✨ Órdenes✨
Capítulo 25
✨ Órdenes✨
Naruto se despertó con un sobresalto, sin saber dónde estaba y si estaban bajo ataque. Él giró por la cama hasta que terminó en el suelo de cuclillas y tomando ambas dagas que estaban en lugares escondidos de la cama. Sus ojos estaban adaptados a la oscuridad, así que, recorrió con la mirada la habitación en penumbras. No había nada fuera de lugar, nada que le indicará peligro. Respiró profundo por la nariz, sólo sintiendo el olor característico de su pareja y el profundo olor a sexo que habían compartido esa noche. Y la anterior y la anterior a esa.
Hacía siete rotaciones que Hinata había ido a la nave madre a decirle los sentimientos que habían nacido de ella para él. Simplemente el bloqueo había crecido en su interior, sólo pensar en ella hizo que su vara se alzara con dolorosa fuerza. Cada descanso de turno, se enredaban entre los brazos de cada uno y se perdían allí. Ella se había negado a volver, así que Tamaki, Konan y Matsuri volvieron a la nave madre trayendo sus cosas e intentando ayudar en la nave madre con algunas reparaciones en los transbordadores más afectados en la batalla.
Buscó con la mirada a su compañera y gruñó al no verla en la cama. El mal presentimiento sólo creció en sus entrañas.
Naruto se alzó en sus piernas y buscó con rapidez su ropa. No podía ponerse la camisa y pantalones tan rápido como le habría gustado. Salió de la recámara abrochando su cinturón con su espada, listo para rastrear a Hinata. Inspiró, los olores mezclándose, pero reconoció el de su compañera y comenzó a caminar. Sabía que sus ojos centellaban, en rojo y dorado, pero eso no lo detuvo ni aminoró sus pasos.
Su perfume lo guió al ascensor y entro cuando dos machos estaban allí.
-¿Vieron a la capitana Hinata?- gruñó.
Uno de los machos negó, pero el otro dió un paso hacía adelante.
-Si, comandante. Antes de que terminara el turno estaba en la sala de entrenamiento.
Naruto asintió en forma de agradecimiento y marcó en el panel el piso de la sala de entrenamiento, dándole la espalda a ambos machos.
Odiaba no saber a dónde estaba Hinata todo el tiempo, no es porque temiera que le pasará algo. Sabía mejor que nadie que Hinata era poderosa, sabía defenderse y matar, no era fácil de quebrar. Pero él sospechaba que era algo del bloqueo. Si no la tenía a la vista, quería saber a dónde encontrarla si sentía la urgencia de verla, y pasaba muy seguido. No siempre era sexo, a veces sólo quería verla o olerla. Hinata se reía cada vez que lo encontraba atrás de ella, buscándola como un "perrito faldero", fuera lo que fuese ello. Pero era su instinto, todo su cuerpo y alma la necesitaban cada pocas horas. Sospechaba que estaría así por mucho tiempo, hasta que el bloqueo estuviera completo.
Había buscado información sobre ello, ya que jamás le había interesa al creer que nunca tendría uno.
El ascensor se abrió en el piso donde él bajaba y salió sin mirar atrás, caminó por el pasillo encontrando ambas puertas de entrenamiento abiertas, como antes, pudo ver un grupo de sus machos hablando y mirando hacia adentro. Siempre habían machos en la sala de entrenamiento, pero cuando las de la agrupación entraban a entrenar, ellos le dejaban la sala sólo para ellas. Miró furioso a los machos, con la sóla idea de que estuvieran observando a su Hinata. Sabía cómo ella se veía cuando estaba entrenando.
Su largo cabello se agitaba mientras ella se movía, su cuerpo se llenaba de su sudor y ese maldito traje mostraba cada una de las curvas que él apreciaba en su recámara. Gruñó cuando se detuvo ante el grupo de cinco. Entre ellos estaba Zabuza que se volvió al escucharlo.
-Naruto-, saludó con una inclinación-. Hinata no está aquí.
Por un mínimo momento dejó ver su sorpresa y dió una mirada hacia la sala, encontrando sólo a Tamaki y Matsuri. Luego frunció el ceño para volver a mirar a su jefe de armas.
-¿Dónde?- gruñó sintiendo que empezaba a ponerse inquieto.
