Capítulo 14
/Narra Astrid/
Mi padre me agarró de mi brazo con fuerza y me llevo al Gran Salón. Parecía enojado y preocupado. Estábamos lejos de la atención de los demás y solos.
Estoico: *Enojado* ¿Que fue eso?
Astrid: Papá, puedo explicarte.
Estoico: *Decepcionado* Dime que lo que hiciste no fueron trucos. Dime qué de verdad te esmeraste para llegar hasta aquí
Astrid: Papá...
Veía en su cara decepción y furia.
Estoico: Lo que hiciste fue arriesgado. Me engañaste y a todo el pueblo. Dijiste que estabas lista para matar dragones y yo te creí, pero me mentiste.
Astrid: *Triste* Enfádate conmigo, desquítate conmigo, pero a ellos no le hagas daño.
Estoico: *Sorprendido* ¿Ellos?
Astrid: A Tormenta y a Hipo.
Estoico: ¿Te preocupan esos dos? ¡¿El problemático y el dragón?!
Astrid: ¡Ese problemático fue el único que puso su vida en riesgo para salvar la mía! ¡Y ese dragón es mi amiga! ¡Trató de salvarme!
Estoico: ¡¡¡Han matado a cientos de nosotros!!!
Astrid: ¡¡¡Y nosotros a Miles de ellos!!!
Estoico: ¡¡¡Nos han robado y atacado!!!
Astrid: ¡¡¡Eso es porque son obligados a hacerlo!!!
Estoico: *Enojado* Astrid despierta. Esas cosas que te dijo no son reales. Tu madre dijo lo mismo una vez y ahora está muerta. Te lavó el cerebro. No existen dragones que sean amables.
Astrid: Si, si los hay.
Mi padre suspiro y golpeó con su puño la mesa más cercana.
Estoico: No tengo tiempo para esto. Ahora tengo que interrogar al joven Hofferson. La manera en que hizo que el dragón se calmara lo hace sospechoso de aliarse con dragones.
Astrid: Papá... por favor.
Estoico: Ahora no, Astrid.
Astrid: Por favor no los lastimes. Ella solo obedecía a la reina y...
Me di cuenta de que dije algo de más y cerré mis labios, pero él me había escuchado. Me agarró de los hombros y me sacudió para que dijera todo.
Estoico: ¿“Ella”? ¿Fueron a su nido?
No podía ocultarlo más asi que dije todo lo que sabía. Pero al mismo tiempo que le revelé todo lo que ví con Hipo, me arrepentía de hacerlo.
Astrid: Solo un dragón puede encontrar el nido - Luego de decir eso me dí cuenta de que cometí otro error. Mi padre vió al vacío y se notó que se le había ocurrido una idea - Oh no. Papá, no. No sabes a lo que te enfrentas.
Traté de detenerlo pero solamente me empujó.
Estoico: Elegiste tu bando con ellos, no eres uno de nosostros... no eres mi hija.
Eso me dolió.
Se fue del Salón mientras que yo veía la puerta.
Horas después, amarraron a Tormenta y la sujetaron en un barco con cadenas para que no escapara y ataron su hocico para que no escupiera fuego. Yo solamente quedé allí como idiota viendo cómo se alejaban.
Unas horas más tarde, Hipo apareció y se quedó a lado mío.
Hipo: Eso no salió como lo esperábamos.
Astrid: *Triste* Si.
Hipo: Todo fue mi culpa. Si hubiera matado al dragon, esto no habría ocurrido.
Astrid: No fue tu culpa. Tu eres así. Eres amable y desde pequeño no te gusta la violencia. Sé que no podrías matar a un dragón aunque estuviera encadenado en frente tuyo.
Hipo: Eso es verdad ¿Pero y tú? Tormenta estaba herida. Tranquilamente podrías haberla matado cuando me hubiera dado vuelta y ni cuenta me daría. Entonces ¿Por qué no hiciste eso? ¿Por qué no terminaste con lo que empecé?
Astrid:... Porque no pude hacerlo.
Hipo: Eso no es cierto. Me ayudaste a curarla cuando en los entrenamientos tenías la dedicación y motivación para matar a cualquier dragón. Si te hubieras concentrado lo suficiente, cualquier bestia estaría muerta en tu presencia ¿Entonces por qué te distrajiste? ¿Por qué no los asesinaste? ¿Por qué me seguiste y a mis condiciones a pesar de todo?
Astrid: *Molesta* ¡¿Eso que importa?!
Hipo: *Calmado* Porque es ahora cuando podemos hacer historia.
Abrí los ojos grandes como los razones de mi casa y me dí cuenta de que lo que decía era verdad.
Astrid: No la maté... porque tenía curiosidad. Realmente ví lo que dijiste. Vi que en sus ojos había miedo y honor. Ella hubiera muerto peleando si así el destino lo decía. Me ví reflejada en ella. Y somos los primeros vikingos en no matar a un simple dragón.
Ví a mi compañero y este comenzó a mostrar una sonrisa en su rostro.
Hipo: Si, pero eres la primer vikinga en montar uno. Ahora te pregunto ¿Quieres salvarla o no?
Volteé mi cabeza hacia al horizonte y me imaginé lo mucho que ella debía estar sufriendo. Eso me dió valor para revelar mi respuesta.
Astrid: Si.
Hipo: Bien... Ahora prepárate para escuchar mi plan alocado.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro