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Armonía Imperfecta

/Narra el autor/

  Luego de que Hipo lograra activar el Ojo del Dragón, salió corriendo hacia la casa de Astri y junto a ella reunieron a la banda. En el cuarto de Astrid se mostró el Ojo del Dragón en su máximo funcionamiento.

Hipo: Miren esto. Hay símbolos que nunca vimos, mapas, información de dragones, escritura distinta a la nuestra.

  Los chicos quedaron fascinados. Estaban totalmente sorprendidos.

Astrid: Patapez ¿Puedes leerlo?

Patapez: *Se acerca* Esta letra no la reconozco. Es totalmente distinto a todo lo que he visto antes.

Astrid: Esto es increíble - Ella veía el artefacto y las proyecciones que venían de este. Ella sabía que eso era lo que necesitaban, sin embargo... - Por ahora vayamos todos a dormir. Mañana hablaremos con el consejo de Berk, luego decidiremos que hacer.

Hipo: Esta bien.

  Astrid esperó hasta que todo el mundo se fuera a casa. Una vez que todos se fueron, bajó de su habitación y le pidió a su padre una audiencia con el consejo. Estoico reunió al consejo y esa noche hablaron acerca del Ojo, mostrando todo lo que ella y sus amigos habían descubierto y demás. La razón de esto es porque no quería involucrar a sus amigos en algo tan peligroso. Esto era mucho más grande de lo que habían enfrentado antes, y para esta ocasión iban a necesitar a verdaderos veteranos. 

Astrid: Miren todo esto. Esto confirma que aún hay un mundo allá afuera. Deberíamos salir y explorarlo. Con esto, todo lo que conocíamos cambia radicalmente ¿Qué dicen?

Spitelout: Estoy en desacuerdo. Estos tres años de paz que hemos tenido, fueron los mejores. No entiendo porque viajar hacia allí. Digo por experiencia que cuando alguien busca pelea, por lo general lo consigue. No creo que valga la pena hacer un viaje que ponga a otros en peligro.

Sven: Coincido con Spitelout. Además, todo lo que tenemos ahora es más que suficiente.

Spitelout: Es más. Tu y tus amigos ahora mismo deberían de estar buscando a Dagur en vez de pensar en explorar un mundo desconocido.

Astrid: Ese es el tema. Dagur ya ha pasado los límites. Si queremos capturarlo tendremos que pasar más allá del Archipiélago. Ir aún más lejos, pese a todo. Esta cosa confirmó lo que más temía, un mundo aún más peligroso el cual probablemente Berk no esté en condiciones de combatir. Berk no es rival ante este nuevo mundo, y Dagur ahora mismo intenta explorarlo para poder vencernos. Un peligro mucho mayor a lo que nos hemos enfrentado se aproxima y con esto de nuestro lado, seremos capaces de repelerlo, probablemente, pero para ello hay que aprender más, hay que fortalecernos más.

  El consejo no estaba de acuerdo en permitir que ella junto a otros Berkianos fueran más allá de los límites para explorar un lugar desconocido. Todo parecía tornarse en su contra, pero de repente su padre comenzó a dar un gran discurso. Gracias a esto, logró convencer aunque sea un poco al consejo de que permitieran a ella y a otros Berkianos ir a explorar y hacer todo lo que sea necesario. Ella saltó de felicidad, sin embargo había una condición. Ella no podría irse con un ejercito de Berk junto con los dragones. Solamente podía irse con un grupo pequeño, el cual era obvio cual sería.

  Al día siguiente, Ella volaba por encima de Berk junto con Chimuelo.

Astrid: ¿Listo compañero?

  El dragón gruño con aceptación, pero no era el único. Todos sus amigos estaban felices y emocionados por lo nuevo que descubrirían. Sin dudarlo, todos volaron directamente hacia el banco de niebla.

  Mientras que los gemelos, Patán y Patapez iban emocionados, Hipo y Tormenta se acercaron lentamente a Astrid y a Chimuelo.

Astrid: Hipo, amigo. Escucha. Se que lo de anoche fue confuso, y dejame explicarte lo que pasó. La verdad fue que... - Hipo solamente extendió la mano, como si quisiera que le diera el Ojo del Dragón - *Se lo da* Si. Lo sé, perdón. Pero entiende que todo esto es por mi aldea. Nunca quise... - Hipo, apenas guardó el cilindro, le ordenó a Tormenta seguir a los chicos lo más rápido que podía, dejando a Astrid atrás - *Se acerca a Chimuelo* Creo que esta molesto - Chimuelo, usando una de sus orejas, golpeo a su jinete - Entiendo, entiendo, perdón. Si, fue mi culpa, ya lo entendí. *Suspiro* Ahora veamos como termina esto.