Si no podía encontrarla pronto, sabía que podía entrar en un lapsus de instinto. El primer día después de que Hinata llegará a la nave madre, había tenido uno. Simplemente no había querido correr tras ella cuando había surgido la necesidad, pensando que sólo era un capricho, pero había sido un grave error. En un momento había estado en la sala de mando, dando órdenes, para luego rugir y salir corriendo, sólo siguiendo el olor característico de Hinata. Cualquier macho que se interponía en su camino, era lanzado contra las paredes, él los veía como amenaza a su bloqueo. Había corrido por los pasillos, sus ojos tri-color centellantes y casi perdidos de necesidad.
Había encontrado a Hinata en su recámara, ya que no había tenido ropa para ponerse y sólo estaba con su camisa. Él había rugido cuando había entrado, destrozando sus vestimentas y lanzando su arma lejos. Había caído de rodillas, para hacer un ruido amortiguado y gatear a cuatro patas a una sorprendida Hinata que lo miraba desde arriba de la cama. Él se había sentido drogado con su olor, se instinto gritaba que fuera a ella, que la tocará, que la probará. Casi se había intoxicado con su centro, con su sabor en su lengua y cara, la había tomado con infinita ternura luego de su asalto, amando cada curva, tomando cada gemido y obedeciendo cada orden.
Simplemente había sido un macho al merced de las necesidades de ella.
-Fue con Konan-. Zabuza sacó una tableta holográfica y la prendió con un dedo. Los planos de cada pasillo se mostraron en miniatura desde arriba de la tableta, pero se centro en los puestos de vigilancia-. ¿Ubicación de la capitana Hinata y de Konan?- ordenó.
Puntos rojos se prendieron en cada puesto de vigilancia y uno parpadeó en verde. La voz de un macho se escuchó desde la tableta.
-Sector 17-B-X señor.
Naruto gruñó y se volvió, apurando el paso al ascensor. Sus entrañas se retorcieron, él sabía a dónde se dirigía Hinata.
Estaba en la celda de Hizashi.
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Hinata no pudo evitar observar fijamente al macho Naky frente a ella.
Hizashi estaba delgado, el cabello que alguna vez había sido largo y lacio, estaba enredado y alzado en algún extraño peinado. Su rostro, que había sido suave, estaba sucio y arrugado. Los ojos sin pupilas que habían sido altaneros, parecían cansados.
Era un macho arruinado, alguien vencido, pero aún así no se rendía, ya que cuando la noto del otro lado de sus rejas se quedó con la mirada fija en ella. Podía sentir a su hermana Konan al lado de ella, había insistido en acompañarla. Ambas harían un intento por sacarle información al macho. Por la última actualización del consejo, le iba a ser difícil ir ya que estaban en un planeta llamado Mon, monitoreando una competencia*. Y luego de ello, aunque mantuviera los motores funcionando con rapidez, no podrían llegar antes de dos meses.
La información era primordial y necesaria. Hinata había intentado decirle a Naruto que quería encargarse de ello, él no podía lastimar físicamente al macho, pero ningún de ellas estaban bajo esa orden directa. Naruto se había negado rotundamente a que ella estuviera cerca de Hizashi. A Hinata le habría gustado tener a Izumi con ella, era una de las mujeres más macabras que conocia para intimidar, pero ella había insistido en quedarse con los ghinconianos. Pero eso tampoco afectaba mucho, tenía a Konan.
-Abre-, ordenó su hermana a uno de los machos que estaban haciendo guardia. Hinata notó como el dudaba, y al parecer Konan también-. Es una orden directa. Abre la maldita reja- gruñó.
Aún así el macho no se movió. Hinata sonrió, Konan no era conocida por su gran paciencia. Su hermana se movió antes de que el macho pudiera reaccionar, ella lanzó una patada que le dió directamente en la sien. El guardia giró en el aire antes de caer con un sonido sordo al suelo de costado y rebotar. Konan estaba allí antes de que aterrizará por segunda vez, sus dedos llendo a la unión de su cuello y hombro, aplicando presión. El macho se agitó un poco y quedó inconsciente en el suelo.
-Lo siento, tendrás un dolor de cabeza infernal, pero si me hubieras hecho caso no lo sufrirías-, murmuró mientras tomaba su mano y lo arrastraba hacia la puerta de la reja.
Hinata se había quedado mirando fijamente a Hizashi, con las manos frente a ella, entrelazadas. Notó la sorpresa del Naky cuando su hermana atacó al macho y una luz pareció parpadear en él cuando Konan uso la mano del guardia para abrir desde el panel. Hinata registro el ruido sordo que hizo el cuerpo del guardia cuando Konan lo dejo caer con el peso muerto al suelo. Ambas pasaron por arriba del cuerpo del guardia para entrar en la jaula.
Hinata se quedó a un lado de la puerta abierta, sus manos entrelazadas está vez en su espalda. Konan fue la que avanzó hasta ponerse en el medio de la jaula, entre su hermana y el macho Naky.
La luz que había parpadeado en él, desapareció y apretó los labios al ver la expresión de su hermana de cabello corto. Hizashi se mantuvo sentado en su litera delgada y desgarbada, sin hacer un sólo movimiento. El silencio se propagó en la jaula, hasta que Konan la observó por arriba del hombro.
Hinata asintió.
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Naruto salió del ascensor y se precipitó con pasos apresurados hacía el pasillo que llevaba a las jaulas. Uso su palma para abrir la sección y entró antes de que la puerta se moviera a un lado, poniéndose se costado. Él gruñó cuando el olor de Hinata era fuerte y claro en ese pasillo, no había pasado por allí hace mucho. Comenzó a caminar, directamente a la jaula que él sabía que estaría.
-¡Ey!- se detuvo cuando el gritó de la hembra de dentro de la jaula llegó a sus oídos. Miró con indiferencia a Hanabi-. ¡No las permitas entrar aquí!
Sus facciones, que siempre habían sido creídas, estaban llenas de terror. Estaba contra una esquina de la jaula, la más alejada de la puerta. Naruto levantó una ceja, pero no llegó a contestar nada cuando se escuchó un grito. Él siguió con su caminó, girando en uno de los pasillo y se detuvo de golpe al ver el guardia, que él había puesto para vigilar a Hizashi, en el suelo justo frente a la puerta de la jaula del macho.
Corrió al sentir el golpe de algo duro, estaba enojado y necesitado de su bloqueo, aunque la segunda emoción era cada vez más fuerte cuando su perfume llego a él como un puñetazo. Se puso de cuclillas para sentir el pulso del macho, fuerte y constante en el costado de su cuello y levantó la mirada.
Simplemente se quedó atómico.
Konan sostenía al macho contra la pared, tenía ambas manos de Hizashi dobladas en posiciones incómodas y dolorosas, su pie firmemente clavado entre sus dos huesudos omóplatos gracias a que lo mantenía arrodillado. Hinata también estaba allí, Naruto pudo ver qué murmuraba algo a su oído y espero alguna respuesta. El macho como siempre, permaneció con los labios sellados, pero entonces pasó algo. Konan movió una de sus manos y hasta donde estaba Naruto llegó el ruido de un hueso romperse.
Hizashi gritó mientras Naruto se levantaba, sus ojos enormes mientras veía como Konan reía al haberle roto un dedo. La hembra cortó el gritó del Naky apretando su pie más fuerte contra su espalda.
Naruto pasó un pie por arriba del guardia, ellas no parecían conscientes de su presencia, porque Hinata se volvió a agachar para murmurar otra vez a su oído. Ladeó el rostro para ver cómo Hizashi cerraba los ojos con fuerza, sus labios temblando. Él estuvo completamente dentro de la jaula cuando está vez Hinata se movió. Ella lo tomó del cabello, el siseo de su muñequera le aviso que había soltado una de sus cuchillas.
-Dime-, ordenó Hinata con voz distante.
Hizashi se mantuvo en silencio y Naruto no pudo más que asombrarse al ver cómo la sonrisa crecía en ella.
- Tú lo quisiste- gruñó.
Naruto vió el destello de la cuchilla cuando Hinata la levantó mientras tiraba la cabeza de Hizashi hacía atrás.
-¡Basta!- gritó la orden, temiendo que su compañera hiciera algo estúpido.
Pero Hinata siguió moviéndose. Naruto se lanzó hacía adelante, fue como si hubiera pasado en cámara lenta. El grito de Hizashi explotó cuando la cuchilla de su compañera bajo, pero a diferencia de lo que él pensaba que iría a su cuello, ella bajó el filo por el ras de su cabeza, cortando los cabello castaños.
Naruto se detuvo, viendo cómo Hizashi gritaba de rencor mientras Hinata le mostraba los mechones, dejándolos caer frente a su cara y al suelo. Konan soltó sus brazos, apretando su pie con fuerza contra su espalda. La cara de Hizashi golpeó contra la pared, cortando el gritó de nuevo. Hinata lo rodeó, llendo hacia donde Naruto había quedado congelado, el instinto del bloqueo se había calmado un poco gracias al tener su olor reventando en su nariz y poder verla. Ella ni siquiera lo miró cuando lo tomó de la mano y le hizo caminar tras ella a la salida. Naruto no pudo más que seguirla, en ese momento sólo era un macho dispuesto a todo porque su bloqueo no lo deje. Konan salió última y Naruto se volvió, mientras caminaba, para ver a Hizashi tomando sus cabellos del suelo mientras la hermana de Hinata cerraba la jaula.
