CAPÍTULO 1
Querido hijo mío:
En estos momentos me dispongo a ir a un lugar del que no podré volver.
Si cuando seas mayor logras leer esta carta,solo te digo una cosa.
Cuida a tu hermana.
Escondeos,protegeos,pero que Ellas no os encuentren.
La niña tiene un poder que podría destruirlo todo,por eso debes protegerla.
Sé que no estoy siendo concreta,pero haz lo que te digo.
El peligro acecha todavía y Ellas aprovecharán cada oportunidad para volver a por lo que les corresponde.
Irás descubriendo de qué te hablo a su debido tiempo,pero lo más importante es que no pierdas el camino.
Recuerda:que Ellas no os encuentren.
Arianne.
Arrugó la carta entre sus manos.
La había leído miles de veces,y aún no había podido entender su significado.Tal vez debería enseñársela a Liv,ella era muy buena para estas cosas...pero no,debía protegerla.Era su deber,y él jamás había dejado su deber a un lado.
Guardó la carta en su bolsillo.
El viento sacudía las hojas de los árboles,las cuales se desprendían de las finas ramas en las que crecían y eran arrastradas a bailar junto a la brisa juguetona.
El viento,ágil y silencioso,llevaba a sus invitadas a una danza vertiginosa en la que él era el protagonista.
<<¿Qué peligro?>>
El aire se introdujo entre las ramas de los árboles milenarios,los cuales comenzaron una suave canción.El viento,siempre elegante y silencioso,tenía la batuta de aquella extraña función.
<<Quiero respuestas>>
El joven se concentró y cerró los ojos con fuerza.La música paró,el viento se detuvo,y las hojas de los árboles retomaron su posición original.Hastiado y enfadado consigo mismo,el joven dio media vuelta y partió.
Su destino:una cabaña vieja,hecha de madera casi podrida por el tiempo,con un pequeño porche y un huerto que él mismo cuidaba.Junto a la cabaña había un largo tronco clavado en el suelo y junto a él,los restos de una soga.
En la cabeza del chico resonaron gritos,risas eufóricas,sonidos de agonía,el crepitar de una enorme hoguera...
Y una fuerte luz.
Recuerdos que se esforzaba por olvidar.
Rodeó la soga y entró en su pequeño hogar.La casa estaba formada por una única habitación con pocos muebles;una mesa con varias sillas,una chimenea,un sillón viejo,poco más.En un rincón había dos camitas separadas por una mesa de noche bajo un pequeño ventanal sucio.En una de las camas estaba sentada una niña leyendo un libro.Su cabello negro caía por su espalda y contrastaba con sus ojos azules cobalto.Su carita tostada estaba algo sucia,lo que era normal viviendo en aquel tugurio.
-¿Buena caza?-fue lo único que dijo cuando él se sentó en su cama,frente a ella.
-Nada especial,solo un par de conejos.-saco su macuto en el que guardaba las presas,y lo dejo en el suelo junto con su arco y su carcaj.Miró de nuevo a su hermana,que no apartaba la mirada del libro.-¿No vas a parar de leer?
-No tengo otra cosa que hacer.-se encogió de hombros mientras pasaba otra página,amarillenta por el tiempo.En la casa había muchos libros que habían pertenecido a sus padres y Liv los había leído casi todos.Su hermano mayor no tenía tanto interés en el aprendizaje de las letras,pero había aprendido por la insistencia de Liv,aunque no lograba entender el entusiasmo que ella sentía por la lectura.
Liv seguía leyendo cuando el joven se levantó y se dirigió a la cocina.En la mesa había un montón de libros,en la silla otros dos,en el sillón otros...En la repisa de la chimenea también había uno o dos más.
-¡Livia!¡Ven y recoge esto!¡Te he dicho mil veces que no debes dejar esta porquería por ahí!-gritó pateando uno de los libros.
La niña,casi fastidiada por escuchar su nombre completo,se levantó dejando a un lado su novela y empezó a recoger los libros ante la mirada del chico.Con el paso de los días se le olvidaba devolverlos a su sitio y por eso los dejaba desperdigados.
Cuando terminó,se colocó frente a su hermano,que la miraba con severidad.
-Lo siento,Drev.-musitó sin sostenerle la mirada a su hermano.Él la miró muy serio y soltó un suspiro.
-Ya te he dicho que estoy harto de ver libros por ahí.¿Por qué no haces otra cosa?
-¡Porque no me dejas salir!¡No me dejas hacer nada!
Drev volvió a resoplar.Sabía que ese momento llegaría.
-Sólo quiero protegerte.
-¡Pues no necesito que me protejas!¡No puedo hacer nada,lo único que puedo hacer es leer porque no me dejas salir de casa!
Dio un golpe en la mesa para que Liv se callara.
-Cálmate,por favor,es importante.-suplicó Drev.
-¿Por qué?¿Por qué es importante?¡Por favor Drev,explícalo!
-¡No puedo!¡Lo siento,no puedo!-el joven se derribó sobre el sillón y se sujetó la cabeza con las manos.
Liv abrió la vieja puerta de madera,la cerró dando un portazo y se sentó en las escaleras del porche.
En ese instante sintió una rara sensación en todo su ser,como si algo oculto en su interior empujara su pecho con fuerza pujando por salir.Se miró las manos.Brillaban.
Liv intentó relajarse.Se echó hacia atrás su fino pero sucio cabello negro y cerró los ojos.Volvió a abrirlos y miró el poste clavado frente a la casa.
Liv había mirado el poste muchas veces,pero nunca había averiguado por qué estaba allí.Desde luego,no era un elemento decorativo.
La niña se olvidó pronto de su enfado.Estaba feliz observando lo que la rodeaba.El bosque era lo único que conocía,y estaba convencida de que no había un sitio mejor en el mundo.
Cerró los ojos para disfrutar la sensación.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro