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Vivir sin ti

-Esa será mi orden- entregó el menú a la mesera de la otra vez -Espere, señorita...- la joven se detuvo, antes de irse -Mi orden y la de mi prima aquí presente- cabeceó hacía la cazadora delante de ella -Será pagada por el señor rubio de aquella mesa-

Señaló al alquimista que la miraba aterrado. La había corrido de su casa y no sabía como acercarse a ella, para disculparse. El hechicero, entendiendo las intenciones de su amigo, lo animó a dirigirse hacía la mesa después de unos minutos.

-Hola, chicas...Campeón- las saludó y despeinó el cabello de su hijo -Hola, princesita- saludó a la bebé en la carriola -¿Podemos sentarnos?-

Su esposa asintió y ellos lo hicieron, en total silencio.

-Eyra, me olvide de decirte que, tus padres vendrán por ti hoy en la tarde- ella asintió, sonriendo, sin mirar al hombre que no le quitaba los ojos de encima -¿Ya lo sabías?-

-Si, ¿Recuerdas la visión que tuve el día que me trajiste aquí?- afirmó -Bueno, me enseñó como Sebastián hizo pedazos la torre- sonrió malévola. Odiaba ese lugar, al igual que su madre y su hermano -Esperó que hayan traído a Arya-

Agradeció con la cabeza a la mesera que dejaba sus ordenes sobre la mesa.

-¿Te irás?- preguntó, más aterrado que antes -¿Se irán?-

Apoyó una mano en su hija que dormía.

-Si- contestó en la misma actitud anterior, bebiendo su café -Nos corriste de tu casa, así que si, nos vamos-

-No quise hacerlo, no sabía lo que decía. Estaba furioso contigo, lo siento- juntó sus manos temblorosas, suplicando su perdón -No se vayan, por favor- estaba tan desesperado, que no se dió cuanta que estaba de rodillas junto a ella -¡Haré lo que sea, Eyra!- rogaba, perdiendo la poca dignidad que quedaba en su ser -¡Pero, por favo, no se vayan!- ella estaba inerte y sus ojos eran fríos al mirarlo.

-Paga mi cuenta y después hablamos- contestó, neutral.

-Si, si- asintió, nervioso - Pagaré lo que sea- volvió a sentarse en su lugar -¡Camarera!- la joven se dirigió enseguida a él -¡Voy a pagar la cuenta de ella y la de mis amigos también!- los nombrados lo miraban divertidos, mientras él, sacaba una gran cantidad de dinero de su bolsillo -¡Ya vuelvo!-

Se incorporó apresurado y salió del lugar, corriendo por la acera a sólo él sabia donde y lo llevarían sus piernas.

-¿A dónde va?-

Pregunto divertida, mirando a su amigo que corría del otro lado de la ventana y doblaba la esquina. Ella levantó sus hombros, sin respuestas.

-Realmente, ¿Te irás?-

Esteba preocupado, la reacción de hoy en la mañana y la de hace unos instantes, no eran normales en él. Parecía desequilibrado, mentalmente.

-No, amigo- contestó, sonriéndole -Estoy haciendo todo esto...- señaló el menú sobre la mena y la reciente partida de él -Para que aprenda a no correrme de su vida por cualquier estupidez-

-Que estés con mi hermano o no- habló serió -No es una estupidez para él, Eyra-

Odiaba que humillara a su amigo así. Él también era hombre y lo comprendía, totalmente.

-¿De que lado estás, Seth?- preguntó su esposa, molesta -Te recuerdo, que él fue quién la engañó y hecho todo a perder-

Le entregó una galleta a su hijo, mientras presentaba su argumento.

-Eso ya pasó y se arrepiente todos los días de lo que hizo, Ivette- la señaló con su taza -Acaso, ¿No ven lo desequilibrado que está por esta situación?- apuntó a las dos -Acaba de enterarse que fue padre, hace menos de veinticuatro horas con una mujer que adora con locura- miró a su amiga con ganas de estrangularla -Y tú te burlas de él- finalizó su punto.

-No me estoy burlando de él- se defendió -Lo estoy castigando-

-¿Más castigo del que ya tiene?- ironizó -En serio, Eyra. Pensé que eras mejor que esto-

Se mataban con la mirada el uno al otro. Ambos eran muy tercos cuando discutían entre si, a pesar de que se adoraban infinitamente y que eran incondicionales cuando se necesitaban.

-Basta, Seth- tomó el brazo de su esposo -Es un problema entre ellos dos, tú no tienes que intervenir en esto-

-¡Cállate!- nunca le había hablado así -¡Que seguramente tú le das ideas para que castigue a ese pobre infeliz!-

Aseguró, mirándola con desprecio. Ella levantó su mano para abofetearlo, no iba a permitir que la tratara así en público, pero su prima, la detuvo.

