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III

Antes que nada, quiero agregar que esa 👆 será una especie de himno para esta historia 😉

Capitulo Tres

✨Refuerzos ✨

20 Rotaciones Después

NiK se mantuvo firme mirando al palacio de Grevity por la ventana lateral del comando de su nave transbordador. Sólo sus hombres de confianza lo acompañaban.

La nave transbordador no era muy grande, ni la mas nueva, sólo cinco machos podían entrar en ella sin sentirse demasiado apretados. Esperaba que estos supuestos refuerzos tuvieran su propio transbordador o estarían muy apretados para volver.

Lax le había mandado un mensaje, explicándole que tendrían una reunión con una agrupación llamado Ángeles Caídos. Era un nombre raro, pero no le importaba ello. NiK quería creer que eran buenos en lo que hacían y serían un buen agregado a sus fuerzas.

- Comandante, abriendo comunicación- dijo Mich mientras tocaba la pantalla.

NiK asintió y miró a la cara de Grevity cuando el videoCum se conecto.

-¿Todo listo NiK?

- Así es, señor.

-Bien, aterriza en la sección 17-C. Te estaremos esperando.

NiK abrió la boca para preguntar si los refuerzos habían llegado, pero Grevity desconectó la comunicación, como si estuviera apurado. NiK frunció el ceño y cerró la boca.

-Ya lo has escuchado, Mich- gruñó-. 17-C.

-Si, Comandante.

NiK se movió para sentarse en su silla y asegurarse. Miró a cada uno de sus camaradas. Ainus se mantenía en las armas del lado izquierdo, y aunque era territorio amigo, siempre tenía una mirada sospechosa en sus ojos pequeños y negros. Mich se movía de forma mecánica en sus controles, el muchacho prácticamente había crecido entre esos controles y podía manejarlos hasta con los ojos vendados. Deiti se mantuvo mirando el aterrizaje, manejando los escudos y experto en vegetación, no tenía mucho más que hacer. Y por último estaba Nurvian, su mano derecha y su más íntimo amigo, manejando las armas del lado derecho y el que estaba más cerca a él.

Nurvian a diferencia de Ainus, se mantenía tranquilo y relajado, él miró a NiK.

-Estas tenso- observó-. ¿Algo no te cuadra?

NiK no apartó la mirada de la pantalla, viendo cómo Mich maniobraba la nave.

-No tengo un mal presentimiento, si eso me estás preguntando-. Habló lo suficientemente alto para que todos los machos lo escucharán-. Pero algo no me cierra. Siento que algo no está del todo bien.

Ainus gruñó.

-¿Podrían castigarnos por nuestra misión fallida?

NiK lo pensó sólo unos segundos.

-No lo creo, las batallas se ganan o se pierden. Hicimos nuestro mejor esfuerzo...

- Aún así, no ganamos- Deiti rezongó.

NiK lo observó de reojo, los puños del macho estaban cerrados con fuerza y tenía sus ojos nublados por el odio. NiK suspiró, Deiti era una de sus hombres más afectados por la pérdida de su concubina en la última batalla. Todos habían perdido a alguien en lo que iba de esa guerra, eso era lo desolador de la situación. Todos habían pasado por lo que estaba sintiendo Deiti en algún momento. NiK sabía que tendría que haberle dado unas rotaciones (como se llamaba en el espacio los días) de descanso. Pero el macho había insistido en no querer dejarse llevar por la depresión. NiK había aceptado, en contra del consejo de Nurvian.

NiK sabía lo que era perder a sus seres queridos por las sucias manos de los bastardos de los Nakys. Por eso había decidido no dejar a nadie más entrar en él, no quería dejar que alguien más ocupara su corazón. Sabía que no soportaría perder a otro ser amado. Ni siquiera dejaba que Lax o Nurvian se acercarán mucho a él.

NiK ni siquiera parpadeó cuando el transbordador se movió violentamente antes de aterrizar. Sus manos se movieron por inercia, desabrochando el seguro y acomodando sus armas cuando se levantó. Los demás machos arreglaron los seguros de armas, escudo y Mich bajo la compuerta para descender de la nave. NiK comenzó a moverse a la puerta una vez que todos sus machos ya estaban levantados.

NiK de frente bajó, seguido de Nurvian, mientras Deiti, Mich y Ainus eran los últimos. Él miró la sección desierta mientras Mich cerraba la compuerta con el código reglamentario. Cuando todo estuvo como tenía que estar, los cinco se movieron como uno para tomar el largo y ancho pasillo para entrar a la mansión.

NiK conocía el lugar como si fuera su propia casa, muchas veces había estado allí con Lax cuando Trizu era llamando a una junta con los Deus. Conocía a Grevity desde la infancia, aunque el macho ya estaba más desarrollados que ellos. No sabía cuál era la edad de Grevity, pero él había estado más apartados de ellos cuando fueron crías. Lax le había contado que el Deus se mantenía ocupado con una hembra de un planeta llamado Tierra. NiK jamás la había visto y sólo creyó que Lax le estaba jugando otra de sus bromas. El caso era que no conocía muy bien a Grevity, pero era el macho mas honorable y amable que había conocido hasta ahora. También muy poderoso, una vez había sido testigo de un entrenamiento de este con Lax.

Grevity había destrozado a Lax. Pero su hermano lo había merecido. Lax tenía la mala costumbre de decir las cosas más descabelladas y molestas. Era un maldito grano en el culo a toda regla.

NiK asintió con la cabeza a los dos guardias que se mantenían en la puerta del pasillo que los llevaba al interior de la mansión. Ellos le devolvieron el saludo, sus alas negras agitándose cuando pasaron. NiK sabía que no era un movimiento hostil, simplemente un nervio por verlo a él. No tenía fama de ser muy amable y él estaba bien con ello. El hecho de haber crecido más alto y ancho que la mayoría de los machos, era algo atemorizante también.

Siguieron caminando, sabiendo cuál sería la sala donde sería la reunión.

-¿Has visto como temblaron?- susurró con diversión Mich.

-Sus rostros parecían haber visto un fantasma- le siguió el juego Ainus.

-Te temen, NiK- dijo Mich casi con admiración.

NiK no contestó, el muchacho aún era joven y, aunque era bueno en el manejo de la nave, parecía débil. El muchacho era delgado y sus rasgos casi eran femeninos. Delicado era la palabra que surgía cuando pensaba en Mich. Ainus era el más cercano al muchacho y era muy protector con él. A NiK no le molestaba, aunque ya le había explicado a Ainus que debía entrenarlo mejor para la pelea si alguna vez surgía la necesidad. No siempre habría alguien para cuidarlo.

Caminaron por los distintos pasillo, en silencio. NiK cada vez sentía su cuerpo más tenso. Para cuando llegó a las grandes puertas que eran cuidadas por otros dos guardias, sus músculos estaban tan tirantes como si estuviera por entrar a la zona de guerra.

Los guardias abrieron ambas puertas y NiK fue el primero en entrar seguido por sus machos. Sólo dos miembros del Consejo estaban sentados en una mesa no muy alejada de la puerta. No necesitó más que unos diez largos pasos para quedar frente a ellos. NiK hizo la reverencia reglamentaria y miró a los costados, buscando al grupo de los Ángeles Caídos, pero nadie más había allí.

Grevity se levantó de su silla y le hizo una seña al guardia.

-Diles que ya pueden venir-, ordenó.

NiK miró a su hermano y su ceja se alzó cuando vió su expresión sombría y enojada. Lax generalmente siempre tenía algo inteligente que decirle, pero parecía demasiado enojado para ello. Su mano se apoyó en el mango de su espada, pero fue sólo instintivo. Intentó relajar su cuerpo cuando miró a Grevity.

- Estarán aquí en unos segundos- le confirmó con una sonrisa amable.

NiK hizo la mejor gala de su sonrisa tensa, no sabía lo que estaba mal, pero la expresión de su hermano no era alentadora.

-¿Nos darán una nueva misión?- preguntó NiK intentando aligerar ese sentimiento.

Grevity asintió.

-Lo haremos, pero primero esperemos que ellas estén aquí.

El corazón de NiK comenzó a golpear en su pecho como si quisiera salir de sus costillas.

-¿Ellas?- gruñó incrédulo.

La puerta se abrió llamando la atención de todos los machos. NiK se giró y sus ojos se abrieron tanto que podría haberse salido de sus órbitas. Cinco hembras le devolvieron la mirada. Él observó a todas sin poder creerlo.

¿Estás eran sus refuerzos?

NiK gruñó desde lo profundo de su pecho, frunciendo el ceño.

