2
Era doloroso verlo así.
Era triste ver la forma en la que se mantenía de pie como si la vida se le fuera en tal simple acto.
Como si absorbiera cada una de sus esperanzas para seguir en ese estúpido juego en el que se habían sumido sin pensar nunca en las consecuencias.
Porque en todo este tiempo lo que menos deseaba era arrancar la luz de ese bello ser que no merecía más que un amor puro y verdadero.
Y él sabía que no lo era, aún si esa persona pudiera sanar cada una de sus heridas y curarlas con esa sonrisa que no hacía más que recordarle el amor incondicional del cual era receptor.
Un receptor que no se molestaba en devolver el mensaje.
Un mensaje que no llegaría, pues no había canal para ello.
Porque no hay lugar en este mundo para el amor.
Es la triste premisa que lo mantiene en su estado actual.
Y se permite perderse una vez más en su mirada de infinito cariño. Encontrando una y otra vez todas aquellas promesas que se le hacían más que hermosas, mezcladas con confusión y dolor.
El azabache no lo podía ver, pero él sí.
Podía notar como su mundo se desmoronaba frente a él, y no podía evitar hacer nada.
Así como una estrella en agonía.
Ha soportado más de su capacidad y sólo está esperando el momento preciso para estallar.
Para enojarse, y para dejarlo ir como debió hacer desde un principio.
Jungkook merecía alguien que lo amara con sus defectos y virtudes.
Taehyung no era esa persona.
Él estaba embelesado con su nueva conquista.
Y cree quererlo, cree amarlo.
Pero Jungkook...
No, inasequible.
Nunca lo amé.
Nunca lo haré.
-J-Jin hyung, por... por favor. Te necesito... Te necesito tanto...
El mayor alza la vista y se encuentra con un panorama entristecedor.
Ahí está su mejor amigo completamente devastado tratando de avanzar hacia él con la poca fuerza que le queda.
Quiere llorar, porque se siente culpable de no haber notado lo que pasaba con aquel chico que lo estaba lastimando.
Pero el azabache estaba en su propia burbuja como para dejarse llevar por las opiniones de los demás.
Él estaba tan orgulloso de su mentira.
De poder ser feliz, aunque sea solo un segundo.
Y en ese instante, al verlo así, se prometió ayudar al frágil ser que era su amigo.
Si él no podía protegerlo, ¿entonces quién?
Pero... ¿Y si él no quería serlo?
-Kook, ¿qué te pasó? -pregunta, mas sabe la respuesta- Dime que no te hicieron daño, déjame revisar...
-No encontrarás nada... No hay nada... -camina acercándose más al mayor- Nunca hubo nada, ¿verdad? -cierra los ojos y reposa su frente en su hombro.
-Jungkook...
La verdad es que tampoco recuerda la última vez que pronunció su nombre, y se siente como aprender una palabra nueva.
Una dolorosa y complicada.
Cierra poco a poco sus ojos inhalando el perfume que puede percibir del cuerpo sujetado a él, pero se encuentra con una fragancias más débil y sutil que confirma todas sus sospechas acerca del individuo que detesta sin conocerlo.
Él era tan atractivo.
Yo lo soy más, ¿no?
Él era un hombre inteligente.
Yo también lo soy...
Él es todo lo que Jungkook quiere en una persona.
Yo... Yo... Lo soy, ¿no? ¿No?
-Jinnie, ¿qué piensas de mí?
Inhala y exhala, y se aparta un poco para verlo detenidamente.
Aquellos ojos que siempre compara con agujeros negros, como si te pudieran atrapar toda una vida y jamás saber cómo sucedió.
Solo pasó.
Posa su vista en sus labios, porque podría jurar que pagaría lo que fuera por probarlos al menos una vez.
-Dios, ¿qué no pienso de ti?-agrega sin pensarlo y se arrepiente al instante. Ríe- Era una broma. Pues... Eres lo mejor que me ha pasado en estos últimos años, y a sabiendas que amo con todo mi corazón mi colección de poemas, eso significa mucho. Ni siquiera debería ser una pregunta, Kook.
-Entonces, ¿por qué?-pregunta-¿Por qué?-vuelve a preguntar. Seokjin lo observa confundido-Si soy tan especial para ti, ¿por qué no lo soy para él?
Esas últimas palabras ni siquiera debieron salir de sus labios, pero fueron casi un impulso incontrolable. Las neuronas haciendo sinapsis para poder llegar a una respuesta adecuada que no deje ninguna interrogante por resolver.
Sin embargo, él lo sabe perfectamente.
Es sagaz, y sabe que su hipótesis ha sido acertada hace ya mucho tiempo.
Pero ha empujado cualquier pensamiento coherente para refugiarse en sus sueños y deseos.
Tarde o temprano tendrás que quitarte la máscara.
-Jungkook-se escucha enojado- Deja de despreciarte. Deja de creer que tu aspecto es lo que importa.
-Pero, al final, es lo que todos ven. Las personas no son como tú, hyung. No todos se tomarán la molestia de conocerme.
-Es verdad-su respiración se acelera-No todos te van querer. Algunos te despreciarán y se burlaran de ti-retiene el aire y siente como su pecho se oprime ante aquella verdad- Y luego están las personas que verán cuan amable y generoso puedes ser. Yo lo sé. Y creo que todo este tiempo he tenido la suerte tener tu compañía... Sin ti... No me imagino un futuro sin ti.
Se lanza a sus brazos sin importarle lo pesado que es.
Y por primera vez en el día no se detiene a ver los gestos de los demás ni sus crueles miradas.
Sus manos se entrelazan en la nuca del mayor y se eleva sobre la punta de sus pies para ocultar su rostro en el cuello del rubio.
Seokin está atonito. El azabache nunca había sido tan cariñoso con alguien que no fuera su propia familia y el otro chico.
No quiere moverse, cree que cualquier movimiento en falso hará que todo se desvanezca en el aire. Pero finalmente decide corresponder el abrazo y pasar sus brazos por la cintura del menor.
La cintura que no es para nada fina ni delicada, sino ancha y gruesa, suave y cálida.
Todo en él es calidez.
-Infiel.
Está seguro de poder reconocer aquella voz, y está aún más seguro de haber percibido la molestia en ella. Molestia y otros sentimientos que no puede notar.
No quiere girar y encontrarse con su mirada ausente de amor.
Y cuando un brazo lo agarra con la fuerza suficiente para poder moverlo de su lugar, se queda perplejo.
Estaba dolido.
-Creo que es lo mejor. Él parece quererte en todo el sentido de la palabra, no como...
-No te atrevas a decirlo.
Camina, aparentando seguridad por fuera, pero está muriendo por dentro.
Porque está a punto de hacer algo que pensó jamás haría a no ser que fuera con alguien que lo amara de verdad.
Pero si él tenía amor para los dos, debía ser suficiente.
Lo más triste de todo esto, pensó el rubio, es que me soltó sin siquiera dudarlo.
No miró atrás.
Apretó los puños y sonrió.
Porque él era Seokjin.
Seokjin obtenía lo que quería.
Y él quería a Jungkook.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro