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XXI

Capitulo 21

✨Ruptura ✨

NiK se apretó contra la pared cuando escuchó guardias acercarse. Hizo señas con los dedos a Ainus cuando escuchó dos pares de pies caminar hacía ellos.

NiK se había despertado hace sólo unos minutos gracias a Ainus, la respiración aún le costaba y parecía que tenía una fuga de sangre interior, pero eso no lo detuvo. Cuando estuvo completamente despierto notó las llaves de las jaulas. Eirene las había dejado abajo de su cuerpo, o eso le había dicho Lyra. La chica le había explicado que iban a intentar torturar a Eirene para sacarle información, ya lo habían hecho con ella y Ainus, pero no habían podido sacarle nada. Los tres habían salido de las jaulas y estaban llevando las llaves para liberar a los demás y buscar a Eirene.

Él esperaba que ella pudiera aguantar hasta que llegarán.

Se lanzó antes de que los machos girarán en la curva y él se detuvo cuando tiró a ambos al suelo. Sus manos se aflojaron en el cuello de los machos cuando los reconoció. Wen y Beip.

—¿Qué haces?— gruñó Ainus intentando lanzarse sobre los dos machos.

NiK lo detuvo cuando estuvo de pie, mirando a ambos machos levantarse.

—No son el enemigo— murmuró NiK deteniendo por poco a su macho.

Ainus mostró sus dientes puntiagudos.

—Ese quiere montarse a Eirene—, apuntó a Wen que se arreglaba el uniforme—. Se le ofreció cuando a ti te llevaron a la mina.

NiK se tensó y volvió a la vista a Wen, podía sentir el fuego saliendo de sus ojos y el macho levantó ambas manos, dando un paso hacía atrás.

—Era una estrategias para decirle que Nizi era la espía—, aclaró rápido.

NiK gruñó, pero pudo contener sus ansias de degollarlo vivo. Lyra no prestó atención a la discusión de las machos y se adelantó.

—Sabias que Bell era la traidora. ¿Por qué no hablaste en la recámara de Eirene?— gruñó agarrando el uniforme de Wen y golpeándolo con una sorprendente fuerza contra la pared.

A Wen se le escapó un ruido ahogado y se quedó con la mirada clavada en Lyra. NiK también la observó, ya que ella tenía una expresión furiosa, pero las lágrimas caían por sus mejillas.

—Mis órdenes eran decirle sólo a ella—, murmuró Wen con voz suave.

NiK observó como Ainus se adelantaba y apoyaba su mano en el delgado brazo de la hembra. Lyra lo observó por unos segundos hasta que soltó al macho Naky y asombró a NiK cuando se estrelló contra el pecho de Ainus. La pequeña hembra tembló un poco mientras Ainus la rodeaba lentamente con sus brazos, dudoso de si tenía que hacerlo o no. Los pequeños ojos negros de su macho se concentraron en él y asintió, diciéndole que él se encargaría de ella, mientras la alejaba unos pasos al costado.

El comandante volvió la mirada a la pareja Naky y Beip se adelantó un paso.

— Pensé que habías muerto con tu familia—, dijo con voz profunda.

—No pasó—, simplemente contestó con frialdad. No tenía tiempo para recordar viejos tiempos, necesitaban moverse con rapidez—. ¿Sabes dónde están los demás?

Beip asintió.

NiK agudizó sus oídos para escuchar a Beip ordenar a los otros guardias Naky que se movieran en dirección donde ellos estaban. Él miró sobre su hombro, Lyra ya se había recuperado, su nariz estaba roja pero su mirada era furiosa cuando se conecto con la de NiK. Wen y el otro macho le habían dado dos cuchillas, entre Ainus y él, decidieron dárselas a la hembra.

NiK alzó la mano avisando que los guardias se acercaban y se movió del campo de tiro de la hembra con sigilo. Él se agazapó al lado de la pierna derecha de Lyra y Ainus del lado izquierdo, listos para atacar si alguno sobrevivía.

Los guardias doblaron y ni siquiera pudieron parpadear cuando Lyra lanzó las cuchillas. NiK observó con una fascinación algo retorcida, como los filos de hundían en las gargantas de ambos. Uno de los guardias hizo un gorgojo, como queriendo decir algo, pero se cayeron hacía atrás con los ojos abiertos de par en par y la mirada clavada en Lyra.

Ambos cayeron como piedras lanzadas al agua.

NiK se levantó con lentitud y observó a la hembra. Lyra se quedó con la mirada clavada en los machos y él apretó su hombro para llamar su atención.

—Bien hecho—, gruñó.

Los guardias ni siquiera habían hecho un sonido, Lyra asintió y él hizo un movimiento con la cabeza, diciéndole a Ainus que lo ayudará a llevar los cuerpos a la jaula que estaba siendo abierta. Tabit y Yuta estaban saliendo de esta, el macho ayudando a la hembra humana. Lyra se apresuró hacia su hermana y ayudo al médico de la sección. NiK y Ainus tiraron a los guardias dentro y cerraron la jaula. Él se lanzó hacía Beip.

— Ahora llevamos con Eirene—, gruñó la orden.

Wen abrió la boca, pero no llegó a contestar nada cuando toda la estructura vibró y un sonido fuerte de explosión llenó todo.

Los ojos de Eirene se abrieron cuando la explosión sacó el peso que sentía sobre su cuerpo. Ella misma sintió la honda expansiva, y al mirar, se dió cuenta el porqué.

Había un enorme agujero donde antes había estado una pared y de allí entraba una criatura que ella jamás había visto. Era una mezcla entre un pterosaurios con la cara que habría creído que sería un dragón. Los ojos blancos brillantes le confirmaron que era el drabon que no había podido ver en la mina. Sus enormes patas con gigantescas garras en forma de ganchos se cerraron en el filo de piedra que había quedado en la pared. El viento era fuerte cuando agitó sus grandes alas y tiró la cabeza hacia atrás, un chillido perforó el silencio lleno asombro en la que se había sumido el lugar.

Todo se volvió un caos después.

Eirene vió con ojos vacíos como los guardias intentaban levantarse los pantalones y luchar contra el drabon, pero este se metió adentro del lugar doblando hacía adelante su largo cuello.

—¡VETE!— Rugió Net-Erei.

Eirene vió como le lanzaba la cuchilla con la que había intentando sacarle el traje, pero nunca encontró los lugares de ruptura. Pero se había encargado de pincharla con la suficiente fuerza para hacerle moretones. Eirene ni siquiera había gritado, se había mantenido en su lugar seguro, no había pensado en lo que estaban haciendo con ella. La cuchilla rebotó en la piel escamosa color petróleo y el drabon se enfureció. Abrió su enorme hocico y chilló, agitó sus alas, tirando a varios guardias hacía atrás. Eirene observó como cerraba sus dientes en la cabeza de uno, mientras rodeaba su cuerpo con sus garras y la arrancaba de tajo.

La salpicadura de sangre llegó hasta su cara. Eirene ni siquiera hizo una mueca cuando el líquido caliente y espeso golpeó en su rostro.

Ella desvío la mirada para ver a Net-Erei correr a la puerta mientras los guardias intentaban pelear con el drabon. Una vez que la puerta estuvo cerrada, Eirene volvió su mirada vacía a la pelea de la criatura contra los guardias. Uno pasó volando sobre su cuerpo y se estrelló en la pared, bajó lentamente, dejando una mancha oscura por dónde caía.

El drabon estaba cada vez más cerca y ella al fin pudo verlo mejor. Hubo un movimiento que llamó su atención hacía la puerta y giró el rostro hacía allí.

Ella siguió observando fríamente como Nizi corría a ella, una vez que se detuvo a su lado, Eirene pudo notar la sorpresa y la compasión.

—Te sacaré de aquí—, murmuró mientras iba a las fijaciones de sus muñecas.

Eirene no dijo nada. Volvió su mirada al drabon que hundió sus garras en dos guardias a la vez, transpasando ambos cuerpo y los levantaba y los tiraba por el agujero de la pared. Eirene mostró el primer signo de algo cuando Nizi soltó su mano derecha. El dolor le hizo hacer una mueca, el hormigueo de la sangre correr fue casi delirante mientras su brazo caía sin fuerza al costado de la mesa donde la habían mantenido. Nizi comenzó a hablar.

—Lo siento, debemos movernos rápido. El mensaje ha llegado a la nave madre y están atacando...

Eirene hizo otra mueca cuando su brazo izquierdo tuvo el mismo resultado al ser liberado. Los ojos de Eirene fueron al agujero y vió un transbordador de la nave de NiK pasar casi a una velocidad demasiado rápida para captarla. Nizi siguió hablando, pero ella no le prestó atención, ni le respondió. Cerró la boca y ojos con fuerza cuando sus piernas fueron liberadas y se sentó, pero todo se movió.

—Tranquila..

Nizi intentó ayudarla, pero Eirene la empujó y se bajó de la mesa sola. Pero una vez que sus pies estuvieron sobre el suelo, sus rodillas cedieron y cayó al suelo. Ella apoyó sus manos para no caerse de rostro y respiró profundo, intentando controlar su tembloroso cuerpo. Algo en sus mano le llamó la atención y levantó la derecha para verla mejor.