La hembra del medio fue la primera en avanzar y él clavó su mirada el ella. Sus pulmones se llenaron de aire y su expresión se volvió furiosa cuando vio sus ojos. Un gruñido aterrador salió de un costado suyo cuando él estaba llevando su mano de nuevo a la funda de su espada.

-¡Naky!- rugió Deiti lanzándose contra la hembra.

NiK sólo escuchó que las sillas a su espalda se deslizaban por el suelo antes de que Deiti se estrellará contra la hembra. NiK estaba listo para lanzarse contra las demás hembras, igual que sus machos cuando Lax lo tomó del brazo. Se detuvo de inmediato, pero no apartó la mirada de Deiti.

Las cuatro hembras restantes se alejaron un poco mientras la hembra Naky abría sus piernas y manos para recibir a Deiti. Ella uso el brazo que él lanzó para tomarla, esquivando el golpe, sus pies tomaron impulso y ella se colgó de Deiti. NiK jamás había visto los movimientos que esa hembra uso.

La hembra Naky pareció trepar por el cuerpo de Deiti por su costado, mientras él giraba intentando agarrarla cuando se detuvo en su espalda. Ella usó la propia fuerza del macho cuando clavó su rodilla en la espalda. Deiti cayó como un árbol, rápido y duro. Los ojos de NiK se agrandaron cuando la hembra, que había quedado a horcajadas sobre la espalda del macho, apretó su puño en el cabello de Deiti, levantando su rostro y dejando su cuello al descubierto.

La hembra Naky agitó su cabeza para quitar su largo cabello oscuro de su rostro y alzó su cara para ver a Grevity. El Deus mantenía sus alas abiertas, negando el paso a Ainus y Nurvian. NiK entrecerró los ojos al ver un cuchillo pequeño, pero extremadamente filoso, contra la tráquea de su macho. Deiti tenía el rostro lleno de incredulidad, NiK dió una ojeada a las demás hembras, pero estás se mantenían relajadas mirando a su compañera reducir a su macho, como si él no le doblará en tamaño.

NiK regresó su mirada a la hembra Naky, él estaba seguro que lo era. Los ojos sin pupilas era el rasgo de la raza, además del color totalmente negro.

-¿Qué debo hacer señor?- habló la hembra, su voz falta de emociones hizo que los labios de NiK se apretaran.

- Suéltalo, Eirene.

Eirene ...

La hembra dudó y NiK sintió su cuerpo tenso cuando la punta del cuchillo se clavó más en la garganta de Deiti. Pero ella terminó apartándolo y saltando lejos de su macho.

NiK no sacó sus ojos de la hembra, fue consciente de como la pequeña daga se escondía en la pulsera que llevaba. Su mirada recorrió a la hembra de pies a cabeza. Cuerpo pequeño, con músculos y curvas de una mujer madura, pero joven.

Sus pies estaban escondidos en unas botas negras que la cubrían toda la pantorrilla para terminar debajo de la rodilla. Sus piernas estaban torneadas por un pantalón negro que parecía ser su segunda piel. Un cinturón se abrazaba a la curva de su cadera, dónde tenía enfundada una larga espada de doble filo. El traje negro seguía subiendo por su estómago tensó y delgado, para curvarse en sus senos y terminar en su cuello, sus brazos y manos cubiertas por el mismo material. Tenía una pulsera ancha en cada muñeca y una funda de arma en su muslo derecho. También tenía un collar ancho en su garganta, que parecía más una protección que un adorno.

Los ojos de NiK volvieron a entrecerrarse cuando observó su rostro. Su piel blanca era otra señal de la descendencia de su raza, además de sus desafiantes ojos sin pupilas que lo miraban a él directamente. Su largo cabello estaba atado en una coleta arriba de su cabeza y caía hasta la curva de su pequeño y apretado trasero.

Deiti se levantó y gruñó de nuevo a la hembra, Eirene sólo alzó una ceja negra y delgada. Pero su expresión no mostró molestía o miedo.

- NiK, controla a tu macho-, exigió Lax que se mantenía a su lado.

- Deiti -, lo llamó cuando sintió las garras de Lax clavarse en su brazo.

Deiti dejó de mostrar sus dientes y dió un paso cauteloso hacía atrás. No dejó de mirar a la hembra Naky cuando gruñó: -Ella es el enemigo.

-No. Eirene muestrales tus orejas.

