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Epílogo I: Mi alma rota y yo

El viaje comenzó hace mucho tiempo para esos tres viajeros tan particulares. Eran tan distintos entre sí, que nadie entendía el porque estaban juntos. Un grupo conformado por un alquimista amestrisano, una cazadora alfa y una vidente milenaria, llamaba mucho la atención de cualquier persona.

-Dante, ¿Cómo crees que esté Ivi?-

Cuestionó, la bella vidente a su novio alquimista. Se encontraban en un bar en la ciudad de Joilidin, hace más de una semana.

-No lo sé- respondió indiferente, bebiendo del tarro de su cerveza -Hace más de cinco días que estamos aquí y no tenemos noticias de ella-

Miraba a la terrible banda musical que se encontraba en el escenario. El día estaba llegando a su fin, ya que podían apreciarse los últimos rayos de sol por las ventanas.

-Te dije que tendríamos que haber ido con ella- indicó, negando con la cabeza -El camino a la cueva de las almas, es muy peligroso...-

Estaba preocupada, su prima, había decidido emprender un viaje sola a ese lugar perdido y desconocido para todos.

-Si te refieres a los goblins...- señaló él -Ellos no saben lo que les espera...- aseguró -Es una cazadora, sabrá que hacer-

-Si, lo sé...Pero ir sola a ese lugar, es un suicidio-

-Eyra...No quiso escucharnos- le acaricio la mejilla, para tranquilizarla -Ella quiso hacer esa locura. Tendrá que solucionar sus problemas tal y como se fue de aquí, completamente sola - hizo un gesto con su rostro -Además, el pueblo contrató a un asesino de goblins que ronda por el bosque, para que ellos, no ataquen el pueblo y también a un guerrero, que le dicen el héroe del escudo- indicó -Si está en peligro, alguno de ellos la ayudará y además, recuerda, que se llevó a Levi-

-Si, tienes razón- bebió de su cerveza -Pero aún así, no puedo...-

La puerta del lugar, abriéndose estrepitosamente, la interrumpió.

-¡Te dije que me dejarás en paz!- gritó histérica, la pequeña cazadora, ingresando al bar -¿¡De que lugar del mundo vienes que no puedes entenderme!?-

Caminaba furiosa en dirección a la mesa de sus compañeros. El aspecto que tenía, era deplorable, se encontraba sucia, despeinada, llena de heridas y golpes, junto con su traje de cazadora hecho jirones.

-¡Ivi!- su prima se acercó a ella y la abrazó -¡Te ves terrible! ¿¡Estás bien!?- rompió el abrazo, mirándola.

-Si, no encontré la cueva, pero estoy bien-

Contestó sonriendo y volteó hacia el grupo de personas que había ingresado con ella al bar. Era un número bastante grande, dos jóvenes rubias y de grandes ojos azules, una de ellas, parecía una sacerdotisa, dos muchachas pequeñas enfundadas en capas que cubrían sus cabezas, un hombre alto de ojos almendrados, vestido de guerrero, armado con un escudo y por último, lo más llamativo de todo era, otro hombre, igualmente alto, enfundado en una armadura plateada y con muy buen porte.

-¿¡Todavía sigues aquí!?- reclamó al último de ellos -¡Eyra!- lo señaló, furica -¡Sácalo de aquí!- exigió a su prima.

-Ivi, tranquilízate- intervino su amigo -Tu debes ser el asesino de goblins- aseguró y extendiendo su mano -Soy Dante Elric, un gusto conocerte. En el pueblo se habla mucho de ti- el sujeto, tomó la mano frente a él y la estrecho -Y de ti también, héroe del escudo- estrechó la mano del otro sujeto.

-Un gusto- respondió serio, el hombre de armadura -Cásate conmigo, Ivette-

Se arrodilló delante de ella, mientras su grupo, golpeaba sus frentes hastiados de la situación.

-¡Te dije que no!- lo apartó con fuerza -¡Ni siquiera conozco tu nombre, no me cansaré con un extraño!-

-¿Qué está pasando aquí?- su prima se interpuso entre ellos, para evitar que ella, lo matará -Ven, sentemonos y vamos a conversar sobre esto-

Todos obedecieron a la orden de esa pacífica y tranquilizadora voz, que poseía la muchacha.

-Bien...- el hombre de la armadura se sentó junto a la cazadora, sin dejar de mirarla. Ella, por supuesto, se apartó -Hace cinco días que comencé mi viaje a la cueva de las almas por el bosque de los goblins- narró a su prima y mejor amigo -Como obviamente iba a pasar, hace cuatro días, me encontré con un enorme grupo de ellos- acarició la cabeza del lobo oscuro a su lado -Levi y yo, no les tuvimos piedad...- hincho su pecho de orgullo -¡Pero el estúpido del escudo y el idiota de la armadura!- señaló a los hombres en cuestión -¡Se metieron en el medio, dejando escapar al líder de ellos!- indicó, finalmente.

