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Ojo del Dragón Espectador Parte 1

/Narra el autor/

  Tras tres años de lo ocurrido en la guerra contra los Bersekers, Dagur fue encerrado en la isla de los Marginados junto con otros desertores. Era una noche como cualquier otra. Los prisioneros estaban siendo alimentados. En eso, una barra extraña fue arrojada a la jaula de un prisionero robusto pelirrojo con una barba mal cortada. Esta persona era Dagur, el actual lider de los Berserkers. Uno de los prisioneros se quejaba de que el tuviera las mejores comidas. Dagur se acerco a él y le ofreció de la barra extraña que tenía, para acto siguiente agarrar su brazo, insultarlo y noquearlo.

  La barra extraña que Dagur ahora tenía, era un pedazo de tela que dentro tenía la llave de su celda. Al usarla, lo primero que hizo fue noquear a algunos de sus guardias para luego agarrar sus armas. Los demás guardias Marginados se dieron cuenta de lo que sucedía, asi que fueron tras él.

  El joven Berserker fue capaz de golpear y noquear a todo enemigo que se le cruzara en el camino. Parecía un monstruo imparable que se movia tanto con gracia como con violencia.

  Al llegar a la puerta, vio a quien le dió la llave, para luego dejarlo inconsciente.

Dagur: Odio a los traidores.

  El joven lider por fin era libre. Ahora su misión era volver a Berk y vengarse de Astrid.


/Narra Astrid/

  Hoy era un nuevo día. Tormenta y yo ibamos a empezar un nuevo día con velocidad para sentir la adrenalina por nuestras venas. Paseamos por alrededor de todo Berk. Juntas vimos todos los nuevos lugares que estaban siendo construidos para los dragones. No solo vimos y pasamos cerca de aquellos lugares, sino que también pasamos cerca de las nuevas profesiones de mis amigos.

  Patán ahora se encarga de ayudar a Bocón a probar nuevas armas, los gemelos se encargaban de hacerle bromas a todo el mundo, y Patapez se encarga de enseñarle a los niños acerca de los dragones. El pueblo de Berk nunca estuvo tan en paz como ahora. No más guerras contra dragones, no más guerras contra los Marginados, y no más problemas con los Berserkers.

  Volaba tranquilamente con Tormenta cuando de repente, Chimuelo e Hipo se unieron a nuestro vuelo.

Astrid: Hola Hipo.

Hipo: Hola Astrid ¿Todo bien?

Astrid: Si. No hay tareas complicadas, no más problemas, exceptuando a los gemelos. Y lo mejor de todo, no más Dagur.

Hipo: Eso está genial. Oye... quiero hablarte de algo.

Astrid: Ok, cuantame lo que quieras decir... luego de que me alcances.

  Tormenta y yo volamos muy rápido.

  Pasamos gran parte del día buscando dragones nuevos. A Hipo le encantaba la idea de buscar dragones nuevos, que terminó contagiandome esa vibra. Definitivamente iba a nombrar un dragon desconocido. Asi dejaría una huella como jefa, y más aún como entrenadora.

  Hipo intentaba hablar conmigo pero yo seguía entusiasmada por la busqueda.

  En eso, vimos movimiento en las columnas de rocas. Fuimos a ver, pero resultaron ser los gemelos

  Tormenta y yo fuimos a una columna de roca. Allí trate de desahogarme de la furia que sentÍa. Había veces que no podía soportar a esos gemelos.

  En eso, Hipo y Chimuelo llegaron con nosotras. Hipo se sentó a mi lado mientras hablabamos.

Astrid: ¿Sabes? Creo que es mejor terminar con esta búsqueda. Realmente lo intentamos. Buscamos en cada parte del Archipiélago y no encontramos nada.

Hipo: Esto no puede ser todo.

Astrid: Para mí lo es. Creo que es mejor que empiece a concentrarme en mi pueblo.

Hipo: Entiendo.

Astrid: ¿Y tu? ¿Que harás? Te convertirás en herrero como Bocón o en curandero como Gothi.

Hipo: Ni uno, ni lo otro.

Astrid: ¿Que harás?

Hipo: *Nervioso* Yo... comenzaré a explorar el mundo. Me iré de Berk

Astrid: *Sorprendida* ¡¡¡¿QUÉ?!!!

