/Narra el autor/

  Los Marginados lograron entrar a las cuevas subterraneas de Berk y allí vieron los cascarones de los Susurros Mortales que intentaron acabar con Berk. Alvin en persona fue para verificar los resultados acompañado de Salvaje, su mano derecha, y Mildew. Al ver que el plan del anciano traidor no dio resultado, se enojó completamente y amenazó con acabar su vida.

Alvin: Este fue tu plan Mildew *Imitando al anciano* "Pon los huevos debajo de Berk, destruirán la aldea, no habra nadie que se interponga en tu camino, Alvin"

Mildew: *Nervioso* No recuerdo haber dicho eso - Dijo, pero luego fue amenazado con una espada y prosiguio - Pero ¿Qué haces cuando la vida te da pescado?

Alvin: Me desquito con la gente.

Mildew: Bueno, cierto, pero también haces una rica sopa. Ve estos tuneles hechos por los dragones como sopa. Estos tuneles te guían directo hacia la academia de dragones.

Alvin: ¿Y que puedo hacer con eso?

Mildew: ¿Qué no haras? Vigilarlos, secuestrarlos, matar dragones o...

Alvin: Todas las anteriores.

  El jefe de los Marginados lo felicitó y luego se fue yendo por los tuneles.

  Mientras tanto, los chicos estaban otra vez en la academia. Todos hacían ejercicios de rescate y el primero fue Patán, quién no pudo controlar a su dragón y dio un viaje agitado. Al finalizar su viaje, mostró al muñeco, el cual se le cayó la cabeza, y luego lo quemó por accidente. Luego fue el turno de Astrid cuyo dragón le lanzaba espinas en la columna de rocas y asi fue escalando poco a poco hasta llegar a la cima. Luego le siguió el turno a Patapez, quien se elevó, cayó y se cirnio junto a Albóndiga. Luego los gemelos y por último fueron Hipo y Chimuelo quienes mostraron su nuevo arsenal, disparó multiples. Todos se asombraron pero luego terminaron discutiendo si era genial o no.

Hipo: Bien hecho, Chimuelo.

  Hipo suele entrenar a Chimuelo de vez en cuando y le enseña movimientos nuevos. Tanto Hipo como Astrid suelen intercambiar dragones y solo los de la academia sabían este secreto.

  Patán decía cosas como que era mejor, que podia hacer las cosas y alardeaba de su habilidad pero de repente, Patapez comenzó a actuar raro, actuaba de manera competitiva.

Patán: El problema es que no estamos en igualdad de condiciones, de ser así yo sería el ganador.

 Ambos vikingos comenzaron a pelear y antes de que alguien se diera cuenta, habían hecho una apuesta.

Patapez: Hagamos una apuesta. Estaremos en igualdad de condiciones. El perdedor limpiará el establo del ganador por un mes.

Patán: Trato.

Gemelos: *Chocan sus cabezas*

Astrid: Trato.

Hipo: *Sorprendido* ¿Jefa? ¿Por qué?

Astrid: Será divertido.

Hipo: Se supone que somos un equipo, no debemos competir entre nosotros.

  Todos se rieron del chico. Las risas duraron un rato hasta que se acercó la mini jefa y le habló.

Astrid: Hipo, somos vikingos. Lo creas o no, competir es sano. No te preocupes, yo voy a ganar. Anímate.

Patapez: Animo Hipo. Tu fuiste quién entrenó un Furia Nocturna a espaldas de todos y eres el cerebro del equipo. Has hecho muchas cosas geniales y pocos lo saben ¿Qué te detiene de competir?

  El Hofferson suspiró y aceptó.

  Esa tarde, el mini herrero llegó con los demás con una caja lleno de Terribles Terrores. Todos tomaron uno y se fueron a sus respectivas casas. Mientras que a lo lejos, los Marginados por fin los habían encontrado y los espiaban a la distancia.

  Esa noche, Hipo fue a visitar a Patapez y trató de convencerlo de que no siguiera con el reto, mientras ignoraba a Albóndiga y le prestaba más atención al Terrible Terror. Hipo intentaba desesperadamente convencer a su amigo pero el seguía sin hacer caso. Al final no pudo convencerlo y cabizbajo se fue a su casa junto con Chimuelo.

  Al día siguiente, los chicos se reunieron en el ruedo y allí comenzó la competencia. Los chicos peleaban por quien iba a ganar pero fueron interrumpido por el Hofferson, quién inició la demostración. Su Terrible Terror disparaba a pequeñas figuras de maderas y las acertaba con precisión. Luego siguió la heredera Astrid y su Terror sigiloso, quién se colocaba en la cabeza de todos sin que nadie se diera cuenta. Los siguientes fueron los gemelos y sus Terrores que volaban a "gran" velocidad y chocaban sus cabezas. Luego fueron Patapez e Iggy. Este Terror buscaba los objetos que su dueño pedia. Luego de su demostración fueron Patán y su Terror que solo sabía morder a Patán.

  Luego de la demostración de todos los Terrores, los chicos comenzaron a discutir quien era el mejor. Mientras pasaba eso, Albóndiga se guió por un olor peculiar hasta afuera del ruedo, fue ahí cuando de repente se encontró con cierto personaje. Albóndiga encontró a Alvin y este junto a Mildew y Salvaje intentaron huir. El jefe Marginado, antes de escapar, noqueó al dragón y se la llevó como rehén. Al final se escapó y logró cerrar el tunel. Cuando todos se dieron cuenta y lo persiguieron, ya era demasiado tarde.

  Los chicos intentaron abrir nuevamente el tunel pero fue inútil. Estaban a punto de perder la esperanza hasta que los gemelos revelaron la ubicación de cada uno de lo tuneles. Al final fueron a la playa Este y allí encontraron un barco de Marginados. Los siguieron hasta llegar a mar abierto y los atacaron, pero no pudieron continuar debido a la rehén. Los jinetes tuvieron que retirarse por el momento.

Patapez: Astrid, no podemos abandonar a Albóndiga.

Astrid: Y no lo haremos, solamente atacaremos de otro angulo.

  Los Marginados se confiaron y navegaron tranquilamente hasta que de repente, un Terror se poso en la cabeza de Alvin. Salvaje intentó ahuyentarlo pero terminó golpeando a su jefe. Después, un Terror distinto le quito la espada a uno de los Marginados. Los Terrores de los jinetes comenzaron a atacar uno a uno a los Marginados y ayudaron a liberar a Albóndiga, en especial el de Patán que ayudó en el momento clave. Todos los jinetes se retiraron pero Astrid y Chimuelo aprovecharon para probar el disparo multiple y destruir el barco enemigo.

  Al final, los chicos volvieron a la aldea y se divirtieron. Patapez aprendió la lección, el cual es valorar lo que uno tiene y todos vivieron felices ese día.