CAPÍTULO 51: Sucesor
Logramos llegar sin ningún contratiempo. Antes de la madrugada ya estábamos en el bunker.
En el ascensor el aprovecho el momento para volver a buscarme. Me besó con la misma intensidad, pero con más deseo y desesperación.
—Antry, alguien puede vernos —susurre separándome un poco.
El acarició mis caderas y las apretó acercándome a su cuerpo.
—No puedes mentirme —musito sin dejar de mirarme con sus hermosos ojos—, se que quieres lo mismo que yo.
Claro que quería.
Era lo que más deseaba. Pero me aterraba la idea de ponerlo en peligro.
Intente rechazarlo y ser fuerte, sin embargo lo que sentía por el era más poderoso que mi fuerza de voluntad.
Lo quería tanto; si sentía cariño por los cuatro hombres. Durante mi encierro me acostumbre a ellos tanto que cuando salí de prisión los considere mis amigos.
Pero con Antry ese cariño siempre fue más fuerte, y ahora se transformaba en otra cosa.
No sabía si era amor o deseo; Lo único que sabía era que no aguantaba más sin el. Antry me miraba como pidiendo mi aprobación.
—Esta bien —concedí acariciando su rostro—. Vamos a mi cuarto, allí nadie podrá oírnos ni molestarnos.
El me dedico una genuina sonrisa, sus ojos se achicaron un poco y me halo hacia el.
Termine sobre sus hombros mientras el me conducía a través del pasillo. Mal momento para que alguien decidiera salir de sus aposentos. Sus manos me acariciaba las piernas, mientras con sus labios besaba una de mis manos.
En vez de llevarme a mi cuarto Antry abrió su habitación. Esta estaba más cerca. Cerró la puerta tras de si y me dejo sobre la cama.
Me apoye sobre mis codos para verlo mejor. No quería perderme un sólo detalle de su espectacular cuerpo.
Antry primero se despojó de las armas que había llevado. Las lanzó a diferentes lados de la habitación sin importar en donde cayeran. Sus ojos estaban fijos en mi como estudiando cada reacción.
Empezó a desabotonarse la camisa, terminó de hacerlo y la tiró a un lado.
Al fin podría tocar su cuerpo, en verdad que sería una verdadera satisfacción. Antry tenía un tatuaje en forma de Luna llena alrededor del músculo de su brazo.
El se acercó hacia mi; abrí mis brazos para recibirlo con gusto. Fui justo allí cuando escuche pasos en el pasillo.
Ese olor era inconfundible.
Antes de que tocará la puerta yo ya la estaba mirando.
Antry resoplo y me miro frustrado mientras besaba mi frente.
—¿Quién es? —preguntó.
—Es Criss, y esta afanado; creo que algo paso.
—Tendré que abrirle —dijo el después de pasarse la mano por el pelo.
—Hazlo tranquilo, no pienso irme de aquí —comenté besándolo con suavidad.
—Ya vuelvo.
Se levantó y camino hacia la puerta. Me quedé petrificada al ver su espalda.
¿Pero qué carajos?
—Antry, ¿Estás aquí? —preguntó Criss.
—Si, aquí estoy hermano —respondió Antry abriendo un poco la puerta—, ¿Qué paso?
—Perdón por despertarte hermano pero te llame y tu móvil se iba a buzón.
Recordé que habíamos apagado los aparatos para poder entrar a la cárcel.
—¿Sucedió algo?
—Si, buscamos a Scarlett y tampoco esta —añadió Criss—, es que paso algo con el guardián del silencio.
Me removí hacía un lado y llegue justo atrás de la puerta. Allí Criss no podía verme pero yo no me perdía ni un detalle de la conversación.
—¿Qué paso con el guardián? —preguntó Antry.
—No aparece, debería haber llegado a eso de las diez de la noche y nunca llegó. Yulian cree...
—El cambia formas —lo interrumpió Antry—, de seguro le hizo algo.
—Eso es lo que creemos —siguió Criss—, el coronel Yulian quiere organizar un grupo para ir a buscarlo pero no quiere pasar por encima de la autoridad de Scarlett, ¿Tienes idea de en donde puede estar?
Antry me miro de reojo. Le hice un “No” con la boca. El volvió la vista a Criss y habló con claridad.
—La vi ir hacia la sala de entrenamiento que esta en el último piso. No se si ya habrá salido, ve y búscala.
—Gracias hermano, vístete, porque también te necesitamos. El coronel está en el centro de mando con los demás.
—En un segundo estaré allí, ahora muévete.
Antry cerró la puerta mientras Criss de alejaba.
—Tengo que irme —dije—, no quiero hacerlo pero Thempis puede estar en peligro y es mi deber ayudarlo.
—Lo entiendo, es una lástima que no nos dejen en paz —comentó.
Me atrajo hacia el y me dio un corto beso.
—Me cambio y estoy contigo.
Sonreí en respuesta y salí de su habitación con todo el sigilo que pude. Entre al ascensor a la velocidad de la luz.
Misma velocidad use para pasar sobre Criss sin ser vista. El apenas iba a mitad del camino y fue fácil para mi deslizarme por el techo.