-Espera, él nunca te trataría así, hay algo muy extraño en todo esto- miró a su amigo, meticulosamente -Ivi... Mira...-

Un alo de color rojo, rodeaba el iris azul de él. Era imperceptible a simple vista, pero podían verlo si lo observaban bien.

-Alguien lo está controlando- murmuró en shock -¡Seth! ¡Seth!- lo zamarreó con fuerza -¡Seth! ¡Reacciona!- parecía ausente.

-¡Déjamelo a mí!-

Lo abofeteó con fuerza y su amigo, volvió.

-Eyra...- murmuró con su mano en la mejilla -¿Me golpeaste?-

No entendía nada, su mente estaba muy confusa. Sólo sintió el impacto del golpe, que hizo girar su cabeza a un lado.

-Reasimilación cognitiva, amigo- le tocó una mejilla e intentó leer su mente -¿A dónde fuiste?-

Preguntó con sus ojos cerrados. No había nada en él.

-No lo sé- tocó su cabeza -En un momento, me sentí furioso con ustedes sin razón y después, no recuerdo más- miró a su esposa que lo observaba, preocupada -Mi reina, ¿Qué hice?- se acercó a ella -¿Estás bien?- le apartó un mechón de cabello del rostro.

-Si, si...Estoy bien- contestó nerviosa, mordiendo sus uñas -Seth...- entrecerró sus ojos, mirándolo -Yo... Yo... Viví algo como eso, ¿Recuerdas?- tartamudeó y él asintió, aún confundido -Rose, la madre de Isabel, cuando secuestro a Elliot y después me asesino- él cerró sus ojos. Ese recuerdo, lo atormentaba todos los días - Entró a mi mente para que yo discutiera contigo y le llevará al niño en donde ella estaba, para después, acabar conmigo-

Asintió y la abrazó sin razón, tan sólo, necesitaba hacerlo.

-Si, según me contaron- miró a su prima que seguía abrazada a su esposo -Estuviste desaparecida por una semana, hasta que tu padre pudo encontrarte, en donde los tenía esa bruja- ella asintió -Después, bueno... Pasó lo que todos sabemos- él se separó de ella y la besó en la mejilla, para observarla -Lo que no entiendo es, ¿Qué tiene que ver esa mujer en todo esto?-

-Ella era una bruja del caos, Eyra- aclaró, preocupado -Al igual que esa mujer que sale con Dante-

Entró en pánico y miró alrededor. Esa mujer los había atacado y sin que se dieran cuenta o al menos, persivirlo.

-No es cierto...- susurró, conteniendo el aliento -Oh, no...Dante. Tengo que ir por él- salió de la cafetería a buscarlo, pero volvió al instante -Cuídenla-

Señaló a la carriola y ellos asintieron. Corrió en la misma dirección que él, encontrándolo a unos metros con una ramo de flores y un oso gigante en las manos.

-¡Dante!-

Exclamó con su alma regresando al cuerpo, corrió hacia él y se colgó de su cuello, abrazándolo. Estaba paralizado en su lugar, sin saber como reaccionar por lo que hizo.

-¡Eyra! ¿¡Qué pasa!?- ella temblaba como una hoja, abrazada a él -¿¡Qué tienes!?- la bebé no estaba -¿¡Dónde está Denisse!?-

No contestó y eso, le preocupo de sobremanera.

-Lo siento...- murmuró, ocultando su rostro en él -Lo siento mucho...- se separó y lo miró a esos ojos dorados que a ella tanto le gustaban -Lamento haber sido tan mala contigo y también de no haberme dado cuenta, de que vine a este lugar porque encontré mi redención el día que Denisse nació y quería decírtelo- él la apartó unos centímetros, acariciándole el cuello con su pulgar y una leve sonrisa. No podía creer lo que escuchaba de sus labios -Te perdono, Dante- enfrentó sus rostros -Y no quiero perderte por culpa de una bruja- confesó en un susurro -Tú, ¿Me perdonas?-

La gente los miraba extraño, pero eso, no les importaba. No era normal en esa ciudad, ver a un integrante uniformado del ejército militar, en una situación como esa.

-No tengo nada que perdonarte, mi ángel- la acercó a él y la besó, como había extrañado hacerlo -Como quisiera poder vivir sin ti- confesó al separarse de ella, pero volvió a besarla -Pero no puedo, siento que muero sino te tengo en mi vida- ella apartó sus labios y lo miró, sería.

