Lo que vuela por debajo
/Narra el autor/
Era una noche como cualquiera en Berk, o eso creían todos.
Esa noche no fue tan normal como siempre. Algo rondaba por debajo y comenzaba a secuestrar a las ovejas. Esta cosas se movió por toda la isla.
Al día siguiente, el jefe y su hija, junto al los herreros y Abono vieron el enorme agujero que yacía a los pies de las escaleras del Gran Salón.
Las personas comenzaron a analizar el agujero cuando de repente, Chimuelo se acercó y comenzó a enloquecer.
Astrid: Tranquilo, Chimuelo ¿Qué sucede?
El dragón se adentró al tunel. A simple vista se podía ver que era grande y profundo. Y según Cubeta se podía extender por tod... Un momento ¡¡¡¿CUBETA?!!!
Cubeta: ¡¡¡Hola!!! Miren, encontré mi lugar feliz.
De repente, algo comenzó a moverse por los túneles y mando a volar al pobre vikingo. Comenzó a oírse una especie de susurro que luego emergió hacia la superficie. Era un dragón extraño para algunos y comenzó a buscar por todas partes algo.
Hipo: Suban a sus dragones ¡Todos!
Todos subieron a sus dragones, excepto Astrid, y estaban alertas a lo que el dragón fuera a hacer. Patapez logró identificar al dragón como un Susurro Mortal y esto dejó sin aliento a los chicos. Justo en ese momento llegó Estoico y junto a Thornado, intentaron hacer que el dragón huyera pero no fue suficiente. Los jinetes se alinearon con el jefe para combatir pero algo pasó. La criatura iba a atacar hasta que llegó el Furia Nocturna y lo sorprendió.
Astrid quería subirse en Chimuelo pero este no se lo permitió. Ambos dragones pelearon. Chimuelo resultó herido pero el que terminó huyendo fue el intruso.
A la noche, Astrid trató las heridas del Furia y lo obligó a descansar.
Estoico: ¿Como está nuestro guerrero?
Astrid: Agotado y lastimado. Se comportó de manera extraña.
Estoico: No me sorprende. Ese era un dragón poco común y llegó de repente. De todos modos, creo que ya le enseñamos una cosa o dos sobre visitas no invitadas a Berk ¿No lo crees hija?
Astrid: Así es papá.
Estoico: Descansen. Mañana nos espera un largo día. Cuídate Chimuelo.
Astrid y Chimuelo se acostaron a dormir. En medio de la noche, Chimuelo despertó y tapo a Astrid con la sabana que estaba cerca de ella y luego se fue.
Al despertar al día siguiente, Astrid se dió cuenta de que su dragón no estaba y comenzó a preocuparse. Al salir y no verlo, supo que Chimuelo fue tras el Susurro Mortal
Hipo y los demás se reunieron en el ruedo y organizaron una búsqueda. Hipo dejó que Astrid dirigiera a Tormenta, y sin perder más tiempo, fueron un búsqueda de ambos dragones.
Lograron encontrar algunos agujeros y se acercaron para averiguar. Patapez e Hipo hicieron sus análisis luego de encontrar un diente suelto en el suelo. De repente, se comenzó a escuchar un susurro por debajo del suelo. El Susurro Mortal salió del suelo y buscó al Furia Nocturna pero no lo encontró. Hipo logró calmar al dragón antes de que este pudiera atacarlo, pero al sentir el olor de Chimuelo, se fue.
Patán: Odio cuando hace eso ¿Al menos nos dirás por qué lo haces?
Al dragón asustó a los chicos y se fue, otra vez.
Astrid se acercó al agujero y se adentró
Astrid: *Pensando* Voy a recuperar tu dragón, Hipo.
Hipo trató de razonar con ella, pero se adentró más y más a los túneles. Patán empujó a Patapez para que este ayudara a la jefa. Eso y otras cosas más estaban ocurriendo al mismo tiempo. Todo estaba pasando tan rápido.
Astrid se estaba aventurando por los túneles pero su amigo no se movía.
Astrid: Pataoez, nuevo dragón. Tu amas estas cosas.
Patapez: *Queja* Odio eso de mí.
Pasearon por los túneles hasta que por fin se encontraron con el dragón y notaron en el una mordida algo especial. Una vez que el dragón se fue, los chicos comenzaron a hablar.
Patapez: Esa es una mordida de un Furia Nocturna.
Astrid: Esos dos guardan un pasado.
Patapez: Peor aún. Se guardan rencor.
Astrid: ¿Cuanto tiempo se pueden guardar rencor los dragones?
Patapez: Hasta la muerte.
Ambos corrieron hacia el túnel inicial y trataron de huir pero luego notaron que el Susurro se acercaba a ellos. Patapez logró salir gracias a la ayuda de Astrid e Hipo. Cuando era el turno de la heredera, no pudo tomar la mano del herrero y salió volando por los aires gracias al impulso del dragón subterráneo. Ella iba a caer en sus fauces hasta que Tormenta la rescató.
Una vez en el suelo, Astrid intentó tomar la iniciativa para entrenar al dragón. Los chicos le dieron hierba de dragón y se acercó lentamente al Susurro para calmarlo. Sin embargo, el dragón rechazó la hierba e hizo que le cayera como lluvia a los otros dragones, dejándolos atontados.
Los chicos no tuvieron más opción que correr mientras la criatura los perseguía. Astrid hiza a ser devorada hasta que fue salvada por Chimuelo.
Chimuelo y los demás dragones hicieron huir al dragón enemigo. La chica intentó subirse en el Furia pero este la rechazó. Ella intentó subirse nuevamente, pero el Furia comenzó a enojarse. Iba a atacarla hasta que Hipo se puso en frente de ella.
Hipo: Chimuelo.
El dragón se veía un poco apenado y triste, pero igual salió corriendo en busca de su rival.
Nuevamente en el aire, los chicos comenzaron a discutir acerca de la situación.
Patán: Eso quiere decir que ese Susurro es el archienemigo de Chimuelo. Es como Hipo y yo.
Hipo: Patán, tu no eres mi archienemigo.
Patán: Pues tú eres el mío *Lo mira feo*
Astrid: ¿Pero por qué actúa así?
Patán: Es obvio. Chimuelo quiere ese dragón para si solo ya que es personal. Es un peleador, como yo. No un... lo que sea que sea Hipo.
Hipo: Odio admitirlo pero Patán tiene razón.
Astrid: Entonces debemos buscarlo rápido. No será una pelea justa si Chimuelo no puede volar.
Los chicos por fin lograron encontrar al dragón y este estaba siendo acorralado. Los chicos llegaron justo a tiempo. No podían alcanzarlo pero lograron llamarlo.
Chimuelo pudo ver a los chicos al otro lado del acantilado. Astrid e Hipo estaban llamándolo, pero fue únicamente Hipo quien se arrojó del acantilado sin que los otros se dieran cuenta a tiempo. Chimuelo reaccionó y fue a rescatar a su amigo.
Hipo y Chimuelo volvían a estar juntos y lograron no solo encontrar la debilidad del dragón, sino también ahuyentarlo para siempre.
Chimuelo le perdonó la vida y continuó con la suya.
En agradecimiento, el jefe permitió que Chimuelo durmiera esa noche en la casa de los Hofferson mientras que Tormenta durmió en la pieza de Astrid.
Al día siguiente, se encargaron de tapar todos los hoyos para asegurarse de que nada volviera a arruinar la tranquilidad de la isla.
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