbelta figura frente a él. Y no sabe cuantas veces se lo había permitido hasta el momento...

Se arrepintió por un segundo de no haberse dado la vuelta y huir de esa casa y todo lo que tuviera que ver con el menor. Porque lo vio parado pocos metros de él con los ojos cerrados y una posición erguida para tocar el instrumento que reposaba en su hombro izquierdo. Su mentón yacía en la barbada y acomodaba las clavijas delicadamente con sus dedos, su expresión era totalmente pura. Como si hubiera eliminado cualquier rastro de maldad y dolor de su ser para convertirse en aquello de lo que no podía siquiera apartar la vista:
Una estrella en agonía.

Alzó su brazo hasta que estuvo en la posición adecuada para dar entrada a la primera nota. De repente, ya no se encontraba en la habitación, sino en un parque con la luna resplandeciente sobre él.

Parecía ser medianoche, y dejó escapar un suspiro cuando el frío lo embargó. Se abrazó a sí mismo mientras temblaba debido a la noche gélida, y el sonido poco a poco se hacía más claro, más propio. Las melodías llenándolo de sentimientos que creía inexistentes. Se sintió triste y nostálgico al reconocer por fin la pieza que lo tenía embriagado. Era una de Chaikovski, mas no sabia con exactitud su nombre.
Entonces, decidió cerrar sus ojos.

¿Es este tu dolor?

¿Esto te hice yo?

Esto es... lo que significo para ti.

Por favor, solo deja de tocar.

Una lágrima resbaló por su mejilla por todas las emociones y pronto se encontró gritando desesperadamente que se detuviera, que no podía seguir escuchando como su alma lloraba y él no podía hacer nada para evitarlo.
En algún lugar de él, sabía el significado de cada nota, cada sonido producido por las distintas cuerdas, contando su historia en algo más que palabras, llamando a alguien que sabía que era él, porque era el único en ese lugar.
Lo podía divisar frente a él, en base a los recuerdos pasados, como un niño que a penas sabía de la vida y ya no encontraba razón por la cual seguir. Un niño con tantas inseguridades que sólo quería un poco de consuelo y alguien que lo alejara de todos los malos momentos que eran tan habituales para él.
Un niño por el cual moría en acercarse y robarse un suspiro, aún siendo unos años mayor que él entendía el sentimiento que tenía después de muchos años.
Y lo repremía, cuando no quería.
Porque lo había defendido tantas veces, se había arrodillado en frente suyo, le prometió sujetar su mano y nunca soltarlo cuando eran unos niños a penas de 8 años.

7 años después... La promesa parecía tan vacía.

-No te amo.

-Estuve equivocado todo este tiempo. Yo no sabía que era el amor, te lo dije, Jungkook. ¿Qué sabíamos nosotros siendo tan jóvenes? Ninguno... Ninguno pensó realmente en el futuro, y tu solo podías complacer a tus estúpidas fantasías de niño abandonado- Gritó, exasperado-¡Qué podíamos haber sabido! Nos atamos a esto que no sé qué es... ¿Amistad? ¿Cariño? ¿Compasión? Mierda, no lo sé. Pero esto, esto no es amor. No es amor si cuando te veo volteo la mirada, no es amor si no hablo con ello de mis amigos e incluso niego tu importancia. Definitivamente no es amor si... si... Si tu sola presencia es asquerosa.

Abrió sus ojos con pesadez y sus ojos de inmediato encontraron los del azabache. Podía verlo, podía sentirlo, sólo un poco más...

- Tan estúpido, Kookie. No recibiste mucho afecto de tu papá y ahora andas pidiendo un poco de lo que jamás podrás recibir, al menos no de mí. ¡Solo cómprate un espejo!

-Y-Yo no... no quiero... no...

Buscó con la mirada por toda la habitación hasta divisar un objeto con una manta encima, sonrió.

-Ven, Jungkook-caminó a su encuentro y lo arrastró hasta ubicarlo frente al mueble- Afronta tu realidad- susurró en su oído y jaló de la tela hasta quitarla completamente, logrando ver ambos cuerpos- Ese eres tú. Gordo y sucio, sin aspiraciones ni sueños. Alguien que no merece amor. No mereces mi sola presencia.

Retrocedió unos pasos y mordió su labio inferior. Tan fuerte que sintió la sangre en su lengua, mordió más fuerte para correr fuera de aquella habitación.

Y, tal vez, esa fue su última oportunidad para apreciar a Jungkook.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro