XIX
Capitulo 19
✨ Atrapados✨
NiK se quedó a donde estaba mientras Eirene corrió la corta distancia hasta sus hermanas. Él no desvío la mirada de Net-Erei, sus ojos negros, desprovistos de toda emoción, hizo una mueca con sus labios finos al ver a Eirene comprobando al grupo. Él hizo una cuenta rápida, sólo faltaban tres. Pleya, Meissa y Mich. Lyra y Tabit se sentaron con la ayuda de Eirene. La hembra de pelo corto se lanzó hacía Deiti y comenzó a llorar cuando lo vió sin vida.
NiK desvío la mirada cuando ella, con infinita ternura y pesar le cerró los ojos vacíos. Lyra comprobó a Yuta, y Eirene a Ainus. Ambos parecían sólo inconscientes, pero gravemente heridos.
Eirene se levantó, su cuerpo crispado, mirando a la hembra que ella había creído que era la espía del Consejo. Para cuando la noche había caído, el recordó algunas palabras de Nizi. Sus disculpas por tener que herirlo para que no sospecharan de ella. NiK había captado su voz llena de dolor, y supo que era la espía. Ella le había dicho que llevará a los ghinconianos a las montañas, dónde sus machos fieles esperarían para ocultarlos cuando el fuego se desatará. Ni él ni Nizi de seguro esperaban que Eirene se precipitara para atacar esa noche.
-¿Cómo pudiste?- gruñó Eirene con la mirada clavada en la hembra a cual había confiado.
Bell sonrió más, mostrando su lado sádico y NiK se sorprendió con el movimiento violento de la mano de Eirene. Una cuchilla salió disparada hacia la hembra, pero se detuvo mucho antes de que llegará. Lyra también lanzó dos cuchillas al mismo tiempo, teniendo el mismo resultado.
- Escudo de fuerza-, murmuró Tabit.
NiK apretó más fuerte la espada y miró de soslayo a los guardias que se mantenían firmes al rededor de ellos.
-Hazlo-, ordenó Bell, al macho que ella había defendido en las minas.
El macho tiró un tubo pequeño y este cayó rodando cuando comenzó a salir un vapor grisáceo. NiK sintió enseguida lo que era con su olfato y se tapó la naríz con el brazo mientras corría al tubo y le daba una patada. Pero de nada sirvió, el tubo golpeó el escudo y rebotó adentro. El humo comenzó a llenar todo y NiK empezó a sentir que se quedaba sin fuerzas. Era obvio que él sería el primer inconsciente, gracias a su sensible sentido del olfato.
Gruñó mientras sus piernas se aflojaban y caía de rodillas. Escuchó en el fondo de su mente nublada el gritó de Eirene. Abrió los ojos sin saber cuándo los había cerrado o cuándo había terminado completamente en el suelo. Eirene lo volteó para que la mirará y sus ojos llenos de lágrimas fue lo último que vió antes de que su vista quedará negra.
•
Eirene despertó, pérdida y adolorida. Sus párpados se sentían pesados mientras intentaba despertarse. Pero agudizó su oído, intentando registrar cualquier cosa que le diera un indicio de dónde estaba.
- Eirene-, ella se tensó con el gruñido y abrió los ojos al reconocer la voz de comandante.
Su visión era algo borrosa, no tenía nitidez, pero podía verlo al otro lado de la pared a donde ella estaba. Sus ojos comenzaron a adaptarse lentamente, a la poco luminosidad del lugar donde estaban. NiK tenía las manos hacia arriba, seguía con el torso desnudo y ella se dió cuenta que estaba atado a la pared con pesadas cadenas en sus muñecas. Eirene se sentó, moviéndose con lentitud cuando todo se movió a su alrededor.
- Tómalo con calma- gruñó suavemente NiK cuando vió sus ojos algo desorbitados aún-. La ...- gruñó un nombre innombrable para ella-, es poderosa para dejar fuera de combate a cualquiera-. NiK le dió una mirada a su corta estatura-. Puede que tu sistema haya tomado más de lo que podrías manejar-. Él no iba admitir que había estado muy preocupado por ella.
Eirene agitó la cabeza cuando se levantó, con las piernas temblorosas, no pudo evitar tambalearse hacía atrás, ya que no había considerado el peso de su cuerpo. Se sentía como drogada o alcoholizada, pero jamás había tenido la experiencia, aunque ella sabia que parecía una. Cuando pudo estar estable en sus dos pies, se movió rápidamente hacía NiK, llegando a él y poniéndose de puntillas para llegar a las cadenas.
Eirene las examinó, pero también era consciente de como su cuerpo se pegó al de NiK, caliente y duro. Fue como un choque eléctrico que le hizo mirarlo a los ojos.
Sus pozos estaban clavados en ella, el rojo luchando con el dorado. Eirene no lo pensó, simplemente cerró sus dedos en su cabellera espesa y lo bajó lo suficiente para besarlo con desesperación. Su boca se abrió, dejando salir su lengua que se sumergió en su cavidad sin dudar. NiK contestando con un gruñido y besándola con el mismo salvajismo, abandono y necesidad.
Eirene apretó mas los dedos en los cabellos, sintiendo como el fuego crecía en su vientre, pero también lo hacia la tranquilidad de saber que NiK estaba con ella. Pronto, todo bajo cuando un destello de todo lo que había pasado se colo en la bruma que empezaba a rodearla. Alejó su boca del comandante y lo miró con la respiración en jadeos duros. Por lo menos, él parecía tan afectado como ella.
-¿Por qué te dejaste atrapar?- gruñó furiosa, aprovechando su agarre para tironear unos mechones hacía atrás.
NiK hizo una mueca por el dolor en el cuero cabelludo.
-No me deje-, sonaba ofendido, su expresión le dijo que se sentía de esa forma-. Fueron malas decisiones.
Eirene lo soltó y dió un paso hacía atrás, necesitaba pensar con claridad y para eso no podía estar cerca de NiK. Ella resopló mientras se cruzaba de brazos.
-Querer follarte a Nizi para sacarle información es una malísima decisión. ¿Por qué no me lo consultaste?
NiK la observó con una ceja alzada y ella se sintió desnuda por su tono demandante. Eirene simplemente no podía hacerse la idea de que él haya querido follar con la rubia, hacía que su estómago se sintiera pesado y un extraño pero punzante dolor comenzaba en su pecho.
-¿Por qué te consultaría una decisión? Yo estaba a cargo de esta misión-. Eirene dió un paso atrás, como si le hubiera golpeado físicamente. NiK suspiró-. ¿Y de donde sacaste que quería follarme a Nizi?-, él hizo una mueca desagradable-. ¡No quería hacerlo!- gruñó bajo.
Eirene apretó la boca, quería creerle pero no sabía si podría. El comandante había mostrado un interés sexual apenas había visto a la hija mayor.
-Mi misión era hablar con el macho ghinconiano que había atacado a Bell cuando llegamos. Su mandíbula ya está curada-. Eirene parpadeó ante la nueva información-. Cuando estaba saliendo se percataron de la intromisión y quise escapar. Simplemente entre a una recámara, que casualmente era la de Nizi- NiK entrecerró la mirada hacia ella.
Eirene simplemente lo quedó mirando, sin saber si creer en eso. Ella quería, y si lo pensaba más fríamente, tenía mas lógica lo que le estaba diciendo el comandante. Sus dedos tocaron uno de sus brazaletes y se dió cuenta que aún los llevaba, su mano llendo a la gargantilla, que seguía en su lugar. Ella sonrió, sabiendo que los Naky no podrían haberlo sacado, ya que necesitaban su ADN para ello, además de su huella y un ruido clave, mejoras que habían puesto con sus hermanas.
Su mirada volvió a NiK.
-Te creo-, le dijo con un asentimiento.
Ella ocultó su asombro cuando NiK pareció relajarse, Eirene no se había percatado de su cuerpo tenso contra la pared de roca. Ella dió una mirada dónde estaban, notando las rejas de la jaula o calabozo por primera vez.
-¿Dónde estamos?- preguntó dando unos pasos a la reja para ver mejor.
NiK la siguió con la mirada.
-No estoy seguro. Nos separaron, eso es obvio. Pero no sé dónde están los demás y qué hicieron con ellos.
Eirene apretó los barrotes que la encerraban a ella y a NiK, mirando al otro lado, pero sólo vió un largo y oscuro pasillo. Sólo había uno de los dispositivos de luz justo al frente de la reja, que le permitía ver un poco dentro de la jaula. Ella intentó dar un tirón a los barrotes, probando su estabilidad y las conexiones que tenían. ¿Los barrotes eran como las cadenas? ¿Podría encontrar un punto débil?
-La hermana espía era Nizi- murmuró NiK a su espalda.
Eirene cerró los ojos y apoyó la frente en las rejas. Ella se había dado cuenta, se había dejado guiar por sus sentimientos de repulsión hacia la rubia y había dado por sentado que Bell era la espía del Consejo. La prueba más fehaciente era la traición de la hembra.
-Si no hubieras apresurado la misión de destrucción, puedo que ya hubiéramos terminados con ellos-, siguió él, ya que ella no había contestado-. Durante el día, fui recordando partes de las cosas que pasaron cuando entre en la habitación de Nizi.
Eirene se volvió al escucharlo y lo miró fijamente, NiK también tenía los ojos en ella.
-A penas entre, ella me apuntó con un arma láser y tiré mis armas como me pidió. Ella me hizo creer que quería copular conmigo, sacándose la prenda que tenía y quedándose completamente desnuda.
Eirene se tensó, su mirada se afiló sobre NiK.
-¿Querías?- preguntó con los dientes apretados.
NiK abrió grande los ojos y agitó la cabeza, un músculo de su mandíbula se marcó.
-Ya te dije que no-, Eirene se acercó unos pasos a él, hasta terminar justo al frente y ver su rostro con más claridad. Sus ojos rojos brillaban en la oscura habitación-. Estaba esperando que ella se acercara, así podía desarmarla y tal vez dejarla inconsciente. Pero Wen me atacó antes de ello...
-¿Qué?- murmuró ella.
- Wen estaba en la habitación, en un rincón oscuro y me disparó un tranquilizante, que me dejó un poco tonto...
-¿Un poco?- una de sus cejas se alzó mientras se cruzaba de brazos.
NiK gruñó mostrando sus dientes, su torso duro se onduló cuando él movió los brazos para intentar ponerse mas cómodo. Eirene miró como sus músculos se movían bajo su piel bronceada.
-Recuerdo que ella me pidió disculpas después de vestirse-, siguió NiK, evitando responder su pregunta sarcástica-. Ella me drogó para que no sintiera dolor cuando Wen me golpeó y luego me azotaron. Nizi me contó la verdad, pero yo nadaba entre la realidad y la inconsciencia. Ella usa al drabon para alejar a los ghinconianos a las montañas. Fue liberando primero a la niños y luego a la jóvenes, sólo pudo salvar a unos pocos adolescentes cuando su papa se dió cuenta de eso, entonces tomó a los ancianos. Ella es la espía.
Eirene parpadeó con todo la nueva información, sin poder creer lo que NiK decía.
-Pero el drabon me atacó..-, murmuró recordando como la había lanzado contra la pared.
-Esta entrenado-, gruñó NiK-. No ataca a los ghinconianos y algunos Naky que Nizi le mostró. Ella lamentaba ese asunto también.
Eirene frunció los labios, sintiéndose un poco tonta al sentir que el comandante saltaba en defensa a la rubia. Ella simplemente no pudo callarse.
-Eres su defensor ahora...
NiK hizo un ruido de molestia, ella pudo ver cómo sus ojos se afilaban y mostraba los dientes.
-Digo la verdad, Eirene. Ella no es nuestro enemigo.
-Eso ya no importa ¿no?- gruñó ella dándole la espalda, necesitaba alejarse de NiK-. Estamos atrapados. Hemos perdido a Deiti, a Mich y Pleya...
Ella cerró los ojos cuando cada uno paso por su memoria. Su corazón se apretó en pensar en su hermana, tenía la tonta esperanza de que ella no hubiera muerto, pero también sabía que era imposible. De todos modos, no la consideraría muerta hasta que viera un cadáver o tuviera una prueba fehaciente.
- Meissa tampoco estaba- habló suavemente el comandante.
Eirene se tensó y lo miró sobre su hombro.
-Ella había estado con Bell.
-Tal vez, cuando las explosiones empezaron la dejó por su cuenta para ayudar.
Ella frunció el ceño, sin saber qué pensar de su hermana. Era mas probable que lo hubiera hecho, Meissa era la hermana mas difícil de leer, ella nunca demostraba sus verdaderos pensamientos. Eirene volvió a mirarlo cuando NiK volvió a mover sus brazos, parecía incómodo en las caderas. Ella hizo el movimiento para sacar una daga de su pulsera, pero frunció el ceño cuando nada se deslizó a sus manos.
-¿Qué sucede?- preguntó NiK cuando ella maldijo por lo bajo.
-Me dejaron las pulseras, pero descubrieron como sacarme las dagas.
NiK gruñó.