Su muñeca estaba roja, sangraba, a casi carne viva. Ella no había notado que las fijaciones la habían lastimado. Pero no era eso lo que le llamaba la atención. Un líquido blancuzco estaba en su antebrazo y llevó su otra mano para tocarlo, sin saber lo que era.

—No lo hagas—, le pidió Nizi, tomando su brazo para que no tocará.

Eirene la miró con el ceño fruncido y tiró de su brazo. No tenía la fuerza suficiente para librarse de ella, pero Nizi la soltó de todos modos. Sus dedos tocaron la sustancia, su pulgar, índice y medio la frotaron sintiéndola pegajosa.

Ella supo lo que era sin necesidad de olerlo. Se limpió los dedos en el suelo, su estómago revuelto cuando se dió cuenta que su otro brazo tenía otras manchas. Cuando se irguió, aún de rodillas, notó que todo su cuerpo tenía manchas blancuzcas y no pudo aguantar más. Su columna se dobló hacia adelante y lanzó la bilis por la boca. Se sentía sucia, arruinada, pero escupió cuando vomitó todo lo que podía.

Se levantó, no aceptando la ayuda que había querido darle Nizi y caminó hacia la puerta. Está no se abrió, por eso se volvió, notando como Nizi hablaba con su drabon cubierto de sangre de los guardias de su padre. Su mirada fue al guardia que estaba a unos pasos, notando cómo se había hundido la mitad de atrás de la cabeza. Eirene caminó hacia él y le sacó el láser y la espada, ella lo reconoció por el que estaba cerca de su pierna izquierda cuando había estado atada y levantó el láser y golpeó el tiró en la mitad de su cabeza intacta. A diferencia del láser con el que había disparado a NiK, este estaba a máximo nivel y su cabeza prácticamente explotó.

Eirene no se sintió mejor.

Ella se volvió cuando el viento adentro de la habitación se levantó, se volvió para ver cómo el drabon salía por el agujero y Nizi corría a ella.

—¡Vamos!— gritó por encima del ensordecedor ruido de las alas agitarse.

La puerta se abrió cuando Nizi se puso al frente y ambas salieron. Eirene observó que la hembra no tenía ninguna arma mientras iba adelante de ella, así que la agarró del brazo para detenerla mientras subían por el largo pasillo.

— Quédate atrás—, ordenó con voz rasposa.

Nizi dudó, mirándola de pies a cabeza, pero algo habrá notado en su rostro porque terminó asintiendo y dándole paso. Eirene guardó la láser, que todavía estaba cargando, y se lanzó hacía adelante con la espada y las piernas y brazos más fuertes de lo que habían estado unos minutos atrás.

NiK se detuvo cuando giró en una curva, notado la forma de Eirene y Nizi correr a ellos. Él se asintió casi eufórico de encontrar a Eirene sana, corriendo a ellos. Sabía que ella podría aguantar. Pero mientras más se acercaba, él notó algo.

Su olor.

Su dulce olor había cambiado y con eso resonando en su cabeza, se lanzó a correr a ellas también. Notó la sorpresa en el rostro de Eirene cuando lo reconoció mientras bajaba la espada, pero ella se detuvo a unos pasos de distancia. NiK quiso tomarla en brazos, necesitaba sentirla para ver qué estaba bien, completa y con él, pero Eirene esquivó sus manos. Ese simple movimiento lo dejó desconcertado.

Sus ojos tri-color se quedaron clavados en ella mientras Eirene lo miraba con los ojos fríos.

Wen pasó a un lado de ellos y abrazo a Nizi, alzando su cuerpo contra el suyo y besándose en la boca. NiK frunció el ceño, él quería eso con Eirene. Pero ella caminó a un lado de él, lejos del alcance de sus manos, buscando a los demás.

—Debemos movernos—, habló Wen antes de que cualquier otro pudiera decir algo—. El ataque ha comenzado y la mayoría ha salido a fuera para intentar defender las torres. Los demás fueron a ayudar a los transbordadores.

Wen cerró su mano en el brazo de Nizi y la guió para que caminara rápido. NiK aprovechó que ambos se quedaron atrás para agarrar el brazo de Eirene. Ella se sobresaltó y luchó para que la soltará, él dió un paso atrás cuando quiso blandir la espada contra él.

—¿Qué sucede?— quiso saber cuando ella se detuvo al soltarla.

—No me toques— gruñó con voz quebrada, pero NiK no pudo ver sus ojos ya que ella mantenía el rostro hacía abajo.

— Eirene..—, murmuró cuando ella se volvió y comenzó a correr para ponerse frente a la pareja Naky.

NiK comenzó a caminar, cubriendo la retaguardia, pero sabía que algo había cambiado.

Él averiguaría qué le habían hecho a Eirene.

Continuará...

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