-Si me engañas de nuevo o intentas hacerlo, te mataré- lo tomó del cuello de su traje con fuerza -Lo juro por la Dama del Caos que lo haré-

Habló apretando los dientes y él rió, rendido a sus pies.

-Voy a portarme bien, lo juro- la abrazó una vez más, después de volver a besarla -¡Estoy tan feliz!- no podía contener tanta felicidad, que reía por ello -¡No puedo creerlo!- la levantó al vuelo por debajo de los brazos, después de romper su abrazo -¡Estamos juntos de nuevo y tenemos una hija!- volvió a besarla una y mil veces en todo el rostro -¡Te amo!- ella hizo un gesto extraño, pensando en eso -Tú no, ¿Verdad?- preguntó triste.

-A veces- contestó riendo y él la bajó al suelo. Ella siempre decía eso cuando estaban juntos -Vamos a buscar a nuestra niña y luego, hablaremos de lo nuestro- lo besó en la mejilla y caminaron de nuevo a la cafetería.

-Maldita- pronunció con rencor, observándolos desde la penumbra de un callejón -¿Qué clase de poder tienes?- murmuró con desprecio -Desde que llegaste aquí, mis conjuros dejaron de funcionar en él-

Caminó en otra dirección para encontrarse con su prima que, había hecho un buen trabajo al atacar a ese hechicero en la cafetería. Sólo esperaba que no hiciera alguna estupidez que la expusiera por demás. Era una fugitiva de la ley y sin mencionar que, no se caracterizaba por ser una persona muy inteligente.

-Ivi, amor- le colocó un rizo tras la oreja -¿Estás bien?- ella tenía a la bebé en sus brazos.

-No, realmente, no- lo miró a los ojos -Tengo miedo, Seth- desde que se convirtió en la madre de ese pequeño, todo le aterraba -¿Qué haremos si ella vuelve a buscarlo?- miró a su hijo que jugaba cerca de ellos -Puede llevárselo, es su madre- murmuró por lo bajo.

-Ella no es su madre, Ivi- intentó consolarla -Tú lo amaste desde el primer día en que lo conociste
En cambio ella, lo desprecio desde que nació. Tú eres su madre, no, ella- la besó en la frente -Además, no tiene ningún poder sobre él, renunció a todo derecho sobre Elliot y cuando nos casamos, tú lo adoptaste como propio-

-No, tú la hiciste renunciar a todo derecho sobre Elliot y a pesar de ser mi hijo ante la ley, ella sigue siendo su madre, ante el mundo- bajó la mirada y observó a la bebé -Por eso juró venganza contra ti. Creo que, muy en el fondo, lo quiere o lo aprecia de alguna manera, porque él, es lo único en esta vida que la une a ti-

Él negó. No le gustaba el sentido que estaba tomando esa conversación.

-Lo dudo- le acarició la mejilla -Si esto no te hace feliz, tengamos un hijo nuestro- propuso y ella, lo observó, estática -Ella te queda muy bien, podríamos intentarlo- señaló a la bebé en sus brazos.

-No, Elliot es nuestro, no necesitamos más que eso- él sonrió, había dado en el blanco.

-Perfecto, acabas de contestarte todas tus dudas- negó con la cabeza, él tenía razón -Ella no se acercara a él, yo no lo permitiré-

-Eso es lo que tú creés, cariño- aseguró delante de ellos con el niño dormido entre sus brazos -Me da gusto volver a verte, mi amor-

Aunque sus palabras eran sarcásticas, seguía mirándolo con adoración y locura. Ninguno de los dos se había dado cuenta, cuando ingresó allí y se acercó al niño.

-No puedo decir lo mismo- dijo con desprecio, enfrentándose a ella y ocultando a su esposa detrás de él -Dame a mi hijo- sus manos lanzaron chispas.

-¡No!- exclamó con su voz chillona, abrazándolo -¡Es mi hijo! ¡Tú me lo quitaste!- las personas de lugar, miraban la escena impactados -¡Para dárselo a esa cualquiera!-

Señaló a la mujer detrás de él, temblando de rabia y mirándola con odio.

-¿¡Qué quieres!?-

Preguntó ella. Estaba aterrada, abrazando a la bebé de su prima. No le importó que la hubiera insultado, sólo quería recuperar a su hijo.