NiK alzó las cejas por la extraña orden del Grevity y, al no separar su mirada de la hembra, fue testigo de como su mandíbula se apretaba. Pero ella movió el poco pelo que le cubría las orejas. Dónde tendrían que haber sido puntiagudas y un poco curvadas, las orejas eran pequeñas y redondeadas. NiK frunció el ceño, sin entender qué había pasado. Pero gracias a ello volvió a mirar de arriba a abajo a Eirene. Si ella fuera una hembra Naky, debía ser más alta, la hembra era más pequeña que Mich. Además que sus mejillas de repente se tiñeron de un rosado claro cuando acomodó su cabello y volvió a mirar a Grevity. Los Nakys no podían cambiar el color de piel...

- Eirene es híbrida. Sus genes tienen un 40% de Naky y un 60% humana-, explicó Grevity-. Ella fue criada por humanas y es la capitana de la agrupación Ángeles Caídos. Ella es una aliada y la nueva adquisición de las fuerzas del Consejo para pelear contra los Nakys-. Grevity se volteó para observar a los machos y dió una mirada grave a Deiti-. Espero que esto no se vuelva a repetir. Si Eirene fuera una Naky, al estar en mí casa es una invitada. ¿Entendido?

Los machos en seguida asintieron y bajaron la mirada con el tono duro del Deus. NiK fue el único que no dió indicio de haberlo escuchado. No podía dejar de mirar a la hembra. Parpadeó cuando Lax volvió a clavarle las uñas.

-¿Tienes algún problema con ello, NiK?- gruñó su hermano.

-En absoluto-, contestó en seguida.

Lax lo soltó y NiK observó como las hembras volvían a ponerse en posición alineada. Él dió un paso hacía ellas y la comisura derecha de su labio se levantó al ver qué ninguna parecía intimidada por su tamaño. Ese era un problema que tenía todo el tiempo con las hembras.

-Mi nombre es NiK Zolo, Comandante de las fuerzas del Consejo PUI. Mí mano derecha- señaló a su amigo-, Nurvian. Mí jefe en armamentos, Ainus, en escudos Deiti y mí piloto principal Mich- presentó a sus machos señalando a cada uno.

Grevity y Lax se mantuvieron a los costados mientras se hacían las presentaciones protocolares. Eirene dió un paso adelante.

-Mi nombre es Eirene, soy la capitana de la agrupación Ángeles Caídos-. Señaló a la mujer de su derecha que tenía el cabello corto de color oscuro y ojos marrones-. Ella es Tabit, experta en armas a distancia-. Señaló a la que estaba en la punta, una sonriente hembra, que parecía más una niña que una adulta-. Ella es Lyra, experta en armas a corta distancia-. Ahora señaló a su izquierda, a una mujer de cabello negro azabache y ojos de distintos colores. El de la derecha era negro, mientras que él de la izquierda era violeta-. Ella es Meissa, se especializa en lucha y transporte-. Y la última hembra era una cosa pequeña, pero con curvas exuberantes. Tenía la mirada baja y las mejillas sonrojadas-. Pleya, nuestro cerebro.

Eirene llevó la mano con la que presentó a sus hembras a la curva de su cadera y miró a los miembros del Consejo, como esperando algo.

-Muy bien, ahora que las presentaciones se hicieron. Diremos cuál es la misión para ustedes. Por favor, sientense-, Grevity se movió, igual que Lax para tomar las sillas que habían ocupado.

NiK no esperó que las hembras se sentarán primero, simplemente agarró una silla, justo al frente del Consejo y se sentó. Sus machos sentándose de su lado izquierda. Fue consciente que Eirene se sentaba del lado derecho y sus hembras. Pero no le dirigió la mirada, aunque estuvo muy tentando cuando sintió el ligero olor dulce de ella.

¿De verdad tendría que trabajar con hembras?

Él sabía que sería un problema, tendría que estar observando que no se metieran en problemas. Fijarse que sus machos no se distrajeran con ellas. También intentar controlar su temperamento, las hembras eran delicadas y aunque estás parecían no encogerse, aún no lo habían visto enojado.

NiK desechó eso apenas lo pensó. Ellas querían entrar a la guerra contra los Nakys, pues nada era color de rosas. No era como entrenar. Iba haber muerte, sangre, sudor, olores que no te sacarías de ti ni aunque te sumergieras en el agua por horas. Los acontecimientos de una guerra podían romper a un macho. Definitivamente, romperían a estás hembras.

Grevity llamó su atención cuando se movió para que la imagen holográfica de un planeta apareciera sobre la mesa.