-¿No tienes nada oculto entre tus ropas?- le pregunto cómo si ella fuera estúpida.
Eirene quiso golpearlo.
-No ¿Y tú?- dijo molesta.
NiK hizo un ruido desde su garganta, sus ojos enojados mirando a otro lado. Eirene caminó por el pequeño espacio, observando el suelo, las paredes y el techo, pero no había nada que ellos pudieran usar. Ella se movió de nuevo a los barrotes, mirando el pasillo, pero todo estaba tan liso y limpió, no había ni una mota de tierra. Ella quería gritar de frustración.
Eirene metió la cara entre los barrotes, buscando a los costados cuando el ruido de su gargantilla activándose llamó su atención. Ella observó los finos pinchos de su gargantilla hacer espacio entre los barrotes y ella, una idea se formó en su cabeza. Caminó hasta volverse a poner frente a NiK, el comandante la había estado observando todo el tiempo. Él se tensó un poco cuando ella quedó mirando sus muñecas y fue bajando lentamente hasta sus hombros.
Eirene se mojó los labios secos cuando su mirada siguió bajando por su pecho ancho, que se volví más fino en sus caderas y también observó sus muslos musculosos.
- Tengo una idea, para liberarte- murmuró. NiK alzó una ceja, pero se mantuvo callado mientras esperaba que ella hablara-. Puedo usar mí gargantilla- dijo tocándola con sus finos dedos-. Pero necesito llegar hasta el candado con mí cuello.
NiK movió sus pies, ansioso de estar en libertad.
-Hazlo-, la instó.
Eirene clavó su mirada en el cuello de él, se sentía algo molesta por lo que tenia que hacer para llegar hasta allí.
- Tengo que trepar por ti y sentarme en tus hombros para estar a la altura- casi gruñó.
NiK frunció el ceño, viendo como el cuerpo de Eirene se había tensando con lo que dijo, él bajó la mirada por ella y lo comprendió. Se sintió un imbécil, pero su cuerpo se endureció con el deseo de tener el coño de Eirene cerca de su cara, no sería la primera vez.
-Hazlo-, dijo con voz profunda.
Eirene no lo miró a la cara cuando asintió secamente.
NiK flexionó un poco las rodillas, dejando que ella apoyará el pie en su muslo mientras las manos iban a sus hombros. Se tragó el gruñido cuando ella iba subiendo por su cuerpo, sintiendo el frío material que la cubría contra su torso desnudo. Su boca se secó cuando sus pechos estuvieron a centímetros de su boca y se tensó cuando uno de sus pies resbaló, movió un poco su muslo para evitar el golpe en su polla dura.
- Cuidado-, le advirtió con voz ronca.
-Hago lo mejor que puedo-, gruñó ella sin ser consciente del por qué él estaba enojado.
NiK apretó sus labios cuando ella clavó sus uñas en sus brazos, su cuerpo subiendo por él. Estaba furioso por su reacción, por sus ansias de sentir el cuerpo de Eirene pegado al suyo. Él volvió a pararse derecho cuando ella pasó uno de sus piernas sobre su hombro. NiK respiró por la boca, su aliento caliente golpeó justo en la unión de sus muslos y todos sus músculos se endurecieron. Se mordió el labio con la suficiente fuerza para hacerlo sangrar cuando ella terminó de pasar la otra pierna.
-Maldita sea-, murmuró Eirene.
-¿Ahora qué?- gruñó ya que no podía ver hacia arriba.
- Sólo unos centímetros más-, murmuró ella, pegando su coño en su cara.
A NiK casi se le aflojan las piernas, gruñó de felicidad al sentir el calor y olor a través del material. Eirene jadeó y separó su centro de mujer de su cara y el quiso gritar en protesta, pero se contuvo.
-Lo siento- dijo ella.
NiK se aclaró la garganta.
-No importa. Házlo. Si con eso me liberas-, NiK sintió como ella dudaba y sonrió-. No me molesta tenerte en mí boca, pensé que ya te lo había mostrado.
Eirene gruñó.
-No estamos follando y no lo haremos más.
NiK frunció el ceño a su coño.
-Lo que quieras, sólo sacame de las malditas cadenas-, él se tragó de que la convencería de lo contrario después.
Eirene cerró la dedos de una mano en la coronilla de su cabeza y volvió a pegar su coño en su cara. NiK se sintió el peor macho de disfrutar del momento, su vara dolía como si tuviera un acero caliente, ya que sabía cómo sabía los líquidos de la hembra que tenía al frente y se moría para que las vestimentas de ella no estuviera en el camino. Eirene murmuró palabras que no llegó a entender, pero no eran importantes para él cuando dió una inhalación profunda por la nariz.