-Pero, señorita Ivi- intervino la sacerdotisa con pavor -Usted estaba herida y ellos la ayudaron-

-Lo sé, linda- respondió, dulcemente -Pero tenía todo bajo control-

-Eso no es cierto, señorita- aseguró una de las jóvenes encapuchadas, que llevaba un arco en su espalda -Aunque fue una pelea, terriblemente sádica y despiadada la que usted dió, se desmayó después de eso-

-Maldito poder del alfa- murmuró, bajando la mirada y frotando su frente -Pero aún así, Nao, no tendría porque haber dormido a Levi- señaló al chico del escudo.

-Tuve que hacerlo- contestó, extremadamente serio -Ese perro, no nos dejaba acercarnos a ti- señaló al animal.

-¡No es un perro!- golpeó la mesa con un puño -¡Es un lobo oscuro!-

El héroe del escudo, la sacaba de quicio, se parecía tanto a Seth, físicamente, que no podía tolerarlo.

-Es que, es muy similar a un perro-

Mencionó la otra joven encapuchada junto a él y la cazadora rió, por escuchar a su familiar animal dentro de su mente.

-No le voy a decir eso, Levi- acaricio la cabeza de su amigo -En fin...- suspiró, para seguir con su relato -Luego de despertar, él...- señaló al de la armadura con su pulgar, otra vez -Me está pidiendo matrimonio desde entonces, ¿¡Qué le pasa!?- cuestionó a todos en la mesa.

-No lo sé...- contestó su prima con vehemencia -¿Se lo has preguntado?- todos dirigieron su vista a ese sujeto.

-No voy a casarme con alguien que se esconde detrás de una máscara- volteó a verlo -Si quieres una respuesta, tendrás que quitartela-

-No- respondió él con su voz apagada por la armadura -No puedo quitarme la armadura en público-

-Bien....Entonces- cruzó sus brazos -La respuesta es no-

Él se incorporó y sin decir nada, salió de allí con su grupo del lugar.

-Ivi...- su prima apoyó una mano en ella -¿De dónde son esas personas?-

-Me dijeron que eran de una isla conocida como Claire, al menos, el del escudo lo es...- divagó unos instantes -Pero el otro, no sé...- levantó sus hombros, despreocupada.

-Eso queda muy lejos de aquí- aseguró su amigo -Ahora, lo que no comprendo es, ¿Por qué estás tan molesta?- ella, frotó su frente, abrumada.

-¿Acaso no lo notaron?- miró a los dos, expectante -El estúpido del escudo...-

-Se parece a Seth- respondió su prima -Sólo que sus ojos son verdes, ¿Eso es lo que te molesta, primita?-

-No, lo que me molesta...Es que el idiota de la armadura, es terriblemente atractivo y su cuerpo, fue tallado por los mismos angeles- suspiró, embobada. Era evidente, que había tenido intimidad con él -Pero el desgraciado, lo arruinó todo, pidiéndome matrimonio- bufó con amargura, sacando todo el aire de su sistema.

-¡Eyra!- Reclamó, tapando los oídos de su pequeño hijo -¡Yo no tuve intimidad con ese hombre!- su esposo, no sabía que hacer. Su cara era todo un poema -¿¡Cómo pudiste escribir algo como eso!?-

-A ver...- su prima, no se inmutó -Aquí dice y cito- busco la oración con su dedo -Es terriblemente atractivo y su cuerpo, fue tallado por los ángeles- repitió, aguantando las ganas de reír -Si eso no explica intimidad, entonces, ¿Qué es?-

-Lo ví tomando un baño en el río- miraba a la nada. La imagen seguía ahí, en sus retinas -Y créeme, lo que dicen sobre él, se queda corto- le guiñó un ojo, riendo a carcajadas y destapó los oídos de su hijo -Ve a jugar con Deni y Zafira afuera, mi amor-

El niño de seis años, aferró la manito de la pequeña de tres frente a él y salieron de la estancia, hacía el jardín.

-¡Trae acá!- su amigo, le arrebató el libro de las manos -¡No puedo creer que las mujeres escriban estupideces como estas!- releía la página una y otra vez -¡Es pura basura!-

Se lo devolvió de nuevo. Estaba muy molesto, le era inevitable controlar sus celos.

-Relaja, Seth- pidió el otro hombre con ellos -Eso pasó hace años y si Ivi dijo que no sucedió nada entre ese hombre y ella, debe ser cierto- La nombrada, se hacía la desentendida mirando a otra dirección -Momento...- entrecerró los ojos, observándola, analíticamente -Sigue leyendo, ángel mío-

Indicó a su esposa. Seguramente, en esas páginas, había mucho más que contar. Ella asintió con una enorme sonrisa y siguió con su lectura.