-Este es Ghinco. Tenemos un informante de alto nivel dándonos las últimas noticias-. El Deus miró hacia su compañero de Consejo y frunció el ceño-¿Lax?

NiK observó a su hermano y sus cejas se alzaron al verlo incómodo, pero separó muy rápido la mirada para saber a qué hembra había estado mirando. Lax sonrió, mostrando sus colmillos.

-La misión es introducirse en Ghinco, los Nakys tienen una mina de minerales y los pobladores del planeta están siendo esclavizados para conseguirlo. Nuestra informante es una hembra, una de las hijas de Net-Erei. Pero no sabemos cuál.

Grevity asintió.

-Deben ser cuidadosos. Son dos hijas y una está de nuestro lado. No apoya lo que está haciendo su padre, ni los de su raza. Deben conseguir saber quién es, y desbaratar la mina.

-¿Por qué ella simplemente no dice su nombre?- preguntó una de las hembras.

NiK sintió la tensión en el cuerpo de Eirene.

- Lyra-, reprendió.

-¿Qué? Es algo que nos estamos preguntado todos ¿o no?

NiK miró a sus machos cuando algunos hicieron un gesto de afirmación. Su mirada dura diciendo que no apoyarán a las hembras.

-No puedes interrumpir, Lyra- gruñó Eirene para después mirar al Deus-. Lo siento.

Grevity sonrió.

-Es una pregunta válida. La hembra tiene miedo de que la información se filtre antes de que lleguemos y sufrir las consecuencias.

NiK entrecerró los ojos. La muerte sería la consecuencia más piadosa si el papa de la hembra se enteraba de la traición.

-No habrá muchas fuerzas en el terreno, NiK-, dijo Lax llamando su atención-. Sólo puedes llevar a cinco del personal, contigo incluído-. NiK sonrió, pensando que ese era el número completo. No tendría que llevar a las hembras con él si hacía bien sus movimientos-. Además de los Ángeles Caídos.

NiK borró su sonrisa cuando su hermano dijo eso último. Él miró de mala gana a la capitana de las hembras y ella le devolvió la mirada. La comisura de su labio grueso se subió un poco y lo retó con la mirada a que dijera algo al respecto.

NiK se mantuvo con la boca cerrada.

Órdenes eran órdenes... Aunque miró a su hermano con la promesa de mucho dolor en el próximo entrenamiento.

Eirene apretó los labios al ver el pequeño transbordador dónde habían llegado los machos. Dio una mirada a sus hermanas y todas parecían algo recelosas en subirse a esa basura de nave.

Había lugares del casco que estaba de color del óxido y parecía medio ladeada.

Se cruzó de brazos y miró a Zolo. Él alzó una ceja al encontrar su mirada.

-No teníamos planeado que los refuerzos volvieran con nosotros. Generalmente tienen su propio transbordador-, se defendió de su crítica no dicha.

Eirene no perdió su tono molesto y gruñón. A ella no le costaba ocultar sus emociones, pero este macho la puso a prueba rápidamente.

-Somos de la Tierra. El Consejo no ha querido darnos transbordadores. Pero si tu piloto quiere enseñarle a Meissa, ella aprenderá rápido.

Zolo negó con la cabeza.

-No tenemos el suficiente tiempo para perder en eso-, él se volteó sin esperar respuesta-. Mich, baja la compuerta, ya debemos irnos para llegar en el tiempo estimado.

Eirene se mordió el labio para no decir algo inapropiado al macho, pero escuchó el susurró de Tabit.

»Idiota...«

Todas apoyaron el insulto con un asentimiento. Zolo se giró lentamente para clavar su mirada en ellas, pero todas lo miraron con ojos inocentes, parpadeando. Él frunció el ceño y se apresuró a subirse cuando la compuerta bajo.

Eirene no pudo evitar la diversión y sonrió a sus hermanas. Tal vez no sería tan malo... Empezaba a sentir la emoción burbujear en su interior. Molestar a Zolo sería una buena forma de pasar las insoportables horas de viaje.

Eirene se acercó a la puerta del transbordador cuando sólo el macho llamado Mich se mantenía a un lado. Ella caminó, apoyó su pie en el piso de la compuerta y está gimio. Eirene hizo una mueca y miró al macho.

-¿La nave madre se encuentra en las mismas condiciones?

El macho parpadeó, tenía el rostro de un muchacho de unos 17 años. Su piel bronceada y sus rasgos suaves.