Hinata le hizo caminar a dónde las jaulas estaban vacías, más hacía adentro de la sección. Se detuvo de golpe y lo tomó de la barbilla para bajarlo y pegar sus labios a él. Naruto casi podría haber rugido de triunfo, su instinto bajando rápidamente, pero aún no podía pensar mientras sus lenguas se entrelazaban. Ella saltó, colgándose de su frente y él cerró sus brazos poderosos al rededor de su cuerpo. Naruto se movió para apretar su espalda contra las rejas, asaltando su boca como un conquistador, tomando lo que quería y reduciendo sus defensas a nada.
Hinata hundió sus manos en su cabeza mientras el beso se produndizaba, ella tan necesitada de la fuerza de Naruto. Había estado muy tentada a matar al macho, simplemente había tenido que controlarse mucho para no dañarlo como habría querido. Su hermana había disfrutado dañando un poco al macho que había abusado de ella, lo sabía. Pero Konan podía manejar la situación mejor de lo que habría logrado ella misma.
Naruto cortó el beso, ambos con la respiración agitada se miraron a los ojos. Él a los suyos sin pupilas y ella a los tri-color de Naruto.
-Eso fue tonto-, gruñó suavemente él, sus cejas feunciéndose un poco.
Hinata sonrió, sabiendo que no quería ocultar sus emociones de él.
- Valía la pena intentar-, le contestó con un encogimiento de hombros.
Naruto la miró algo ceñudo y abrió la boca para contestar cuando un grito femenino cruzó todos los pasillos. Él abrió los ojos grandes y bajo de sus brazos a Hinata, sacando su espada corrió hacia donde se había escuchado el grito. Gruñó cuando llegó al primer pasillo, la única prisionera que tenía allí era Hanabi. El llanto llegaba a él mientras se detuvo de un tirón, sus ojos abiertos de par en par al ver a Konan adentro.
Se apresuró a abrir la reja.
-¡Ella no tiene ninguna información! Konan apartate-, ordenó.
Hanabi estaba en el suelo hecha una bola, y Konan estaba encima de ella, bajando y subiendo su mano. A pesar de su órden, Konan no se apartó. Naruto estaba en una encrucijada, apretó sus dedos en el mango de su espada, pero no tuvo que hacer nada cuando Hinata se puso a su lado con los brazos cruzados, mirando todo con frialdad.
- Haz algo-, le demandó a su compañera.
Hinata volvió su mirada lentamente a él, mientras el llanto de Hanabi era su fondo. Ella simplemente subió una ceja.
-No le está haciendo daño-, dijo suavemente.
-Hinata-, gruñó su amenaza-. Puedo pasar por alto algunas cosas, pero no puedes desobedecer siempre.
Él apretó los dientes cuando ella no ocultó su diversión.
-¿En algún momento he seguido tus órdenes?- Naruto se la quedó mirando fijamente hasta que ella suspiró-. Bien. Konan-, llamó a su hermana sin apartar la mirada de Naruto-. ¿Terminaste?
Naruto tampoco apartó la mirada de ella, estaban en una batalla silenciosa, pero pudo escuchar cómo Konan salía de arriba de Hanabi. El llanto de la hembra naky más fuerte ahora. Él notó cómo Konan pasaba por atrás de la espalda de Hinata a la salida.
- Satisfecha- dijo la hembra.
Hinata sonrió y siguió a su hermana, ella cortando la lucha de miradas. Naruto apretó los labios mientras las veía salir sin mirar atrás. El burbujeo que había sentido antes, por su bloqueo, había quedado satisfecho, por lo menos esperaba que fuera hasta el final del turno que ya tendría que haber empezado. Pero antes movió su cabeza para ver a Hanabi.
Naruto abrió los ojos sorprendido cuando vió a la hembra sentada en el suelo, su rostro manchado de lágrimas y su cabello al raz de su cráneo. Konan había cortado cada mechón de forma irregular, dejando un desastre en su cabeza. Hanabi tomaba los mechón esparcidos por el suelo y los juntaba en su regazo. Naruto no sabía que el cabello era tan importante para los nakys, debía averiguar sobre eso, decidió mientras salía de la jaula.
•
Naruto estaba en sala de reuniones cuando la hembra llamada Matsuri entro tímidamente por la puerta. Él la estaba esperando sentado en su silla, no quería intimidarla, así que se quedó allí.