-¡Quiero que mueras!- abrazó al pequeño con posesión -¡Eso es lo que quiero! ¡Maldita!- levantó una mano hacia ella -¡Arruinaste mi vida! ¡Quitándome a mi familia!- remarcó las últimas palabras -¡Te odio!-

Comenzó a pronunciar un hechizo en un idioma extraño que el hechicero conocía bien. Era magia del caos, sino la detenían, iba a destruir todo y lastimar a personas inocentes. Él se puso en guardia esperando lo peor, al igual que ella, que apuntó a la bruja frente a ellos con la pequeña ballesta en su brazo libre.

-¡Te encierro en la penumbra de tu alma! ¡Bruja!-

Pronunció la vidente a sus espaldas, sellado su poder justo a tiempo. Mientras el alquimista, la sometía haciéndole una llave por detrás.

-¡Seth! ¡El niño!- ordenó él y su amigo, le arrebató al pequeño de los brazos. La bruja luchaba, pero él, era muy fuerte -¡Quédate te quieta! ¡O te mueres!-

Él era un soldado, podía acabar con criminales tan peligrosos como ella, en un instante.

-¡Eso lo veremos, soldadito!- rió con ironía, mirando de reojo a la ventana -Adiós-

Desapareció en el aire, como si alguien la hubiera sacado de allí.

-¡Maldita bruja!- exclamó furioso -¡Se fue!- dijo mirando alrededor -¿Están todos bien?-

Preguntó a los civiles en la cafetería, que asintieron asustados.

-Hay que ir al cuartel, Dante- miraba a su esposa que estaba aturdida -Tenemos que encontrarla- abrazó a su hijo y él, asintió -Ivette y mi hijo, no están seguros con ella aquí-

-Tenlo por seguro- apoyó una mano en él -Mi escuadrón te ayudará-

-Gracias-

-¡Ivi!- se acercó a su prima que cayó de rodillas por la impresión del momento -¿Estás bien?-

Pregunto preocupada, tomando a su bebé en sus brazos.

-Vino por él...- murmuró en shock, hiperventilando -Va a llevárselo...- se incorporó y corrió hacía su hijo -Va a quitarmelo- lo apartó de los brazos de su padre -Como ya me lo quitó una vez-

-No, no, no- volvió acercarse a ella, para tranquilizarla -Su poder estará sellado por unos días y nuestros padres son muy poderosos, no se acercará si ellos lo saben- asintió, nerviosa -Llama a Levi- sus ojos cambiaron al llamarlo con su mente -Mantenlo contigo, ella podría atacarlo- colocó a su bebé en la carriola -Arya, ven- llamó a su perdiguera. Nadie sabía como, pero ellas, podían comunicarse entre sí -Si, ya sé que estás con Levi y él también vendrá- sonrió y empujó la carriola hacía la puerta -Vámonos-

Los cuatro salieron del lugar en total silencio.

-Elliot...- besó la cabecita de su pequeño -Hijo, despierta- él estaba en un sueño profundo y parecía no escucharla -¡Seth!- lo llamó asustada con sus ojos llorosos -¿Qué le hizo?- él se acercó y tocó a su hijo.

-No lo sé- estaba tan asustado como ella. Nunca imaginó, que su exesposa, se hubiera acercado así a su hijo -¿Eyra?- suplicó a su amiga con la mirada -Ayúdanos...-

Se sentía muy frustrado, esa mujer, los había encontrado desprevenidos.

-Sólo está dormido- movía su mano delante del rostro del niño -La magia del caos no puede dañarlo. El poder que comparte con Zafira, lo protege- lo besó con ternura en la frente -Pero ella, puede ponerlo a dormir- limpió una lágrima de la mejilla de su prima -No llores, nuestros padres sabrán que hacer-

-Si, lo sé- descansó la cabeza en su hijo -Pero tengo miedo, ella apareció de la nada y yo, no reaccioné a tiempo. No la vi venir- se sentía tan mal -Es tan perversa, que lo lastimaría sin dudarlo con tal de verme acabada y rendida a sus pies-

Su esposo se acercó y la tomó del rostro, para luego, besarla.

-No volverá a pasar, lo juro- le dió un último beso -Cuídalos, Levi- palmeó al lobo al pasar junto a él, cuando llegó con la perdiguera -Dante, vamos al cuartel- caminó en dirección a central.

-Si- respondió como el soldado que era -Vayan a la casa de tus tíos, mi ángel- le acarició el cabello -Estaré mas tranquilo si sé que están allí- ella asintió y él, le robo un pequeño beso -Cuídense...Te amo-

Susurró y trotó, para alcanzar a su amigo que caminaba apresurado.

-¿Qué es lo que acabo de ver?-

Preguntó consternada, caminando junto a ella hacía la casa de sus padres.

-La prueba fehaciente de que no puedo vivir sin él- respondió sonriendo, mirando a su bebé.

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