Hipo: Johann me contó que hay un mundo allá afuera que aún no he visto. Dijo que me mostrará el mundo que hay fuera del Archipiélago y de allí... bueno. Chimuelo y yo exploraremos el mundo por nuestra cuenta.

Astrid: ¿Y? ¿Cuanto crees que tardarás?

Hipo: Si lo que dijo Johann es cierto, quizas un par de años... o más.

Astrid: Hipo.

Hipo: Es lo que intentaba decirte, Astrid. Me iré de Berk para explorar nuevas culturas, nuevas islas... quizas hasta nuevos dragones.

Astrid: Entonces iré contigo. Ninguno de los jinetes se va solo.

Hipo: No. Tienes una isla que dirigir, jefa.

Astrid: Te dije que no me dijeras así.

Hipo: Sabes que Berk te necesita. Yo estaré bien. Si un día llegas a necesitarme, volveré tan rápido como pueda.

Astrid: Tu eras el último del grupo que no separabas tu camino de la academia. Te voy a extrañar.

Hipo: Y yo a ti.


/Narra el autor/

  Mientras Astrid e Hipo hablaban, lejos de ellos, un barco de Berk estaba pescando. Todo bien por el momento, hasta que se dieron cuenta de algo. Habían atrapado algo... o eso creyeron.

  Resultaron ser los gemelos, quienes les jugaron una broma a Cubeta y a Abono. Sin embargo, no estaban solos. Sobre el cuello de uno de los dragones no solo estaba uno de los jinetes, sino también estaba el mercader Johann totalmente inconsciente.


/Narra Astrid/

  Volví a casa un poco deprimida.

  Las aventuras de niños por fin habían terminado. Ahora solo faltaba ver hacia el futuro y dedicarme a ello. Sabía que tarde o temprano debía ser la jefa de Berk y que todos los chicos iban a tomar sus respectivos caminos. Lo sabía pero aún así me negaba a creer que esas aventuras terminaban hoy.

  Me senté en el comedor junto con mi padre. Él me preguntó que me pasaba y yo solo le decía lo que pasó. Todos los jinetes comenzaron a dedicarse a otras cosas, e incluso Hipo se iba de Berk. Yo no anhelaba nada más que ser la jefa, pero por alguna razón no me sentía lista para serlo ahora mismo.

  Mi padre me iba a dar un consejo hasta que entraron Cubeta y Abono. Johann estaba con ellos practicamente inconsciente. Lo ultimo que dijo antes de quedarse dormido fue que Dagur escapó y que iba a por mi.

  Reuní a todos los chicos lo más rápido que pude y les conté la situación.

Hipo: ¿Cómo fue que escapó?

Astrid: Eso no importa ahora. Debemos encargarnos de él ahora mismo. Según Johann, Dagur se llevo su nave y lo arrojo por aqui *Señalando una parte del mapa*

Patán: *Sarcástico* Oh, que bien. Eso solo nos deja TODO EL OCÉANO.

  En eso apareció Johann totalmente renovado. Nos dijo que ensu barco había un mapa que lo guiába hacia el banco de niebla. Un límite que nunca hemos superado debido a lo peligroso que es navegar por allí. Al parecer, en ese cementerio de barcos, es donde Johann guarda sus tesoros y mercancía, algo que dejó atónito a todo el mundo.

  Si Dagur llegaba a hacerse con el tesoro de Johann, lo más probable es que lo usara para construir un ejercito nuevo y renovado. Debíamos evitarlo a toda costa, o Berk se enfrentaría nuevamente a la ira del lider de los Berserkers.

Astrid: Hipo... se que es mucha molestia pero...

Hipo: Entiendo.

  Hipo ajustó la cola de Chimuelo para que podamos conectarnos nuevamente.

  Antes de salir, Johann nos advirtio de los peligros de esas aguas... casi todos los peligros. Pero sobre todo nos dijo que había un barco que estaba armado de trampas de proa a popa del cual debíamos alejarnos a toda costa. Su nombre era "La Guadaña".

  Luego de sus advertencias, mi viejo equipo y yo salimos a volar con tal de encontrar a Dagur.

  La vieja sensación de dirigir a mi equipo, por un tiempo había olvidado como se sentía.

Astrid: Bien, muchachos. Formación V - Y los chicos hiceron la formación V - Ahora formación Diamante - Y los chicos nuevamente hiceron la formación a la perfección... casi - Nada mal.