-¿Me ha llamado comandante?- preguntó dando un pequeño paso hacia la mesa grande donde siempre se juntaban sus machos.
-Si, toma asiento Matsuri-, le pidió con su voz más suave.
Puede que no hubiera tenido mucho contacto con la pequeña hembra, pero ella era diferente a sus hermanas. Había una inocencia en la joven hembra que le provocaba a la mayoría de los machos un sentimiento protector con ella. En realidad la veía más como una niña, como si pudiera ser una pequeña pariente, aunque si consideraba su cuerpo, se notaba que no era niña para nada. De todos modos, Naruto no podía verla de esa forma, ya que la única hembra que podía ver de ese modo era ahora a su bloqueo, que era la hermana mayor de la mujer que se sentó frente a él. Así que, entendía también verla como una pariente ahora.
-Me gustaría que me aclaras algunas cosas, Matsuri-. La hembra abrió los ojos grandes y asintió. Naruto se sentía contento que no lo encontrará amenazante como para que le sostuviera la mirada-. Al principio del turno, Hinata y Konan fueron a "visitar" a nuestros "huéspedes"-. Matsuri lo miró con normalidad, no parecía sorprendida por la información, aunque era obvio que ella sabría-. Ellas cortaron los cabellos de padre e hija, cosa que me pareció curiosa. ¿Podrías explicarme el por qué de sus acciones?
Una expresión de entendimiento se instaló en el rostro de Matsuri.
-Comprendo su curiosidad, comandante Namikaze. No muchos sabes que los nakys se sienten muy apegados a su cabello. Él cortarlo es un castigo o un nuevo comienzo. Dependiendo de cómo sea cortado, este puede volver a crecer o no.
Naruto alzó las cejas por eso.
-¿De qué depende?
-De quién lo corte.
-¿Cómo?- preguntó confundido.
-Si el que lo corta es el mismo, lo más probable que vuelva a crecer. Pero si lo hace otro, no lo hará. Es una vergüenza para los nakys llevar el cabello corto, más para los de alto mando. Los soldados los mantienen cortos ellos mismos, entonces hay probabilidad de que siga creciendo.
-¿Entonces cortarle el cabello a un naky...-, intentó entender Naruto.
-Es una debilidad. Es como perder una extensión de uno mismo. Es algo así como Sansón.
Naruto alzó una ceja.
-¿Sansón? ¿Era naky?
Matsuri lanzó una risita mientras se tapaba la boca, ella negó con la cabeza.
- Sansón es una historia de la tierra, una bíblica. No voy a profundizar sobre lo que es la biblia, sólo diré que es una religión, o culto para ustedes, de hace muchísimos años en la tierra. Sansón era un hombre poderoso, su fuerza no tenía límites y podía hacer cualquier cosa. Él y su pueblo estaban teniendo una guerra contra los filisteos, otro pueblo de la tierra. Pero Sansón se enamoró de Dalila, una mujer que fue sobornada por sus enemigos para averiguar su debilidad o de donde venía su fuerza. Él terminó confiando en ella, diciéndole que si se cortaba el cabello perdería toda su fuerza.
Naruto se quedó mirando a Matsuri, muy interesado en su relato.
-¿Qué hizo la hembra? ¿Lo traicionó?- preguntó cuando ella no siguió.
-Lo hizo-, Matsuri asintió-. Sansón terminó como prisionero, con su cabello cortado por la misma mujer que había amado. Él creyó que era inútil sin su cabello, pero luego logró matar a todos ellos en una fiesta, tirando las columnas principales.
-¿Cómo recupero su fuerza?
Matsuri sonrió.
-Bueno dicen que se la pidió a Dios... Pero creo que nos desviamos del tema. El asunto es que los naky se sienten débiles sin su cabello, sólo tiene que esperar unos días y volver a hacer el interrogatorio. Puede que esté tenga un resultado diferente.
•
•
Y así fue.
Naruto no pudo más que asombrarse cuando Hizashi comenzó a hablar sin reparos en una nueva "arma" que estaba buscando Kaguya. Se decía que si tenías este arma, podían controlar el clima. Naruto hasta pudo conseguir las coordenadas de la sección donde estaban buscando.
A penas salió del interrogatorio, se movió con rapidez para comunicarlo al Consejo. Sentía el burbujeo del bloqueo comenzar, pero la información era más importante.
Entró a la sala de reuniones e intentó comunicarse con el Consejo. A el segundo intento, al fin alguien le contestó desde el otro lado. La cara de Lax ocupó toda la pantalla, su sonrisa blanca con los colmillos largos era llamativa gracias a su piel roja. Sus ojos oscuros brillantes de diversión.