La noche llegó y el grupo había decidido tomar un baño, cambiar sus ropas y regresar al bar, para una buena cena. Pero había un inconveniente, no tenían mucho dinero para poder continuar con su viaje.

-¿Y ahora qué?- preguntó la cazadora, degustando su comida -¿Cómo conseguiremos dinero?-

El asesino de goblins, el héroe del escudo y su grupo, también habían vuelto al bar, pero ella, ni siquiera volteó a verlos.

-No lo sé...- la vidente miró a su novio -¿Dante, ideas?-

Él asintió, observando a la banda tocar y que pedía limosna por eso.

-Dame el cuaderno que era de tu madre y que tienes en tu mochila- estiró una mano hacía ella -No nos gusta hacer esto, pero a Ivi y a mi, nos ha salvado el pellejo muchas veces- su novia le entregó el cuaderno -Elijan una canción a dueto-

-Esta- señaló una partitura después de buscarla.

-¿El carro de la vida?- leyó con disgusto, su prima -Esa no me gusta- negó -Me recuerda a él- miró al chico del escudo de reojo, a unos metros de ellos -Le encantaba esa canción-

-Lo sabemos, alfa- intervino su amigo -Pero no hay otra opción, interpreta la parte que a él no le gusta y ya-

Se incorporó y caminó al escenario, para hablar con los músicos.

-Será divertido, Ivi- la ánimo -Ya han pasado tres meses desde que empezamos con este viaje, ¿Te habías dado cuenta de eso?- intentó cambiar de tema.

-¿Cómo está?-

Pregunto ella, mirándola a los ojos y aferrando sus manos.

-Triste- estaba teniendo una visión -Está muy triste, te extraña tanto que duele... Pero espera con ansias a su hijo-

-¡Cantinero!- ella sufría una crisis cada vez que hablaban de él -¡Maldita sea!- el hombre estaba muy ocupado, atendiendo otros clientes. Corrió hacia la mesa del tipo con armadura y bebió de una cerveza que él tenía en sus manos -¡Gracias, amigo!- le palmeó el hombro -Lo necesitaba- suspiró y se sentó en las piernas de él, para esconder su cabeza entre sus brazos sobre la mesa -Esto es un asco...- murmuró desde su lugar -Mi vida es un asco- el hombre debajo de ella, estaba inerte -¿No les he contado mi cuento de herida y caricias?- miró a las cuatro jóvenes en la mesa y ellas, negaron -Me enamoré de un hechicero negro...- comenzó a narrar -Un hombre con los ojos tan azules y tan oscuros como dos zafiros, pero llenos de amor para mí- le quitó la cerveza de las manos al otro sujeto -Su cabello, es negro tan negro como la noche, su cuerpo es el de un dios guerrero y su poder, es infinito- bebió del contenido del tarro en sus manos -Es descendiente de los dragones antiguos, así que, es mitad dragón o al menos, cuarta parte de él lo es...- vacío el recipiente de un sólo trago, sin más nada que decir.

-¿Y por qué no esta aquí contigo?-

Cuestionó con inocencia, la pequeña rubia, que parecía un querubín.

-Porque se casó con una bruja y tendrá un hijo con ella, Filo- respondió con amargura, causando un suspiro de asombro en ellas -Ahora, díganme chicas...- limpio una lágrima de su mejilla -¿Qué haremos mi alma rota y yo?- no se había dado cuenta que su prima estaba frente a ella, sentada junto al héroe del escudo -Dime que hacer, Eyra- suplicó.

-No lo sé, Ivi...- miró al sujeto que la tenía en sus piernas y sonrió -¿Por qué no le preguntas a él?- lo señaló.

-Si, tienes razón- volteó -Oye amigo tu, ¿Qué harías?-

Él no respondio. Mientras ella hablaba, se había quitado el casco de la armadura y la miraba, intensamente, con sus ojos claros.

-Casate conmigo-

Pidió una vez más, limpiandole una lágrima y besando sus labios, dejando a todos impactados en ese lugar.

-Luego te contestaré - dijo ella al romper el beso -Vamos, Eyra-

Tomó a su prima de la mano y se dirigieron hacía el alquimista, que las llamaba desde el escenario.

-Eso sí fue cierto- aseguró ella, hundida en el recuerdo -Fue un lindo beso...-

-Si, pero después paso mucho más que eso...- cerró el libro en sus manos -A la mañana siguiente escapaste de él- sus esposos las habían dejado solas, ya que salieron por unos recados con los niños -A mi no tienes que mentirme, Ivi- sonrió -Estabas ebria, pasaste la noche con él y le dijiste que si- se sentó junto a ella y la abrazó por los hombros -Ahora comprendo el porque los carteles y la desesperación por encontrarte-

-La sacerdotisa estaba enamorada de él- respondió con indiferencia -Serán felices juntos- afirmó.

-No lo creo...- apoyó su cabeza en el hombro de ella -Aún sigue buscándote- aseguró, presa de una visión.

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