Tiempos de amor
Un día más había pasado en la ciudad de Taflem y dos personas, ingresaban a la escuela de magia y hechicería de ese lugar, se trataban de un ex alumno de cabellos oscuros y ojos azules, junto con su amiga vidente o eso era lo que parecía.
-Esto es un asco- se quejó molesta, mirando su cabello -Otra vez parezco la hermana gemela de Eyra. Es terrible-
-No te pareces en nada a Eyra, mi reina- ella frotó su frente, exasperada -Si, ya sé. No quieres que te llame así-
-Lo siento- se disculpó -Es que, me haces sentir incómoda- lo miro de reojo, él seguía tan atractivo como siempre y eso, le perturvaba muchísimo -¿Cómo estará, Elliot?-
-Él está bien, Dante y Eyra lo cuidarán+ sonrió al pensar en su hijo -Es muy apegado a ti, a pesar del poco tiempo que se conocen y estoy feliz por eso- confesó -No ha habido otra persona que cuide tanto de él, como tú- lo miró incrédula -Créeme, despedimos a su tercer niñera, antes de que tú llegarás-
Ella apartó un mechón de cabello, ahora lacio, de su cara.
-¿Sabés algo, Seth? Cuidar de él, no es un trabajo para mi, es un privilegio y no quiero que me pagues por eso- río emocionada, pensando en ese niño con sus ojos brillosos -Es tan lindo...- tomó su dije entre sus manos -Hace unos días, me dijo, que los monstruos del armario no habían vuelto-
El hombre junto a ella, la escuchaba en silencio, mirando los gestos que hacía cuando hablaba de su hijo. Ella adoraba a ese niño y no quería nada a cambio por eso. Sin poder soportarlo más, detuvo su andar y la miró de frente.
-Gracias- Susurró en su oído, después de tener el impulso de abrazarla -Muchas gracias por hacerlo tan feliz- estaba estática -Gracias por estar con él, Ivi-
Le palmeaba la espalda, incómoda. Odiaba que fuera así de impulsivo con ella.
-Es tu hijo, Seth- mencionó tranquila -Él no tiene la culpa de haber llegado a este mundo y que lo nuestro, no haya funcionado- se separó de él, marcando distancia.
-Hubiéramos sido tan felices juntos- intentó tocarle el rostro, pero ella, lo apartó -¿Qué sucede?-
-Nada, es sólo que...- miró alredor -Soy Eyra ahora y no está bien que nos vean así- su excusa era patética.
-No me importa, Ivette- se acercó rápidamente a ella, pero lo esquivo -Quiero estar cerca de ti, como siempre quise hacerlo. No me hagas esto- suplicó con su corazón en la mano.
-Basta...- lo apuntó con su dedo -Vienen personas-
Como toda cazadora, tenía muy buen oído y podía escuchar pasos cercanos en los pasillos.
-Ves, Alan. Te dije que los encontraríamos aquí- apuntó a los jóvenes cerca de ellos -¿Cómo estás, primo?- saludó el pelirrojo, estrechando sus manos -Me da gusto ver que ya estás mejor, Ey...- sus palabras quedaron en el aire al ver a esa chica y después, negó con la cabeza -Lo siento...- se disculpó acomodando su voz -Es que, hacía mucho tiempo que no te veía-
Ella estaba petrificada y sin aliento, inconscientemente, tomó la mano del hombre junto a ella y la apretó con fuerza. Él la miró sin comprender nada y luego, dirigió su mirada a su primo, que no dejaba de observarla.
-Hola, Aarón- habló nerviosa -Si, ha pasado mucho tiempo- hacía gestos para evitar la incomodidad -Alan...- sonrió. Él ya sabía de antemano, que ella, no era Eyra -¿Recuerdas que hice con el mapa de la cueva de las almas?-
-Si- buscó algo en su túnica -Dijiste que lo guardará por ti...-
Mintió, había entrado a la oficina en la noche, para sacarlo de allí. No quería que su primo se encontrará con ella, pero fue inevitable, él lo siguió hasta su encuentro.
-Muchas gracias...- lo tomó entre sus manos temborosas -Eres un gran amigo- le guiñó un ojo y él, sonrió -Bueno...- observó de reojo al pelirrojo -Vámonos, Seth-
Volteó, pero una mano en su brazo, la detuvo.
-Tú no te vas...- la giró con fuerza -Nunca podria olvidar esos ojos y esos labios... Ivi- murmuró, mirándola con anhelo.
- Suéltame...-
Exigió y él negó, acariciandole el rostro. Pero un fuerte empujón, lo apartó de ella.
-Dijo que la sueltes- la posicionó tras él -Y no vuelvas a ponerle una mano encima, nunca más-
Advirtió con sus ojos cargados de furia.
-Créeme... Ya le puse las manos encima, más de una vez-
Levantó su puño al aire para golpearlo por su insolencia y si era posible, matarlo, pero ella lo detuvo.
-No, Seth- se aferró del brazo de él con fuerza -Vámonos- se rindió ante el ruego de sus ojos -Luego hablaré contigo, Aarón-
-Bien...- contestó molesto -Te espero en la cafetería de siempre-
Ella asintió y salieron de allí, en un silencio perturbador, hasta estar afuera del lugar.
-¿Estuviste con él?- preguntó sin tregua. Ella no contestó y a él, se le rompió el alma. Ese silencio, lo decía todo -¿Cuándo pasó?-
-No quiero hablar de eso y menos contigo- lo cortó sin más.