-¡Hermano! Tanto tiempo-, saludo.
-Hermano, es bueno verte- respondió él.
-¿A qué debo el honor?
-He conseguido que Hizashi hablé-. La expresión divertida de Lax se borró, siendo remplazada por una seria-. ¿Puedes comunícate con los demás del Consejo?
-Espera-, pidió concentrando su mirada abajo, pronto la pantalla se dividió en cuatro, en tres los miembros del consejo y en la última Naruto-. Mí hermano me ha dicho que consiguió la información.
Grevity pareció sorprendido, pero fue el Gris quién contestó con su voz interna.
"¿Cómo?"
Naruto sonrió de lado sin poder evitarlo, sintiendo orgulloso de su compañera.
- Mí bloqueo, la capitana Hinata, fue de gran ayuda. No sé si lo sabían ustedes, pero ella cortó sus cabellos, logrando derribar sus defensas...
-¡Espera un segundo!- le interrumpió Lax-. ¿Te has bloqueado con ella, hermano?- Naruto sonrió-. ¡Mí felicidad para ti! Hay que contarle a padre...
"Lax" interrumpió el Gris." Luego pueden seguir con una conversación fraternal, en este momento necesito lo que consiguió el comandante Namikaze"
Lax cerró sus labios y asintió, aunque la sonrisa seguía bailando en sus ojos. A Naruto le costó un poco volver a ponerse serio.
-Lo importante es que me ha confesado de un arma climática.
-¿Climática?- preguntó Grevity.
-Asi es-, asintió Naruto-. Me dió las coordenadas-, él comenzó a escribirla y se las pasó en un mensaje cifrado que sólo los del Consejo y los tres comandantes bajo su mando entenderían.
-Conozco estás coordenadas-, habló Grevity después de leerlas- El comandante Yahiko está en una misión cerca, pero no creo que pueda moverse de su posición actual aún.
"Primero debemos saber si es confiable" decidió el Gris. Los tres del consejo y Naruto asintieron. Grevity y Lax se volvieron cuando un ruido se escuchó a través de las comunicaciones y volvieron al mirada a la pantalla mientras el Gris volvía a hablar.
" Ahora debemos irnos, nos necesitan en la competencia. Sus órdenes son las siguientes comandante Namikaze: Debe quedarse en Ghinco por los menos un año del planeta. Ayude a los habitantes en su evolución y hagan todo lo posible para lograr una defensa para el planeta. Nada asegura que luego no quieran volver los Naky. Deben darle instrucciones de defensa y enseñarles cómo enfrentar una amenaza. No queremos que vuelvan a caer por una raza más desarrollada. Luego se reportará con nosotros y le diremos su próxima misión. Fuera"
La pantalla donde estaba el Gris se oscureció y Naruto desvío su mirada a los otros dos del Consejo. Grevity sonrió.
- Mí felicitaciones también por su bloqueo, comandante Namikaze. Le deseo una buena finalización de misión. Fuera.
Naruto asintió antes de que él Deus cortará las comunicaciones y volvió la mirada a su hermano. Lax sonreía.
-Debo admitir que no creí que te podrías bloquear con una hembra con Hinata. Ella es demasiado dominante. Pero tú también lo eres-, dijo con un risita-. Era obvio que necesitabas una hembra que pudiera hacer frente a tu carácter feroz.
Naruto sonrió, sintiéndose más relajado.
-Es verdad. Hinata es perfecta para mí.
De repente la expresión de su hermano se volvió distante, cosa que hizo fruncir el ceño a Naruto.
-¿Alguna otra de las hembras también consiguió pareja?-, preguntó con voz dura.
Naruto ocultó su enorme sorpresa por la pregunta de su hermano. Notó como sus manos se apretaban abajo y Lax las puso lejos de la pantalla.
-No, hermano. Ninguna otra hembra se ha interesado en otro de mis machos.
-¿Seguro?-, preguntó afilando su mirada sobre él. Cómo si quisiera ver si estaba siendo sincero.
Naruto asintió.
-Lo sabría. Hinata estaría sobre el macho antes de que yo lo sepa. Ella se ha mantenido tranquila y sus hermanas no se relacionan mucho con mis hombres, no más de lo necesario.
Lax pareció a punto de decir algo, pero se volvió hacia atrás. Suspiró mientras volvía otra vez la mirada hacia él, parecía un poco más relajado.
-De acuerdo, hermano. Estaremos en comunicación. Fuera.