  Ya llegado la noche, llegamos al banco de niebla. Una vez ahí comenzamos a revisar los barcos uno por uno. Nos tomó varios minutos pero lo habíamos logrado. Revisamos casi todos los barcos, excepto por la Guadaña.

  Todos nos reunimos nuevamente en un barco desolado. Nadie encontró rastro de Dagur, por lo que decidimos esperar. A parte de eso no teníamos otra idea.

Brutilda: ¿Y si llevamos el tesoro de Johann a Berk?

  Bueno, Brutilda si tuvo una idea, y para mi sorpresa no era tan mala.

  Hubieramos ido de barco en barco de no ser porque de repente aparecieron unas enormes anguilas gritonas. Estas ahuyentaron a los dragones y por poco hicieron que cayeramos al agua. Por suerte pude montar en Chimuelo y todos lograron sujetarse, todos menos Hipo. Él cayo y estaba a punto de ser devorado, pero logré salvarlo a tiempo.

  Luego de que las anguilas se fueran, los chicos y yo nos separamos. Mientras ellos revisaban los barcos cercanos en busqueda del tesoro de Johann en lo que esperan a sus dragones, Chimuelo y yo ibamos a revisar aquel otro barco. Si La Guadaña tenía tantas trampas, quizas se debía a que algo estaba ocultando. 

  Chimuelo y yo llegamos al barco, pero al principio solo encontramos una jaula vacía un gravado en un leguaje extraño


/Narra el autor/

  Mientras Astrid estaba en La Guadaña, los otros estaban revisando los otros barcos con la esperanza de encontrar los distintos tesoros de Johann

  Los gemelos al principio encontraron distintos tipos de joyas y monedas. Patapez, al rebuscar mucho, encontró una zona llena de libros viejos y mapas. Finalmente, Patán encontro un cofre lleno de... cabello.

  Mientras tanto. Astrid y Chimuelo investigaban la Guadaña de arriba a abajo.

  Al principio se adentraron al barco bajando por unas escaleras que estaban ocultas en plena cubierta del barco. 

  Al bajar por las escaleras, accidentalmente Astrid activo una trampa para osos que justo atrapó su pie de metal. Astrid y Chimuelo comenzaron a caminar por todo el barco, esquivando como podían las trampas colocada allí. Luego de un rato por fin lograron llegar a una especie de prisión de dragones ubicado cerca del camarote del capitán. La prisión de dragones estaba repleto de esqueleto de estos mismo, varios de distintas especies.

  Astrid, por un descuido, termino activando una trampa. Chimueo y Astrid se vieron obligados a entrar al camarote y alli lo vieron. Una especie de esquelo de algun capitan que había fallecido tratando de proteger una especie de cilindro misterioso. Astrid intentó agarrarlo con sumo cuidado, pero terminó activando otra trampa. Jinete y dragón corrieron lo más rápido que pudieron hasta que finalmente lograron salir de allí.

  Una vez que salieron, se toparon con la desagradable sorpresa de que Dague había secustrado a sus amigos y los había puesto en una jaula. 

Dagur: Astrid, hermanita. Prometida, noviecita, amante ¿Cómo quieres que te llame?

Astrid: Ninguna de las anteriores.

Dagur: ¿Sábes? Estuve pensando en ti por estos 3 largos años ¿Tu no?

Astrid: *Fría* No.

Dagur: Ay, no seas así. *Agarra la cara de Hipo* No querras poner mala cara cuando tengo a tus amigos en este estado ¿Verdad?

  Dagur la chantajeo y la obligó a rendirse, incluso la obligó entregar el cilindro misterioso.

  Para sorpresa de todos, Dagur los de jó a todos en paz y se fué tranquilamente, tal como lo prometió.

  Cuando se fue, Hipo sacó unas herramientas que tenía escondidos y trató de abrir la jaula mientras que los demás apoyaban a Astrid a perseguir a Dagur. Astrid obedeció y junto a Chimuelo persiguieon a los Berserkers, lamentablemente, este, lo tenía todo preparado. Apenas la lider de los jinetes se acerco, una catapulta lanzó una gigantesca roca, pero no fue lanzada hacia ella, sino al barco en donde estaban sus amigos, hundiendolo lentamente.

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