Me baje de un salto y cuando Criss llegó yo estaba cerrando la puerta.
—Al fin te encuentro, Scarlett te necesitamos.
—Estaba entrenando pero, cuéntame, ¿Qué paso?
Camino a el centro de mando Criss me narró lo que había sucedido con Temphis.
En verdad estaba preocupada y saldría yo misma a buscarlo. Era el último guardián del silencio y si el llegaba a morir sin haber pasado su don sería el fin de la orden.
Ya muchas órdenes habían desaparecido como para perder una más.
Todos se creyeron el cuento de que estaba entrenando. Nadie sospecho nada porque Antry llegó a la sala antes que yo.
Organice rápidamente un grupo que iría a buscar a Thempis.
Iría sólo con los que creía de mi confianza. Antry, Criss, Phoe y Jael. Llevaría a Yulian, Wenter, Dulty, Sadic y Duchelis.
Y las armas necesarias para defenderme en caso de que el Alfa estuviese merodeando.
Me acordé de llevar las esposas que me dio el Lord y también el arma que me había dado Thempis.
Esa vez iba lo suficiente armada como para que pudieran sorprenderme.
Aunque tenía una duda respecto a Yulian. No sabía hasta que punto estaba enterado de las actuaciones de su hermano.
Era algo que aun tendría que averiguar.
Salimos en tres autos blindados. Iríamos a el norte de la ciudad, a sus afueras.
En ese lugar Thempis vivía, y se supone que dos licántropos y un vampiro iban a llevarlo a el bunker. Cosa que nunca paso.
Antry iba a mi lado, y seguiría siendo así siempre. Sólo de esa manera podría protegerlo.
Por Criss no debía preocuparme. Wenter era su sombra y si querían hacerle daño tendrían que matarla a ella primero.
Me quedaban Jael y Phoe. Los dos hombres tenían una conexión que yo ya había notado.
Phoe hacia cualquier cosa por Jael. Se desvivía por el, cosa que el último no notaba. Y Yo si, era bastante detallista en esas cosas.
Cuando los automóviles aparcaron fuera de la casa de Thempis lo primero que olfatee fue el olor a sangre fresca.
Sangre de hombre lobo.
Me baje del auto seguida de los demás.
—Dulty —llame a el vampiro quien de inmediato se hizo presente.
—Dígame.
—Camúflate muy bien, vuélvete invisible y si alguien viene me avisas —ordene, el asintió con la cabeza—. No importa que forma tenga o lo que sea me avisas de inmediato. Y otra cosa, no te expongas, solo avísame. Esta claro.
—Si, señorita Scarlett.
El vampiro se movió de forma tan rápida que hasta yo deje de verlo. Era su don, su habilidad. Le habían dado el poder de camuflarse con cualquier cosa.
Debía agradecer a el Lord por poner a mi servicio tres puros.
—Coronel Yulian cuide nuestra retaguardia, Wenter a mi derecha. Sadic a mi izquierda. Duchelis quiero bien atenta tu nariz —espete, cada uno tomó la posición que les había dado—. Antry a mi lado. Criss cerca de Wenter. Phoe y Jael a la izquierda con Sadic. Todos juntos, no se separen.
Empecé a caminar a la cabeza del grupo. Los humanos se colocaron máscaras especiales para poder ver en medio de la oscuridad.
Ese círculo que había hecho dejaba a los humanos en el centro. La entrada de la casa estaba llena de escombros. Había un gran jardín que había sido destruido. Los pedazos de las materas estaban por doquier. Cada rincón de la casa estaba lleno de enredaderas que habían sido destruidas. Agudice mi vista y reconocí el cuerpo de alguien justo donde terminaba el pasillo de la entrada.
Camine más aprisa, quedaba muy poco del cuerpo ya que había sido desmembrado.
Uno de los agentes del comando: Ferguson.
Un hombre lobo al morir volvía a su forma humana. Aspire el aire y encontré el mismo aroma que tenía el cambia formas que me atacó. En efecto; el último de esos seres había sido el causante.
Solté un suspiró, no había nada que hacer; si ese agente estaba muerto lo más seguro era que Thempis también lo estaría.
Me voltee para ver a Antry. El observaba con la luz del arma el cadáver. Su mirada se frunció y se alteró de esa manera que solía ser cuando se enojaba mucho.
—Antry —lo llame.
El levantó la cabeza y me miro.
—No te distraigas, y acercarte más a mi.
—Si, como quieras —concedió.
Wenter y los demás también se acercaron. Estábamos lo más junto que se podía.
Seguí avanzando siguiendo el rastro de la sangre. Más adelante se veía refulgir algo.
Avance con mucha más cautela ya que olía a carne quemada. Más adelante una hoguera empezaba a menguarse. De dicha hoguera sólo quedaban los restos de la ropa. Reconocí el traje de los agentes del comando Y también el olor de uno de ellos; Jerit.
Había sido quemado para evitar que se regenerara.
La rabia empezó a subírseme a la cabeza. No sabía porque pero la muerte de esos seres empezó a fastidiarme.