Naruto estuvo un poco confundido cuando la comunicación se cortó, pero se encogió de hombros ya que el burbujeo del bloqueo se hizo más intenso. No había terminado su turno aún, pero fue hacia donde sabía que estaría Hinata. El bloqueo de nuevo interfiriendo con su deber.
Entró en la habitación, ya que ella no tenía turno ese día, y se detuvo de golpe, asombrado por lo que sus ojos veían.
-¿Qué has hecho?- rugió.
Hinata se volvió con la cuchilla en su mano, asombrada por su gritó de furia. Él casi podría haber caído de rodillas cuando vió su hermoso cabello en su otra mano. Hinata se había cortado el cabello hasta los hombros y no parecía afectada en lo más mínimo.
-¿Hablas de esto?- preguntó mostrando sus largos mechones en su mano.
Naruto dió un paso más adelante, pero se detuvo. Él simplemente no podía entender por qué se había cortado su precioso cabello. Él se lo acariciaba cada noche, se lo peinaba, se rodeaba de él después de hacer el amor.
-¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué no me preguntaste?- dijo intentando controlar su enojo y asombro.
Hinata alzó una ceja y dejó los mechones atados con una liga sobre la repisa que estaba a su espalda, luego apretó el panel para guardar el espejo donde se había mirado. Ella se volvió guardando su cuchilla en la muñeca.
- Primero, Naruto. Está bien, soy tu compañera. Pero este es mí cabello y si quiero cortarlo es mí decisión.
-Pero a mí me gustaba-, se quejó sin poder evitarlo.
Hinata sonrió con cariño y por fin se acercó a él. Los brazos se alzaron para rodear su nuca y él rodeó la cintura, pegando el cuerpo de ella al suyo.
- Volverá a crecer- le consoló ella.
Naruto acarició los cortos mechones, Hinata seguía siendo hermosa con el cabello corto, pero le costaría un poco acostumbrarse. Él negó con la cabeza, sabía que volvería a crecer, pero de todos modos sentía curiosidad.
-¿Por qué lo hiciste?- preguntó.
Hinata se encogió de hombros y sonrió.
-Siento que estoy entrando en una nueva etapa de mí vida. Ya nada será igual. Ahora tengo un compañero y por fin estoy donde quiero estar. Haciendo las cosas por la que me prepare toda mí vida. Creo que era apropiado darle algo físico.
Naruto siguió acariciando su cabello, parecía perdido en sus pensamientos.
-¿Qué piensas?- preguntó Hinata.
Naruto la tomó desprevenida cuando la alzó en brazos y caminó con largas zancadas hacia la cama. Ella creyó que la tiraría allí, pero él se sentó y la hizo ponerse sobre su regazo, de costado.
-Eres hermosa igual, Ela.
Hinata apoyó su cabeza en su ancho pecho y suspiró. Siempre se sentía segura en sus brazos, sentía que podía bajar todas sus defensas con él, aunque le gustaba provocarlo siempre. Y apesar de eso, ella sabía que no podía ceder algunas cosas. Simplemente era su carácter, pero él la aceptaba así. Eso era lo bueno del amor, ya que ella también lo aceptaba todo cabezotas y algo cavernícola.
Ella acarició su pecho, sintiendo el golpe constante de su corazón. Sonrió cuando él olió su cabello.
-¿El bloqueo de nuevo?- preguntó divertida.
Naruto gimió suavemente.
-Si-, admitió hundiendo su cabeza en su cuello.
Hinata amaba ver cómo él la necesitaba cada pocas horas, aunque nunca se lo admitiría, ella también lo hacía. Él acarició su estómago, para luego subir la mano y cerrarlo en su pecho, masajeando la carne. Hinata gimió suavemente mientras él despertaba su deseo con lentitud.
- Tenemos nuevas órdenes-, gruñó antes de morder con calma en su cuello.
Hinata tiró la cabeza hacia atrás, sosteniéndose de sus anchos hombros.
-Ah, ¿Sí?
Naruto hizo un murmullo mientras movía las piernas. Hinata sonrió cuando sintió el golpe de su miembro duro justo bajo su trasero. Él la movió a la cama y se colocó entre sus muslos mientras seguía besando y chupando su cuello y masajeando su pecho.
-Debemos quedarnos un año del planeta aquí-, habló en voz baja y ronca-. Cuidar y enseñar a los Ghinconianos.
Hinata gimoteo cuando él apretó su polla contra su clítoris, dándole un empujón y excitando su cuerpo listo para él.
-Por cierto-, dijo Naruto separando su cara de su cuello y mirándola fijamente a los ojos sin pupilas, pero llenas de calor para él y sólo por él-. ¿Tengo que decir lo feliz que estoy de poder estar un año tranquilo sólo contigo?