-No, señora capitana. Este transbordador es el que usamos para viajes cortos. Puede que parezca precario, pero es el más veloz que tenemos.

Eirene lo dudaba, pero asintió.

-Puedes llamarme Eirene.

El macho sonrió mostrando unos dientes rectos y blancos.

- Será un placer, Eirene. Puedes llamarme Mich. Con respecto a darle unas clases a tu hembra, no tendré problemas en mí tiempo libre.

Eirene miró sobre su hombro a Tabit y está asintió dando un paso hacía ellos.

- Sería un honor. Muchas gracias señor Mich- dijo agachando la cabeza en reconocimiento.

Eirene sonrió cuando vió la expresión del macho consternado y tímido.

- Será mío-, respondió mientras le daba el mismo reconocimiento.

-¡Mich!

La sonrisa de Eirene se borró cuando escuchó el rugido dentro del transbordador. Era Zolo.

-Muy bien, veamos cómo va esto-, murmuró mientras entraba a la nave.

El lugar era pequeño y no estaba tan arruinado como afuera. Eirene jamás habría esperado ver todo reluciente cuando entró, aún así no mostró su sorpresa. Su ceño se frunció al no ver lugares para sentarse. Sus hermanas subieron después de ella y todas se quedaron a un lado de la puerta, esperando que Zolo les dijera dónde ir.

El comandante se había sentado en la silla que estaba entre las otras cuatro y se estaba abrochando los cinturones cuando Mich cerró la compuerta. El piloto dió una mirada a Eirene antes de casi correr a la única silla vacía.

La mandíbula de Eirene se apretó cuando Zolo ni las miró cuando habló.

-Pon esto en marcha, Mich.

Lyra la miró pidiéndole permiso para hablar, Eirene asintió. No estaba segura de ser respetuosa si abría la boca, era extraño como el comandante podía hacer que ella quisiera mostrar todas las emociones que había podido mantener en raya hasta ahora.

Lyra dió un paso adelante.

-¿Dónde podemos ponernos NiK?- preguntó con la irritación en la voz.

Zolo se tensó cuando la escuchó y giró su cabeza para verlas desde arriba de su ancho hombro. Una pequeña sonrisa creció en sus labios, y Eirene retuvo el escalofrío.

-Justo arriba de sus cabezas hay un caño-, Eirene miró dándose cuenta de que era verdad-. Deben agarrarse fuerte...

Eirene agitó su cabeza a él, Zolo la miraba con una ceja oscura alzada, retando a que dijera algo. Ella apretó los labios y asintió a sus hermanas cuando ellas la observaron. NiK entrecerró los extraños ojos y volvió su vista al frente.

-Y no tienes permitido decirme NiK. Soy Comandante, para ustedes.

Eirene se mordió el labio tan fuerte que sintió el gusto metálico. Se tragó su propia sangre para no decir algo filoso.

-Vamos Mich, sal de aquí.

-Si, Comandante.

Eirene sintió la vibración de la nave en sus pies y manos. Cuando la nave se agitó violentamente se estiró para tomar a Pleya antes de que cayera. Era la más baja de estatura y apenas llegaba al caño.

-Gracias...- susurró Pleya con el rostro rojo.

Eirene asintió para después mirar al resto de sus hermanas.

- Formación Omega.

Todas se movieron rápido y con la fluidez de la práctica. Aunque era una formación de defensa que utilizaban de último recurso, donde sus hermanas se sacrificarían para salvar a una. Generalmente Eirene siempre iba adelante, pero está vez Tabit y Lyra, al ser las más altas se colocaron al frente de Pleya, dándole la espalda a los machos y agarrando el caño sobre la cabeza de su hermana.

Rodeada por sus hermanas, Pleya terminó contra la pared del transbordador. Meissa y Eirene se pusieron a los lados, evitando así que ella pudiera caer y miraron a los machos cuando ellos se giraron al ver sus movimientos.

Eirene conecto con la mirada de Zolo, el enojo obvio en su expresión.

Él sólo las miró unos segundos, con sus ojos tricolor, para volver su vista al frente cuando el transbordador volvió a sacudirse. La mano de Eirene dolió al cerrarse con más fuerza en el tubo, pero se mantuvo firme con su mirada furiosa clavada en la nuca del macho. Pleya permaneció agarrada de las dos manos libres de Eirene y Meissa, logrando así mantenerse.

Eirene no olvidaría esto...

Y se lo haría pagar...

Continuará...

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