En algún pasado eso me hubiese alegrado. Más ahora todo era distinto.
Más adelante justo en el umbral del templo estaba el otro licántropo; Gab. También habia sido descuartizado, para evitar que se curara.
Esa era la puerta a el cónclave donde Thempis debía de hacer sus oraciones.
Antes el lugar debía de ser una maravilla. Una hermosura para los ojos; pero ahora era sólo sombra y muerte.
Antry se adelantó un poco. Estaba furioso por la forma en la que fueron asesinados. Quizá el no lo sabía pero era eso exactamente lo que yo hacia.
Era una asesina nata, una máquina cruel que asesinaba de una forma peor y más sangrienta. No me merecía ni una mirada del ángel que tenía al frente.
Yo podría dañarlo terriblemente. Porque era mala.
Más mala que el cambia formas.
Nunca lo reconocí, pero cada vez me daba más cuenta de que era una bestia. Me le adelante porque lo último que quería era que algo le pasará.
Para atravesar la puerta tuvimos que pasar por encima de las partes del cadáver de Gab.
Adentro había humo, y no se podía ver bien. Olfatee el lugar pero no reconocí a el cambia formas. Solo a Thempis, el aroma de su sangre.
—Duchelis —olfateas algo.
Interrogue a través de la radio de comunicación.
—Sólo olfateo al guardián, el cambia formas estuvo aquí pero ya se fue.
Era verdad que mi sentido del olfato era bueno. Pero no podía despreciar el de un Alfa. Además Duchelis estaba con nosotros. El hecho de ser Alfa significaba que era más leal que los otros lobos.
Seguí caminando con cautela hasta llegar a el altar.
Cerré los ojos ante el cuerpo de Thempis que había sido crucificado en la cruz a la cual el le rezaba. El sadismo me sobrepasaba. A pesar de ser cazadora nunca deje un tipo de mensaje de ese modo.
Claramente era un mensaje hacia el resto de nosotros. Nos dejaba claro que el cambia formas iba por todos los guardianes.
Me arrodille frente a el cuerpo.
—Que el silencio este contigo y de vida a tu alma —susurre intentado ahogar las ganas de llorar—, asciende querido hermano. Vuela lejos donde nadie pueda alcanzarte y danza con nuestros ancestros. Hermano, perdóname..., perdona la incapacidad de esta guardiana, debí llegar antes. Debí venir por ti. Querido hermano perdóname, lo siento...
Esas últimas palabras me salieron como un susurro. Había hablado en Babeliano y sabía que los presentes no pudieron entenderme.
Me puse de pie y aun acongojada decidí dar órdenes.
—Revisen el lugar. El cambia formas no esta, se ha ido. De todas maneras tengan cuidado. Antry, Cris, Phoe y Jael bajen el cuerpo.
Los cuatro me obedecieron. Me sentía muy perdida, por mi culpa el último guardián del silencio acababa de morir.
Me gire para no ver más el cadáver de Thempis. Observé los vitrales que se alzaban sobre nuestra cabeza. Posiblemente eso fue lo último que vio el guardián mientras moría.
Habían asesinado a cuatro inocentes en una sola noche.
¿Inocente?
Esa palabra me golpeó en el pecho. Estaba poniendo a los licántropos y al vampiro a la misma altura que Thempis.
Fue como si por un momento me olvidará de su naturaleza y solo quedará lugar para su corazón.
—¿Qué es esto?
La voz de Criss hizo que me volteara a mirarlo. El sostenía en sus manos el báculo de Thempis. El rubio la alzó a la altura de sus ojos y de allí se despidió una luz roja.
—¡Suéltala! —alcance a decir pero ya era tarde.
El brillo carmesí se hizo más intenso y cubrió a Criss de pies a cabeza. El hombre intentó soltar el báculo, sin embargo este se le pegó en las manos.
Podía sentir como martilleaba su corazón.
Los demás volvieron de su inspección al escuchar el alboroto. Antry asustado intentó tocarlo pero antes de que lo hiciera yo lo aleje de Criss.
—¿Qué me está pasando? —preguntó aterrado el hombre.
—¡Criss! —exclamó Wenter llevándose ambas manos a la boca.
—¡No se le acerquen! —vocifere deteniendo a Wenter que iba hacia él.
—Hermano, tranquilo —exclamó Antry—, todo va a estar bien.
—¿Qué esta pasándole? —interrogó Phoe.
—Es la transición —respondí mirando a Criss.
—¿Transición a qué? —inquirió el desde la burbuja roja en la cual estaba.
—Eres el elegido —conteste mirándolo a los ojos.
—¡El elegido de qué! —grito Wenter.
Hice una reverencia frente a Criss, el estaba a punto de pasar de ciclo.
—Bienvenido a las órdenes de la luz; Criss, nuevo guardián del silencio.
Cuando me erguí el muchacho ya iba cayendo a el piso. Era parte de la transición.
Observé el cuerpo de Thempis que ahora reposaba en el suelo.
“Buena elección hermano Thempis, haz escogido un excelente guardián para ser tu sucesor”.
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