Hinata alzó una ceja divertida, ella le sacó la camiseta por arriba de la cabeza, pero se quedaron trabadas en las muñecas. Naruto se tiró a un lado de ella para terminar de sacárselo, mientras Hinata le daba la espalda y él se encargaba de su cierre ocultó.
Pronto ambos estaban desnudos, Hinata sobre él, moviéndose con lentitud, sacando y dejándolo entrar con suaves movimientos. Naruto sostenía sus caderas mientras estaba medio alzado y chupando unos de sus pechos en su boca codiciosa. Hinata jadeó cuando la mordió un poco.
- Cuidado-, le gruñó dando una palmada en el hombro.
Naruto rió mientras pasaba la lengua por el pezón sensible, la noche anterior le había dado demasiada atención a esa parte de su compañera. Él tiró la cabeza hacia atrás cuando el coño de Hinata se apretó alrededor de él. Se dejó caer en la cama y subió sus manos para ponerla atrás de su cabeza y ver a Hinata moverse sobre él de forma sensual.
Hinata apoyó las manos en su pecho y siguió moviéndose, de arriba hacia abajo, una y otra vez. En su cuerpo reventó el sudor mientras miraba los ojos dorados de Naruto, sintiendo como podía quemarla. El musculoso cuerpo de Naruto, lleno de cicatrices y calor, se tensó bajo ella cuando comenzó a moverse más violentamente. Cabalgando a su clímax.
-Tan hermosa y delicada como la flor Ela-, gruñó Naruto con la mirada fija en sus pechos que rebotaban con cada movimiento.
Hinata rió sin poder evitarlo.
-¿Así que Ela es una flor?- dijo juguetona-. Pensé que me insultabas.
Naruto saltó una carcajada para luego gruñir con otro apretón en su vara. Él sacó sus manos bajo su cabeza, llevando una a su cintura y otra a su centro de placer. Con su pulgar se encargó de llevar a la cima a su compañera. Hinata gritó mientras atravesaba su orgasmo y cuando pudo volver en sí, ella estaba sobre la cama y Naruto sobre su cuerpo, entrando y saliendo con más fuerza, su expresión algo salvaje.
- ¿Cuando cederas el control?- jadeó ella, ya que era muy raro que Naruto acabará con ella encima.
Naruto gruñó.
-Puedo darte algunas cosas. Pero otras no Ela.
-¿Cómo qué?- gimió mientras subía sus piernas y las cerraba en sus caderas.
La expresión de Naruto se volvió más apretada, sus caderas golpeando más duro. Él no llegó a contestar cuando hundió su cara en el hueco de su cuello y comenzó a correrse dentro de ella con un rugido ahogado, su cuerpo temblando involuntariamente.
Hinata lo abrazó, sintiéndose saciada y feliz. Sabía que la guerra no había terminado, ellas recién habían entrado. Ella ni siquiera había encontrado a su padre, pero eso había pasado a último plano en ese momento. Sabía que si ganaba la guerra, vengaría a su madre, y a muchos más seres. Ahora no sólo tenía a sus hermanas, sinó también a Naruto y sus hombres por cuidar.
Naruto beso su cuello, sacándola de sus pensamientos.
-Puedo ceder algo de terreno si tu lo haces, Ela.
Hinata lo observó con una ceja alzada cuando levantó la cabeza de su cuello. Ella sacó su cabello de su frente, acariciando su piel y sus pómulos. Bajó un dedo por su nariz curvada y sonrió.
- Podríamos llegar a un acuerdo- aceptó antes de bajar el rostro de él para besarlo con todo el amor que nacía en su pecho para él cada día que pasaban juntos.
FIN
*Habla de La Unión (el primer libro)
¡Oh, por Dios!
Estoy segura que no lo esperaban, la verdad es que me costó mucho terminar la historia ya que no quería adelantar mucho del siguiente.
Creo que no tendrá epílogo, o por lo menos por ahora ya que no puedo adelantar nada de la próxima historia ya que tiene spoiler de Mí Elección.
Así que, ya saben. Estaremos leyendonos en Mí Elección, con este mundo, y pronto con Cachorros los que quieran leer la pequeña y divertida historia. Si llego con el tiempo la adaptaré a Hime y Kurama, ya que aclaró ya ahora: No es una historia romántica. Es de humor y amistad, y aparecerán obviamente los Hinata y Naruto de la Unión.
Y bueno... Eso es todo, espero que les haya gustado. ¡Un beso y abrazo grande!
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