  Los chicos volaron atravesando el banco de niebla totalmente emocionados, pero a medida que iba pasando el tiempo, los chicos estaban cada vez más y más cansados, al igual que los dragones. El viaje parecía interminable, y para colmo estaban a punto de entrar a una tormenta. Sin embargo lograron salir de ella y cuando lo hicieron, por fin lo vieron. El mundo que estaba más alla del Archipiélago.

  Haber salido de el banco de niebla y ver el nuevo mundo era emocionante, tanto que olvidaron que sus dragones estaban cansados. En eso escucharon un ruido extraño y eso guió a sus dragones hasta una isla, la cual aprovecharon para descansar.

  Apenas habían llegado, no habían explorado en lo absoluto pero se relajaron. La isla era un lugar maravilloso, llena de vegetación, tenía una hermosa cascada y un pequeño lago en el cual relajarse. Todos estaban emocionados y se estaban relajando como nunca.

  Patán pidio encargarse de la fogata y sacó un frasco de entre sus cosas. En dicho frasco había una especie de gel que tiro desde donde estaba Colmillo hasta donde había un cúmulo de pasto. Colmillo incendió el gel y de esa forma se encendio la fogata. Ya a la noche, mientras el fuego ardía, los chicos comían, jugaban, bailaban y hasta hablaban mientras sus dragones también disfrutaban del aire libre.

  Cuando todos quedaron dormidos, Hipo y Astrid quedaron solos a la orilla del mar mientras veían la luna. Lo raro era que no se hablaban, no se dirigían ni una sola palabra.

Astrid: Hipo... yo...

Hipo: ¿Por qué?

Astrid: ¿Eh?

Hipo: Yo confio ciegamente en tí, sé que eres la jefa y te preocupas demasiado por nosotros, pero... ¿Por qué mentirnos? Anoche fuiste a hablar con el consejo a nuestras espaldas, intentar irte sin nosotros, alejarte de nosotros ¿Por qué? ¿Por qué no confias en nosotros?

Astrid: Confio en ustedes, pero... ¿Y si este mundo es peligroso? Mira mi pie, Hipo. Esto ocurrió en nuestro archipiélago, imagina lo peligroso que es afuera.

Hipo: Precisamente por eso deberías de contar con nosotros. Si el mundo es peligroso, deberías de contar con nosotros para resolver cualquier problema, deberías de confiar en nosotros.

  Ambos se quedaron viendo a la luna mientras aún se oía una especie de melodía en el aire.

  Al día siguiente, los chicos despertaron. Lo primero que notaron era que la melodía del día anterior desapareció, al igual que los dragones.

  Los chicos fueron a buscarlos, los llamaban a los gritos y mientras exploraban la naturaleza que los rodeaba. Ya adentro de una especie de bosque, caminaban sin rumbo fijo en busqueda de sus compañeros, pero no lograron nada.

  En un momento, los arbustos comenzaron a moverse, comenzaban sacudirse con fuerza. De ellas salió Chimuelo, quien parecía preocupado y asustado. El dragón saltó sobre Hipo y comenzó a lamerlo, pero también comenzó a emitir gruñidos y rugidos, como si quisiera decir algo.

Hipo: ¿Qué pasa amigo?

  Chimuelo agarró el pie prostético de Astrid y salió corriendo.

  Los chicos quedaron mirando sorprendidos y extrañados la actitud del dragon quien corría velozmente.

Patapez: ¿Creen que deberíamos hacer algo?

Hipo: *Burlón* No sé ¿Tu que dices JEFA?

Astrid: *Mirando con molestia a Hipo* ¿Te crees tan gracioso? *Mira el lugar en donde su pie prostético fue robado*.

  Luego de correr varios metros, el dragón volvió arrepentido y entrego el pedazo de Metal. Astrid se lo puso y de inmediato montó en el dragón. Ella le ordenó a sus amigos quedarse en tierra y tratar de buscar a los dragones de forma segura mientras ella se encargaba de buscarlos por aire.

  Apenas voló unos metros y escuchó de nuevo el canto, pero también escuchó el rugido de un dragón salvaje. Al ver hacia abajo notó que era un Relámpago suelto y que para colmo se estaba acercando a hacia sus amigos. Ella, con mucho esfuerzo, hizo que Chimuelo se dirigiera con los chicos hasta llegar a aquella zona.