-¡Bien!- gritó Eirene y él quiso gruñir, "¡Si! ¡Que bien hueles!"-. Sólo tengo que...
El coño de Eirene se movió en su cara, NiK sintió como la pequeña piedrita de placer que ella tenía golpeaba su nariz y ella retenía la respiración. Su vara palpitaba dolorosamente contra sus pantalones, mientras sus caderas tuvieron un tirón. NiK gruñó sin poder evitarlo, mientras su lengua salía para pasarla por arriba del material que cubría el manjar tenía adelante. Los dedos de Eirene se apretaron en su cabeza.
-¿Qué estás haciendo?- preguntó con jadeó, pero no lo dejó responder-. ¡Deja de hacer eso!- exigió cuando su lengua volvió a mojar su prenda.
- Libérame rápido, entonces-, su voz salió apagada por tener la boca pegada a su coño.
Eirene gruñó por toda respuesta y comenzó a moverse sobre su cara. Él no sabía lo que estaba haciendo, pero no quería que se detuviera tampoco. Su mente sólo se llenó de pensamientos lujuriosos mientras ella mas se movía y podía oler como su crema de mujer se llenaba en su funda caliente. El recuerdo de lo apretada y suave que era, sólo empeoró su situación en sus pantalones y gruñó de frustración cuando quiso mover las manos.
-Quieto..-, gimoteo Eirene casi sin aire y él sonrió.
No era el único afectado.
Era una pésima idea, pero comenzó a mover su nariz contra su centro, sintiendo como su clítoris se endurecía y ella hace ruidos ahogados. Él gimió, sin poder evitarlo, cuando los dedos de Eirene hicieron que su cara estuviera más pegada a ella y por su cuenta comenzó a mover su coño en su cara.
-Si-, gruñó abriendo la boca y sacando la lengua, probando su sabor a través de la ropa.
Justo en ese momento, se escuchó un click y sus brazos cayeron. El hormigueo fue casi doloroso, pero sus manos fueron al trasero de Eirene y la apretó contra su boca. Ella dejó las dos manos en su cabeza y comenzó a moverse contra él, como si estuviera sobre su vara. Pronto ella estaba temblando y NiK estaba chupando su liberación de la tela, quería desgarrarla fuera de ella, pero también sabía que no podía hacerlo. Sintió como el cuerpo de Eirene se quedaba casi sin fuerza y la ayudó a bajar por su torso con sus manos, la detuvo cuando la tuvo a la altura de su cara y la beso con desesperación, necesitando su contacto más que nada.
Eirene gimió y él se tragó sus sonidos en su boca, su lengua sumergiendose en ella y gruñendo por sentir su sabor dulce de nuevo. Quería follarla, desesperadamente, pero ambos se congelaron cuando escucharon ruido de metal. Se separaron de un tirón y miraron hacía los barrotes.
NiK actuó por instinto, se volteó, cubriendo el cuerpo de Eirene con el suyo, cuando se escuchó el disparo. Él sintió el golpe en su columna y se tensó, el dolor tardo sólo una milésima de segundo en subir por su espalda hasta su cabeza. Sus ojos se clavaron en los asombrados de Eirene mientras sus piernas perdían fuerza.
Eirene intentó agarrarlo, pero él era demasiado pesado para ella. NiK podía sentir el líquido caliente saliendo por el agujero que le habían hecho, le dolía, muchísimo, pero no podía apartar la mirada de los ojos asustados de Eirene.
- NiK..- murmuró ella.
Él hizo una mueca cuando quiso mover sus manos, le dolía hasta respirar. Su cuerpo se agitó de nuevo cuando otro disparó le dió de llenó en su hombro y lo tiró hacia un costado. Cayó, golpeando el suelo y su vista se distorsiono. Él sintió como un líquido llenaba su boca y escupió. Sabía mal y estaba caliente, espeso.
Sangre.
-¡NiK!
Él uso todas sus fuerzas para ver cómo dos guardias Naky tomaban a Eirene de los brazos y la sacaban de la jaula. Él vió su expresión aterrorizada, pero parecía más enojada que asustada. NiK sonrió sin poder evitarlo.
Su pequeña capitana era una fiera.
Sus ojos se cerraron mientras tosía un poco más y ya no pudo abrirlos.
Continuará...
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