En la casa de su prima, todo era extremadamente divertido con el pequeño Elliot.
-¡Tía! ¡Tía!- exclamó emocionado en los hombros del alquimista -El tío Dante, hizo magia con las manos...- contó maravillado -Lanzó fuego- ella río divertida.
-No, mi príncipe- se acercó a ellos con una gran sonrisa -El tío hizo alquimia...- estiró sus brazos hacia él, para cargarlo -Él es un alquimista de fuego, uno de los tres que hay en este mundo- narró como si fuera una bella historia -Dante, hay alguien en la puerta- aseguró, antes de que el timbre sonara.
-¿Cómo puedes saber eso?- preguntó hipnotizado -Se supone, que ya no puedes usar magia al sellar tu poder, ¿Cómo puedes seguir haciéndolo?-
- Precognición - explicó, sentándose en el sofa con el pequeño -Puedo sentir el aura de las personas, aunque no pueda usar magia-
-Eres increíble- se dirigió a abrir la puerta pensando que eran sus amigos, pero quedó estático al hacerlo -¡Tú! ¿¡Qué hacés aquí!?-
Pregunto con desprecio, mirando a su compañera en la puerta de su casa.
-Tenemos que hablar- contestó igual que él.
-Yo no tengo nada que hablar contigo...-
-Que lástima...- dijo con sorna -Porque es un tema que tiene mucho que ver contigo-
-No me interesa-
Cerró la puerta, pero ella, la detuvo con su pie.
-Tendrá que interesarte- estaba cansada de ese jueguito -Porque estoy embarazada y tú eres el padre-
-¿Qué?-
Preguntó la voz de su prometida, sin aliento. No se habían percatado que ella estaba detrás, escuchandolos. Él volteó a verla con un nudo en el estómago. Sus ojos estaban vacíos, como si su vida se hubiera ido en ese instante.
-Eyra...- suspiró acercándose a ella, pero se alejó -Escúchame... Puedo explicarlo-
Estiró su mano para tocarla, pero no quería tenerlo cerca.
-No me toques- levantó su mano para detenerlo -No quiero que pongas tus manos sobre mi- miró a la mujer en la puerta -Pasa y cierra la puerta- mencionó neutra y esta, ingresó -Creo que tenemos que hablar- Se encaminó a la sala con ellos detrás -Elliot, ¿Quieres ir a jugar a mi cuarto?- el niño asintió y subió las escaleras, apresurado -Bien- volteó a verlos con la mirada más fría que hayan visto jamás -Dante te ayudará en todo lo que necesites, Celine-
Habló con ella, sin mirarlo. Le repugnaba el hecho de imaginar que él estuvo con otra mujer.
-Yo no necesito su ayuda- sacó un papel de su bolsillo y se lo entregó -Sólo estoy embaraza de muy poco tiempo y hay una manera de solucionarlo- explicó, dando a entender que, quería interrumpir el embarazo -Yo no quiero a este niño, es obvio que no nací para ser madre. Pero si tú quieres, puedo continuar con esto y dartelo- habló con él, que nisiquiera la miraba -Por el momento, sólo venía a decírtelo, avísame cual es tu decisión- Salió de allí, sin decir más.
Al cerrarse la puerta de entrada y al encontrarse nuevamente solos ella, habló.
-Quiero que te vayas de aquí- lo apuntó.
-No, no me iré- negó con el corazón en un puño -Tú me necesitas- se acercó temblando como una hoja -Por favor, Eyra. No hagas esto- suplicaba con dolor -Me equivoque, esta bien, pero yo te...-
-No- lo cortó -No digas que me amas, porque me volveré loca- tomó su cabeza entre sus manos, sentándose en el sofa con su mirada en blanco -Estuviste con otra mujer...-
Murmuró en shock. Sentía náuseas de sólo pensarlo.
-Por favor, no sé que me pasó- estaba arrodillado delante de ella, rogando su perdón -Fui débil, lo siento... Perdóname- la tomó del rostro -No me alejes de ti, no ahora, por favor- ella no lo miraba, parecía perdida dentro de su mente -Ayer hablamos que íbamos a estar juntos para siempre. Ella no significa nada para mi, te lo juro- tragó grueso, para seguir hablando -Eyra, escúchame, te lo ruego...No me dejes-
La abrazó de la cintura, aún de cuclillas, colocando su cabeza en el regazo de ella.
-¡No me toques!- gritó agitada -¡Que no entiendes!- lo empujó con asco -¡Lárgate de aquí!- señaló hacia la puerta, al ponerse de pie -¡Estoy muriendo, Dante! ¿¡Cómo pudiste hacerme esto!?- esas palabras, lo mataron. Ella tocó su pecho como si le doliera -Estoy muriendo...- Susurró, antes de desmayarse.
-No lo soporto más- la sostuvo entre sus brazos -Yo te salvaré y luego te prometo que, me iré de tu vida, si es lo que quieres- la besó en los labios, después de apartarle el cabello del rostro -No volverás a verme- la abrazó contra él, evitando quebrarse -¡Elliot!- el pequeño bajó las escaleras en un instante -Junta tus juguetes, amiguito- cargó a la joven con cuidado -Vamos a buscar a tu padre y a Ivi. Nos vamos de viaje-
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