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¿Por qué no puedo creer lo que veo frente a mis ojos?
¿Por qué mi mente quiere mentirme?
¿Por qué no puedo mover mi vista de ti?
Se detuvo frente al restaurante donde tuvieron su primera cita, su primer beso y, ahora, su primer corazón roto.
Tal vez solo me confundí de persona.
Se convenció a sí mismo antes de darse la vuelta y seguir su camino, pero esa peculiar voz lo estrelló contra la realidad.
Estaban a unos metros de él, sumidos en lo que parecía ser...
No podía decirlo, las palabras morían en su garganta, y se mantuvo así por unos minutos para comprobar que era una salida de amigos, nada más.
¿Qué tan estúpido puedo ser?
El tiempo se detuvo cuando el castaño miró al rubio como si fuera la más bella obra de arte.
Delineó sus facciones con su mano y lo besó.
Lo besó delicado y frágil como hace mucho no hacía con él.
Lo besó con pasión y dulzura como hace mucho no hacía con él.
Y le sonrió, le mostró esa sonrisa por la que tenía que suplicar día tras día.
Cerró sus ojos, conteniendo las lágrimas que luchaban por salir y mostrarse ante la escena más cruel de todas, aquella que imaginó muchas veces, mas se negaba una y otra vez, creyendo que jamás llegaría.
Tal vez en verdad fue una ilusión.
Afianzó el agarre en su mochila y con una sonrisa rota se dirigió a él con pasos lentos e inseguros, sintiendo caminar en alguna especie de trampa y temiendo por caer en cualquier momento.
Detuvo su andar frente a ellos, exigiendo por una atención que parecían no querer entregársela a nadie y seguir en lo suyo.
Carraspeó y sintió su corazón detenerse cuando por fin obtuvo la atención del castaño.
No había nada.
Era una mirada vacía, una mirada de fastidio y una mirada de lástima; todas dirigidas únicamente a él.
-T-Taehyung, amor, ¿n-no ibas a ir a estudiar? -Tartamudeó y contuvo la respiración esperando una respuesta que despejara todas sus dudas y le asegurara aquel cariño que decía tener por él.
Pero nunca dijiste que me amabas, ¿no?
-¿Me has estado siguiendo? -Alzó la voz, mostrando una actitud fría, más distante a la cual estaba acostumbrado.
-N-No, claro que no... -Su sonrisa se quebró - ¿M-Me presentarías a tu amigo?
- ¿Por qué lo tendría que hacer? -Rió- ¿Por qué a alguien como tú?- Su mirada se endureció, y estaba seguro nunca haberla visto en él. Se asustó cuando el castaño se paró y lo sujetó del brazo -Sígueme- Ordenó.
Lo llevó al baño del restaurante y cerró la puerta con seguro.
Giró y se encontró con los ojos del azabache, aquellos ojos que antes le daban el mundo entero, y era capaz de permanecer en ellos toda su vida. Pero no supo en qué momento ya no sentía todas esas emociones, ni siquiera se acercaba al mínimo afecto hacia él.
Ahora verlo es diferente, su cuerpo obeso y la forma en que esos lentes ocultan su rostro no le provocan ternura, ya no.
Y le preocupa, porque no sabe cómo todo se volvió así.
Puede que la gente haya influenciado un poco o aquellos comentarios despectivos por su pareja o las miles de veces que eran señalados en la calle y se burlaban de ellos.
Él solo quería escapar de eso, no quería ser señalado, si bien ya era difícil haber aceptado su homosexualidad, no era tan fácil ignorar el sentimiento que iba creciendo en él poco a poco, aquella sensación que le impedía pensar con claridad y darse cuenta que la apariencia era lo menos importante, tan solo un asunto trivial.
Entonces lo vio.
Perfecto y delicado como no lo era Jungkook.
Lindo y atractivo como no lo era él.
Entonces supo que cayó.
Cayó por él cuando a su lado tenía amor, algo que al parecer ya no era suficiente, y no podía ocultar lo bien que se sentía caminar con él y recibir halagos y miradas de admiración. Mirando sobre el hombro y sonriendo con cinismo a aquellos que deseaban estar en su lugar.
Tan sumido estuvo en su aparente felicidad que no se dio cuenta que estaba olvidando a alguien que lo esperaba en el departamento todas las noches con una comida casera, alguien que guardaba sus ahorros para invertirlos en ellos, alguien que lo amaba sinceramente sin esperar nada a cambio.
No soporto estar a tu lado.
-Vamos a terminar, Jungkook.
El aire se le escapó de los pulmones al escuchar aquellas palabras.
Su rostro empalideció y creyó ingenuamente por un segundo que se trataba de alguna pésima broma por parte del mayor, ¿pero era correcto seguir negando lo evidente?
Y se puso a repasar en su mente las últimas semanas a su lado, y como esperaba que la situación volviera a ser la de antes.
Recordó las sonrisas vacías y cuanto le dolió no poder ver sinceridad en alguna, pero lo rompió más su indiferencia al tacto.
Deseaba que Taehyung lo besara, lo acariciara y le susurrara palabras bonitas al oído.
No importaba si era para seguir manteniendo su ilusión, no importaba nada con el simple hecho de tenerlo a su lado.
Se aferró al recuerdo de ellos siendo amigos, a las tantas veces en que era defendido por él y la forma en cómo brillaba ante sus ojos cada vez que lo hacía.
Porque en sus recuerdos, Taehyung era precioso tanto en el exterior como en su interior, pero los recuerdos no eran más que los momentos en que su corazón fue lastimado.
Sin embargo, había una sola pregunta rondando su mente.
¿Odias mi cuerpo?
Porque si era así, él lo podía solucionar. Haría el más grande esfuerzo por dejar de lado sus problemas con la ansiedad y lucharía por recuperarlo a él y darle el amor que se merecía.
Porque Taehyung merecía mucho más de lo que en ese momento podía ofrecer.
Entonces podría recuperarlo, intentaría con todas sus fuerzas traerlo de vuelta y recordarle lo maravilloso que se sentía el calor que su cuerpo emanaba.
Nunca pensó que la caída sería tan dolorosa.
-E-Es una broma, ¿no?-Mordió su labio inferior, el castaño mostraba una expresión impasible- S-Si es por... por algo que te incomoda, lo cambiaré...
Jungkook se mantuvo quieto en su lugar, su cuerpo tensándose con cada segundo que transcurría.
-¿Está bien para ti? Sabes que no te puedo ver de esa forma. Puede que haya confundido nuestra amistad y recién ahora lo sepa.
Fueron las primeras palabras en esa tarde dichas sin asco, fueron palabras de lástima y arrepintimiento.
El azabache rió por lo bajo, elevando la comisura de sus labios, mostrando cuan aturdido estaba. Se decía que parara, que lo dejara por más que doliera como el mismo infierno y se quemara tan solo pensando a Taehyung con alguien más.
-Mientes... Estos años no pudieron ser un juego para ti, creo que estás confundido. Sí, eso debe ser... Ese chico solo está jugando contigo, Tae. Tú no lo quieres. Tú no lo puedes querer...
El castaño avanzó unos pasos más hasta quedar cerca de él. Dibujó su poco agraciada silueta con sus orbes, desde sus robustas piernas hasta sus rellenas mejillas.
Esas que antes le parecían realmente tiernas y se sentían suaves al tacto.
De más está decirlo: Ya no más.
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