  El Relámpago salvaje salió de entre los arbustos y atacó con su grito supersónico a los jovenes vikingos, quienes se vieron rodeados por la situación y tuvieron que esconderse entre unas rocas. Astrid y Chimuelo llegaron justo a tiempo para espantarlo.

  Una vez que el dragón se fue, todo el mundo se reunió para verificar si todos estaban bien.

Patán: ¡¡¡¿ALGUN DRAGÓN MÁS QUE QUIERAS ATRAER HACIA NOSOTROS?!!! ¡¡¡¿MUERTE AULLANTE, ALACAMBIANTE TAL VEZ?!!!

Astrid: Patán, estas gritando demasiado.

Patán: ¡¡¡PERDÓN, ASTRID!!! ¡¡¡NISIQUIERA ME PUEDO ESCUCHAR A MI MISMO!!! ¡¡¡PORQUE ESO ES LO QUE PASA CUANDO TE ATACA UN RELÁMPAGO SALVAJE!!!

  Astrid sabía que si se volvía a ir, los chicos estarían indefenso ante otro ataque de dragón salvaje.

  Ella sugirió ir entre todos a buscar a los dragones. Ella y sus amigos caminaron por un largo rato mientras atravesaban por aquel bosque que se volvia cada vez más y más tenebroso hasta que terminaron encontrando una pila enorme de huesos. Los chicos no tardaron en deducir de que se trataba de huesos de dragón. Al parecer había una criatura que estaba atrapando y comiendose a los dragones. Cerca de los huesos encontraron una especie de ambar, pero no le dieron mucha importancia.

  Los chicos siguieron con su camino hasta que encontraron un lugar llenos de dragones atrapados en el mismo ambar. Habían decenas de dragones atrapados.

  Los Berkianos lograron encontrar a sus dragones e intentaron sacarlos pero el ambar en donde estaban era bastante duro. No podían sacarlos sin importar cuadno golpearan o patearan, incluso los dragones intentaban salir pero no podían.

  En ese preciso instante, un dragón con patas cortas, alas grantes, hocico largo y escamas anaranjadas apareció de repente. Los vikingos lograron ocultarse y notaron como el dragón se llevaba un Terror atrapado en el mismo ambar y se lo llevaba hacia donde estaban los huesos.

Patapez: Llamemoslo Ala cantora

Astrid: ¿Van a nombrarlo? ¿Ahora? ¿En serio?

Brutacio: Es mejor Canto Mortal. Porque en el momento que escuchas su canto, estas muerto.

Hipo: Coincido.

Astrid: Eso no importa ahora, saquen a los dragones.

  Los jovenes intentaron aprovechar el tiempo que tenían para sacar a sus dragone de ahí pero justo había vuelto el dragón. Este, sin perder el tiempo, comenzó a arrojar ambar hacia los jinetes, trapandolos uno a uno.

  Solo quedaron Hipo y Astrid de pie. Hipo saltó hacia Astrid y la empujó lejos antes de que fuera atrapada. Ella pudo salir ilesa pero todos los demás, incluyendo Chimuelo, estaban atrapados.

Hipo: Astrid, corre.

Astrid: *Dudando* Pero...

Hipo: ¡¡¡HAZLO!!!

  Ella intentó huir pero el dragón la seguía de cerca.

  En eso, se encontró nuevamente con el Relámpago de antes. Ella ya no sabía que más hacer, salvo pelear contra el dragón, aun si tuviera que pelear con sus propias manos. El dragón saltó sobre ella y atacó al dragón cantante. Ella se sorprendió al principio, pero no tardó en actuar nuevamente. Usó el escudo que le había regalado Hipo y activó uno de los mecanismos. Si perder tiempo, saltó sobre el Relámpago, y este, enloquecido, salío volando hasta aterrizar muy lejos de donde estaban antes.

Astrid: Sabía que esto pasaría. Sabía que esto era muy probable que pasé ¿Pero alguien me escucha? No. Hipo se enojó conmigo porque intenté protegerlos y ahora será comida de un Canto Mortal. *Por dentro suyo* Wow, es verdad que suena bien ese nombre. *Por fuera* Como sea, no tengo ni a Tormenta ni a Chimuelo para ayudarme, y estoy con un Relámpago. *Se tira al suelo* ¿Ahora que voy a hacer?

  Estuvo así por un rato hasta que se levantó para volver a aquel lugar. Sabía que tanto ella como el dragón se necesitaban mutuamente. Intentó acercarse lentamente y ganarse su confianza. Para ella eso era pan comido ya que lo había hecho cientos veces con Hipo desde el momento en que conocieron a Tormenta.

  Junto al Relámpago fue hasta donde estaban sus amigos. Esperó a que el Canto Mortal se llevara a su siguiente víctima para poder aprovechar y usar ese tiempo para ayudar a sus compañeros. 

Patán: Ella nos abandonó. Lo sabía.

Hipo: Ella no nos abandonó.

Brutacio: Lo dice el sujeto que estuvo enojado con ella desde que comenzó el viaje ¿Por qué confias en ella si tan enojado estás?

Brutilda: Si, no tiene sentido.

Hipo: Es por que se que ella será la mejor lider que tuvo Berk. Se de lo que es capaz, se que ella se preocupa por todos nosotros, y por sobre todo, se que puedo confiar en ella cuando las cosas estén mal. Hasta ahora, nunca nos ha fallado, debemos confiar.

  Cuando llegó sus amigos se alegraron de verla. Todos le pedían ayuda para que los sacara de allí pero ella no sabía muy bien que hacer. Junto a su nuevo compañero, ella intentó de todo, pero nada ocurría, el ambar era demasiado fuerte.

Patapez: Es inútil. Cuando el ambar se enfría, se endurece.

Hipo: *Se da cuenta de algo* Patapez, repite eso.

Patapez: Cuando el ambar se enfria se endurece.

Hipo: Astrid. Calor.

Astrid: *Se da cuenta* Lo capto.

  Ella agarró la garra con el gel de Pesadilla Monstruosa y lo usó en todos los capullos de ambar de todo el mundo. Una vez hecho esto, corrió hacia el dragón y se escondieron.

  El Canto Mortal había vuelto y esta vez iba a por Patapez. Lo observaba como si fuera un manjar el cual iba a disfrutar y lentamente se acercó a él. Sin embargo, Astrid y el Relámpago llamaron su atención. Lucharon contra este nuevo dragón alejandolo lo más posible de sus amigos. Cuando Astrid vio una oportunidad, saltó del dragón, amortiguó su caída con el escudo, el cual hizo fricción contra el suelo y eso terminó generando unas chispas que encendió el gel de Pesadilla Monstruosa y eso provocó que la sus amigos se liberaran.

  Hipo se dio cuenta al instante de que aún había una cría de Relámpago y descubrió la razón por la que el adulto seguía en la isla. Intentó usar el gel de Pesadilla para liberarlo pero aún tenía un problema y era que el Canto Mortal aún seguí por ahí.

  Astrid, al notar lo que quería hacer Hipo, subió en Chimuelo y junos atrajeron la atención del depredador. Lo alejaron lo más que pudieron hasta que descubrieron algo. Una especie de cueva en donde podían encerrar a la criatura. Astrid y Chimuelo atrajeron al dragón hasta, lo perdieron en el interior de la cueva, y cuando salieron, el Relámpago gruitó tan fuerte que hizo que las piedras cayeran sobre la entrada. Chimuel también ayudó.

  Una vez todo terminado, la cría del Relámpago y el adulto se reunieron nuevamente. Los jinetes se juntaron y se fueron lo más rápido posible de la isla.

Hipo: Sabía que volverías.

Astrid: ¿Ahora entiendes a lo que temía? Si quieren volver a casa ahora que pueden, pues...

Patán: ¿Estás loca? Es lo mejor que hemos hecho en años.

Los gemelos: Eso fue emocionante.

Hipo: Ni creas que te vas a librar de nosotros.

  Ella suspiro pero al mismo tiempo sonrió. Le alegraba estar con su equipo devuelta en acción

Astrid: Bien, pero tendremos que buscar una nueva isla. Una que sirva como base de operaciones. No podemos ir y venir de Berk cada vez que queramos, esta muy lejos.

Patapez: Bien, pero que esta vez no elijan los dragones *Acariciando su dragón*

Astrid: Patán. Por haber traído el gel de Pesadilla, te toca elegir la isla.

Patán: ¿En serio? No juegues conmigo, prima.

Astrid: Completamente segura.

  Patán acarició a su dragón y luego se motivó.

Patán: ¡Al más allá!

Todos: ¡Al más allá!

  Hipo y Astrid quedarón atrás de todos. Iban a seguirles el juego pero antes...

Hipo: Astrid.

Astrid: *Lo ve* ¿Qué pasa?

Hipo: *Le lanza el Ojo del Dragón* Bien hecho.



  Bueno gente, por fin el capítulo 3. Perdón en serio por tardar, es que surgieron muchas cosas y por fin ahora pude terminar este capítulo. Espero les guste.

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